martes, 13 de octubre de 2020

LEE FRIEDLANDER. El encuadre preciso

Lee Friedlander. Baltimore, 1968. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco . © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Una gran muestra del fotógrafo más influyentes de nuestro tiempo se puede visitar en la Sala Recoletos de Fundación Mapfre de Madrid. LEE FRIEDLANDER (Aberdeen, Estado de Washington, 1934). La exposición organizada de manera cronológica realiza un recorrido extenso por las seis décadas del trabajo ininterrumpido de FRIEDLANDER en la que vemos desplegadas sus principales series. También sus libros, más de cincuenta contando solo sus monografías, acompañan esta muestra de unas trescientas cincuenta fotografías, pero que busca más que la exhaustividad, el “encuadre preciso” sobre el artista. La muestra comisariada por Carlos Collonet.

Lee Friedlander. Albuquerque, 1972. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Como sus maestros, FRIEDLANDER se liberó de los cánones formales dominantes que exigían la búsqueda de la perfección técnica y la belleza, y abordó una fotografía natural, directa, sin manipulación técnica, eliminando así la barrera entre lo bello y lo feo, lo importante y lo trivial. Al poner en evidencia las arbitrariedades de las normas impuestas, su obra cuestiona nuestra manera de ver el mundo a través de una cámara. Si el arte es una manera de experimentar, el extrañamiento que experimentamos ante las fotografías de FRIEDLANDER nos permite volver a contemplar el mundo con una mirada fresca, liberar nuestra capacidad de percepción y descubrir lo que el encasillamiento de la tradición había vuelto invisible; en definitiva, nos ofrece renovar nuestra experiencia del mundo.

Lee Friedlander. Paul Tate, Lafayette, Luisiana, 1968. Galetin silver print. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Para FRIEDLANDER, el mundo contemporáneo, con toda su riqueza, vitalidad e incongruencias, encuentra su quintaesencia en el paisaje social norteamericano. Con la cámara más popular en aquellos años sesenta, una Leica de 35 mm, rápida ágil, como una extensión del ojo, el artista crea un paisaje cuya originalidad radica en la libertad con que lo enmarca. Porque su intención es mostrarnos como funcionan las imágenes: la magia no reside para él en el “instante preciso” de Cartier-Bresson, sino en el “encuadre preciso”, en cómo el mundo ofrecido a la cámara se convierte en fotografía.

Lee Friedlander. Nueva York, 2011. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

A partir de los noventa, el fotógrafo se sirve de una Hasselblad para seguir investigando las posibilidades del medio fotográfico. El desafío que se plantea FRIEDLANDER para mantener viva su fotografía responde a lo que Willem de Kooning: “Hay que cambiar para seguir siendo el mismo”. Mantener este imperativo a lo largo de su carrera tan prolongada requiere afrontar riesgos y mucho trabajo, energía y resistencia. Pero no es un problema para quien disfruta del acto de ver y posee una extraordinaria habilidad de observación.

Lee Friedlander. Baton Rouge, Lousiana, 1998. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

La exposición es un completo recorrido cronológico por su extensa obra, destacando algunos de sus proyectos más significativos como American Monuments.

Abre la muestra con JAZZ, la relación de LEE FRIEDLANDER con el jazz va más allá de su afición por este tipo de música. Buena parte de estas fotografías están recogidas en las publicaciones que rinden tributo a su pasión por el jazz, a sus músicos y la ciudad de Nueva Orleans, donde viajó en numerosísimas ocasiones: The Jazz People of New Orleans, 1992; American Musicians, 1998, y Playims for the Benefit of the Band, 2013.

Lee Friedlander. Nueva York, 2002. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

En los años sesenta, FRIEDLANDER irrumpía en el pequeño panorama de la fotografía artística como un torbellino de ingenio y novedad. Había tomado nota de las innovaciones formales y conceptuales aportadas por fotógrafos como Walker Evans y Robert Frank, pero este joven artista culminaría el camino emprendido por la generación anterior para romper moldes tradicionales de representación e interpretación de la realidad, contribuyendo con ello a renovar nuestra visión del mundo. Si en algunos de los primeros trabajos vemos una extraña densidad marcada por la fuerza de los negros y el contraste tonal junto a un encuadre más convencional que reafirma la presencia de los objetos en sobrios escenarios -como en las ingeniosas Little Screens-, con su ambigüedad y yuxtaposición de ideas que lo sitúa en la órbita de los dadaístas o los surrealistas. Un paisaje vernáculo complejo, impersonal, a veces caótico, que le aproxima más al movimiento pop.

Lee Friedlander. Nashville, 1963. Imagen de plata en gelatina. 35,5 x 28 cm. Colecciones Fundación MAPFRE. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

En 1963 tiene su primera exposición individual en la George Eastman House de Rochester, Nueva York. A lo largo del año siguiente, y gracias a una beca Guggenheim, viaja por Europa con su familia; algunas de las fotografías que tomó entonces en España se presentan aquí por primera vez.


Los años setenta. El fuerte contraste de las imágenes de la década anterior se relaja en la época; lo que era más denso es ahora más ligero. Todo es legible en la escala de grises; una descripción más fluida en la que la presencia del fotógrafo pasa desapercibida. Sus obsesiones siguen progresando, junto a otras nuevas que conviven con las anteriores; no dejamos de encontrar efectos de collages, cortes y obstáculos, aunque percibimos mayor flexibilidad y una nueva amplitud en la descripción de los motivos. Los vemos en The American Monument, una de las series más importantes de su trabajo, donde encontramos diversos e inesperados puntos de vista, encuadres sorprendentes para abordar el tema, con más información de la que podríamos imaginar relevante. El volumen nacido de esta serie, publicado en 1975, es, sin suda, uno de los grandes libros de la fotografía del siglo XX.

Lee Friedlander. El padre Duffy, Times Square, Nueva York,. 1974. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

María, Las Vegas, 1970. Estamos ante uno de los retratos más bellos que FRIEDLANDER hizo de María. En realidad, es también autorretrato, pues al fotógrafo posa su sombra sobre el cuerpo de su mujer. Comparten con nosotros una intimidad que no es tan habitual: la cama revuelta, María de pie apoyada en la pared medio desnuda, la presencia de LEE confundiéndose con ella… LEE y María DePaoli se conocieron en 1957 y se casaron al año siguiente, cuando tenían veinticinco y veinticuatro años respectivamente. La extraordinaria colección de retratos de su mujer realizados por FRIEDLANDER se inicia desde ese momento y abarca toda su vida. El artista nos narra su historia en primera persona y a la vez es capaz de difuminarse para transformar su autobiografía en un retrato universal con el que podríamos identificarnos cada uno de nosotros.

Lee Friedlander. Maria, Las Vegas, Nevada, 1970. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Tras más de tres décadas de uso de la Leica de 35 mm., en los años noventa FRIEDLANDER se reinventa con una nueva cámara que va a ser su leal compañera en adelante, una Hasselblad Superwide, con un negativo cuatro veces mayor que el de la anterior y una extraordinaria óptica de Zeiss que le cautivó. Encontramos los mismos temas junto a uno nuevo que será el desencadenante de este cambio, el paisaje natural. Comenzó a trabajar de manera intensa en el desierto de Sonora, en Arizona, a principios de los noventa y, al intentar captar en profundidad la complejidad de ese intrincado lugar bajo la luz cegadora, comprobó las limitaciones de la Leica. Cuando completó el proyecto, The Desert Seen (1996), decidió seguir empleando esa nueva cámara que traduce de forma extraordinariamente fiel las cosas tanto en primer plano como en la distancia.

Lee Friedlander. Parque Nacional de Grand Teton, Wyoming, 1999. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

El paisaje social norteamericano ha siso el tema central de la fotografía de FRIEDLANDER y lo sigue siendo en estas últimas décadas; incluso somos más conscientes de ello ante las series que encontramos en este capítulo de la exposición, como las conocidas America By Car o Sticks and Stones: una actualización de ese paisaje que es también una recopilación de las obsesiones que comparte con nosotros desde hace tantos años: espacio natural, monumentos, reclamos publicitarios, vallas metálicas, retratos, autorretratos… Un entorno siempre cambiante y cada vez más atractivo para la Superwide en manos de FRIEDLANDER. Como comenta Nicholas Nixon en las paginas del catálogo de esta muestra: “Cuando entornes los ojos para ver una de sus imágenes, las formas, los espacios y la energía general parecen inevitables, equilibrados pero llenos de fuerza, y a menudo de alegría. Todo en sus encuadres importa. La forma eleva el tema hacia el significado”.

Lee Friedlander. Haverstraw, Nueva York,1966. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Las fotografías en blanco y negro presentes en la exposición con imágenes de plata en gelatina positivadas por LEE FRIEDLANDER. Las copias datan de varios periodos a lo largo de las seis décadas de trabajo del artista. Las imágenes en color han sido reproducidas digitalmente a partir de diapositivas originales.

Lee Friedlander. Oregón, 1997. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

© Mariví Otero. 2020
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: LEE FRIEDLANDER. Fundación Mapfre. Madrid. 1 de octubre 2020 al 10 de enero 2021. Departamento de prensa de la Fundación: documentación y fotografías: Alejandra Fernández Martínez.

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