Caminamos
por el Museo Reina Sofía, al encuentro de la mayor retrospectiva realizada
hasta la fecha de una de las artistas más innovadoras de la vanguardia española
e internacional: MARUJA MALLO (Vivero, Lugo 1902-Madrid, 1995), figura
destacada de la Generación del 27 que promovió por primera vez, una cosmovisión
femenina desde un punto de vista novedoso, el de la mujer moderna, libre e
independiente.
He
conocido a Maruja Mallo tardíamente, pero era de admirar su agilidad mental, su
prodigiosa memoria -sobre todo de los años gloriosos-, su energía, la fluidez
de su palabra y la soltura que aún quedaba en su cuerpecillo menudo. Maruja
prefería decir que es celta en vez de gallega, pues no quería poner límites a
la tierra en que nació (me lo repetía como gallega que soy, y de la provincia
de Lugo).
En la
familia Mallo no faltaban artistas, Cristino Mallo (Tuy, 1905- Madrid, 1989) su
hermano, era un gran escultor, al que conocí antes que a Maruja. Frente al
Museo del Prado se encuentra el monumento a Eugenio D’Ors, entre otras obras
que tenemos por Madrid. Cristino Mallo era discreto asiduo también al Café
Gijón, muy creativos los dos, pero diferentes.
La
exposición Maruja Mallo: Máscaras y compás, ha sido organizada por el Museo Reina
Sofía y la Fundación Botín, esta comisariada por la historiadora del arte
Patricia Molins. Cuenta con un centenar de pinturas, de ellas 13 forman parte
de la colección del Museo, unos 70 dibujos, además de otro centenar de
fotografías y documentos de la artista, algunos inéditos, muchos de ellos
adquiridos recientemente por el Museo Reina Sofía como parte del legado del
Archivo Lafuente. Con el título Máscaras y compás se alude a dos
elementos característicos de la obra de Mallo, el compás como instrumento
rector del trazado geométrico del que parte su pintura, y la máscara como
referencia a la tensión que existe en su obra entre lo animada o lo inanimado,
entre naturaleza, efímera, y su representación plástica, intemporal.
Maruja Mallo pasó por diversas etapas. Su
trabajo se fue plasmando en series que obedecen a diferentes momentos de su
vida. En su primera, etapa, Maruja Mallo apuesta por el arte popular a través
del realismo mágico que combina vanguardia y tradición. En la primavera de 1928
celebra en la “Revista de Occidente” su primera exposición individual. Los
cuadros más importantes allí expuestos constituyen la serie de “Fiestas
populares”, más conocidas como las Verbenas de ellas diría García Lorca: “sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad.” Posteriormente
evoluciona hacía el surrealismo, destacando su relación con la Escuela de Vallecas
y el Grupo de Arte Constructivo de Torres García. Y finalmente emprende un
nuevo camino con los dibujos geométricos de los que trata de conciliar la
visión del macrocosmo y el microcosmos.
Comprometida con los valores de progreso y
renovación de la Segunda República, se vio obligada a exiliarse al continente
americano, donde descubrió una exuberante naturaleza y diversidad cultural y
religiosa.
Es en este exilio donde Maruja Mallo inicia
un viaje personal hacia la cosmografía y el universo. Ella decía que había
pasado de la geografía en España a la cosmografía en Argentina.
La artista gallega trabajaba también con el
rostro, la representación y la identidad, convirtiéndolo en uno de los ejes
centrales de su obra.
Su interés por el teatro y por lo que
denomina “plástica escenográfica”. Se refleja en una serie de fotografías de
ella misma en diversos escenarios desde los que propone una revisión
transgresora de la identidad de género, clase, artística y política.
Comenzamos nuestro paseo por la exposición a
través de 12 salas:
Sala 1. Verbenas
En la primera sala podemos ver reunidas sus
cinco verbenas, las obras que la dieron a conocer y por las que aún hoy se la
identifica, incluido El Mago/ Pim Pan Pum (1926), del Art Institute of
Chicago, y Kermesse (1928), del MNAM Centre Georges Pompidou. La serie Las
verbenas (1927-28) se encuadra dentro del realismo mágico y una tradición y
arte popular con vanguardia.
Sala 2. Estampas
En ellas, Mallo contrapone la figura de la
mujer deportista y vital en la naturaleza con las imágenes cosificadas de los
maniquíes o estatuas, sobre el fondo dinámico de la ciudad. Ángeles y gagos con
sus redomas para encantamientos sobrevuelan las escenas. Si en las verbenas los
elementos se yuxtaponen a modo de escenas teatrales, las estampas se componen
mediante superposiciones, un concepto inspirado en el montaje flamenco.
Sala 3. Cloacas y campanarios
En esta serie, poblada de esqueletos, sotanas
y trajes vacíos en un paisaje desolado de tierra seca y edificios desiertos.
Mallo se acerca al surrealismo para presentar una visión necrológica e
inquietante de la naturaleza, con pinturas como Tierra y excrementos (1932),
del Museo Reina Sofía, o El espantapájaros (1930), de una colección
particular.
Sala 4. Arquitecturas
Descubrimos en esta sala las Arquitecturas
minerales y vegetales (1933), donde Maruja reduce a líneas o secciones
anatómicas las figuras, en un intento de romper la dicotomía entre figura y
fondo, y dar protagonismo a ambas.
Sala 5. Teatro
En 1932 Maruja Malo estudio escenografía y
teatro en París. Allí conoció a Picasso y a Miró, y comenzó a interesarse por
el espacio como soporte tridimensional de la obra en lugar del plano pictórico.
Su colaboración teatral más importante fue la escenografía de Clavileño
(1936) un ballet de Rodolfo Halffter que no llegó a presentarse en la
Residencia de Estudiantes por el inicio de la Guerra Civil.
Sala 6. Fotografías
Desde sus primeras obras, Mallo presenta la
figura de la mujer moderna, que surge en esos años, como un ser activo,
independiente y profesional. Ella misma fue un modelo de su figura.
Mallo, que concibe sus fotografías como actos
performativos y teatrales, eligió este medio para autorretratarse. En 1929 lo
hizo utilizando un vagón y una vía de tren abandonada.
Sala 7. La religión del trabajo
En la última etapa de la II República se
produce un ambiente político e intelectual en España de gran radicalismo.
Maruja Mallo se encuentra en ese momento en Galicia de vacaciones y dibuja el
entorno pesquero o rural.
Como la propia Mallo expreso, la serie surge
de su “fe materialista en el triunfo de los peces en el reino de la espiga”
como refleja en la obra “Canto de las espigas” (1939), del Museo Reina
Sofía.
Sala 8. Naturalezas vivas
Tras estallar la Guerra Civil, Maruja Mallo
huyó a Portugal y luego a Argentina, donde inicia su exilio. En los años cuarenta desarrolla las series Las
Naturalezas vivas (1941-1943), que muestran una sugerencia clara que
figuras femeninas, sensuales y coloristas, a través de composiciones con
conchas y flores que representan el reino animal y el vegetal, como metáfora
del cuerpo humano, y que parecen flotar sobre superficies terrestres y marinas
lejanas.
Sala 9 y 10. Cabezas y máscaras
Durante el exilio en Buenos Aires y en sus
viajes, a partir de 1937, por el Pacífico, Uruguay y, sobre todo, Brasil,
Maruja Mallo queda fascinada por los paisajes y las personas que descubre, por
su diversidad física y mezcla de culturas y razas. Desde ese momento Mallo
busca crear un método para representar una nueva humanidad. Realiza primero
unas cabezas estáticas en las que ensaya la fusión entre razas, como la obra Joven
negra (1948) recientemente adquirida por el Museo Reina Sofía.
Sala 11. Moradores de vacío. Viajero del éter
En 1965, tras años de exilio en América
Latina, la artista gallega se instala definitivamente en España y cierra su
prolífica trayectoria con dos series impactantes: Moradores de vacío
(1968-1080) y Viajeros del éter (1982). Con ellas, la pintora entra en su
etapa más esotérica, inspirada por lo que ella llamó “experiencias levitarías”
vividas al cruzar los Andes y navegar por el Pacífico.
La exposición incluye obras de colecciones
como el Propio Museo Reina Sofía; el Art Institute of Chicago; el MNAM Centro
Georges Pompidou en París; el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo,
en Uruguay; el Museo Benito Quinquela Martín y el Museo de Arte
Latinoamericano, ambos en Buenos Aires; el Museo Provincial de bellas Artes
Rosa Galisteo, Santa Fe (Argentina); la Asociación colección Arte
Contemporáneo, Museo Patio Herreriano, en Valladolid; el Museo provincial de
Lugo así como de otras importantes colecciones particulares -Europeas y americanas-
que han permitido un completo análisis de la trayectoria de la artistas.
© Mariví Otero 2025
Manuel Otero Rodríguez
Fuente: Maruja Mallo: Máscara y compás. Museo
Reina Sofía. Del 8 de octubre 2025 al 16 de marzo de 2026. Documentación y
fotografía: Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía.


.jpg)






.jpg)






No hay comentarios:
Publicar un comentario