jueves, 25 de octubre de 2018

BARTOLOMÉ BERMEJO

San Miguel triunfante sobre el demonio con Antoni Joan Bartolomé Bermejo Óleo y dorado sobre tabla de pino, 
179,7 x 81,9 cm 1468 Londres, The National Gallery.

El Museo del Prado presenta esta muestra antológica que organiza con el Museu Nacional d’Art de Catalunya, y que nos permite admirar por primera vez en toda su dimensión el virtuosismo técnico y el sugestivo universo visual de Bartolomé Bermejo, un maestro de origen cordobés que desarrolló su actividad profesional en los territorios de la Corona de Aragón.

Con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el apoyo de la Fundación Banco Sabadell, se reúne por primera vez la mayor parte de sus obras conservadas, repartidas por museos y colecciones de España, Europa y Estados Unidos como San Miguel triunfante sobre el demonio con  Antoni Joan de Tous, procedente de la National Gallery de Londres o Piedad Desplà de la Catedral de Barcelona, entre otras.

Bartolomé de Cárdenas, alias el Bermejo (h. 1445- h. 1501), es uno de los pintores más fascinantes del siglo XV. Nacido en tierras cordobesas, es muy posible que su condición de judeoconverso le encaminara a una vida itinerante que, cuando menos, le llevó a residir en Valencia, Daroca, Zaragoza y, finalmente, Barcelona. Para sortear las limitaciones gremiales de la época, a menudo se asoció con maestros locales mucho menos cualificados. Pese a ello, la orgullosa utilización de su alias, el Bermejo, con el que firmó de manera particular algunas de sus obras más innovadoras, certifica que nos hallamos ante un pintor con una personalidad acusada, probablemente muy consciente y seguro de sus habilidades.

Cristo de la Piedad Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 94,8 x 61 cm h. 1470 - 1475 Museo del Castillo de Peralada.

A partir del dominio de la técnica  del óleo según la manera de los flamencos, Bermejo supo desarrollar un personal lenguaje de signo realista, especialmente atento a los efectos ilusionistas pero también  a la definición de espectaculares gamas cromáticas. Junto a su destreza tánica, sorprende también su capacidad para desarrollar nuevas interpretaciones de todo tipo de temas e iconografías. Su inquietud por seguir explorando nuevos terrenos, especialmente en el ámbito del paisaje y el retrato, le permitió concebir algunas de sus obras más complejas e innovadoras en el último periodo de su trayectoria profesional. Todo ello fue advertido por una serie de selectos comitentes, desde grandes eclesiásticos y nobles hasta distinguidos mercaderes, así como por sus colegas de profesión, que a menudo imitaron sus composiciones.

Santo obispo (¿San Benito de Nursia?) Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 
48,2 x 26,8 cm 1477 - 1485 Chicago, The Art Institute of Chicago, Mr. and Mrs. Martin A. Ryerson Collection, 1947.393.

 La exposición  se divide en Ámbitos que se van hilando.

Ámbito 1 Los inicio: entre Flandes y Valencia

Los inicios de  Bermejo son inciertos. Nada se sabe de su juventud y formación excepto que nació en Córdoba. Su primera pieza documentada es el San Miguel,  fechado en 1468, una obra realizada en Valencia para la parroquia de Tous que revela un excelente conocimiento de la pintura flamenca. Gracias a la llegada de maestros septentrionales y a la continua importación de pintura, dibujos y estampas, Valencia se convirtió en un escenario ideal para que un joven e inquieto pintor no solo se sintiese cautivado por los modelos de los maestros del norte, desde Jan van Eyck a Hans Memling, sino también para que asimilase las claves de su lenguaje […] Fue así como se empezó a cimentar la trayectoria de uno de los pintores más virtuosistas del siglo XV.

Descenso de Cristo al Limbo Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla,
 88,7 x 69,2 x 3 cm h. 1470 - 1475 Barcelona, Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Ámbito 2. Un pintor judeoconverso en Daroca

La mujer del Bermejo no se sabía el Credo y además practicaba ceremonias judaicas. (Maestro Martín, inquisidor, 1486).

Tras su estancia en Valencia Bermejo se instaló en Daroca en torno a 1472. La estrecha relación que mantuvo con algunos miembros de su comunidad judeoconversa ha llevado a pensar que él mismo compartía esta condición. Se casó con Gracia de Palaciano, una rica viuda que años más tarde fue procesada por mantener prácticas judaizantes. Por su parte, Juan de Loperuelo, un acaudalado mercader converso, también procesado por la Inquisición, aparece vinculado directa o indirectamente con la mayoría de los retablos que realizó en Daroca, por lo que se le puede considerar su factótum profesional y personal. Resulta también indicativa la realización de pinturas cuya temática parece concebida para satisfacer las expectativas y calmar los temores de los nuevos cristiano. Además, Bermejo encabezó sus firmas con las iniciales IHS (Ihesus), quizás una estrategia para expresar, alto y claro su nueva fe cristiana y así poder sortear a las autoridades religiosas en un momento, finales del siglo XV, especialmente complicado para  judíos y conversos.

Muerte y Asunción de la Virgen Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 
65,2 x 42,4 cm h. 1468 - 1472 Berlín, Staatliche Museen zu Berlin, Gemäldegalerie

Ámbito.3. Lujo y sofisticación en el retablo de Santa Engracia

Vestida con sus telas de buenos colores como Santa Engracia de San Pedro de Daroca, copiosa de oro. Contrato del retablo de la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad de Romanos (Zaragoza, 1501).

La cita que preside esta sección, incluida en el contrato del retablo de la parroquia de Romanos, localidad próxima a Daroca, indicada hasta qué punto la sofisticación cromática de algunas obras de Bermejo, en este caso del retablo dedicado a Santa Engracia, suscitó la admiración de los espectadores y clientes, que no dudaron en ver en ellas el modelo a seguir para sus encargos.

Del retablo de Santa Engracia de San Pedro de Daroca se conservan seis tablas, cinco de las cuales se han reunido en esta sala. Uno de los rasgos que comparten todas ellas es, precisamente, la espectacular y variada gama cromática que Bermejo logró imprimir en sus obras gracias a su dominio de la técnica del óleo y de una serie de fórmulas –como la aplicación de las lacas y transparencias- que le permiten aumentar la sensación de profundidad y brillantez de los colores, en especial de los rojos y verdes. Sin duda esta riqueza cromática fue una de las claves del éxito de Bermejo.

Flagelación de santa Engracia Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 
92,5 x 52 cm h. 1474 - 1477 Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Ámbito 4. Apoteosis del santo y excomunión del pintor

Que el dicho Bartolomé Bermejo tenga que jurar y jure, ante notario público, sobre la cruz y los santos cuatro Evangelios, y que podrá recibir sentencia de excomunión. Contrato del retablo de Santo Domingo de Silos, 1474.

Bermejo debió de ser un pintor de personalidad difícil, que en diversas ocasiones incumplió los contratos que firmó. Así sucedió en el caso del retablo para la parroquia darocense de Santo Domingo de Silos, encargado en 1474. Desconfiados los comités encomendaron a los pintores Juan Bonilla, primero, y Martin Bernat, después, que supervisaran la actividad laboral de Bermejo. Cuando en 1477 este  abandonó el proyecto después de haber pintado la apoteósica tabla central decidieron formar su regreso al trabajo haciendo efectiva la cláusula de excomunión incluida en contrato y que, más que penas espirituales, comportaba ciertas restricciones laborales.

Santo Domingo de Silos entronizado como obispo Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla de conífera, 
242 x 130 cm 1474 - 1477 Madrid, Museo Nacional del Prado.

Ámbito 5. Bermejo y sus socios

Cerrar las puertas para que ninguno pudiese entrar a ver al Vermejo. Libro de fábrica de la catedral de Zaragoza, 1482.

Bermejo tuvo que asociarse a menudo con maestros residentes en las ciudades donde se asentó para sortear las restricciones del sistema gremial. Así sucedió con Juan de Bonilla en Daroca, Martín Bernat en Zaragoza o los Osona en Valencia. Pese a que los clientes siempre confiaron a Bermejo el diseño de las composiciones y la realización de las figuras principales, este método de trabajo compartido afectó a la calidad del resultado final por diversos motivos, como la menor destreza de los socios y la aplicación de fórmulas  -como el uso de los relieves en yeso- opuestas al ilusionismo de impronta flamenca propia del pintor.
No obstante, el asociacionismo facilitó la difusión de los modelos concebidos por Bermejo, especialmente a cargo del taller aragonés de Martín Bernet y Miguel Ximénez. Ello confirma que fue un artista de referencia, reputado y admirado por pintores y clientes por su superioridad técnica y excepcional creatividad.

Virgen de la Misericordia Bartolomé Bermejo – Martín Bernat Óleo sobre tabla, 
181 x 103 cm 1479 - 1484 Grand Rapids Art Museum, Gift of Friends and Familly of Eugene Masselink, 1965.1.1

Ámbito 6. Una obra internacional, un pintor cosmopolita

Y (enviar) un retablo para el altar de la capilla de Santa María de Montserrat en la iglesia mayor de Acqui. Disposición testamentaria de Francesco dells Chiesa, h. 1515.

Un tríptico de formato flamenco encargado por el mercader italiano para la capilla de una catedral italiana y realizado en la cosmopolita Valencia por tres pintores hispanos. Esta podría ser la carta de presentación del Tríptico de la Virgen de Montserrat de Acqui Terme. Bermejo, con la colaboración de Rodrigo y Francisco de Osona, firmó una pintura que revela su capacidad para asumir de forma aún más intensa lo flamenco, desde el formato del tríptico y el uso de madera de roble hasta la adopción de fórmulas próximas a Jan van Eyck, Dirk Bouts y al Maestro de la Leyenda de Santa Lucía. Una obra que también demostraba su asimilación de recetas de origen italiano, como la espectacular marina del fondo, compartidas con los Osona […]

Tríptico de la virgen de Montserrat Bartolomé Bermejo y taller de los Osona Óleo sobre tabla, Central: 156,5 x 100,5 x 2,1 cm batiente izquierdo: 156,2 x 50,2 x 1,6 cm. Derecho: 156,2 x 50,2 x 1,6 cm h. 1483 - 1489 Cattedrale Nostra Signora Assunta, Aula Capitolare, Acqui Terme (Alessandria).

Ámbito 7. La Piedad Desplà, una obra maestra a dos manos

Obra de Bartolomé Bermejo, cordobés, encargada por Lluís Deplà, arcediano barcelonés, concluida el 23 de abril de 1490 de la Redención cristiana. Inscripción en el marco de la Piedad Desplà, 1490.

En torno a 1490 el arcediano barcelonés Lluís Desplà (1444-1524) promovió la última pintura conocida de Bermejo: Una piedad absolutamente única. En primer lugar por su fantástico paisaje de carácter expresionista y simbólico, concebido para propiciar una meditación sobre el significado del sacrifico de Cristo y su papel redentor. En segundo lugar por la presencia de san Jerónimo, que evoca el carácter humanista de Desplà, un eclesiástico de cultura y gustos filoitalianos.  Una tercera particularidad es el texto all’antica grabado en la base de la pintura, testimonio de la afición coleccionista de Desplà por las inscripciones antiguas. Nos hallamos, por tanto, ante una obra concebida al alimón, a dos manos, entre un poderoso humanista y el pintor hispano con más talento de su época.

Piedad Desplà Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 175 x 189 cm 1490 Barcelona, Catedral de Barcelona

Ámbito 8. El renacimiento de Bermejo

Tras su muerte a comienzos del siglo XVI la fama de Bermejo se apagó. Con el paso del tiempo, muchas obras fueron arrinconadas en sacristías y desvanes o sencillamente, se perdieron. Para la recuperación de su memoria hubo que esperar hasta finales del siglo XIX e inicios del XX, cuando la pintura medieval concitó un acentuado interés entre los especialistas y coleccionistas internacionales.

En los años siguientes el estudio de su obra y la elaboración de su catálogo pasaron a ser objeto central de un buen número de estudios, encabezados por el historiador valenciano Elías Tormo; pero también dio pie a la aparición de las primeras copias y falsificaciones de sus obras. Toda una prueba de que Bermejo había pasado a ser reconocido como uno de los mejores pintores del siglo XV. En este ámbito se pueden ver dos copias anónimas.



Comisario de la muestra: el profesor Joan Molina (Universitat de Girona), una gran propuesta expositiva donde el visitante va haciendo el recorrido y puede hacer una lectura fácil y atractiva de la obra de este gran maestro ¡ya no tan desconocido El Bermejo!, gracias. 

© Mariví Otero 2018
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Bartolomé Bermejo. Museo Nacional del Prado. Del 9 octubre 2018- 27 enero 2019. Área de comunicación, Museo del Prado. Madrid.

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