El Museo Thyssen-Bornemisza presenta en colaboración con el Musée des impressionnismes Giverny una exposición dedicada al artista Gustave Caillebotte (París, 1848-Petit
Gennevilliers, 1894) nace en el seno de una familia acomodada que le
permite recibir una educación privilegiada. Ya elabora algunos estudios
artísticos cuando en 1872 comenzó a frecuentar el taller de Leon Bonnat. Ese mismo año hace el preceptivo
viaje a Italia y en 1873 supera la prueba de acceso para la École des Beaux
Arts.
A
pesar de recibir una formación fundamentada en los valores académicos
tradicionales, el pintor mostró un mayor interés por aquello que rompía con lo
establecido. Sus primeras obras muestran una mirada original sobre la
naturaleza y la ciudad moderna. El tema cede su protagonismo a una composición
arriesgada, dominada por un alto punto de vista y perspectivas oblicuas que
crean un efecto tensión.
En 1875, después de
que el jurado del Salón rechazara el
primer lienzo que presentaba de manera oficial, Los acuchilladores, Caillebotte se
unió al bando de los pintores independientes. Un año después volvería a mostrar
esta obra junto a cinco cuadros de temática urbana en la segunda exposición
impresionista. A partir de este momento, el artista dio un paso más en el
impulso del movimiento a través de la compra y colección de obras de sus
compañeros.
Una
de las figuras menos conocidas y a la vez más originales del movimiento
impresionista. La exposición: Caillebotte, pintor y jardinero
muestra la evolución temática y estilística
del pintor francés, desde sus inicios en el París moderno de Haussmann hasta su pintura de jardines,
que ocupará una parte importante de su producción artística.
Durante mucho tiempo, Caillebotte ha sido conocido fundamentalmente por
su papel de mecenas e impulsor del movimiento impresionista. Organizó
exposiciones y coleccionó un gran número de obras de artistas como Pisarro,
Degas, Renoir, Sisly, Cézanne y Monet. Esa generosidad eclipsó durante mucho
tiempo su derecho a ser recordado como artista del grupo y, de hecho uno de los
más originales. A su muerte, en 1894 legó
su notable colección al estado francés, generosa decisión que fue recibida con
reticencias con desagrado por el gobierno, debido a que entonces el
impresionismo no estaba consagrado en
los salones canónicos. El hecho fue conocido como El affaire Caibellotte, supuso la entrada de cuarenta obras
maestras de los principales creadores del impresionismo que forman la espina
dorsal del Musée D’Orsay.
La
comisaria es Marina Ferreti, directora de Exposiciones e Investigación del
Musée des impressionismes Ginerny, la exposición presenta un total de 65 obras
procedentes de colecciones privadas y museos internacionales como el Marmottan
Monet de París, el Brooklyn Museum de Nueva York y la National Gallery of Art
de Washington D.C., dividida en cuatro etapas vitales: El París de Haussmann, un universo mineral. Vacaciones en Yerres. El
Sena y los viajes de Normandía y El jardín de Petit Gennevilliers.
La exposición se centra
en los años finales de la década de 1880, cuando el artista se retira a Petit
Gennevilliers y crea allí un suntuoso jardín. En ese periodo Caillebotte trata con frecuencia a Claude Monet, al que había iniciado en
la jardinería en los días de gloria del impresionismo y con quien comparte
intereses y preocupaciones. Pues los dos someten su arte a una profunda
renovación, y ambos también, siempre inquietos y en busca de nuevos caminos,
raras veces se encuentran satisfechos con lo que hacen. Apasionados desde hace
años por la horticultura, crean simultáneamente los jardines que inspirarán sus
últimas obras maestras. Pero Monet
vive hasta 1926, en plena gloria y la reputación de su jardín de Giverny se
difundirá pro todo el mundo. Caillebotte, en cambio, muere prematuramente en 1894, cuando su obra está
aún en plena evolución. Como hará por su parte Monet unos años después, se inspira casi exclusivamente en la
propiedad que él ha diseñado de principio a fin, a orillas del Sena.
Caillebotte se
distancia de los retratos y las visitas urbanas que había realizado en su etapa
de París para centrarse en una naturaleza controlada por la mano del hombre en
Petit Gennevilliers. Sin embargo, continúa empleando aquellas perspectivas
audaces y el innovador modo de construir el espacio de sus escenas parisienses,
tan próximas a la fotografía y al cine, en sus series de veleros y en las
composiciones florales.
Desde
1881 y hasta su muerte, el artista se obsesiona con el tema pictórico de los barcos. Como le ocurrió con la horticultura y su jardín en
Petit Gennevilliers, se trata de una pasión pero en este caso concreto una
pasión que le consume. Las embarcaciones son un motivo que aparece una y otra
vez en más de treinta óleos de esta
etapa final. En ellos se capta una escena, un instante, en el que se plasma su
atracción por el mundo moderno.
A partir de 1888 se
instaló definitivamente en la finca junto a Charlotte Berthier, modelo y
compañera con la que no tuvo hijos y por lo que decidió firmar un testamento en
el que legaba toda su colección a Francia.
© Mariví Otero 2016
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Fuente: Caillebotte,
Pintor y Jardinero, Museo Thyssen-Bornemisza. Departamento de Prensa y documentación.
Del 19 de julio al 30 de octubre 2016.