martes, 20 de octubre de 2020

EL SUEÑO AMERICANO. Del Pop a la actualidad

La exposición El sueño americano. Del pop a la actualidad es un recorrido por seis décadas de la historia del grabado en Estados Unidos con artistas como Warhol, Rauschenberg o Lichtenstein.

Fundación “la Caixa” Madrid. La muestra inaugurada, en CaixaForum Madrid, narra la revolución plástica del grabado en el arte estadounidense durante los últimos sesenta años, tomando como punto de partida el arte Pop y pasando por otros movimientos artísticos como la abstracción, el minimalismo, el fotorrealismo y la figuración.

La exposición arranca su recorrido con el surgimiento del arte en Nueva York y la Costa Oeste americana. Numerosos artistas del Pop -el más famoso de ellos es WARHOL, pero también JAMES ROSENQUIST, que había trabajado pintando vallas publicitarias en Times Square- provenían de la publicidad y la ilustración, y conocían las estrategias de marketing para captar la atención mediante colores primarios y una imaginería llamativa. La exposición del grabado durante los años sesenta en los Estados Unidos está directamente relacionada con la eclosión del arte Pop, que en su filosofía no establecía limites ni diferencias entre arte culto y arte comercial. Y que se sentía fascinado por los medios de comunicación y la publicidad. La serigrafía y las técnicas asociadas a la impresión masiva fueron utilizadas por los artistas para llegar a una nueva clase media que podía acceder a carpetas de obra gráfica o a libros de artista de pequeño formato. A estos artistas, la reproductibilidad de la obra gráfica les permitía llegar a un público numeroso.

Roy Lichtenstein. Girl/Spray Can from Walasse Ting. 1¢ Life, 1963. © The Trustees of the British Museum. © Estate of Roy Lichtenstein/All rights reserved/ VEGAP 2020.

Los artistas Pop, toman objetos de la vida cotidiana, así como elementos y temas muy presentes en los medios de comunicación de masas, y los elevan a la categoría de arte. Poco después de la muerte de Marilyn Monroe, WARHOL utilizó el rostro que aparecía en el cartel de la película Niágara para sus famosas serigrafias de la actriz. CLAES OLDENBURG crea una obra a partir de un enchufe flotando en el agua (Floating Three-Way Plug,1976), y JASPER JOHNS, que había pintado la bandera americana por primera vez en 1954, la convierte en un icono Pop con sus series de grabados empleando múltiples capas de tintas trasparentes. El segundo ámbito de la muestra esta dedicado exclusivamente a tres artistas del Pop: JASPER JOHNS, ROBERT RAUSCHENBERG y JIM DINE.

Andy Warhol. Marilyn. 1967. Serigrafía en negro y plateado.

Los talleres de impresión fueron cruciales para la gran eclosión del grabado en los Estados Unidos. El espíritu innovador y de complicidad con los creadores de talleres, como Universal Limited Art Editions, en Nueva York, y Gemini G.E.L., en los Ángeles, permitió a los artistas realizar obras pioneras y muy experimentales, como la litografía (Accident, 1963), en la que RAUSCHENBERG aprovechó la rotura total de una gran piedra en la que estaba trabajando para imprimir a partir de la piedra rota. El resultado fue sorprendente e innovador, puesto que la fisura se convirtió en un chorro de luz que ofrecía una nueva dimensión plástica al grabado.

Robert Rauschenberg. Sky Garden from Stoned Moon series, 1969. [Jardín celeste, de la serie Luna en piedra]. Litografía en color y serigrafía. © The Trustees of the British Museum. ©Robert Rauschenberg, VEGAP, Barcelona, 2020.

Flags I, 1973. [Banderas I]. Serigrafía en color. © The Trustees of the British Museum. ©Jasper Johns, VEGAP, Barcelona, 2020.

Made in California. La experiencia de la Costa Oeste. Es otro de los ámbitos de la exposición. Estos artistas, se caracterizaron por realizar obras más relajadas y que sintonizaban mejor con el estilo de vida de Los Ángeles. Aquí, el sol, el mar y los paisajes desde el coche cobran protagonismo. ED RUSCHA fue uno de los artistas que mejor reflejaron esa atmósfera vital en series como (Twentysix Gasoline Stations, 1966) y (Made in California, 1971). La obra de RUSCHA contrasta con los grabados en blanco y negro de BRUCE NAUMAN que representan palabras. Precisamente, en la exposición se muestra un libro de artista de ED RUSCHA, Veintiséis gasolineras, con fotos y estampaciones de los paisajes que veía de camino al taller. La pieza procedente de la Tate Modern de Londres.

Ed Ruscha. Standard Station [Gasolinera Standard], 1966. Serigrafía en color. ©Ed Ruscha, cortesía del artista.

Abstractos, minimalistas, figurativos, activismo político, feminismo y raza e identidad.

Pero no solo los artistas Pop abrazaron con entusiasmo la técnica del grabado. Los pintores expresionistas abstractos, que seguían siendo muy influyentes en los años sesenta, utilizaron, el grabado con profusión, especialmente la litografía, que se ajustaba muy bien a la gestualidad de su estilo. WILLEM DE KOONING realizó arte gráfico de gran formato, por ejemplo, y dedicó una serie a la aproximación libre de Minnie Mouse, el célebre personaje creado por Disney, en la que el artista experimentó aplicando con pincel líquidos grasos directamente sobre la plancha litográfica. ROBERT MOTHERWELL y PHILIP GUSTON también usaron el grabado para expresar su abstracción gestual, mientras que ELLSWORTH KELLY Y FRANK STELLA realizaron obras con formas geométricas y con formas simplificadas de la corriente Hard Edge, basada en transiciones abruptas de color.

Frank Stella. Purple Series. 1972. Conjunto de nueve litografías en violeta metalizado.

Podemos ver en otro ámbito de la muestra, que en los años setenta, los artistas minimalistas y conceptuales también recurrieron a la obra grafica como reacción al arte Pop. Artistas como el minimalista DONALD JUDD y el conceptual SOL LeWITT dedicaron gran atención a la estructura y las propiedades de los materiales. El color, la forma, la textura y el material son reducidos a la esencia, y aparecen líneas simplificadas. En el mismo momento, el fotorrealismo, que nuestras imágenes muy detalladas a partir de fotografías presenta una intención muy distinta. CHUCK CLOSE Y ALEX KATZ realizan retratos monumentales. El pintor RICHARD ESTES, el más emblemático de los artistas del estilo hiperrealista, representa escenas y paisajes estáticos y sin gente, que parecen distanciados de la realidad.

Donald Judd. Sin título, 1961-1975. Xilografía sobre papel oriental crema. © The Trustees of the British Museum. ©2020, Judd Foundation, VEGAP, Barcelona, 2020.


Alex Katz. Self-Portrait. 1978. Aguatinta en tonos grises y plateados.

La figuración sin intención realista también resurgió a finales de la década de los setenta. PHILIP GUSTON, uno de los principales defensores del expresionismo abstracto, provocó una considerable polémica con su retorno a la figuración. Se alejó de repente del estilo gestual y empezó a crear imágenes caricaturescas de figuras encapuchadas, extremidades desmembradas, botas claveteadas y otras formas figurativas. En la exposición también pueden verse grabados figurativos de artistas como RICHARD DIEBENKORN -que recupera géneros clásicos como la figura humana, la naturaleza muerta y el paisaje- PHILIP PEARLSTEIN, ROBERT LONGO Y Susan Rothenberg.

Robert Longo. Eric, 1984. Litografía. © The Trustees of the British Museum. ©Robert Longo, VEGAP, Barcelona, 2020.

Desde su invención en el siglo XV, la impresión siempre ha resultado un buen medio de expresión para la crítica política. Los artistas americanos, a partir de hechos históricos como el asesinato de Kennedy y la guerra de Vietnam, ha utilizado el arte grafico para difundir mensajes políticos y sociales relacionados con las guerras, la epidemia del sida, el terrorismo y las crisis económicas. WARHOL hizo campaña a favor del senador demócrata GEORGE McGOVERN con una serigrafía en la que aparece su oponente republicano, Nixon, con la cara verde y los labios amarillos. En 1967, WILLIAN N. COMPLEY creó una serigrafía con la bandera americana en blanco y negro y la palabra think (piensa), que fue incluida en una carpeta con obras de otros 16 artistas para protestar contra la guerra de Vietnam. ROY LICHTENSTEIN realizó obra gráfica como forma de recaudación de fondos para causas políticas y sociales durante toda su carrera. Así, la serigrafia I love Liberty (1982) fue creada para un acto organizado por el grupo de presión progresista People for the American Way, que defendía los derechos de las minorías y los grupos oprimidos, entre ellos los homosexuales, las mujeres, los afroamericanos, los hispanos y los nativos americanos. El grabado también jugó un papel fundamental entre los artistas que denunciaban la negligencia del gobierno de Reagan con respecto al sida como ERIC AVERY.

Andy Warhol. Vote McGovern, 1972. [Vota McGovern]. Serigrafía en color. © The Trustees of the British Museum. © 2020 The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts, Inc. /VEGAP.

El feminismo también está representado en la exposición con obras de mujer artistas que denunciaban las estructuras tradicionales del poder masculino. LOUISE BOURGEOIS habla de cómo le afecta la maternidad en la obra de pinta seca Set Sebastienne (Santa Sebastiana, 1992), y KIKI SMITH advierte de cómo se trata a las niñas y a las mujeres en los cuentos infantiles en un grabado de 2002 sobre la Caperucita Roja, en el que nace una niña del vientre del lobo. Del mismo modo, los artistas no blancos, que hallaron muchos obstáculos para entrar en las corrientes artísticas americanas, denunciaron abusos policiales y la violencia racista, en algunos casos en plena segregación, que fue legal en los estados del Sur hasta 1964. Artistas afroamericanos como EMMA AMOS, KARA KALKER Y WILLIE COLE han recuperado y denunciando en sus obras la historia casi silenciada de la esclavitud.  

Louise Bourgeois. Ste Sebastienne or The Arrows of Stress. 1992. Punta seca.

Kiki Smith. Born. 2002. Litografía en color.

Comisariado: Catherine Daunt, conservadora de arte gráfico moderno y contemporáneo, y Stephen Coppel, conservador de la colección moderna, ambos del departamento de grabados y dibujos del British Museum.

Se exhiben más de 200 obras, procedentes en su mayor parte del British Museum de Londres.


© Mariví Otero. 2020
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: El sueño americano. Del Pop a la actualidad: del 9 de octubre de 2020 al 31 de enero de 2021 en CaixaForum Madrid. Organización y Producción: Fundación “la Caixa” Madrid, con la colaboración del British Museum.

martes, 13 de octubre de 2020

LEE FRIEDLANDER. El encuadre preciso

Lee Friedlander. Baltimore, 1968. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco . © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Una gran muestra del fotógrafo más influyentes de nuestro tiempo se puede visitar en la Sala Recoletos de Fundación Mapfre de Madrid. LEE FRIEDLANDER (Aberdeen, Estado de Washington, 1934). La exposición organizada de manera cronológica realiza un recorrido extenso por las seis décadas del trabajo ininterrumpido de FRIEDLANDER en la que vemos desplegadas sus principales series. También sus libros, más de cincuenta contando solo sus monografías, acompañan esta muestra de unas trescientas cincuenta fotografías, pero que busca más que la exhaustividad, el “encuadre preciso” sobre el artista. La muestra comisariada por Carlos Collonet.

Lee Friedlander. Albuquerque, 1972. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Como sus maestros, FRIEDLANDER se liberó de los cánones formales dominantes que exigían la búsqueda de la perfección técnica y la belleza, y abordó una fotografía natural, directa, sin manipulación técnica, eliminando así la barrera entre lo bello y lo feo, lo importante y lo trivial. Al poner en evidencia las arbitrariedades de las normas impuestas, su obra cuestiona nuestra manera de ver el mundo a través de una cámara. Si el arte es una manera de experimentar, el extrañamiento que experimentamos ante las fotografías de FRIEDLANDER nos permite volver a contemplar el mundo con una mirada fresca, liberar nuestra capacidad de percepción y descubrir lo que el encasillamiento de la tradición había vuelto invisible; en definitiva, nos ofrece renovar nuestra experiencia del mundo.

Lee Friedlander. Paul Tate, Lafayette, Luisiana, 1968. Galetin silver print. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Para FRIEDLANDER, el mundo contemporáneo, con toda su riqueza, vitalidad e incongruencias, encuentra su quintaesencia en el paisaje social norteamericano. Con la cámara más popular en aquellos años sesenta, una Leica de 35 mm, rápida ágil, como una extensión del ojo, el artista crea un paisaje cuya originalidad radica en la libertad con que lo enmarca. Porque su intención es mostrarnos como funcionan las imágenes: la magia no reside para él en el “instante preciso” de Cartier-Bresson, sino en el “encuadre preciso”, en cómo el mundo ofrecido a la cámara se convierte en fotografía.

Lee Friedlander. Nueva York, 2011. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

A partir de los noventa, el fotógrafo se sirve de una Hasselblad para seguir investigando las posibilidades del medio fotográfico. El desafío que se plantea FRIEDLANDER para mantener viva su fotografía responde a lo que Willem de Kooning: “Hay que cambiar para seguir siendo el mismo”. Mantener este imperativo a lo largo de su carrera tan prolongada requiere afrontar riesgos y mucho trabajo, energía y resistencia. Pero no es un problema para quien disfruta del acto de ver y posee una extraordinaria habilidad de observación.

Lee Friedlander. Baton Rouge, Lousiana, 1998. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

La exposición es un completo recorrido cronológico por su extensa obra, destacando algunos de sus proyectos más significativos como American Monuments.

Abre la muestra con JAZZ, la relación de LEE FRIEDLANDER con el jazz va más allá de su afición por este tipo de música. Buena parte de estas fotografías están recogidas en las publicaciones que rinden tributo a su pasión por el jazz, a sus músicos y la ciudad de Nueva Orleans, donde viajó en numerosísimas ocasiones: The Jazz People of New Orleans, 1992; American Musicians, 1998, y Playims for the Benefit of the Band, 2013.

Lee Friedlander. Nueva York, 2002. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

En los años sesenta, FRIEDLANDER irrumpía en el pequeño panorama de la fotografía artística como un torbellino de ingenio y novedad. Había tomado nota de las innovaciones formales y conceptuales aportadas por fotógrafos como Walker Evans y Robert Frank, pero este joven artista culminaría el camino emprendido por la generación anterior para romper moldes tradicionales de representación e interpretación de la realidad, contribuyendo con ello a renovar nuestra visión del mundo. Si en algunos de los primeros trabajos vemos una extraña densidad marcada por la fuerza de los negros y el contraste tonal junto a un encuadre más convencional que reafirma la presencia de los objetos en sobrios escenarios -como en las ingeniosas Little Screens-, con su ambigüedad y yuxtaposición de ideas que lo sitúa en la órbita de los dadaístas o los surrealistas. Un paisaje vernáculo complejo, impersonal, a veces caótico, que le aproxima más al movimiento pop.

Lee Friedlander. Nashville, 1963. Imagen de plata en gelatina. 35,5 x 28 cm. Colecciones Fundación MAPFRE. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

En 1963 tiene su primera exposición individual en la George Eastman House de Rochester, Nueva York. A lo largo del año siguiente, y gracias a una beca Guggenheim, viaja por Europa con su familia; algunas de las fotografías que tomó entonces en España se presentan aquí por primera vez.


Los años setenta. El fuerte contraste de las imágenes de la década anterior se relaja en la época; lo que era más denso es ahora más ligero. Todo es legible en la escala de grises; una descripción más fluida en la que la presencia del fotógrafo pasa desapercibida. Sus obsesiones siguen progresando, junto a otras nuevas que conviven con las anteriores; no dejamos de encontrar efectos de collages, cortes y obstáculos, aunque percibimos mayor flexibilidad y una nueva amplitud en la descripción de los motivos. Los vemos en The American Monument, una de las series más importantes de su trabajo, donde encontramos diversos e inesperados puntos de vista, encuadres sorprendentes para abordar el tema, con más información de la que podríamos imaginar relevante. El volumen nacido de esta serie, publicado en 1975, es, sin suda, uno de los grandes libros de la fotografía del siglo XX.

Lee Friedlander. El padre Duffy, Times Square, Nueva York,. 1974. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

María, Las Vegas, 1970. Estamos ante uno de los retratos más bellos que FRIEDLANDER hizo de María. En realidad, es también autorretrato, pues al fotógrafo posa su sombra sobre el cuerpo de su mujer. Comparten con nosotros una intimidad que no es tan habitual: la cama revuelta, María de pie apoyada en la pared medio desnuda, la presencia de LEE confundiéndose con ella… LEE y María DePaoli se conocieron en 1957 y se casaron al año siguiente, cuando tenían veinticinco y veinticuatro años respectivamente. La extraordinaria colección de retratos de su mujer realizados por FRIEDLANDER se inicia desde ese momento y abarca toda su vida. El artista nos narra su historia en primera persona y a la vez es capaz de difuminarse para transformar su autobiografía en un retrato universal con el que podríamos identificarnos cada uno de nosotros.

Lee Friedlander. Maria, Las Vegas, Nevada, 1970. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Tras más de tres décadas de uso de la Leica de 35 mm., en los años noventa FRIEDLANDER se reinventa con una nueva cámara que va a ser su leal compañera en adelante, una Hasselblad Superwide, con un negativo cuatro veces mayor que el de la anterior y una extraordinaria óptica de Zeiss que le cautivó. Encontramos los mismos temas junto a uno nuevo que será el desencadenante de este cambio, el paisaje natural. Comenzó a trabajar de manera intensa en el desierto de Sonora, en Arizona, a principios de los noventa y, al intentar captar en profundidad la complejidad de ese intrincado lugar bajo la luz cegadora, comprobó las limitaciones de la Leica. Cuando completó el proyecto, The Desert Seen (1996), decidió seguir empleando esa nueva cámara que traduce de forma extraordinariamente fiel las cosas tanto en primer plano como en la distancia.

Lee Friedlander. Parque Nacional de Grand Teton, Wyoming, 1999. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

El paisaje social norteamericano ha siso el tema central de la fotografía de FRIEDLANDER y lo sigue siendo en estas últimas décadas; incluso somos más conscientes de ello ante las series que encontramos en este capítulo de la exposición, como las conocidas America By Car o Sticks and Stones: una actualización de ese paisaje que es también una recopilación de las obsesiones que comparte con nosotros desde hace tantos años: espacio natural, monumentos, reclamos publicitarios, vallas metálicas, retratos, autorretratos… Un entorno siempre cambiante y cada vez más atractivo para la Superwide en manos de FRIEDLANDER. Como comenta Nicholas Nixon en las paginas del catálogo de esta muestra: “Cuando entornes los ojos para ver una de sus imágenes, las formas, los espacios y la energía general parecen inevitables, equilibrados pero llenos de fuerza, y a menudo de alegría. Todo en sus encuadres importa. La forma eleva el tema hacia el significado”.

Lee Friedlander. Haverstraw, Nueva York,1966. Imagen de plata en gelatina. 28 x 35,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Las fotografías en blanco y negro presentes en la exposición con imágenes de plata en gelatina positivadas por LEE FRIEDLANDER. Las copias datan de varios periodos a lo largo de las seis décadas de trabajo del artista. Las imágenes en color han sido reproducidas digitalmente a partir de diapositivas originales.

Lee Friedlander. Oregón, 1997. Imagen de plata en gelatina. 51 x 40,5 cm. Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco. © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

© Mariví Otero. 2020
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: LEE FRIEDLANDER. Fundación Mapfre. Madrid. 1 de octubre 2020 al 10 de enero 2021. Departamento de prensa de la Fundación: documentación y fotografías: Alejandra Fernández Martínez.

viernes, 2 de octubre de 2020

NACHO CRIADO. Desde el Minimalismo, la disciplina “conceptual” y más.

Nacho Criado

La Galería Álvaro Alcázar inaugura la temporada con una exposición muy esperada de NACHO CRIADO (Mengíbar, Jaén, 1943 – Madrid, 2010). Medalla de Oro de Bellas Artes 2008 y Premio Nacional de Artes Plásticas 2009.

Escribe Álvaro Alcázar, “Considero que es fundamental recuperar las figuras importantes del arte, revalorizarlas y darles la importancia que merecen”. El tiempo le ha devuelto un artista tan especial como NACHO CRIADO, con el que Carmen Gamarra (su madre) trabajó décadas. Ya ninguno de los dos está entre nosotros, pero sí, su magnífico trabajo, Carmen Gamarra como una gran galerista y nuestro artista con sus obras minimalistas, “conceptual” y más, como escribe Álvaro Alcázar “siempre tenía las obras en la cabeza, solo había que sacarlas, era una artistazo, un genio”. Muestra en colaboración con Gonzalo (hijo de Nacho Criado) y Lidija, sin ellos no hubiese sido posible hacer la exposición.

Vista de sala. Exposición: Nacho Criado. Galería Álvaro Alcázar.

La obra de NACHO CRIADO se despliega por el gran espacio de la galería unas diez obras, de diferentes épocas. El discurso de CRIADO se va forjando, en primer lugar, en el minimalismo imperante durante la segunda mitad de la década de 1960, para contestar sus principios básicos en piezas como las que componen Homenajes a Rothko de 1970-1994. El empleo de materiales pobres manifiesta un vínculo con el arte povera que propulsó una reacción contra la modernidad desde el uso de materiales de desecho, mientras que sus prácticas, centradas en el proceso, lo conectan directamente con otra figura de autoridad del arte moderno, Marcel Duchamp, así como otras menciones y referencias (Bruno Taut, Matthias Grünewald, Samuel Beckett).

HOMENAJE A ROTHKO II. 1970 - 1999. Técnica mixta, acrílico y cartón. 107 x 77 cm.
HOMENAJE A ROTHKO I. 1970 - 1999. Técnica mixta, acrílico y cartón. 107 x 77 cm.

La obra de CRIADO deriva entre polos muy distintos, pero no puede disociarse en general de las estrategias del arte conceptual en un sentido amplio, su interés se dirigió al uso de las herramientas y elementos a su alcance como materia de indagación, como pensamiento y como lenguaje. En ese sentido, prácticas como la performance, el Land art o el Body art, no fueron para CRIADO etiquetas de identidad sino instrumentos de investigación.

HERIDA ALPINA, 1996, Hierro, cristal y mármol, 113,5 x 350 x 170 cm.

NACHO CRIADO reactiva y reactualiza, como nuevo agente colaborador, las ideas de ellos, que permanecen dentro de la historia del pensamiento, no como obras de arte sino como proceso. Todos estos elementos de partida convergen en una pieza madura, Desprendimiento de la cúpula, 1996 (hierro, espejo y cristal, 140 x 140 x 260).

Desprendimiento de la cúpula, 1996 (hierro, espejo y cristal, 140 x 140 x 260).

Por último, antes de traspasar el pórtico de la presente muestra quisiera recordar, aunque sólo fuera para uso de recién llegados, que en ella cristaliza y pocas veces de un modo más literal una trayectoria artística bien reconocida en nuestro panorama. Como sospecharán, me refiero a aquél que, reclamándose a las astucias duchampianas, se impregna de la sensibilidad que destilaban los “nuevos comportamientos”, desde el Minimalismo y la disciplina “conceptual”, a la que, no obstante, sería irrisorio el reducirlos. 


© Mariví Otero. 2020
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Nacho Criado. Galería Álvaro Alcázar. Catálogo en PDF: AAVV. Documentación y fotografías, prensa de la Galería: Lucía González Sainz de los Terreros. Hasta el 14 de octubre de 2020. 

Marchan Fiz, S.: Piezas de agua y cristal: Entre las transparencias y la metáfora. 1991.