Cubos…
es la primera vez que se emplea la fórmula para designar esta pintura. Aun
cuando, por lo que cuenta el rumor un miembro del jurado del Salón de Otoño
dijo: Braque pinta pequeños cubos, es la primera vez que la palabra se
imprime en este sentido. Buena o mala, adecuada o inoportuna, está lanzada.
Nadie podrá retirarla. El Cubismo ha sido bautizado por alguien a quien no le
gusta. La palabra quería ser, sencillamente, maligna y burlona, de uso limitado
y, en cualquier caso, puntual. Pero entrará en la historia. […]
A
principios del siglo XX ha tenido lugar un suceso insólito. A saber: los
jóvenes pintores desconocidos de aquella época ya no se contentaban con colocar
sobre el lienzo líneas y colores, sino que metieron objetos dentro de él. Eran
preferentemente objetos planos o casi planos, tales como pedazos de periódico,
viruta de hierro, trozos de corcho e incluso arena. Se les preguntaba que por
qué y contestaban divertidos: Es para justificarnos,
pero, ¿Justificaros de qué? Llegado este punto cambiaban de conversación.
Sin embargo a veces añadían: ¿De qué
sirve imitar el periódico, o la arena o el corcho? ¿De qué, si puedo
introducirlos en el lienzo? A pesar de todo, todavía no quedaba demasiado claro. Pero, en
todo caso, lo que sí estaba claro es que no era una cuestión de
perspectiva la de aquellos cuadros, ya
que no había siquiera lugar para la
perspectiva, puesto que no se ve de ninguna forma cómo la arena o el corcho de verdad podrían someterse a las
reglas del cubo, de la unidad de la luz o de la simplicidad del punto de vista.
¡Si ya no presentaban nada!, puesto que
presentaban, en vez de representar.
En pocas palabras, a los nuevos pintores ya no les bastaba (como les había
bastado a Monet, a Van Gogh o a Cézanne)
con desobedecer a las unidades. Era necesario, además, suprimir toda ocasión de
perspectiva. ¿En provecho de qué, y adónde llegar? No se tardaría en saber.
Georges Braque, fotografado por Man Ray.
El 13 de Septiembre de 1912 Braque hace el descubrimiento que daría a la pintura
moderna su razón de ser. Ya desde hace
algún tiempo Braque se dedicaba a pegar en sus cuadros, junto al corcho o al
naipe, pequeñas construcciones de papel que recuerdan vagamente a biplanos, y Picasso,
evocando Wilbur Wright, lo llama mi viejo
Wilbur. Aquel día, estando Braque de paso por Avignon, encontró
en una droguería algunos papeles pintados de esos que imitan tan bien
la madera, las manzanas o los ramilletes de flores de los pintores de
brocha gorda. Compra un rollo y tan pronto como llego a su casa lo corta en
tres trozos y los pega sobre la hoja de papel ingres. De un trozo a otro dibuja con carboncillo cinco o seis
trazos que recuerdan vagamente a una pipa, a una mandolina. Añade sobre una
esquina las letras ALE y BAR. Y después: Esta vez he encontrado mi justificación,
dice. Es el primer collage. El procedimiento va ser pronto recogido por Picasso.
Durante tres años, Braque, Picasso y más tarde Juan
Gris, Laurens, Marcel Duchamp y Villon, van a dedicarse a componer a base
de collages. Este método del collage va a convertirse insensiblemente, para
ellos y para sus discípulos, en el equivalente de lo que era el dibujo para los
maestros clásicos. Y eso es lo que es todavía hoy para la mayoría de los
pintores abstractos ¿por qué, y que es un collage?
Georges Braque
Guitarra
(La Guitare), 1912
Carboncillo, papel con estampado imitación madera
pegado sobre papel
70,2 x 60,7 cm
Colección particular
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Laurens / Leiris SAS Paris
Ese es el descubrimiento del arte moderno: que el pintor puede privarse de todas las convenciones a las que hasta entonces se había sujetado el cuadro, sin verse por ello privado de amplitud. Por el contario, helo ahí arrojado a ese espacio espontáneo, variable y como móvil que lo rodea desde el despertar y lo acompaña hasta en sus sueños: un espacio por encima de las razones y los cálculos. Sin embargo, evidente, indiscutible, y mucho más emocionante de lo que podría esperar.
Hay más. El pintor no
solo se priva de las conversaciones de la perspectiva, sino que, además, las
obliga a servirle en su propósito. Es cierto que ya desde la arena, las cartas
y los pequeños biplanos, el espacio es bruto estaba allí: se suponía al espacio real, jugaba a serlo, y el pintor no temía
confrontar sus construcciones personales con la superficie natural de los
objetos. Pero ahora acababa de darse un paso más: con la perspectiva desmayada
de las tiras de papel pintado, el espacio en bruto, lejos de verse humillado,
reducido a la nada, no hacía sino resurgir, por contraste, con más fuerza
todavía.
Es
frecuente que una fiesta a la que hemos sido invitados nos resulte, en ciertos
momentos, ligeramente aburrida. Pero una fiesta inesperada, en donde caemos por
azar, ¡que placer súbito y qué encantamiento nos espera! Y si la pintura no
fuese, en primer lugar, una fiesta para nosotros, no se sabe muy bien qué es lo
que iba a quedarle.
Georges Braque (Argenteuil-sur
Seine, 1882- París, 1963) fue el inventor de esa nueva fiesta, a
la que Pablo Picasso (Málaga,
1881- Mougins, 1973) le siguió casi de inmediato. Acuerdo singular, extraño
reencuentro el de estos dos hombres, por opuestos que puedan ser: el contemplativo y el aventuro, el soñador y
el burlón, el sacerdote y el mago. El uno, plenamente invadido de revelación;
el otro de rupturas.
Abrid un tratado cualquiera de
perspectiva, bien sea renacentista, clásico o romántico. Lo primero que leeréis
es que el artista que desea colocar a la mujer, el árbol o el caballo en su
justa perspectiva, debe empezar por encerrarlos en los cubos cuyas líneas
servirán a su dibujo de guía y de modelo. Después vendrán los colores. De este
modo el mundo que se desea ofrecer e interpretar se compone de piezas y fragmentos: pero
los cubistas invirtieron el orden admitido.
Bouquet Vert 1951.
aguafuerte. Numeración 7/10
aguafuerte a color, 18 x 11,5 cms. 20 ejemplares en papel Japonés especial, 41 x 32. y 10 ejemplares sobre papel japonés imperial, 39 x 24 cms.
firmadas y numeradas salvo algunas.
editadas por Maeght, París.
estampadas por Signovert, París.
Rº:D. VALLER, Braque the Complete Graphics. Catalogue raisonné. Ed. Gallery Books. New York 1982, nº70.
© Mariví Otero 2015
Asistente: Manuel Otero Rodríguez
Bibliografía: Assouline. P. En el nonmbre del Arte. Biografía de D.H. Kahnweiler. Éditions Balland. 1988. Ediciones B, S.A.España 1990. Barcelona.
Apollonio, U. Braque Nº107. Biblioteca de los Genios. Editorial Codex, S.A. 1965.
Georges Braque. Exposición patrocinada por la fundación BBVA. 13 de junio - 21 de septiembre 2014. Museo Guggenheim Bilbao.
Georges Braque. Exposición patrocinada por la fundación BBVA. 13 de junio - 21 de septiembre 2014. Museo Guggenheim Bilbao.