viernes, 11 de enero de 2019

POÉTICAS DE LA DEMOCRACIA. Imágenes y contraimágenes de la Transición

Esta exposición pone el acento en arte, democracia y libertad, el Museo Reina Sofía da visibilidad a este proceso de investigación –que ha llevado a cabo durante una década- rememorando un periodo en el cual, junto a las demandas civiles a favor de las libertades democráticas, la justicia social y el autogobierno, surge una nueva estética vinculada a prácticas culturales innovadores que buscan subvertir el orden franquista y los diseños institucionales que tratan de heredarlo.

Poéticas de la democracia reúne más de 250 obras (pintura, vídeo, cine, fotografía, comic, documentos e instalaciones), pertenecientes en su mayor parte a la colección del Museo Reina Sofía, Eduardo Arroyo, Pilar Aymerich, Colita, Antonio Saura, Juan Genovés, Luis Gordillo, Mari Chordá o Anna Turbau, entre otros muchos.

Juan Genovés. El abrazo. 1976. Acrílico sobre lienzo. 151 x 201 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. © Juan Genovés, VEGAP, Madrid, 2018.

La muestra se articula en torno a dos acontecimientos poco estudiados dentro de la historia del arte español reciente: la Bienal de Venecia de 1976 y el surgimiento de la subcultura urbana en España a mediados de los setenta.

En 1974 la Bienal había dedicado homenaje a la resistencia chilena contra Pinochet, los responsables de la misma decidieron convocar a la España del tardofranquismo para la siguiente edición, la de Venecia en 1976. Para materializar el proyecto, su director Carlo Ripi di Meana, encargó a un comité de expertos el comisariado y organización de una muestra. La que fue llamada “comisión de los 10” liderada por Tomás Llorens y Valeriano Bozal e integrada por Oriol Bohigas, Alberto Corazón, Manuel García, Agustín Ibarrola, Antonio Saura, Antonio Tàpies, Manuel Valdés y Rafael Solbes.

Que se conformó gracias al apoyo del pintor Eduardo Arroyo, residente en Italia y miembro de la Comisión de Artes Visuales de la Bienal de Venecia. Con Franco todavía vivo, la comisión de los diez solicitó que el Pabellón español permaneciese cerrado, firmando así una inédita declaración de intenciones por parte de los comisarios y la institucionalidad italiana, que enunciara esta bienal española como –no oficial- y antifranquista.

Las últimas ejecuciones del Régimen y la muerte de Franco cambiaron la naturaleza de la exposición. El periodo histórico que se abría impulsó la configuración de una relación entre arte y política diferente, así como la aparición de nuevos agentes implicados. El proyecto de Llorens y su equipo dejaba fuera de la muestra a numerosos artistas, muy conocidos en el momento, pero incluía a los propios artistas organizadores, lo que desató una tormenta de críticas tanto a nivel nacional como internacional.  

El comité de comisarios organizó muestra militante de izquierdas que bajo el lema “España. Vanguardia artística y realidad social (1936-1976)” con la que pretendían transformar el relato histórico oficial construido por 40 años de dictadura. Uno de los puntos fuertes de la tesis de la muestra, que cronológicamente se remontaba a la Segunda República, giró en torno a la redención de la memoria de los “vencidos” o “ausentes” y tuvo como símbolo el grupo de artistas vinculados al Pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937 (Picasso, Calder, Renau, etc.). Otro de sus principales objetivos fue significar una vanguardia de izquierdas que había sido desactivada durante el franquismo y manipulada por el Régimen, como hizo con el movimiento informalista, para exportar una imagen de modernidad en el exterior. Se trataba, en definitiva, de actualizar la noción de vanguardia en España, y de darle un sesgo sociológico y marxista vinculado a la lucha de clases y en total oposición al formalismo clásico.

Asociaciones de artistas, en especial aquellos que representaban los intereses de los diversos nacionalismos, provocaron algunas de las protestas más sonadas, con la consiguiente retirada de obras, entre otros, de Chillida y Oteiza quienes habían aceptado la invitación previamente. En Italia, artistas y críticos de enorme resonancia como Emilio Vedova, Lugi Nono o Giulio Carlo Argan, vinculados al Partido Comunista Italiano, exigieron a la institución que dirigía Ripa di Meana que diera voz en el proyecto a tres compañeros, defensores de la causa democrática y de sobrado reconocimiento critico internacional: Vicente Aguilera Cerni, José María Moreno Galván y Rafael Alberti, quienes fueron finalmente invitados a realizar una propuesta de exposición paralela. Esta segunda opción, de carácter interdisciplinar y generalista no llegó a materializarse.


Ya dentro de la exposición Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición,  la primera sala en el Museo Reina Sofía reconstruye, 42 años después, el espacio principal de la muestra veneciana recuperando obras de la época que allí estuvieron presentes, como Ronda de noche con porras, de Eduardo Arroyo; La mujer, de Alberto Corazón; Amnistía, de Agustín Ibarrola; Venecia, de Eusebio Sempere; El abrazo, de Juan Genovés; Dos pueblos dos miradas, de Andreu Alfaro; una serie de serigrafías, de Antonio Saura; o varios cuadros de la serie Paredón, de Equipo Crónica, entre otros.

Agustín Ibarrola y Antoni Tàpies.

Continuamos por una sala de carácter documental, intenta retratar la Bienal, desde su gestación a su instalación, a través de un conjunto de materiales: textos, carteles, manifiestos, fotografías, videos del archivo de la Bienal o el plano de Bohigas (arquitecto) del pabellón italiano. Se completa con obras de Picasso, Renau, Miró, o la escultura de Alberto, Reclamo de alondra.

También se pueden ver documentos relativos a otras manifestaciones artísticas de programas organizados en paralelo a la Bienal: música, cine, poesía y representaciones teatrales de varias compañías como Els Joglars, Tábano, o la de Nuria Espert, que sí fue tomado del proyecto Cerní-Galván-Alberti.


En las siguientes salas se recuperan otras obras presentes en Venecia como Sí, si entramos en el Mercado Común de Eduardo Arroyo, varias piezas de la Serie Mussolini de, Manolo Millares o serigrafías de Juan Genovés. Artistas que mostraron una línea antifranquista y de corte social y marxista, como Albert Ràfols-Casamada con Morir pel Vietnam, Antoni Tàpies con Paja prensada en X  y Cadira i roba o Luis Gordillo con Cabeza roja y Mano en ojo,  también representados en estas salas.

El espacio denominado Reducción Conceptual incluye la instalación de Grup de Treball, compuesta de documentos facsímiles y recortes de prensa relativos a la Bienal.


Contracultura frente a institucionalidad

Esta segunda parte de la muestra se centra en las corrientes culturales que emergen durante la llamada Transición española, cuando surge una contracultura juvenil y ciudadana que cuestiona el lugar y las funciones de las instituciones existentes y de los dispositivos ideológicos que las sostienen, de la familia a la cárcel, de la escuela al ejército, de la iglesia a la fábrica y del partido a la psiquiatría o a la sociedad de consumo.  Las nuevas formas de organización de la sociedad civil (asociaciones vecinales, agrupaciones de barrio, movimientos soberanistas, feministas, ecologistas, pacifistas etc.)

Las obras que conforman el segundo bloque de la exposición y que comienza en la sala que se abre con la proyección de La Cabina de Antonio Mercero y que lleva por título La crisis de la masculinidad. Carteles de la época, fotografías de la serie de Alberto Schommer sobre los líderes de los partidos políticos o las fotografías de Lluís Casals, ilustran esta crisis del “personaje político”. La sala cierra con una instalación de Carlos Pazos, Ni se compra ni se vende, que pone en tela de juicio el modelo de familia tradicional que ha dominado hasta ese momento.


El espacio expositivo denominado La calle es nuestra, estética de la protesta reivindica la calle como un teatro de la democracia que pasa a ser un espacio de expresión público y centro de multitud de actividades, que se visualizan en las manifestaciones, las protestas callejeras, los activismos vecinales, los grafitis, las performances, etc. Se refleja en el trabajo de fotoperiodistas como Pilar Aymerich y Anna Turbau o en las fotografías de Manel Armengol.

Fotografía de Manel Armengol.

La expresión directa en la calle sobre estos acontecimientos.

Jóvenes artistas entre los que se encuentra Ceesepe, Raimundo Patiño o Salvador Costa i Valls representados en la sala La Juventud en transición. Es el momento también de los espacios alternativos de creación; la cultura se expande por bares, festivales disidentes, pisos francos o ateneos, ajenos a toda institucionalidad. Es el contexto de películas como Deprisa, deprisa de Carlos Saura o la obra de Ocaña.


La sala dedicada al vampirismo está relacionada con la autodestrucción, la droga, los excesos nocturnos y la proliferación de una gran multitud de tribus urbanas que ocupan los espacios de la ciudad. Se refleja en los oleos y litografías de Víctor Mira, dibujos y collages de Ceesepe, en las fotografías de Garcia-Alix y en la película Entre tinieblas, de Pedro Almodóvar, que se proyecta en la sala, y el cartel realizado por Iván Zulueta.

Cartel de Entre Tinieblas:  Iván Zulueta.

Esta exposición presta especial atención al Movimiento Feminista que en esos años de la Transición adquiere gran protagonismo. Se proyecta la pieza realizada por la Cooperativa Cinema Alternatiu sobre Les Jornades Catalanes de la Dona (1976) junto a un gran número de carteles a dichas jornadas. Obras de Mari Chordá, los foto-libros Antifémina y Obrera de Colita; la serie de fotografías sobre las cárceles de mujeres de Pilar Aymerich; comic de Elsa Plaza; libros y revistas como Vindicación feminista de Lidia Falcón o el Bar-Biblioteca La- Sal situada en el Raval, son ejemplo de la nueva iconografía que reclamaba el movimiento feminista para su difusión.


La anormalidad democrática es el título de una de las salas de la muestra, como denuncia de estas situaciones figura la serie de fotografías de Anna Turbau sobre Psiquiátrico de Conxo en Santiago de Compostela, los dibujos de Toto Estirado o el comic Esquizoide de Antón Patiño. Se acompañan estas obras de algunos ejemplares de revistas (que empiezan a publicar sobre la psiquiatría y la “despenalización” de la locura), y de la instalación El Mental, compuesta por dos proyecciones con 160 diapositivas de 35 mm. Y una grabación en audio.

Finaliza el recorrido expositivo con la sala 1978, que gira en torno al Referéndum sobre la Constitución, tanto en sus manifestaciones a favor como en contra. Hay fotografías, libros, carteles y pintadas pidiendo el Sí o el No en el Referéndum, junto con varias versiones de la Carta Magna.



© Mariví Otero 2019
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha organizado junto a las Cortes Generales y Acción Cultural Española (AC/E). Dirección del proyecto: Manuel Borja- Villel y Rosario Peiró. Comisariado: Rosario Peiró, Lola Hinojosa, Cristina Cámara y Germán Labrador. Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía. Del 5 de diciembre de 2018- 25 de Noviembre de 2019. Madrid.

Exposición relacionada con: El poder del arte. Obras de la colección Museo Reina Sofía. / Congreso de los diputados y Senado / Del 1 de diciembre de 2018 al 2 de marzo de 2019.

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