Biblioteca de Viipuri (Víborg), Carelia (actualmente Rusia), Alvar Aalto, 1927-1935 © Armin Linke, 2014. Cortesía de la Galleria Villamare, Pescara
CaixaForum Madrid acoge la gran exposición Alvar Aalto 1898-1976. Arquitectura orgánica, arte y diseño, una amplia panorámica de la vida y la producción de Alvar Aalto (Kuortene, Filandia, 1896 – Helsinki, Filandia 1976).
Me
acompaña mi pequeño sobrino de nueve años Mauro, es un entusiasta de los
talleres que organiza la Caixa para niños, nuestro ritual es contemplar el
jardín vertical por si han hecho variaciones, foto de rigor y entrada a la
exposición, Mauro me pide una audioguía, la señorita que ya nos conoce, le comenta: la tienes a ella para que te explique la
exposición, y contesta: Me siento más
independiente de esta manera, hasta aquí el encanto de los más pequeños.
Alvar
Aalto 1898-1976. Arquitectura orgánica, arte y diseño
plantea un nuevo análisis, más contemporáneo, de la obra del arquitecto. Aunque
las exposiciones y publicaciones precedentes han considerado el lenguaje
arquitectónico orgánico de Aalto como una derivación directa de la naturaleza y
el paisaje finlandeses, la exposición de CaixaForum Madrid muestra cómo la
afinidad de Aalto con la forma orgánica surgió por mediación de un estrecho
diálogo con muchos artistas de su época, como László Moholy-Nagy, Jean Arp,
Alexander Calder y Fernand Léger. A lo largo de la muestra, obras de estos
artistas se yuxtaponen a diseños y edificios del finlandés, a fin de ilustrar
su importancia como figura insigne de la vanguardia artística y arquitectónica
internacional a partir de la década de 1920.
Alexander
Calder, móvil, década de 1930 © Ateneum Art Museum Finnish National Gallery.
Foto: Janne Mäkinen, VEGAP, Barcelona, 2015
Su
arquitectura es un gran exponente de una modernidad orientada hacia el
humanismo. Sus edificios, como el Sanatorio de Paimio para tuberculosos, la
Biblioteca de Viipuri (Víborg) o la Villa Mairea, encarnan la combinación
magistral y orgánica de volumen, materiales y luz. Con sus sillas de madera
laminada, Aalto se convirtió en uno de los diseñadores más celebres del
siglo XX. Y su fantástico jarrón “Savoy” pasa
por ser el epítome del diseño orgánico finlandés.
Jarrón
«Savoy», Alvar Aalto, 1936 © Vitra Design Museum, Alexander Vegesack, VEGAP,
Barcelona, 2015
En
1935, con el objetivo de producir y promover sus propios diseños de mobiliario,
fundó, junto a su esposa Aino Marsio también arquitecta y dos colaboradores, Artek concebida como una empresa de
mobiliario internacional y, al mismo tiempo, como galería. Enseguida, Artek se convirtió en un lugar
prestigioso para la cultura de vanguardia moderna, que desplegó “actividades de alcance mundial” (son
palabras de Aalto).
A lo
largo de cincuenta años, Aalto planificó en torno a
quinientos edificios y proyectos, la mayoría de ellos en Finlandia, aunque
también casi un centenar en otros dieciocho países. Entre sus proyectos se
cuentan edificios oficiales destinados a usos culturales, casas privadas,
pabellones de exposición, y también instalaciones industriales, edificios de
oficinas, adosados y casas prefabricadas. Muchos de sus edificios son Gesamtkunstwerke, u “obras de arte totales”,
para las cuales Aalto diseño mobiliario, lámparas, tejidos e incluso materiales
de construcción.
Para
Aalto,
que durante una época de su vida se dedicó también a la pintura, las raíces
comunes de la arquitectura y el arte estaban
profundamente hundidas en el inconsciente. De ahí que le interesase en
particular el carácter simbólico del arte abstracto. Otro de los elementos
comunes entre ambas disciplinas era, para él la manipulación de los materiales,
que constituye el punto de partida de cualquier proceso creativo.
Los
cuadros del pintor paisajista Pekka Halonen, con sus representaciones del
devenir de las estaciones del año y la gran influencia que estas ejercen en la
vida cotidiana, causaron en Aalto una profunda admiración. Con
la obra de Jean Arp entró en contacto posiblemente a través de su estrecha
amistad con el matrimonio Giedion. Sus relieves y sus estudios de materiales
denotan una llamativa similitud con los relieves orgánicos de Arp, y en referencia
a ellos Carola Giedion-Welcker hablaba de un mundo de símbolos primordiales
recurrentes. El arte cinético de Alexander Calder encarna la interacción del
volumen, movimiento y luz, y precisamente gracias al movimiento consigue dar
visibilidad al aire, un factor fundamental en la definición del espacio que de
otro modo, resulta imposible de ver. En los años treinta, Fernand Léger
participó junto a Aalto en los debates sobre la síntesis de las artes,
defendiendo la activación de las paredes mediante el color y el arte. A Aalto
le gustaba citar la aguda observación de Léger según la cual el arquitecto
sería el –director de orquesta- que coordina todas las artes a fin de extraer
de ellas una tonalidad armónica, sinfónica.
Fernand Leger. La flor. 1935 © Artek Collection foto juha nenonen. VEGAP, Barcelona 2015
Su
prolífica carrera abarca desde principios de los años veinte hasta los años
setenta, engloba edificios, muebles,
objetos de cristal y lámparas y culminó
con encargos a gran escala, como el Palacio de Congresos y Conciertos Finlandia
en Helsinki (1975), finalizado apenas un año antes de su muerte, y la Ópera de
Essen, que se terminó póstumamente en 1988.
Palau
de Concerts i Congressos Finlàndia, Hèlsinki, Alvar Aalto, 1962-1971 © Alvar
Aalto Museum. Foto: Rune Snellman, VEGAP, Barcelona, 2015
Aalto
realizó dos viajes en 1951 a España para pronunciar conferencias en Barcelona y
Madrid. Conoció la obra de Gaudí y visitó El Escorial, símbolo de la
arquitectura oficial. Regresó en noviembre y emprendió una ruta por Andalucía y
el norte de Marruecos. En Granada, visitó la Alhambra (un estímulo arquitectónico).
El contacto de Aalto con los jóvenes arquitectos del país fue trascendental
para la fundación del Grupo R, en Barcelona, en agosto de 1951, así como para
la redacción del Manifiesto de la
Alhambra, en Madrid, en 1953, que recuperaba el espíritu del Movimiento
Moderno en España para proyectarlo hacia el futuro.
El
cosmopolita Aalto, que sentía pasión por el cine, la fotografía, la
naturaleza, el arte, las formas libres y una arquitectura de síntesis. En 1955
escribió: “El equilibrio de nuestro entorno –entre las ciudades, los pueblos,
las arterias viales, la naturaleza y todos los demás elementos que constituyen
el escenario en el que trascurren nuestras vidas- es una verdadera expresión de
la cultura”. De acuerdo con este principio, en un país como Finlandia, de
carácter más bien rural. Aalto abogó a lo largo de su carrera
por el desarrollo de centros neurálgicos locales que contribuyesen a evitar la
centralización y la migración a las ciudades.
Alvar
Aalto en su estudio, 1945 © Alvar Aalto Estate / Alvar Aalto Museum. Foto: Eino
Mäkinen
Exposición
organizada por el Vitra Design Museum (Weil am Rhein, Alemania) y el Museo Alvar
Aalto (Jyvãskylã, Filandia) con la colaboración de la Obra Social “la
Caixa”, la muestra –comisariada por Jochen Eisenbrand, conservador jefe del
Vitra Sesign Museum- repasa la vida del arquitecto finlandés y da a conocer
todas las dimensiones de su proceso artístico, a partir de 350 piezas que
incluyen maquetas históricas, dibujos originales, muebles, lámparas y objetos de
cristal, así como obras de otros artistas de relieve.
Permanecerá
abierta hasta el 10 de Enero de 2016.
© Mariví Otero 2015
Asistente: Manuel Otero Rodríguez
Bibliografía:
Alvar
Alto 1898-1976. Arquitectura orgánica. Arte y diseño. Dossier de prensa CaixaForum. Madrid. España.