jueves, 28 de noviembre de 2019

MIGUEL ÁNGEL CAMPANO. D’après


El Museo Reina Sofía presenta el última proyecto expositivo en el que el artista Miguel Ángel Campano (Madrid, 1948- Cercedilla, 2018) tuvo una participación directa antes de su fallecimiento el pasado año. Bajo el título D’après, la muestra ofrece un recorrido retrospectivo a través de más de cien obras por los cuarenta años de trabajo del artista, Premio Nacional de Artes plásticas en 1996.

El título de la retrospectiva está tomado de la práctica de Campano de pintar en la estela de otros artistas, según la expresión francesa d’après. Estos trabajos, recogidos genéricamente bajo el nombre d‘après –d’après Poussin, Delacroix, Cézanne, Guerrero, Gris-, no son meramente un “según” el pintor estudiado, sino más bien un “a partir de”, un “partiendo de” que desencadena sus propias interpretaciones desde el original.

La muestra plantea un recorrido cronológico que se inicia en:

De la abstracción geométrica a Vocales

Conjunto de obras realizadas en la primera mitad de los años setenta y que suponen el inicio de la trayectoria de Campano. Son piezas de pequeño formato y marcado carácter constructivista, muy influidas por los ejercicios de abstracción geométrica que desarrollaron Gustavo Torner y otros artistas del Grupo de Cuenca. Para romper esos rigurosos esquemas geométricos, Campano se sirve de recursos como el ensamblaje o el collage y en otras ocasiones –como en sus papeles horadados- aparecen insertos orgánicos y ensayos que presenta a menudo como variaciones. Agotada la vía geométrica constructivista, Campano va decantándose por la pintura, a la vez que adopta el gran formato. Sus obras adquieren una naturaleza gestual, donde el color va tomando cada vez mayor protagonismo y en la que se hace evidente la influencia fundamental que el expresionismo abstracto norteamericano empezaba a tener en su trabajo, particularmente a nombres como Franz Kline y Robert Motherwell.

El lenguaje gestual impregna toda su producción desde finales de la década de 1970 hasta principios de la siguiente como evidencian las obras que pueden verse en la tercera sala del recorrido: El puente II, de 1979; o R&B, La vorágine y El zurdo, de 1980, entre otros.

Un trabajo clave en su trayectoria, presente en este espacio, es la serie de Vocales (1978-1981) que realiza en torno al soneto de Voyelles  de Arthur Rimbaud, en el que el poeta asocia imágenes y colores a los sonidos de las vocales. A lo que, en Rimbaud, es un ejercicio de figuración, Campano responde desde lo abstracto qué imagen pude tener el color evocado por un sonido vocal. Este trabajo sobre Voyelles, que siempre concibió como la obra que le permitió reafirmarse como pintor, será la primera investigación importante del artista acerca de la cultura francesa. Alberga ya el trabajar  sobre la escuela francesa de pintura, lo que acometerá con su marcha inmediata para residir en París.

Estancia en París y otros viajes

Campano se afinca en la capital francesa en 1980, abandona las series sobre Rimbaud y centra la atención en la propia pintura. Desde los primeros años ochenta trabaja d’après Paul Cézanne, Eugénne Delacroix y Nicolas Poussin y su trabajo se acerca a la figuración al recurrir a distintas obras de la historia del arte, aún reconocibles en piezas como Bacanal (1983) o Naufragio (1983). No ocurre así en El diluvio según Poussin (1981-1982), en el se aparta de la obra de Poussin, elaborando el tema esencial del cuadro, la muerte, a través casi exclusivamente del color.

Al mismo tiempo, el proyecto de pintar d’après, en particular en la estela de Cézanne y sus visitas de la montaña Sainte-Victoire, terminan conduciendo a Campano a interesarse por la pintura al natural, d’après nature, para después ofrecer sus composiciones a partir de ese recuerdo.

Miguel Ángel Campano. El Naufragio, 1983.

El siguiente espacio lo ocupa la serie Omphalos (1985), que realiza tras visitar las ruinas del templo de Apolo en Delfos, considerado en la Antigüedad como centro (ombligo) del mundo. La perspectiva del lugar como la fuente de civilización se suma a la experiencia del artista sobre el paisaje desde el natural, yuxtaponiendo en estos cuadros lo antiguo y lo actual. Aunque se trata de una composición clásica de carácter apolíneo, no deja de notarse el interés que siente por las figuras en desorden, de ahí que en ciertos lienzos aparezca el mito dionisíaco, como en Dionisio y los piratas (1985).

A mediados de los años ochenta, durante sus estancias prolongadas en Mallorca, Campano empieza a compaginar naturalezas muertas con naturaleza vivas del paisaje mallorquín. Ambos formatos construyen un corpus pensado conjuntamente, como sin solución de continuidad entre lo que el pintor pinta y ve dentro y fuera del estudio. En este proceso, Campano se acerca al naturalismo, pero también a la geometría estructurada de Juan Gris o a la peculiar perspectiva de Cézanne.

Miguel Ángel Campano. Le Grappe XXXVIII, 1986.
Óleo sobre tela, 202 x 294 cm.
Vegap, 2019.
Blanco y negro

A principios de los años noventa Campano da un giro hacia el blanco y negro en una serie de obras en las que emplea únicamente el óleo negro, que dispone sobre el lienzo parcialmente, y en las que abandona todo carácter iluminista restringiéndose a la bidimensionalidad del medio pictórico, Su geometría simple y plana, como la de EH 3 (1993), da paso a composiciones más orgánicas y ligeras como las presentes en su serie Plegaria (1995-1997), donde lo geométrico se alía con las posibilidades rítmicas de la repetición. Dentro de estas propuestas, conviene mencionar una obra de gran particularidad dentro de su trayectoria: Elias (d’après Daniel Buren) (1996-1999) serie- instalación en la que, partiendo del punto como “expresión mínima de la geometría”.


La siguiente sala supone un salto en el curso cronológico de la exposición. En 2001 Miguel Ángel Campano recibe el encargo de pintar en diálogo con la obra de José Guerrero, con quien había trabado amistad al comienzo de su carrera y al que consideraba uno de sus referentes. Campano planteó su intervención a partir de La brecha de Viznar (1966) con la que Guerrero representó el fusilamiento de Federico García Lorca. El grupo dedicado a Guerrero y a Lorca es también otro d’après, lugar y momento desde donde incluirse en la tradición de la vanguardia española.

D'après de José Guerrero.
Vuelta al color

Desde el final de los años noventa las geometrías estrictas en blanco, negro y crudo ceden su lugar al color. Por una parte, Campano se sirve del tejido indio de tipo lungui como soporte de su pintura, interesado por sus campos reticulares coloreados. En juegos de transparencia y opacidad, aplicará color sobre las cuadrículas; las estampará e, incluso, las plegará e intervendrá complicando su papel de mero fondo de soporte. Por estos mismos años polígonos y círculos han dado paso a la línea como trazo pictórico que se enmaraña en laberintos que ocupan el plano euclidiano.

La primavera (1999), que vuelve a las estaciones de Poussin, incluye este recurso a la línea sinuosa. Aquí, con el lenguaje poligonal que ya está abandonando, Campano erige figuras y masas arquitectónicas; y a esta construcción del fundamento de la imagen superpone una maraña de líneas. En esta obra, el rosado es un registro que empieza a celebrar el color.

La última sala acoge obras realizadas entrada la década de 2000. En ellas, Campano presenta entramados de trozos verticales y horizontales que van conformando cuadrículas de grandes dimensiones. Con esta fórmula, reiterada en una serie que se prolongará varios años, va conformando ensayos del color. Progresivamente introducirá velados en blanco para estudiar los efectos de transparencia sobre colores ya aplicados –y en ocasiones, también, como manera de continuar el lienzo tras un arrepentimiento-.

Comisariado: Manuel Borja-Villel (Director del Museo Reina Sofía), Beatriz Velázquez y Lidia Mateo Leivas.

© Mariví Otero. 2019.
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Miguel Ángel Campano. D’après. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 5 de noviembre de 2019-20 de abril 2020. Documentación, imágenes y material multimedia: Gabinete de Prensa, Museo Reina Sofía, Concha Iglesias Otheo de Tejada.

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