sábado, 18 de febrero de 2017

Antoni Tàpies. Doce pinturas 1955-1967.

Abanico y materia, 1967, Antoni Tàpies

Escribir sobre la pintura de Antoni Tàpies (Barcelona 1923- 2012 Barcelona), es como pretender descubrir  algo nuevo, un aspecto que haya pasado inadvertido para todas las miradas que han pasado por esa obra, inaugurar una mirada nueva un aspecto de ella que no haya sido advertido. No, no pretendo eso y mucho menos puedo pretender descubrir una vía inédita, intocada por comentaristas anteriores, yo entre ellos. Una vez más ella, la obra, esa obra velazqueña volvió  hacia mí, en una bellísima exposición que ha inaugurado la Galería Guillermo de Osma.

Relieve gris con arcos, 1959, Antoni Tàpies

Los diez años que marca la cronología  de esta exposición 1955-1967, convirtieron a Tàpies en una de las referencias mayores del arte posterior a la Segunda Guerra Mundial, en uno de los maestros más originales y profundos de su época; una época en la que la creación  cultural fue de las que más supo entrar en las zozobras, los dolores y los enigmas del hombre, que mejor describió su condición hermosa y marginal –también grotesca-, que situó su lugar en el mundo y definió su ser, y que continuar con gran riesgo la descripción de la tragedia de la condición humana, que en el siglo XVII se había empezado a sospechar. La guerra puso al hombre frente a su imagen  más terrible y veraz, y el arte que salió de ella se sumió en un desaliento existencial lúcido y sin precedentes […]

[...] Eduardo Cirlot describe la obra: "Monumental, refinado, inventivo, poseído de intrínseco sentido del misterio, el estilo de Antonio Tàpies se manifiesta sobre todo en las sutiles relaciones de la estructura y la textura, dando especial valor a la emoción irracional de las superficies, como símbolo de la extensión, y a los factores lineales tratados con frecuencia por el dramático procedimiento del grattage.  Pero hay también una dualidad que le lleva a alternar expresiones contrarias, entregándose al patético  sentimiento de la destrucción y del entrelazamiento de rabiosos y densos contrastes texturales o buscando lo tectónico y sereno, aunque siempre dentro del procedimiento informalista. Esta se manifiesta ya primariamente por la elaboración de una materia que permite crear gruesos empastes sobrios, con calidades de relieve. Mezcla barnices sintéticos, polvos minerales y pigmentos [...]"

Relieve marrón con dos agujeros, 1964, Antoni Tàpies

La exposición cuenta con doce obras de 1955 a 1967, en esta época  Washhurn, que había visto una exposición suya en las Galerías Layetanas de Barcelona, organizó su primera exposición en los Estados Unidos, en Chicago. Allí conoció su obra Martha Jackson, que debía convertirse en su marchante en América y a través de ella entró en relación con Michel Tapié quien, entusiasmado por la relación entre el arte de Tàpies y su concepto del arte Autre, le llevó a la Galería Stadler, de París, que lo consideró uno de los artistas de base desde 1956 y realmente lanzó el conocimiento internacional de su obra. La materia trabajada pacientemente, los altos relieves, los chorros, los degradados relacionan la aportación de esta época con los ensayos de Fautrier y de Dubuffet, pero la monumentalidad y la austera severidad de las obras de Tàpies están muy lejos de las obras en pequeño formato y las delicadezas cromáticas  muy francesas de un Fautrier o del aspecto irónico, caricaturescamente figurativo, de Dubuffet.

Negro sobre Rojo, 1963, Antoni Tàpies

A partir de 1956, el momento en que se inaugura con una exposición suya la Galería Stadler, y Michel Tapié publica la monografía sobre su obra, la pintura de Tàpies llega a la madurez de su lenguaje propio.

Sigo preguntándome ¿Qué hay detrás de los muros de Tàpies y sus ventanas ciegas?, ¿Qué hay detrás de esa puerta? Las veces que coincidí con él y su esposa, no me atreví, ¡era el Maestro! Leo en el catálogo de la muestra, que Federic Amat también se lo pregunta.

Tàpies en su estudio.

© Mariví Otero 2017
Asistente: Manuel Otero Rodríguez

Bibliografía: Cirlot. J.E.: Informalismo, pag. 38. Ediciones Omega, S.A. 1959. Barcelona.
Tàpies 1955-1967. Catálogo, textos: de Javier Viar y Federic Amat. Galería Guillermo de Osma. Madrid. Del 8 de febrero - 7 de abril 2017.
Galería CarrerasMugica. Bilbao. Del 5 de mayo- 17 de Junio 2017.

sábado, 4 de febrero de 2017

Manuel Barbadillo. La inventiva matemática.

El galerista Rafael Ortiz y la artista Carmen Laffón.

Utilizar el ordenador como una herramienta de trabajo, con la misma soltura que un pintor sostiene el pincel, es el último sueño de muchos artistas, especialmente de los más jóvenes. Lo que para algunos aún es ciencia ficción, para Manuel Barbadillo (Cazalla de la Sierra, Sevilla 1929- Málaga, 2003) es un gesto cotidiano en los últimos 36 años de su vida artística. El padre español de la cibernética, el primero en utilizar el ordenador para pintar en 1968, se ganó entonces el desprecio de algunos de sus colegas.

R.O. Proyectos en Madrid, ha inaugurado una espléndida exposición de las obras de aquella primera época, lienzos, bocetos y dibujos fechados entre 1968 y 1979, así como, de otros periodos cerrando la muestra una obra del año 2000. Barbadillo, desde que optó por sus creaciones modulares, limitó su paleta al blanco y negro o al crema y marrón.


La inventiva matemática de Manuel Barbadillo, es marginada aquí de comparaciones ella vive su personal vida, su propia independencia formal y conceptual. Figura principal del arte modular, la actividad de Barbadillo en el equipo artístico del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid (hoy la Universidad Complutense) ha sido en diferentes momentos comentada y siempre con elogios mayores. La exposición presentada en R.O. Proyectos es el documento probatorio de su capacidad de inventiva en la teoría modular combinatoria. 


En 1969 Manuel Barbadillo, escribe: Materia y Vida.- I Forma y movimiento (la problemática actual del arte).- “Yo no puedo comprender el arte si no es en relación con el fenómeno general de la cultura, y ésta la entiendo como el empeño por comprender el mundo y por adecuar a sus leyes la organización de la vida. En este sentido, el arte está íntimamente ligado a la investigación y el pensamiento como medios de ampliación del conocimiento de la realidad, y a la economía, la sociología y la política como instrumentos de educación de la vida a dicha realidad; así como el resto de las actividades humanas.
Bajo este punto de vista, la historia del arte occidental se me aparece como el análisis de la realidad a través de unos canales (intuición y sentimiento) distintos de la experimentación, que es el de la ciencia, pero que, a pesar de la diferencia de medios, se presentan como paralelos en sus resultados.

No debe interpretarse esto, sin embargo, en el sentido de que piense  que arte y ciencia son en realidad la misma cosa. Hay una diferencia, y es que el arte, aunque colabore en el proceso de captación de la realidad, no tiene esto como su misión específica, que es más bien reflejar la vida. Y la vida está integrada tanto por la realidad objetiva como por la subjetiva, por la respuesta del hombre a la nueva realidad.

Esto explica que mientras la profundización en la materia ha seguido un camino de objetivación ascendente, de progresiva sistematización, el arte, en cambio, ha evolucionado a tirones, y a lo largo de un proceso lleno de movimientos pendulares, con el énfasis unas veces en la Forma, lo objetivo, y otras en el Contenido, lo subjetivo. Representando el subjetivismo de la Sociedad ante la abstracción de los Sistemas”.

(“Ordenadores en el Arte”, Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, 1969)


Manuel Barbadillo, entre 1955 y 1959 viajó por Europa y el norte de África, y trabajo gran parte de este tiempo en Marruecos, donde su obra evolucionó desde su realismo inicial al informalismo, y posteriormente, entre 1959 y finales de 1962, residió en Nueva York, pasando en este tiempo su pintura del informalismo de acción al de materia, y de éste a un objetualismo que en su última fase tenía la reiteración, pautación y el ritmo como elementos predominantes.

Hacia 1964 su obra empieza a mostrar las características cibernéticas de su estilo modular y en 1968 asiste a un curso sobre ordenadores en el recién inaugurado Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, donde utilizó por primera vez el ordenador como instrumento artístico, instrumento que continuaría usando después en su casa tras la aparición de los ordenadores personales.


Contemplar estas obras no es viajar al pasado, sino al futuro, siempre ha estado ahí.

R.O. Proyectos. C/ Huertas 61, bajo izda. Madrid (España) Telf. (0034) 954.21.48.74.

© Mariví Otero 2017
Asistente: Manuel Otero Rodríguez

Bibliografía: López Gorgé, J. Barbadillo. Artistas Españoles Contemporáneos nº 146. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia. 1977. IBSN: 84-369-0513-X. España.