Pierre-Auguste
Renoir (1841-1919) se encontraba muy próximo a Manet, tanto personalmente como desde el
punto de vista de sus opiniones artísticas. Sin embargo, su interés no se
centraba en el paisaje, sino en la figura humana. Vivía en París y visitaba
frecuentemente a su amigo en Argenteuil.
A menudo solía mezclarse entre los excursionistas y remeros de la Grenouillère, entre Bougival y Croissy, o en la
vecina isla Chatou, en el Sena. Allí se sentía especialmente bien.
Sus luminosos y desenvueltos cuadros, realizados a partir de un mundo real
observado con extremada, caracterizan ese mundo como un lugar en el que son
posibles la armonía y la felicidad.
Jean Renoir director de cine escribió, que su padre “miraba las flores, las mujeres,
las nubes del cielo como otros hombres tocan y acarician”. Frente a la
concepción habitual que reduce el impresionismo a la “pura visualidad”, La exposición Renoir. Intimidad, la
primera retrospectiva en España en torno a la figura del pintor impresionista Pierre-Auguste
Renoir, destacará el papel central que ocupan las sensaciones táctiles en sus lienzos, y
que pueden percibirse en las distintas etapas de su trayectoria y en una amplia
variedad de géneros, tanto de escenas de grupo, retratos y desnudos como en
naturalezas muertas y paisajes.
Los personajes representados llevan
una vida satisfecha. Renoir buscaba sus modelos un tanto rollizas y regordetas, entre las muchachas del barrio
de Montmatre, que a menudo trabajaban de costureras. Posaban con placer para los pintores y no solían negarse a hacer
feliz por algunos momentos o por corto tiempo a un amante adinerado. Renoir
gustaba de ellas y ensalzaba su
sensualidad y belleza, sin entrar en consideraciones morales o sociales.
Renoir.
Intimidad. En el Museo Thyssen-Bornemisza está organizada siguiendo un recorrido
temático, entorno a cinco apartados: La etapa más radicalmente impresionista
entre 1869 y 1880, ocupa tres salas reuniendo alguno de los iconos de su
carrera, como Después del almuerzo (1879), un estudio del natural de Le Moulin
de la Galette (1875-1876) o una de las obras que pinta en La Grenouillère, zona
de ocio a las afueras de París donde trabajaba con Monet, Baños en el Sena (La
Grenouillère)(1869). Una selección de retratos femeninos al aire libre o en
interiores, magnifico Retrato de la mujer de Monet (1872-1874).
A comienzo de la década de
1880 Renoir perdió el interés por la
experimentación impresionista, los miembros del grupo se distancian. Renoir vuelve la mirada a la
tradición clásica, desde Rafael a
Jean-Auguste Dominique Ingres o Rubens, este cambio se puede ver en los
retratos en el apartado dos: Srta. Charlotte Berhtier (1883), el Retrato de la
poetisa Alice Vallières-Merzabach (1913) o el de su marchante Paul Durand Ruel
(1910) y sus hijos Charles y Georges Durand Ruel. Logra una gran reputación como retratista, son
numerosas sus obras de este género.
En la sala dedicada al
paisaje se incluyen sus vistas de la costa de Normandia y sus alrededores
Colinas alrededor de la bahía de Moulin Huet, Guernsey (1883) y Provenza, donde
comparte motivos pictóricos con su amigo Cézanne –la montaña de Sainte Victoire
(hacia 1888-1889).
La exposición continúa
con escenas familiares y domesticas, protagonizadas por sus hijos –Coco tomando
su sopa (1905) o Jean como cazador (1910), su mujer Aline que, con motivo del
nacimiento de su primer hijo Pierre, posa en Maternidad (1885), y otros miembros
de su entorno más cercano como Gabrielle Renard, la niñera y pariente lejano de
Aline.
Uno de los motivos
predilectos de Renoir son los
desnudos. Un género que sus compañeros impresionistas, a excepción de Degas, no
trataron por considerarlo académico. Centrado en su propia elaboración estilística,
el pintor llega a una de las cimas de su
producción con las –bañistas- una serie de desnudos al aire libre en los que el pintor reivindica
una naturaleza atemporal, que elude cualquier referencia a la vida moderna.
Renoir se
contaba entre los pintores que no querían poner en juego el relativo éxito que
se perfilaba en el ambiente y el mercado artístico, pero que se sentían
inseguros respecto a la forma de su creación. A pesar de sus paisajes y sus
vistas urbanas, continuaba siendo en el
fondo un pintor de la figura humana –y sobre todo de la figura femenina-
En 1881 pudo permitirse por primera vez realizar
viajes hacia el sur, gracias a la venta de algunos cuadros: en primavera hacia
Argelia, siguiendo en cierta manera las huellas
de Delacroix, en otoño hacia Italia, y también a visitar a Cézanne en
L’Estaque. Rebosante de admiración hacia el discutido músico Richard Wagner –admiración que compartía con
muchos artistas de la corriente ubicada entre el realismo y el simbolismo-
insistió en sus demandas de realizar un retrato del malhumorado sajón, que se
encontraba en Palermo y que le otorgó solamente 35 minutos para un rápido
esbozo.
Comisariada por Guillermo Solana Director del Museo Thyssen-Bornemisza,
la exposición cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI) y
presentará un recorrido por más de 75
obras del artista francés, procedentes de museos y colecciones de todo el mundo
como el Musée Marmottan Monet de París, el Art Institute de Chicago el Museo
Punhkin de Moscú, el J. Paul Getty de los Ángeles, la National Gallery de
Londres o el Metropolitan de Nueva York. Renoir. Intimidad permite descubrir
cómo Renoir se servía de las sugerencias táctiles de volumen, materia o
texturas como vehículo para plasmar la intimidad en sus diversas formas
–amistosa, familiar o erótica- y como ese imaginario vincula obra y espectador
con la sensualidad de la pincelada y la superficie pictórica. La muestra se
exhibirá posteriormente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, entre el 7 de
Febrero y el 15 de Mayo de 2017.
© Mariví Otero 2016
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Fuentes:
Exposición Renoir. Intimidada. Documentación. Oficina prensa, Museo
Thyssen-Bornemisza. Del 18 de octubre de 2016 al 22 de enero de 2017.
Peter H Feist: El
impresionismo en Francia. Tomo I. Benedikt Taschen. 1996. Köln.