lunes, 1 de abril de 2013

Graciela Iturbide, fotógrafa mexicana


Mozambique 2006 8 x 10'' M

Empezaré por contaros que llevo casi dos meses, y lo que me queda, apartada de mis viajes y paseos por nuestro mundo del Arte... ¿Qué me pasó?... me he caído, he roto el tobillo, tibia y peroné ¡sí!… Como el escritor Eduardo Punset… he seguido su blog, ha sido útil para sobrellevar mi tragedia… ¡No ver Arco!, pero para eso está internet, ¡por cierto! artículo interesante el del escritor Vicente Verdú, en su blog, ¡leedlo! es la visión de un escritor.

Vuelvo  al título de esta entrada: Graciela Iturbide, fotógrafa mexicana. En la Galería Rafael Ortiz, Sevilla (España) hasta el 17 de Abril.

Pensé: Observando el Arte debe de viajar virtualmente a Sevilla, es la ocasión de volver a ver trabajos de esta magnífica fotógrafa, digo bien, en el año 2009 disfruté de una esplendida exposición en la Fundación Mapfre en Madrid. Yo sé que Rosalía y Rafael siempre cuidan sus exposiciones y traer a la Iturbide más. Les pido un recorrido por la exposición “Naturalezas y autorretratos”.




Camino  solemnemente, espero encontrarme con ella, de forma real, ¡pero no es posible! ¡Uf! Le hubiese contado mi gusto por la fotografía ¡y lo que me encanta ser retratada!, Graciela, confieso que intento hacer fotos, ¡ya sabes, de aquella manera que tú cuentas…! Unas clases tuyas me vendrían muy bien ¡en fin!, voy a seguir el recorrido.

Miro y miro, (la gente del arte somos unos grandes mirones, nos pierde el tacto, tocar ¡las texturas!) qué bellas composiciones, ¡que no mágicas!, sé que a su autora no le gusta, confiesa “No me gusta que me digan que mi fotografía es mágica, esto me pone furiosa. Más me interesaría, y no sé si lo logro, que hubiera una dosis de poesía en mi fotografía”. Develar los misterios es una de las ambiciones más locas de la poesía, pero es asimismo la locura más ambiciosa de la fotografía. Incluso se antoja que esta ambición no puede serle deparada en razón del exceso de visibilidad al que obliga el arte.

El proceso. “Yo sigo dos procesos: que el ojo se sorprenda cuando ve algo, estar lista para eso que muchas veces da resultado, y después los contactos. Cartir-Bresson decía que el momento decisivo consistía en tomar la foto. Yo creo en el momento en que tomas la foto y en la manera en que eliges tu contacto. O sea: hay dos sorpresas pero la primera es la más importante”.

Merida Yucatan 8 x 10''

[…] “La fotografía no es la verdad. El fotógrafo interpreta la realidad y, sobre todo, hace su realidad de acuerdo a sus conocimientos o sus emociones. A veces es complicado porque es un fenómeno algo esquizofrénico. Sin la cámara ves el mundo de una manera y con la cámara de otra; por esta ventana estás componiendo, incluso soñando con esta realidad, como si a través de la cámara se estuviera sintetizando lo que tú eres y has aprendido del lugar. Al fotógrafo le sucede lo mismo que al escritor: le resulta imposible tener la verdad de la vida”.

Le preguntan ¿Nunca has dado clases?: “Sí, en Arles, en Barcelona y en algunos talleres en México. Ahora hay algunos fotógrafos, pocos, que me enseñan su trabajo y lo comentamos. Pero no soy buena para dar clases… Me da pena hablar cuando veo fotos horribles. Prefiero irme por otro lado”.

Lugo Italia 2008 8 x 10''

¿Qué cámara utilizas o cuál es la que más te gusta y que formato prefieres?: “Mis favoritas son una Rolleiflex vieja y una Mamiya. Durante mucho tiempo use Leicas porque viajo mucho y son ligeras. Pero como ahora veo cuadrado, prefiero la Mamiya y mi Rollei viejita. Me gusta el formato 6x6; he dejado mis Leicas un poco olvidadas". En cuanto si es fotógrafa viajera o viajera fotógrafa, dice, "soy fotógrafa viajera. Nunca viajo sin mi cámara; es más importante el trabajo que mis vacaciones. Mi cámara es mi pretexto".

Ostia Italia 8 x 10''

Graciela Iturbide, fotógrafa mexicana, obtuvo en 2008 el prestigioso premio de fotografía Fundación Hasselblad, Suecia.

La exposición es un placer, no dejéis de verla o conectar con la Galería Rafael Ortiz en Sevilla. Felicitaciones Rosalía y Rafael. 

© Mariví Otero 2013

Bibliografía: Nota de prensa Galería Rafael Ortiz. Sevilla. Fabienne Bradu. Del texto “Ojos para soñar: Graciela Iturbide”.
Díaz Álvarez, Anitzel. 18 de agosto 2012: blogs milenio.com. Fotos: Graciela Iturbide. Cortesía de la Galería López Quiroga.

Orientalismo en Europa: Pintores Orientalistas S. XIX y XX



Guillaumet. Oasis.

En la historia del exotismo, el Orientalismo no es más que un capítulo, donde interesa delimitar la materia en el tiempo y en el espacio […]

Podríamos distinguir cuatro razones profundas del gusto por esta pintura. En principio, el sentido romántico de lo pintoresco, el colorido local, después de terminar el Neoclasicismo; el patriotismo exaltado por las guerras napoleónicas que lanzaba a Inglaterra e incluso a la joven  Italia hacia conquistas coloniales; una sensualidad que parecía que iba a ser asimilada más fácilmente, de una manera más variada, en Oriente que en Europa, donde la moralidad victoriana se extendía  más allá de Inglaterra; y por último, un gusto por lo misterioso que no satisfacía ya al catolicismo y menos todavía al protestantismo.

El Orientalismo se desarrolla menos en los países germánicos, ya que  el Romanticismo se manifiesta en la representación de una mitología nacional. En un menor grado, podríamos decir lo mismo de los ingleses, donde los pintores fueron tan a menudo inspirados por las “leyendas arturianas”.

En el reino de Carlos X se hicieron reconocer como género igual que los pintores de marinas y los paisajistas. Entre 1840 y 1880 los más famosos pintores pudieron en un momento de su carrera llamarse orientalistas. Citemos en Francia a Delacroix o Ingres; en Austria, Makart; en Rusia, Brulow; en Inglaterra, Holman Hunt y en España, Fortuny. A partir de 1880 el empuje  de una cultura moderna contra el academicismo, los impresionistas y después los simbolistas, apagaron el prestigio de los orientalistas. El Orientalismo declinó cuando la facilidad de los transportes multiplicó los enlaces entre Europa y Asia.

Fortuny

El declive empezó treinta años después, por lo tanto los límites más o menos exactos serían los del siglo XIX. Igualmente hace falta fijar los límites geográficos del Orientalismo, la mayoría de los artistas no pasaron del Próximo Oriente mediterráneo y su inspiración fue sobre todo islámica, era muy difícil viajar a Persia y Arabia era inalcanzable. Ningún país aportó tanto como Egipto, después fueron Turquía, Siria, Líbano y Tierra Santa. Con Argelia los franceses tuvieron un Oriente primero heroico y después sensual. Delacroix descubrió  Marruecos y excelentes pintores le siguieron vía España, como es el caso de Étienne Dinet, Gustave Guillaumet…



Alrededor de 1900 el Oriente islámico parecía que no tenía nada que ofrecer a los artistas, éstos hubieran debido ir muy lejos tras las huellas de Gauguin, para encontrar colores nuevos y una belleza más allá  de lo pintoresco. En veinte años el exotismo sustituyó  al Orientalismo, los cubistas descubrirían el Arte Negro, y si la pintura no hubiera tendido hacia un rechazo del Formalismo, Méjico y Sudán deberían haber atraído a los artistas. Matisse, a su paso por la casa de Gustave Moreau, aprendió a recoger del Oriente un gusto por lo arabesco, pasó numerosas temporadas en Marruecos a partir de 1911, de donde trajo lienzos dignos de sus modelos, como es la obra titulada “Las mujeres de Argelia”.

Matisse. Marroquí de verde. 1913. Rifeño de a pie. Oleo sobre Tela. Museo Del Ermitage, Leningrado.

En 1914, Paul Klee pasó varios meses en Túnez aprendiendo la sensibilidad inspirada en el desierto, encontramos siempre en sus  ciudades imaginarias los cubos apilados de la kasba, en los grafismos de la fantasía la caligrafía de la escritura árabe y en sus formas fantasmagóricas las mujeres con velo.

Buscando una actitud semejante hacia el Oriente islámico en la estética contemporánea la encontraríamos no ya en la pintura sino más bien en el cine. Así Pasolini, en “Las Mil y una Noche”, ha animado maravillosamente todos los temas queridos de nuestros pintores –violencia, sensualidad, magia- en los mismos lugares donde ellos colocaban sus caballetes hace más de un siglo. Hay que pensar también en el admirable “Elephant Boy” con Sabu o “Tombeau Hindou” de Joe May, película  alemana de los años veinte, “remake” de Fritz Lang. Y en el género orientalista ligero a lo Monticceli, citaré “Le Voleur de Bagdad”, con Douglas Fairbanks en 1925…


Los lienzos orientalistas tienen el mérito de conservar el recuerdo de un mundo que se desmorona rápidamente desde que tuvo contacto con el progreso.

© Mariví Otero 2013

Bibliografía: Philippe, J. “Les Orientalistes. Fribourg. 1977.
Brahime,D. y Benchikou, K. “La vie et l’ ouvre de Etienne Dinet”. Catalogue raisonneé. 1984, ACR Édition Internationale. Courbevoie .París.
Otero, M.V. Comisaria. “Pintores Orientalistas S.XIX y XX. Galería de Arte del Louvre, Centro de Arte y Antiguedades, Serrano cinco. Oct., Nov., Dic. 1987. Madrid. España.
Otero, M.V. Art. “Orientalismo en Europa” Revista Calamo nº 15, Oct., Nov., Dic. 1987. Instituto Hispano-Árabe. Madrid. España.