martes, 19 de junio de 2018

DADÁ ruso 1914-1924. Primera Guerra Mundial 1914, hasta la muerte de Lenin 1924.

Nosotros hemos abandonado el Futurismo, y nosotros, los más valientes entre los valientes hemos escupido en el altar de su arte” Kazimir Malévich 1915.


A pesar de que se ha solido mantener el término “futurista” para referirse a la primera vanguardia rusa y aunque la mayoría de los relatos canónicos sitúan la irrupción del Dadá en distintas ciudades occidentales (Zürich, París, Berlín o Nueva York), el discurso de esta muestra se orienta a dar mayor atención al contexto artístico de la Rusia pre y posrevolucionaria y a reivindicar su protagonismo dentro del radicalismo estético del Dadá.

Es una exposición organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en cuya organización ha contado con la colaboración de la Comunidad de Madrid, hace hincapié en el carácter multimedia  del arte ruso de la época –abarcando pinturas, dibujos, material impreso, cine, obras musicales y recitales de poesía – y en sus implicaciones políticas durante la primera guerra mundial, las dos revoluciones rusas y el cambio de liderazgo de Lenin a Stalin.

Tras una ardua investigación y recuperación de abundante material inédito, se muestran casi 500 obras entre las que se encuentran unas 250 pinturas, collages y dibujos, 73 fotografías, 150 documentos y publicaciones, así como 22 películas y audios.

Todos estos trabajos se produjeron durante el máximo apogeo del Dadá, entre la Primera Guerra Mundial y la muerte de Lenin en 1924, y su autoría pertenece a cerca de 90 artistas rusos y de otros países europeos como Natan Altman, Iván Kluin, Gustav Klutsis, El Lisitzki, Kazimir Malévich, Vladimir Mayakovski, Iván Puni, Aleksandr Ródchenko, Olga Rózanova, Varvara Stepánova, Vladimir Tatlin, Iliá Zdanévich. Natalia Goncharova o Francis Picabia, Kutr Schwiters, Man Ray y Tristan Tzara, entre otros.


La exposición está dividida en tres secciones, siendo el recorrido cronológico que arranca en 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial y en los años previos a la revolución rusa, mostrando las primeras manifestaciones protodadá y otras obras que reflejan el impacto del conflicto bélico europeo.

Protodadá y Primera Guerra Mundial

Los artistas rusos de la época renegaron abiertamente del futurismo y pese a que incluso Marinetti, su fundador, les tachó en 1914 de “falsos futuristas”, tradicionalmente se ha asociado la vanguardia rusa con el movimiento italiano.

La comisaria de la exposición Margarita Tupitsyn, en el catálogo de la exposición recupera la siguiente cita del libro de Hans Richter Dadá. Arte y Anti-arte: “Curiosamente, parece ser que las tendencias dadá hicieron su primera aparición en Rusia, donde la influencia futurista seguía siendo muy fuerte”. También señala Tupitsyn que el crítico Nikolái Jardzhiev,  contemporáneo de Malévich, coincidía en sus últimos escritos con la idea de Richter al identificar característica  y acciones  protodadaístas en la influyente opera Victoria sobre el sol (1913).


La primera parte de la exposición se cetra en la abstracción alógica desarrollada a partir de la concepción del ready-made o el collage y presenta diversos trabajos relacionados con Victoria sobre el sol, una de las primeras óperas del absurdo en Lenguaje zaum (transracionalismo) de Aleksei Kruchónij y Velimir Jlébnikov (libreto), Kazimir Malévich (diseño) y Mijail Matiushin (música).

Así, como obras que reflejan los nuevos tipos de composición moderna que emprendieron los artistas rusos, cuatro cuadros (1915), de Malévich; o dibujo con línea  y compás 1915, de Ródchenko una de las piezas formalistas en blanco y negro trazadas con regla que no aspiraban a ser un objeto para la  percepción ininterrumpida, sino un concepto.

Al igual que los dadaístas europeos, los vanguardistas rusos detestaron y sufrieron la Primera Guerra Mundial, cuyo estadillo, en 1914, intensificó la conciencia de la importancia política de su revuelta cultural. Alekséi Kruchónij, Kazimir Malévich, Vladimir Mayakovski y Olga Rózanova promovieron campañas contra la guerra, creando carteles y collages que denunciaban el militarismo y la brutalidad alemana como se puede ver en la sala final de esta primera sección.


Triunfo de la Revolución

El crítico formalista Roman Jakobson y el historiador del arte Abram Efros establecieron un vínculo entre la estética radical de Dadá y la Revolución de Octubre. La actitud nihilista de los vanguardistas en relación con las normas establecidas les hacía receptivos a la nueva realidad política que implicaba la Revolución.

Esta sección está dedicada a esta época comienza con la película El asalto al Palacio de Invierno (1920) de Nikolái Yevreinov, y con la portada original del álbum  conmemorativo del levantamiento Octubre 1917-1918. Los héroes  y víctimas de la revolución, con texto de Vladímir Mayakovski, con algunas de las ilustraciones que aparecen en él –dos de ellas originales también- de Kseniya Boguslávskaia, Iván Puni, Vladímir Kozlinski y Serguéi Makletsov. Entre su contenido tenemos el primer intento de “agitpoesá” de Mayakovski y escenas de cambios sociales brutales que yuxtaponen a representantes de las clases derrocadas y a quienes los derrocaban. La burla de los primeros se quiebra con los actos y la miseria de los segundos tanto en imágenes como en palabras.

Los artistas y poetas de este período se dedicaron a prácticas paralelas basadas en la razón y la anti razón, el sentido y el sinsentido, el diseño racional y los collages aleatorios, el teatro del absurdo y el político, el cine paródico y el propagandístico, todo ello con el objetivo de construir un mundo nuevo, desarrollando una nueva visión de la ciudad y del hombre como puede apreciarse en los fotomontajes de El Lisitzki, Ródchenko o Gustav Klutsis en esta parte de la muestra.

Se cierra esta sección con la muerte de Lenin y la obra Insurrección de Kliment Redkó, pero antes vuelve a recuperar el lenguaje zaum a través de los nadistas, una de las ramas del Dadaísmo ruso que se autoproclamaba “el Dadá de Occidente”. La asociación nadista, que incluía a Borís Zimenkov, Susanna Mar, Yelena Kikolaeva, Riúrick Rok, Serguéi Sadikov y Oleg Erberg, solamente se mantuvo de 1920 a 1922.


Dada Brigde

El final de la Primera Guerra Mundial reconcilio a la comunidad artística internacional y dio fin a la separación Oeste-Este. Fue en ese momento cuando se tomó conciencia de que las tendencias dadaístas habían cristalizado para dar lugar a un proyecto común.

La exposición tiende un largo puente entre dadaístas y los artistas rusos que visitaron París, Berlín y Nueva York a principios de los años veinte o vivieron en esas ciudades. Iliá Ehrenburg y Viktor Shoklovski, otros destacados vanguardistas rusos se mudaron  a Europa o pasaron algún tiempo allí. Todos ellos tuvieron contacto inmediato con los dadaístas y en distinto grado contribuyeron a la expansión de la reserva conceptual dadaísta.

Natalia Goncharova, El Lisitzki, Mijail Lariónov, Iván Puni, Serguéi Sharshun y Iliá Zdanévich, de ellos hay obras de aquella época en este apartado, se alistaron en distintas facciones dadaístas, expusieron en la galería berlinesa Der Sturm (firme promotora del Dadá) y organizaron actos fundamentales del dadaísmo como Velada del Corazón Barbudo (1923).

Mayakovski despeño un papel especialmente amalgamador entre el entorno ruso y el europeo. En 1922 se marchó a Berlín coincidiendo con la inauguración, el 15 de octubre, de la Primera Exposición de Arte Ruso en esa ciudad, en la muestra se incluyeron obras de todos los principales no objetivistas, lo que incluyó en los parámetros formales del dadaísmo y en el creciente interés de este movimiento por el modelo politizado del arte no objetivo. Durante su estancia en el país germano trabajó con Kurt Schwitters -de quien se muestran algunas litografías- Hans Arp, Raul Hausmann y Tristán Tzara, representado en la sala en un lienzo de Robert Delaunay.


El Monumento a la Tercera Internacional de Tatlin se convirtió en el paradigma del antiarte para los dadaístas y, gracias los viajes europeos de Mayakovski y del crítico Ósip Brik, circularon por Rusia publicaciones dadá y reproducciones de obras fundamentales. Mientras, en Estados Unidos, Katherine S.Dreier, legendaria coleccionista entregada a la promoción del Dadá en Nueva York, considera a la vanguardia soviética relevante e influyente para sus planes. El iconoclasta David Burliuk, que llegó a Nueva York en 1921 tras escapar a la purga de los anarquistas, se sumó a Dreier y sus artistas, y al poco tiempo sus cuadros se exponían  en el piso de la coleccionista junto a los de Marcel Duchamp.


Las obras proceden de numerosos museos y colecciones particulares de Rusia del resto de Europa como el Museo Stedelijk de Ámsterdam, el Centre Pompidou de París, el Museo de Mayakovski de Moscú, el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin, la Galería Tretyakov, el Archivo Estatal Ruso de Literatura y Arte, Museo Literario Estatal Ruso Vladímir Dahl o el Archivo Lafuente, entre otros.

En 2005 pude disfrutar de la espléndida exposición DADA, comisariada por: Laurent Le Bon, en el Centre National D’Art et de Culture Georges-Pompidou. De la que tengo el catálogo, que recoge la documentación y obras del movimiento DADA.


Dadá ruso 1914-1924. Es una gran exposición.



Mariví Otero
Asistente: Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Dada ruso 1914-1924. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Del 6 de junio de 2018 al 22 de octubre de 2018. Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía. Madrid.

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