viernes, 20 de agosto de 2021

Busto de mujer de Picasso, en el Museo del Prado

Busto de mujer de Picasso en la sala 9 B de edificio Villanueva en el Museo Nacional del Prado. Foto ©Museo Nacional del Prado.

El Museo Nacional del Prado expone Busto de mujer, obra realizada por Picasso y que ha sido depositada por Donación de Aramont American Friends of the Prado Museum, en el Prado por periodo de cinco años.

Busto de Mujer, realizado en 1943, es una muestra de gran calidad de la respuesta de Picasso a la violencia de la II Guerra Mundial. En muchas de las imágenes femeninas pintadas en ese periodo el artista deformó los rasgos de las figuras de un modo radical. En esta pintada en un solo día, el 7 de octubre de 1943, lo hizo con trazos rápidos y muy seguros. La resonancia de los tonos del fondo y la rotunda presencia del tipo femenino revelan los ecos de su gusto por lo español y su profundo conocimiento de nuestra tradición pictórica.

Busto de mujer de Picasso en la sala 9 B de edificio Villanueva en el Museo Nacional del Prado. Foto ©Museo Nacional del Prado.

Se expone en la sala 9 B, dedicada a retratos de El Greco y junto a El bufón Calabacillas de Velázquez, trata de mostrar la fuerte influencia que la gran pintura española clásica tuvo en el pintor malagueño. Picasso participó activamente en la recuperación del maestro cretense, interpretado por los artistas de vanguardia como el padre del arte moderno y, cuando apenas había cumplido 15 años, plasmó una copia de El bufón calabacillas en lápiz de plomo en el cuaderno que le acompañó durante su primera visita al Prado.

Busto de mujer de Picasso en la sala 9 B de edificio Villanueva en el Museo Nacional del Prado. Foto ©Museo Nacional del Prado.

Picasso y el Museo del Prado

La formación de Picasso sigue los cánones académicos tradicionales. Hijo de un pintor dedicado a la enseñanza del oficio, tuvo una esmerada formación artística que completó siguiendo todos los pasos académicos habituales en la España del siglo XIX, incluyendo el estudio de los ejemplos históricos en el Museo del Prado.

El 13 de octubre de 1897, según consta en el Archivo Documental del Museo del Prado, Pablo Ruiz Picasso se registró en el libro de copistas para estudiar la obra de Velázquez. Ese mismo año, volvió para copiar La Anunciación de Murillo y una Venus de Tiziano.

Picasso siempre se sintió atraído por los grandes maestros, con los que estableció un diálogo artístico a lo largo de su carrera. En una carta dirigida a su amigo Joaquín Bras le explicaba: “(…) El museo de pintura es hermoso: Velázquez, de primera; de El Greco, unas cabezas magníficas; Murillo no me convence en todos sus cuadros; Tiziano tiene una Dolorosa muy buena; (…)”.

Se conservan dibujos de El bufón calabacillas y Francisco Lezcano, El niño de Vallecas y ejemplos de su admiración por un pintor que, aunque poco conocido y valorado en su época, comenzaba a hacerse hueco en el imaginario vanguardista: El Greco.

En la instalación de carácter permanente “Historia del Museo del Prado y sus edificios” se expone el nombramiento, firmado por Manuel Azaña, de Pablo Ruiz Picasso como director del Museo Nacional del Prado por Decreto del 19 de septiembre de 1936 y, aunque acepta el nombramiento, no tomó posesión formal del cargo.

Registro de la entrada de Picasso en el libro de copistas del Museo Nacional del Prado en 1897. Archivo digital del Museo Nacional del Prado.

Nombramiento de Picasso como Director del Museo Nacional del Prado. Archivo digital del Museo Nacional del Prado.

Busto de mujer. Picasso. 1943. Donación de Aramont Art Collection a American Friends of the Prado Museum

Busto de mujer, realizado el 7 de octubre de 1943, es una muestra de gran calidad de la respuesta de Picasso a la violencia de la Segunda Guerra Mundial. En muchas de las imágenes femeninas pintadas en este periodo el artista deformó las facciones de las figuras de un modo radical, hasta convertirlas casi en máscaras. A menudo llegó a introducir rasgos animales en los rostros, según se ve en esta obra en la disposición de la nariz como si fuera un hocico, una trompa o apéndice fálico. Los pechos aparecen distorsionados y cruzados. Conformó así un ser monstruoso y al mismo tiempo vulnerable, en una imagen alucinado cuyo extrañamiento se explica en buena medida por el horror que vivía Europa.

Picasso pintó el lienzo en un solo día en el estudio de su casa en la calle parisina des Grands-Augustine. Definió la figura con trazos rápidos y muy seguros que, más gruesos en el torso, se afinan y adquieren una nitidez luminosa en el rostro. En cuanto al color empleó con sutileza pigmentos muy diluidos que dejan ver la preparación blanca: solo hay empastes marcados en el broche y en los ojos, donde resalta la discordancia cubista de su doble colocación, de perfil y de frente. La resonancia de los tonos grises en el fondo y la rotunda presencia de la mujer, tocada con mantilla, revelan los ecos de gusto por lo español, más patente aquí que en otras obras de motivo similar. Como la deformación expresiva, son rasgos característicos de Picasso y también de algunos maestros de la tradición pictórica española a la que el artista se sintió siempre vinculado, como El Greco o Velázquez.


Busto de mujer Pablo Ruiz Picasso Donación de Aramont Art Collection a American Friends of the Prado Museum.

El bufón Calabacillas. Velázquez, 1635-39. Museo Nacional del Prado

El bufón Calabacillas está sentado en el suelo, junto a un rincón, en una postura que sería impropia para cualquier otro tipo de retrato. Esa pose, y su rostro desenfocado dan lugar a una distorsión expresiva que convierte esta obra en antecedente de las manipulaciones a las que el arte del siglo XX sometería el género del retrato. Este fue uno de los cuadros que Picasso copió durante su primera visita al Prado, en 1895.

El bufón Calabacillas Velázquez 1635-39 Museo Nacional del Prado.

Se abre así un diálogo cuyo objetivo es permitir al visitante observar y distinguir en su obra las hullas del pasado.

© Mariví Otero. 2021.
Manuel Otero Rodríguez. 

Fuente: El Museo Nacional del Prado expone Busto de mujer de Picasso. Área de Comunicación del Museo: Documentación y fotografías. 

miércoles, 18 de agosto de 2021

Las hilanderas de Velázquez

Imagen de Las hilanderas de Velázquez con el nuevo enmarcado Foto © Museo Nacional del Prado.

El Museo Nacional del Prado restituye la visión original de Las hilanderas de Velázquez, una de las grandes obras maestras del arte europeo, se presentó al público con un nuevo marco que oculta a la vista los añadidos que se realizaron en el siglo XVIII sobre el lienzo original y permite contemplar la composición tal como la concibió el maestro.

La obra queda integrada en una novedosa instalación especialmente diseñada donde se han incorporado una serie de novedades técnicas que garantizan su mejor conservación.

Imagen de Las hilanderas de Velázquez sin añadidos. Foto © Museo Nacional del Prado.

Añadidos históricos a Las hilanderas de Velázquez

En el siglo XVIII la tela fue ampliada en su perímetro añadido una ancha banda superior (con arco y óculo) y bandas más pequeñas en los extremos derecho, izquierdo e inferior. esta operación, bastante frecuente en las colecciones reales, desvirtuó, en el caso de Las hilanderas, la percepción original de la composición de Velázquez, dando como resultado que la escena que transcurre ante el tapiz se perciba más alejada y convirtiendo en costumbrista un contenido mitológico.

Conscientes de ello, y dado que la ampliación en una intervención histórica que no debe perder, el Museo del Prado ideó en los últimos años un sistema de enmarcado en el que dejaba únicamente visible la parte del cuadro pintada por Velázquez. Ese sistema hacía demasiado complejo el acceso físico a la parte posterior de la obra, por lo que desde 2017 se estuvo trabajando en la búsqueda de un montaje que permitiera acceder fácilmente en todo momento al cuadro y que al mismo tiempo mostrara solo la parte original del mismo. Ese proceso llega ahora a su fin con este proyecto.

Imagen comparativa de la obra original y con los añadidos de Las hilanderas de Velázquez Foto © Museo Nacional del Prado.

Un innovador sistema de enmarcado

El sistema propuesto consiste en el diseño de un panel de enmascaramiento concebido como un proyecto museográfico global que permite una total integración estética de la obra en la arquitectura de la sala de exposición sin alterar su percepción original y, simultáneamente, presenta altísimas prestaciones desde un punto de vista puramente técnico que son totalmente indetectables para el público, permitiendo una experiencia única y una relación natural sin interferencias entre la obra maestra de Velázquez y las personas que la contemplan.

Se trata de un desarrollo pionero en España, con un planteamiento que aúna criterios estéticos, de conservación preventiva y de sostenibilidad, que servirá como referencia para futuras intervenciones en el patrimonio mueble museístico español e internacional.

Imagen de Las hilanderas de Velázquez en sala 15 A con el nuevo enmarcado Foto © Museo Nacional del Prado.

Se trata de la primera acción inscrita en el proyecto “Enmarcando el Prado” que cuenta con el apoyo de la entidad filantrópica American Friends of the Prado Museum, gracias al patrocinio de la Fundación American Express, y que tiene como objetivos colaborar en la provisión de nuevos marcos para las obras de la pinacoteca, así como adecuar los existentes y desarrollar soluciones innovadoras para mejor la presentación de las colecciones.

Las hilanderas es una obra cumbre del arte universal, con un complejo significado que se expone ahora en las mejores condiciones museográficas.

© Mariví Otero. 2021.
Manuel Otero Rodríguez.

Fuente: Las hilanderas de Velázquez. Museo Nacional del Prado. Área de comunicación: Documentación y fotografías.