El
Museo del Prado recrea la Capilla Herrera, punto clave del primer barroco en
Roma. Hemos visitado la -reconstrucción- de la Capilla Herrera hemos
contemplado los frescos Carracci y su taller tal como fueron concebidos e
instalados en altura. La capilla original, actualmente desaparecida, se
encontraba en la iglesia de Santiago de los Españoles en Roma, símbolo del
poder de la monarquía hispánica en aquella ciudad.
Instalación permanente de la Capilla Herrera
Estas
obras, que narran episodios de la vida de San Diego de Alcalá, Fueron
restauradas hace tiempo, fueron ya objeto de una gran exposición en 2022.
Instalación permanente de la Capilla Herrera
La
instalación pone en valor un conjunto excepcional del barroco italiano,
rescatado tras el desmantelamiento de la capilla en 1833 y conservado desde
entonces entre Barcelona y Madrid.
Los
frescos, realizados entre 1602 y 1605, reflejan la maestría de Carracci y sus
colaboradores, quienes trabajaron con un lenguaje pictórico unificado.
Instalación permanente de la Capilla Herrera
La
instalación permanente ha sido posible gracias a la colaboración OHLA. Nos
permite a los visitantes redescubrir un capítulo esencial del arte mural
europeo, en un montaje arquitectónico que respeta la escala y el espíritu del
conjunto original.
Documentación
y fotografía: Museo del Prado: Área de comunicación y Asuntos Corporativos.
En el Museo
Nacional Thyssen-Bornemisza y TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary
visitamos el trabajo más ambicioso y experimental del artista británico JOHN
AKOMFRAH. Escuchando toda la noche la lluvia reformula en las salas del
museo una obra que originariamente encargó el British Council para el Pabellón
Británico de la Bienal de Venecia en 2024.
Comisariada
por Tarin Malik, la exposición Escuchando toda la noche la lluvia toma
su título del “Poema 83” del escrito chino Su Dongpo (1037-1101) “Soy como
un barquito que intuye una extensión de agua infinita que bajo arboledas cara a
cara en el dormitorio escuchando toda la noche la lluvia”. A través de una
serie de instalaciones inmersivas de cine multicanal. Akomfrah explora
el poscolonialismo, la ecología y la estética, con un enfoque particular en lo
sonoro.
“La
metáfora clave, el símbolo visual fundamental, es la inundación. Habla del
cambio climático, pero también de repensar lo que ha sido nuestro pasado.
Escuchar tu pasado es un buen ejercicio”, explica Akomfrah.
La
exposición se estructura en Cantos, unas piezas que toman su nombre de la
dimensión sonora que vertebra el proyecto. Inspirado en la noción de Epistemología
acústica -un término acuñado por el etnomusicólogo Steven Feld para
referirse al modelo en que la experiencia sonora refleja y moldea nuestras
realidades culturales-, las bandas sonoras de cada Canto entrelazan
material de archivo con grabaciones de campo, discursos, música popular y
devocional, con las que Akomfrah crea una especie de manifiesto que
sitúa la escucha como una norma de activismo.
En
Madrid, la muestra reúne cinco de estos Cantos e incorpora una selección de
seis obras de las colecciones del Museo Thyssen-Bornemisza, de artistas como
Joan Miró, Lucio Fontana, Ives Klein, Oskar Schlemmer, Stuart Davis y Romare
Bearden.
Este
nuevo contenido sitúa la instalación de John Akomfrah dentro de una
conversación artística más amplia sobre la memoria, la identidad y la ruptura.
La
exposición se articula en torno a una secuencia de cinco Cantos y cada uno es,
a la vez, un capítulo de una historia global y una reflexión sobre cómo la
memoria, el sonido y el agua configuran nuestra comprensión de la historia. El
conjunto de las piezas nos invita a los espectadores a pararnos y escuchar:
voces del pasado y del presente, historias de desplazamiento y resiliencia, y
las formas en que el sonido y el agua transmiten la memoria a lo largo de
generaciones. En Madrid se presentan cinco de los ocho Cantos originales
expuestos en Venecia.
BEARDEN, Romare. Domingo después del sermón. (1978).
El
recorrido lo comenzamos en el jardín del Museo, Canto I abre la exposición con imágenes
y voces del Sur Global, que visibilizan el impacto del colonialismo, el cambio
climático y la migración forzada. El agua, en forma de niebla, lluvia y mar,
fluye como recordatorio de las travesías de las comunidades desplazadas y como
símbolo del paso del tiempo.
Continuamos
en las salas de exposiciones planta -1 en Canto IV nos sitúa en una orilla
llena de objetos cotidianos y extraños: verduras, mariposas, patitos de goma e
incluso viejos dispositivos de música. Bajo el agua, bancos de peces nadan al
ritmo de canciones marineras, evocando historias de exploración y trabajo. Una
joven inuit y un estibador aparecen junto a imágenes de archivo, difundiendo
pasado y presente.
John Akomfrah, Canto IV, Listening All Night To The Rain, British Pavilion 2024. Image by Jack Hems.
Canto
VI revisita los movimientos independentistas de África y Asia a mediados del
siglo XX: desde la rebelión Mau Mau, en Kenia, hasta la partición de la India y
el asesinato del líder congoleño Patrice Lumumba. La obra conecta estas luchas
con la memoria de las comunidades diaspóricas en Gran Bretaña.
John Akomfrah, Canto VI, Listening All Night To The Rain, British Pavilion 2024. Image by Jack Hems.
John Akomfrah, Canto VI, Listening All Night To The Rain, British Pavilion 2024. Image by Jack Hems.
La
posguerra británica y la generación Windrush, llegada desde el Caribe para
reconstruir el país en 1948, centra Canto VII. Escenas de la vida cotidiana
contrastan con él y las dificultades sufridas por los migrantes, mientras los
paisajes de Yorkshire y Escocia se convierten en patrias imaginadas. Varios
fragmentos de discursos de Martin Luther King Jr., Malcolm X y Angela Davis
enlazan estas historias con los movimientos globales por la justicia.
John Akomfrah, Canto VII, Listening All Night To The Rain, British Pavilion 2024. Image by Jack Hems.
El
último, Canto VIII cierra el ciclo con una mirada sobre los costes ambientales
de la guerra, desde Corea hasta Vietnam, mostrando cómo los conflictos devastan
no solo a las personas, sino también paisajes. Imágenes oníricas de cuerpos
objetos destacan la fragilidad de la vida y la urgencia de escuchar las
advertencias medioambientales.
John Akomfrah, Canto VIII, Listening All Night To The Rain, British Pavilion 2024. Image by Jack Hems.
Esta
es la segunda muestra dedicada a John Akomfrah (1957) en el museo, tras la
presentación en 2018 de Purple, de esta exposición escribimos en el Blog, un
artículo del 2 de marzo de 2018. Espléndido artista.
Mariví
Otero Manuel
Otero Rodríguez
Fuente:
John Akomfrah. Escuchando toda la noche la lluvia. Museo Nacional
Thyssen-Bornemisza. Del 4 de noviembre de 2025 al 8 de febrero de 2026.
Documentación y fotografía: Oficina de Prensa del Museo Thyssen-Bornemisza.
NATURALEZA MUERTA CON JARRA BLANCA. 2012. Óleo sobre tela. 46 x 55 cm
En la
Galería Leandro Navarro, visitamos la exposición del artista JUAN JOSÉ
AQUERRETA (Pamplona, 1946), hace tiempo no disfrutaba de su obra, pero la
Galería Leandro Navarro comienza a representar la obra de Aquerreta y presenta
su primera exposición en esta galería con una selección de veintiocho obras
fechadas entre 1995 y 2018, agrupadas en dos grupos: paisajes y naturalezas
muertas, un autorretrato y tres esculturas.
"Naturalezas Silentes" Juan José Aquerreta 2025. Galería Leandro Navarro.
Buscar
ideales ha sido durante mucho tiempo tareas a la que han dedicado sus fuerzas
gran número de artistas. Por eso hay que reconocer que, por encima de las
sensaciones, está la respuesta a los estímulos ofrecidos por la naturaleza y
por la realidad como rigen de ese proceso emotivo al que confluyen su
imaginación y su sensibilidad. En esto tiene mucho que ver la cercanía y la
costumbre, en definitiva, el amor que aparece cuando se está cerca de algo y
ese algo se mete dentro de nosotros.
"Naturalezas Silentes" Juan José Aquerreta 2025. Galería Leandro Navarro.
Seguimos
el recorrido, con el texto que Mikel Orandia ha escrito para el catálogo, que
se puede ver en PDF.
[…] “La
obra de Aquerreta es un modo de decir en silencio. Mediante su lenguaje
austero, de esencialismo callado, se aproxima al misterio inherente de la obra
del artística. La suya es una pintura que demanda al espectador una resistencia
a la distracción, al continuo devenir, al presente que se escapa, que exige
poner la mirada más allá de lo acostumbrado, una observación pausada,
prolongada en el tiempo, la contemplación sosegada de una convivencia en la
calma diaria. Una pintura atemporal, en la que permanecer, que posibilita un
diálogo con lo que -es- y facilita el estar y el reposo.
CAMINO DEL MONTE SAN MARCOS. 2010. Óleo sobre tela sobre tabla. 52 x 73 cm.
La
iluminación uniforme y apena sombreada, leve y difusa, otorga entidad a los
objetos -luz como sustancia de la forma- y facilita una sensación atmosférica.
La materia, sea densa, sea ligera, es modelada por la luz, por el color -con un
uso luminoso del mismo, entre los que imperan los tonos claros: Blancos
calizos, rosas pálidos, grises y pardos, azulados. Ocres y anaranjados, si bien
igualmente inserta amarillos.
PASEO NOCTURNO POR EL ARRABAL. 2005. Óleo sobre papel. 25 x 32.5 cm
La
presente muestra acoge dos piezas de pequeño y medio tamaño de configuración
redondeada, en bronce y yeso, en las que figuras que invocan el camino del ser
doliente comparten con su trabajo pictórico una religiosidad y un silencio
reverente. Por su parte, “El príncipe del sueño” (1995), una cabeza en yeso que
bebe de la estatuaria arcaica […]
PRINCIPE DEL SUEÑO. 1995. Yeso. Edición de 6 ejemplares. Ejemplar 1 de 6.. 22.5 x 18 x 17.5 cm
En pintura
no hay modelos capaces de sobrevivir sin la adecuada interpretación del
artista, Juan José Aquerreta, hace tiempo asumió esta premisa con un acento
ciertamente “moderno”. Un gustoso encuentro.
Traseras de la casa de la misericordia. 2012. Óleo sobre tela. 46 x 55 cm
Mariví
Otero Manuel
Otero Rodríguez
Fuente:
Juan José Aquerreta. Naturalezas Silentes. Texto catálogo: Mikel Onandia.
Galería Leandro Navarro, Madrid. Catálogo en PDF. Documentación
y fotografía: Prensa de la Galería: Esther Rodríguez Cámara.
Cooking Sections, Waves Lost at Sea (Las olas perdidas), 2025.
En el
CENTRO BOTÍN, visitamos "Las olas perdidas", la primera instalación
en España del Colectivo Cooking
Sections. Nominados en 2021 al prestigioso Premio Turner británico por inspirar
el cambio social a través del arte. Su trabajo se expone por primera vez en
España.
Cooking Sections, Waves Lost at Sea (Las olas perdidas), 2025.
Comisariada
por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del
Centro Botín, esta instalación es el fiel reflejo del apoyo constante de la
Fundación Botín a la creación artística, habiendo sido concebida y producida
íntegramente para el espacio expositivo del centro de arte de la Fundación
Botín en Santander.
Para
Cooking Sections, "Interpretar la desaparición de las olas es rastrear las
fuerzas que remodelan nuestras costas, como el dragado, la extracción y la
crisis climática, y reconocer que cada ola desaparecida deja una huella: una
cicatriz en el lecho marino, una historia pérdida. Esperamos que esta
instalación anime a la gente a proteger los hábitos y ecosistemas
costeros".
Daniel Fernández Pascual & Alon Schwabe (Cooking Sections).
El
trabajo de investigación que Daniel Fernández Pascual y Alon Schwabe han
desarrollado para esta instalación ha contado con la colaboración del Grupo de
Ingeniería Geométrica y Oceanográfica del Departamento de Ciencias y Técnicas
del Agua y del Medio Ambiente de la Universidad de Cantabria. Así, Cooking
Sections a podido identificar e "interpretar" once olas concretas
-cada una con su propio nombre, forma única e historia de vida. Esta exposición
continúa haciendo visible la implicación y colaboración de artistas de
prestigio internacional que exponen en el Centro Botín con la comunidad local,
algo que también se ha generado con el artista japones Shimabuku o con el
portugués Nuno de luz.
Cooking Sections, Waves Lost at Sea (Las olas perdidas), 2025.
Espectacular
el marco de ubicación del Centro Botín, esta muestra se puede visitar hasta el
31 de marzo de 2026.
Fuente: Las olas perdidas -Cooking Sections-. Centro Botín, Santander. 18.10.25 al 1.3.2026. Documentación y fotografía: Prensa de la Fundación Botín, María Cagigas.
Lucía C. Pino, PORTE 4 (Codo, autorretrato), 2025.
En el
Museo Centro de Arte Dos de Mayo, visitamos la exposición de la artista C. Pino
(Valencia, 1977; vive y trabaja en Barcelona), primera muestra realizada en una
institución madrileña. Titulada "Tú, que tienes ademanes de ensueño".
Comisario Aimar Arriola.
La
exposición resalta el interés de la artista por acudir a la heterogeneidad de
los formatos -esculturas, fotografías o instalaciones, entre otros-, las
asociaciones contrapuestas y críticas
entre
los materiales y las diversas disciplinas, así como conceptos que atraviesan
toda su obra.
Reúne
varias líneas de investigación la muestra. Una de ellas gira en torno a
esculturas construidas con materiales metálicos recuperados -verjas, rejas,
barras...- que evocan ideas de visibilidad, ocultación y encuadre. En estas
piezas, la atención recae tanto en la forma y apariencia del objeto escultórico
como en las relaciones que crean entre ellas y con nosotros y el espacio.
La
segunda línea destaca el uso del material textil, particularmente de la tela de
vaquero o denim -ya presente en exposiciones recientes de C. Pino- como
material escultórico. Las esculturas textiles se presentan sobre soportes
diseñados para la ocasión con acabados muy fino, que contrastan con el acabado
deliberadamente manual, de cosido amateur, de las primeras.
Lucía C. Pino, PORTE 3, 2025.
La
fotografía también juega un papel importante, incorporando imágenes de tela
vaquera, persianas y cuerpos en la intimidad, en ocasiones inspirados en
archivo -queer-
En su
conjunto, la exposición genera una atmósfera ambigua y densa, reflejo del aire
enrarecido de nuestro tiempo y de los afectos colectivos que lo atraviesan.
Lucía C. Pino PORTE 7. SERIE 3 IMAGENES. (pompon). LACP CA2M 2025.
Exposición
para visitar y recorrer, hasta el 8 de marzo de 2026.
Documentación
y fotografía: Prensa Museo CA2A Vanessa Pollán Palomo.
Caminamos
por el Museo Reina Sofía, al encuentro de la mayor retrospectiva realizada
hasta la fecha de una de las artistas más innovadoras de la vanguardia española
e internacional: MARUJA MALLO (Vivero, Lugo 1902-Madrid, 1995), figura
destacada de la Generación del 27 que promovió por primera vez, una cosmovisión
femenina desde un punto de vista novedoso, el de la mujer moderna, libre e
independiente.
He
conocido a Maruja Mallo tardíamente, pero era de admirar su agilidad mental, su
prodigiosa memoria -sobre todo de los años gloriosos-, su energía, la fluidez
de su palabra y la soltura que aún quedaba en su cuerpecillo menudo. Maruja
prefería decir que es celta en vez de gallega, pues no quería poner límites a
la tierra en que nació (me lo repetía como gallega que soy, y de la provincia
de Lugo).
En la
familia Mallo no faltaban artistas, Cristino Mallo (Tuy, 1905- Madrid, 1989) su
hermano, era un gran escultor, al que conocí antes que a Maruja. Frente al
Museo del Prado se encuentra el monumento a Eugenio D’Ors, entre otras obras
que tenemos por Madrid. Cristino Mallo era discreto asiduo también al Café
Gijón, muy creativos los dos, pero diferentes.
La
exposiciónMaruja Mallo: Máscaras y compás, ha sido organizada por el Museo Reina
Sofía y la Fundación Botín, esta comisariada por la historiadora del arte
Patricia Molins. Cuenta con un centenar de pinturas, de ellas 13 forman parte
de la colección del Museo, unos 70 dibujos, además de otro centenar de
fotografías y documentos de la artista, algunos inéditos, muchos de ellos
adquiridos recientemente por el Museo Reina Sofía como parte del legado del
Archivo Lafuente. Con el título Máscaras y compás se alude a dos
elementos característicos de la obra de Mallo, el compás como instrumento
rector del trazado geométrico del que parte su pintura, y la máscara como
referencia a la tensión que existe en su obra entre lo animada o lo inanimado,
entre naturaleza, efímera, y su representación plástica, intemporal.
Maruja Mallo pasó por diversas etapas. Su
trabajo se fue plasmando en series que obedecen a diferentes momentos de su
vida. En su primera, etapa, Maruja Mallo apuesta por el arte popular a través
del realismo mágico que combina vanguardia y tradición. En la primavera de 1928
celebra en la “Revista de Occidente” su primera exposición individual. Los
cuadros más importantes allí expuestos constituyen la serie de “Fiestas
populares”, más conocidas como las Verbenas de ellas diría García Lorca: “sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad.” Posteriormente
evoluciona hacía el surrealismo, destacando su relación con la Escuela de Vallecas
y el Grupo de Arte Constructivo de Torres García. Y finalmente emprende un
nuevo camino con los dibujos geométricos de los que trata de conciliar la
visión del macrocosmo y el microcosmos.
Comprometida con los valores de progreso y
renovación de la Segunda República, se vio obligada a exiliarse al continente
americano, donde descubrió una exuberante naturaleza y diversidad cultural y
religiosa.
Es en este exilio donde Maruja Mallo inicia
un viaje personal hacia la cosmografía y el universo. Ella decía que había
pasado de la geografía en España a la cosmografía en Argentina.
La artista gallega trabajaba también con el
rostro, la representación y la identidad, convirtiéndolo en uno de los ejes
centrales de su obra.
Su interés por el teatro y por lo que
denomina “plástica escenográfica”. Se refleja en una serie de fotografías de
ella misma en diversos escenarios desde los que propone una revisión
transgresora de la identidad de género, clase, artística y política.
Comenzamos nuestro paseo por la exposición a
través de 12 salas:
Sala 1. Verbenas
En la primera sala podemos ver reunidas sus
cinco verbenas, las obras que la dieron a conocer y por las que aún hoy se la
identifica, incluido El Mago/ Pim Pan Pum (1926), del Art Institute of
Chicago, y Kermesse (1928), del MNAM Centre Georges Pompidou. La serie Las
verbenas (1927-28) se encuadra dentro del realismo mágico y una tradición y
arte popular con vanguardia.
Sala 2. Estampas
En ellas, Mallo contrapone la figura de la
mujer deportista y vital en la naturaleza con las imágenes cosificadas de los
maniquíes o estatuas, sobre el fondo dinámico de la ciudad. Ángeles y gagos con
sus redomas para encantamientos sobrevuelan las escenas. Si en las verbenas los
elementos se yuxtaponen a modo de escenas teatrales, las estampas se componen
mediante superposiciones, un concepto inspirado en el montaje flamenco.
Sala 3. Cloacas y campanarios
En esta serie, poblada de esqueletos, sotanas
y trajes vacíos en un paisaje desolado de tierra seca y edificios desiertos.
Mallo se acerca al surrealismo para presentar una visión necrológica e
inquietante de la naturaleza, con pinturas como Tierra y excrementos (1932),
del Museo Reina Sofía, o El espantapájaros (1930), de una colección
particular.
Sala 4. Arquitecturas
Descubrimos en esta sala las Arquitecturas
minerales y vegetales (1933), donde Maruja reduce a líneas o secciones
anatómicas las figuras, en un intento de romper la dicotomía entre figura y
fondo, y dar protagonismo a ambas.
Sala 5. Teatro
En 1932 Maruja Malo estudio escenografía y
teatro en París. Allí conoció a Picasso y a Miró, y comenzó a interesarse por
el espacio como soporte tridimensional de la obra en lugar del plano pictórico.
Su colaboración teatral más importante fue la escenografía de Clavileño
(1936) un ballet de Rodolfo Halffter que no llegó a presentarse en la
Residencia de Estudiantes por el inicio de la Guerra Civil.
Sala 6. Fotografías
Desde sus primeras obras, Mallo presenta la
figura de la mujer moderna, que surge en esos años, como un ser activo,
independiente y profesional. Ella misma fue un modelo de su figura.
Mallo, que concibe sus fotografías como actos
performativos y teatrales, eligió este medio para autorretratarse. En 1929 lo
hizo utilizando un vagón y una vía de tren abandonada.
Fotografía expuesta en la exposición: MARUJA MALLO: Máscaras y compás.
Sala 7. La religión del trabajo
En la última etapa de la II República se
produce un ambiente político e intelectual en España de gran radicalismo.
Maruja Mallo se encuentra en ese momento en Galicia de vacaciones y dibuja el
entorno pesquero o rural.
Como la propia Mallo expreso, la serie surge
de su “fe materialista en el triunfo de los peces en el reino de la espiga”
como refleja en la obra “Canto de las espigas” (1939), del Museo Reina
Sofía.
Sala 8. Naturalezas vivas
Tras estallar la Guerra Civil, Maruja Mallo
huyó a Portugal y luego a Argentina, donde inicia su exilio.En los años cuarenta desarrolla las series Las
Naturalezas vivas (1941-1943), que muestran una sugerencia clara que
figuras femeninas, sensuales y coloristas, a través de composiciones con
conchas y flores que representan el reino animal y el vegetal, como metáfora
del cuerpo humano, y que parecen flotar sobre superficies terrestres y marinas
lejanas.
Sala 9 y 10. Cabezas y máscaras
Durante el exilio en Buenos Aires y en sus
viajes, a partir de 1937, por el Pacífico, Uruguay y, sobre todo, Brasil,
Maruja Mallo queda fascinada por los paisajes y las personas que descubre, por
su diversidad física y mezcla de culturas y razas. Desde ese momento Mallo
busca crear un método para representar una nueva humanidad. Realiza primero
unas cabezas estáticas en las que ensaya la fusión entre razas, como la obra Joven
negra (1948) recientemente adquirida por el Museo Reina Sofía.
Sala 11. Moradores de vacío. Viajero del éter
En 1965, tras años de exilio en América
Latina, la artista gallega se instala definitivamente en España y cierra su
prolífica trayectoria con dos series impactantes: Moradores de vacío
(1968-1080) y Viajeros del éter (1982). Con ellas, la pintora entra en su
etapa más esotérica, inspirada por lo que ella llamó “experiencias levitarías”
vividas al cruzar los Andes y navegar por el Pacífico.
La exposición incluye obras de colecciones
como el Propio Museo Reina Sofía; el Art Institute of Chicago; el MNAM Centro
Georges Pompidou en París; el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo,
en Uruguay; el Museo Benito Quinquela Martín y el Museo de Arte
Latinoamericano, ambos en Buenos Aires; el Museo Provincial de bellas Artes
Rosa Galisteo, Santa Fe (Argentina); la Asociación colección Arte
Contemporáneo, Museo Patio Herreriano, en Valladolid; el Museo provincial de
Lugo así como de otras importantes colecciones particulares -Europeas y americanas-
que han permitido un completo análisis de la trayectoria de la artistas.
Portada de la Revista de Occidente, dedicado a Mariví Otero:
"A mi amiga republicana, Mariví Otero, cordialmente. Maruja Mallo. 20 del Verdugo de 1981"
Fuente: Maruja Mallo: Máscara y compás. Museo
Reina Sofía. Del 8 de octubre 2025 al 16 de marzo de 2026. Documentación y
fotografía: Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía.
Cuarenta
años después de organizar la primera exposición individual de Robert
Rauschenberg (Port Arthur, Texas, Estados Unidos, 1925- Florida, Estados
Unidos, 2008) en España, la Fundación Juan March vuelve a dedicarle una
exposición para celebrar el centenario de su nacimiento. (La primera exposición
fue espléndida pasee por ella, era la primera vez que contemplaba la obra de
Rauschenberg al natural no a través de una reproducción).
Robert Rauschenberg trabajando en su estudio de Lafayette Street, Nueva York, 1968. Foto: Shunk-Kender. Getty Research Institute, Los Ángeles.
“Rauschenberg
llama a su pintura combine-painting porque se combina con cosas reales:
sillas, ruedas de coches, animales disecados, fotografías recortadas de los
periódicos, reproducciones de obras de arte, etc. Su relación con la poética
del “objeto encontrado” de Schwitters es sólo aparente, pues las cosas que hay
en los cuadros de Rauschenber no son encontradas sino conservadas. Están
tomadas del estudio del pintor, son aspectos parciales de su paisaje habitual.
Su verdadero punto de partida es la pintura-acción, sólo que su gesto no se
limita a trazar signos en la superficie del lienzo, sino que, al moverse en
todas las direcciones, se apropia de lo que toca y lo aplica en el cuadro. Este
ya no es un plano de proyección, un espacio imaginario, aunque vacío y
disponible; es una cosa como las demás, una entre tatas, no tiene ni dos ni
tres dimensiones: es un quid que atraviesa la realidad en todas las direcciones
[…] Giulio Carlo Argan.
Robert Rauschenberg, Photem Series I #27, 1981. Colección Meana Larrucea.
En
nuestro recorrido vemos que la muestra reinterpreta la obra del artista
norteamericano, a menudo meramente descrito como un puente entre el
expresionismo abstracto y el pop art.Robert Rauschenberg: el uso de las
imágenes incluye una selección de obras en las que este artista se sirvió
de la fotografía y la imagen como elementos estructuradores y vertebradores:
desde los Combines (1954-64) hasta la experimentación con técnicas y
materiales poco habituales en la creación artística.
Robert Rauschenberg, Portrait of Ethel Scull, 1962.
La
exposición está dividida en seis secciones, comienza con las primeras
fotografías que tomó en el Black Mountain Collage y en Nueva York en los años
cincuenta. Continúa con los Combines y distintas técnicas gráficas, para
mostrar después sus proyectos escenográficos y de vestuario con la bailarina y
coreografía Trisha Brown.
Robert Rauschenberg trabajando en su estudio de Lafayette Street, Nueva York, 1968. Foto: Shunk-Kender. Getty Research Institute, Los Ángeles.
2.
Proceso de trabajo: de los Blue- prints [Cianotipos] a las Silkscreen Paintings
[pinturas serigrafiadas].
También
en 1962, Rauschenberg se introdujo en la serigrafía, tras visitar el estudio de
Andy Warhol, donde se quedó impresionado con las obras que este había realizado
con pantallas serigráficas industriales. De esta nueva experiencia nacieron sus
Silkscreen Paintings [Pinturas serigrafiadas] (1962-64), que le llevaron a
ganar el Gran premio internacional de la Pintura de la Bienal de Venecia en
1964. Esta Técnica le permitió jugar con la escala de las imágenes y usar
varias veces la misma fotografía, como se puede ver en algunas de las obras de
esta sección.
Robert Rauschenberg, Sin título (Porfolio I), 1952. Cortesía de Pace Gallery, Nueva York.
Esta sección
recoge cuatro obras creadas en cada caso para ROCI CHILE (1985). ROCI VENEZUELA
(1985), ROCI CUBA (1988) y, por último, ROCI USA (1991), que marco el final del
proyecto con una gran exposición que reunía, además de las obras específicas
para esta sede, una selección significativa de piezas del resto de series
realizadas para este proyecto. Las cuatro obras, escogidas como casos de
estudio, se presentan junto a fotografías que Rauschenberg tomó en los países
respectivos y después incorporó a dichas piezas a través de la serigrafía
durante el proceso de creación de las series en su estudio de Captiva, en
Florida.
Robert Rauschenberg, Copperhead-Bite IV / ROCI CHILE, 1985.
5
“Confiar en los materiales”: Los soportes metálicos y otros
Su
afán de experimentación con nuevos materiales le llevó a crear en Japón, a
principios de los años ochenta, una serie, Japanese Recreational
Clayword [Cerámicas recreativas japonesas] (1982-83/1985), en la que emplazó
como soportes de sus obras paneles de cerámicas prefabricados -que contenían
imágenes de obras icónicas de la historia del arte- sobre los que contenían
imágenes de obras icónicas de la historia del arte-, sobre los que intervenía
con esmaltes o incorporaba fotografías que tomó en el país y en otros lugares.
Robert Rauschenberg, Sin título (antes titulada Collage with Horse), 1957. Grey Art Museum, New York University Art Collection.
6.
“Conectar con lo desconocido”: la impresora Iris
Esta
selección culmina con una serie de tintes autobiográficos realizada en
huecograbado, Ruminations [Rumiaciones] (1999-2000). En la que Rauschenberg
incluyó fotografías antiguas, algunas tomadas por el mismo, e imágenes de
personas y acontecimientos importantes en su vida, como Merce Cunningham, Cy
Twombly, Tatyana Grosman y su hijo Christophers, entre otros.
Robert Rauschenberg, Almanac, 1962. Tate, Londres.
La
exposición cuenta con la colaboración de la Robert Rauschemberg Foundation, que
celebra el centenario del artista apoyando distintas muestras en todo el mundo.
El equipo curatorial está integrado por los comisarios Manuel Fontán del Junco
-jefe de proyectos expositivos en la Fundación Juan March, - Inés Vallejo
Ulecia- Jefe de Proyecto Expositivo en la Fundación Juan March – y por Lucia
Montes Sánchez, co-comisaria.