jueves, 8 de diciembre de 2022

ZÓBEL. El futuro del pasado

Exposición “Zóbel. El futuro del pasado”. Foto © Museo Nacional del Prado 

Ya en el Museo Nacional del Prado, entramos en la muestra que lleva el mismo título, que encabezan estas líneas; abre con una gran fotografía del pintor Fernando Zóbel (Manila, 1924- Roma, 1984). Para saber pintar, primero hay que saber mirar. Y a mirar se aprende. Esto creía Fernando Zóbel. Y así lo puso en práctica en una fascinante investigación pictórica, tan sistemática como creativa, que desarrolló a lo largo de más de cuatro décadas. Formado en Filipinas, Europa y América, graduado en Harvard e instalado en España desde finales de los años cincuenta. Zóbel fue al mismo tiempo pintor, estudioso, profesor, traductor, coleccionista y entre otras iniciativas insólitas, el fundador de dos museos: Art Gallery en Manila (1961) y el espléndido Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca (1966), Museo, que bien merece un viaje a Cuenca, aprehenderéis a saber mirar la abstracción española a través de grandes obras de nuestros pintores de los años 60 y 70.

Luis Muro, Felipe Martín y Domingo Garrote descolgando un cuadro de Fernando Zóbel por el balcón de su casa, en la calle Pilares de Cuenca, 1979. Archivo Fernando Zóbel, Biblioteca y Centro de Apoyo a la Investigación, Fundación Juan March, Madrid. Foto: Fernando Zóbel 

Provisto de un conocimiento profundo y brillante de las tradiciones artísticas y literarias de Occidente y de Asia, Zóbel no entendía la modernidad como una ruptura con la figuración y con la historia de la pintura, sino como su redescubrimiento; no como el olvido del pasado, sino como el desvelamiento del futuro que encierra la obra de los grandes maestros, Zóbel. El futuro del pasado reconstruye el itinerario poético y artístico de un pintor guiado por un doble principio:

Enseñar a ver y aprender a ver

Caminamos por la exposición que está estructurada en cinco ámbitos, reconstruye el itinerario poético y artístico de Zóbel, entre los extremos de un mismo principio: aprender a mirar, para entender el arte de los grandes maestros, por un lado, y, por el otro, volcar lo aprendido en su propia obra para así compartirlo. Desafiando los intentos de clasificar su obra dentro de los estrechos límites de las tradiciones nacionales, esta exposición ofrece una lectura fundamentalmente novedosa de su obra: 42 pinturas, 51 cuadernos de apuntes (en los que Zóbel escribió como ha trabajado y donde sale esta espléndida muestra), 85 dibujos y obra sobre papel, procedentes de colecciones españolas, filipinas y norteamericanas.

Fernando Zóbel, Harvard Yard, en Cuaderno de apuntes n.º 83, 1976. Archivo Fernando Zóbel, Biblioteca y Centro de Apoyo a la Investigación, Fundación Juan March, Madrid

Dibujar pintando: caligrafía asiática y pintura abstracta

A finales de los años cincuenta, Zóbel empezó a trabajar en formatos de grandes dimensiones, aplicando la pintura en amplios trazos negros sobre el lienzo blanco y fundiendo en un solo gesto la técnica de la pintura con la del dibujo. Si la ambición gestual de esas grandes composiciones conocidos como la Serie negra, guarda una deuda inequívoca con la de los grandes maestros americanos del expresionismo abstracto (Franz Kline, Mark Rothko o Jackson Pollock), su técnica recoge también, indudablemente, la herencia del arte asiático particularmente de la caligrafía sino-japonesa. Bajo la inspiración de artistas como Munakata Shikō o Morita Shiryū, así como en sus clases de historia del arte asiático impartidas en el Ateneo de Manila.

 Fernando Zóbel, La vista XXVI, 1974. Colección Fundación Juan March, Museu Fundación Juan March, Palma

Conversaciones con los maestros

“Recojo mi tarjeta (núm. 342) de copista del Prado”, escribe Zóbel en uno de sus diarios. “Lo esencial es que me da derecho a silla. Se me estaban acabando los cuadros que por casualidad tienen asiento puesto delante”. Zóbel veía y miraba dibujando, estudiando con atención para desentrañar la forma, la compensación o la textura de las obras de arte. “Dibujar de cuadros es una forma de verlos”, escribió, como si los cuadros estuvieran provistos de una naturaleza íntima que solo se pudiera alcanzar dibujándolos. De regreso a su estudio, muchos de estos dibujos recibían anotaciones o colores, convertidos así en una suerte de “reactivos” analizados en su laboratorio pictórico. Este proceso, de origen remoto en la historia de la pintura, fue desarrollado por Zóbel con sofisticada sensibilidad.

Durante años, el Prado se convirtió para Zóbel en una suerte de laboratorio, una fuente inagotable de inspiración: el Greco, Goya, Zurbarán, Ribera y, por supuesto, Velázquez. La mayor parte de los dibujos de este cuaderno están dedicados a interpretar y deconstruir de manera sistemática Las hilanderas. página tras página, Zóbel analiza el proceso creativo del pintor de Sevilla.

Fernando Zóbel, Rauschenberg sobre Zurbarán, en Cuaderno de apuntes n.º 26, 1962-1963. Archivo Fernando Zóbel, Biblioteca y Centro de Apoyo a la Investigación, Fundación Juan March, Madrid

Paisajes del pasado y del futuro

El paisaje cobró una importancia creciente en las últimas obras de Zóbel. Sus obras de este género recogen, ampliados, algunos de sus interese fundamentales de los años anteriores: la gramática desvelada en las composiciones de los maestros del pasado (Paul Cézanne y Pierre Bonnard en particular); la mezcla de distintos medios en el proceso artístico (fotografía, dibujo, pintura) y, fundamentalmente, la idea de pintura, no como imitación, sino como la memoria de una experiencia filtrada a través de la historia. Sus propias palabras son elocuentes en este sentido: “Acabo de terminar una pintura, una especie de metáfora abstracta de un almendro en flor. Un paso adelante hacia esa cosa proustiana en la pintura en la que he pensado tantas veces. Una representación no de las cosas, sino de su efecto en la sensibilidad. No espero que se reconozca un almendro; espero transmitir o reproducir algo de él, sea lo que sea, que me ha hecho querer pintarlo. Eso no tiene nada que ver con la botánica o con el “paisaje” en su sentido habitual” (1963).

Fernando Zóbel, The Dream of the Damsel, 1967. Harvard Art Museums/Fogg Museum, Purchase through the generosity of Paul J. Haldeman

Para completar este recorrido por la obra de Zóbel, al final de exposición -y junto a numeroso material documental gráfico y visual- se proyecta el documental “Memorias del instante. Los cuadernos de Zóbel”. Producido específicamente para la exposición y cuyo tema es la larga conversación con los maestros del pasado que puebla los casi doscientos cuadernos de apuntes que dejó el artista.

Comisariada por Felipe Pereda, Fernando Zóbel de Ayala Profesor of Spanish Art en la Universidad de Harvard, y Manuel Fontán del Junco, director de Museos y Exposiciones de la Fundación March, ambos muy ligados profesional e institucionalmente a la figura del pintor.

© Mariví Otero 2022
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: “Zóbel. El futuro del pasado”. Museo Nacional del Prado. 14 de noviembre 2022, hasta el 5 de marzo de 2023. Documentación y fotografías: Área de comunicación del Museo Nacional del Prado.

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