lunes, 8 de julio de 2019

OLGA PICASSO, musa, modelo y dolor

Fotografía atribuida a Émile Delétang, Olga Khokhlova con un abanico sentada en un sillón, Montrouge, primavera de 1918. © Photo Béatrice Hatala.

La exposición Olga Picasso que se presenta en CaixaForum Madrid explora en profundidad y por primera vez los años que Picasso y Olga Khokhlova compartieron como pareja, desde que se conocieron en 1917 hasta su separación en 1935. El origen del proyecto es un baúl de viaje de Olga, presente en la exposición. Fue descubierto por Bernard Ruiz-Picasso, nieto de Pablo y Olga y uno de los comisarios de la muestra. El baúl, marcado con las iniciales O.P., se conservaba en una habitación vacía de la mansión de Boisgeloup que el único hijo de la pareja, Paulo, heredó al morir Olga en 1955. En él, se guardaban las cartas y fotografías de la bailarina que han permitido reconstruir una historia personal y artística que transcurre paralela a otra historia política y social. “En algunos de sus cajones había. Entre otras cosas, fotografías conservadas dentro de sus sobre Kodak. Unas fotografías que contaban la historia de la vida de mi abuela: Olga con Picasso, Olga con mi padre, la infancia de mi padre, los viajes a Barcelona y a Montecarlo, el estudio de escultura de Boisgeloup, etc. En otros cajones había cartas en francés y en ruso, atadas con cintas finas de seda rosa y azul. También había zapatillas de danza, tutús, un crucifijo, una Biblia ortodoxa en ruso, efemérides y programas de ballet”, recuerda Bernard.

La muestra Olga Picasso surge de una intensa investigación a partir de las cartas y fotografías encontradas en el baúl de viaje y el archivo de Olga.

Olga Khokhlova (Nezhin, Ucrania. 1891- Cannes, Francia, 1955) se incorporó en 1911 a los Ballets Rusos, una prestigiosa e innovadora compañía de danza dirigida por Serguéi Diáguilev. Picasso empezó a colaborar con la compañía realizando los decorados y el vestuario del ballet Parade, con música de Eril Satie. En 1917, en los camerinos de un teatro, Jean Cocteau le presentó a Pablo Picasso durante una de las representaciones.

Parece ser que Picasso se enamoró de forma inmediata de la bailarina ucraniana. Él tenía 36 años y ella 27, Olga se convirtió en la figura femenina más representada por el pintor desde finales de los años 1910, ocupando un lugar preeminente sobre todo a principios de la década de los años veinte. La pareja se casó el 12 de Julio de 1918 en París, con Jean Cocteau, Max Jacob y Guillaume Apollinaire como testigos.

Pablo Picasso (1881-1973), Olga Khokhlova con mantilla, Barcelona, verano-otoño 1917. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte, Madrid. © Photo: Equipo Gasull. Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2019.

En los primeros tiempos de su relación, la musa y modelo Olga aparece en las pinturas de Picasso habitualmente con aspecto melancólico y frío, de línea fina y elegante, que forman parte del retorno del pintor al clasicismo y la figuración, marcado por la influencia de Ingres. Picasso representa a Olga leyendo, escribiendo, en actitud melancólica, inmersa en sí misma, mientras que en las fotografías aparece más alegre.

Pablo Picasso (1881-1973). Olga pensativa, 1923. Musée national Picasso-Paris. © RMN-Grand Palais / Mathieu Rabeau © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP: Madrid, 2019.

A su vez, las cartas del momento revelan el drama personal de Olga por la separación de su familia, que estaba atravesando dificultades desde el estallido de la Revolución Rusa.

En el primer ámbito de la exposición puede observarse el proceso de trabajo de Picasso en pinturas como Retrato de Olga en un sillón (1918), una obra con un fondo inacabado que puede compararse con una fotografía atribuida a Émile Delétang con la misma pose y el mismo ropaje espectacular.

Pablo Picasso (1881-1973). Retrato de Olga en un sillón, primavera de 1918. Musée national Picasso-Paris. © RMN-Grand Palais / Mathieu Rabeau. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP: Madrid, 2019.

Mientras Rusia atravesaba una grave crisis económica y alimentaria que afectó gravemente a la familia de Olga, los jóvenes esposos conocían una ascensión social fulgurante que respondía al creciente reconocimiento de la obra de Pablo Picasso. El círculo de amigos de la pareja, así como sus distintos lugares de residencia y vacaciones, como el piso de la Rue La Boétie en París a partir de 1918, la villa de Juan-les-Pins o, más adelante, el castillo de Boisgeloup, que adquirió en 1930, dan testimonio de este nuevo ambiente social. La bohemia de Montmartre, encarnada principalmente por Max Jacob y Guillaume Apollinaire, dejó paso a la intelligentsia de la posguerra, élite intelectual de una modernidad inédita. Nuevas figuras empezaron a gravitar en torno al círculo inédito de los Picassos: Eugenio Errázuriz, rica chilena que preparó los primeros encuentros entre Picasso y Serguéi Diáguilev, Igor Stravinski, Jean Cocteau e, incluso, el conde Étienne de Beaumont, especialmente conocido por organizar regularmente las grandes recepciones que tanto gustaban a Olga.

Pablo Picasso, Retrato de Olga en un sillón, primavera de 1918. Musée national Picasso-Paris. ©RMN-Grand Palais / Mathieu Rabeau. Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2019.

Tras el nacimiento de de su primer hijo, Paulo, el 4 de febrero de 1921. Olga y el niño serán la inspiración de numerosas escenas de maternidad en obras como Maternidad (1921) o Familia al borde del mar (1922), Plasmadas con ternura y serenidad, que ponen de manifiesto el nuevo interés de Picasso por la Antigüedad y el Renacimiento.
Pablo Picasso, Maternité (Maternidad), verano de 1921. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte, Madrid. © FABA Photo: Éric Baudouin © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP: Madrid, 2019.

El pequeño Paulo es el orgullo de Picasso, y con sus dulces retratos del niño disfrazado de Arlequín o de Pierrot, el artista retoma los personajes de la Commedia dell’Arte con los que él mismo se identifica en su juventud,  durante el período rosa. En otro retrato decide representar a su hijo dibujando, quizás intentando recuperar las sensaciones que él también sintió de niño como hijo de pintor.

Pablo Picasso (1881-1973), Retrato de Paulo con gorro blanco, París, 14 abril 1923. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte, Madrid. © FABA Photo: Éric Baudouin. Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2019.

Pablo Picasso (1881-1973). Paulo vestido de arlequín, 1924. Musée national Picasso-Paris. ©RMN-Grand Palais / Adrien Didierjean. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP: Madrid, 2019.

El año 1925 marcó probablemente la toma de conciencia de Pablo Picasso del fin de su matrimonio con Olga. En abril viajó con ella a Montecarlo para reunirse con Serguéi Diáguilev y realizo numerosos dibujos de bailarines ejercitándose. Aquel viaje agravó sin duda la amargura de Olga, quien por razones de salud había renunciado unos años antes a su carrera de bailarina. Desde aquel momento, y hasta mediados de la década de 1930, la figura de la esposa se metamorfoseó en la pintura de Picasso. En 1929, en el Gran desnudo en un sillón rojo, Olga no era más que dolor, una forma blanda y monstruosa cuya violencia expresiva refleja la naturaleza de la profunda crisis que atravesaba entonces la pareja. En 1931 ya era claramente otra mujer la que ocupaba el sillón rojo. El rostro está aún sin definir, borrado en parte, pero la redondez y la sensualidad de las formas del cuerpo no dejan lugar a dudas sobre la existencia de una nueva musa en la obra del artista.

Pablo Picasso (1881-1973). Gran desnudo en un sillón rojo, 5 de mayo de 1929. Musée national Picasso-Paris. ©RMN-Grand Palais / Mathieu Rabeau © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP: Madrid, 2019.

A principios de los años treinta, Picasso se identifica en su obra como un minotauro para simbolizar la complejidad de sus relaciones con las mujeres. Como explica la Comisaria Emilia Philippot “el minotauro picassiano es salvaje y cruel, y asume su destino trágico, pero también se presenta ciego, víctima del embrujo de Marie-Thérèse Walter”. Su turbulenta experiencia conyugal se expresa también mediante crucifixiones y corridas de toros.

Pablo Picasso (1881-1973), Mujer en un sillón rojo, 25 diciembre 1931. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte, Madrid. © FABA Photo: Marc Domage. Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2019.

Una de las obras más emblemáticas de este período, pero muy desconocida, es La crucifixión (1932).

Pablo Picasso (1881- 1973). La Crucifixión, 7 de febrero de 1930. Musée national Picasso-Paris. ©RMN-Grand Palais / Mathieu Rabeau © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP: Madrid, 2019.

Los cónyuges se separan en 1935, hecho que se precipitó debido al nacimiento de Maya, la hija de Picasso con Marie- Thérèse. Las dos últimas representaciones de Olga son de 1936, y en ellas Picasso pinta a su aún esposa como una mujer que mira su imagen en un espejo negro. Legalmente, la pareja siguió casada hasta la muerte de Olga en 1955. Ella sumida en la soledad y el dolor, no dejo de escribirle casi diariamente.


La exposición incluye 335 obras, procedentes del Musée national Picasso-París y de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte. Entre las obras, se encuentran 41 pinturas, 47 dibujos, una escultura, 12 cuadernos, 12 piezas de obra gráfica, 167 fotografías, 13 cartas y portales, 3 muebles y 12 películas inéditas.

Todo este material fue el germen de la investigación que fructificó en la primera parada de la exposición en París, en 2017, cuando se cumplía el centenario de la fecha en que se conoció la pareja, y después pasó por Moscú y Málaga. Olga Picasso ha sido posible gracias a la colaboración de cuatro instituciones artísticas internacionales, el Musée National Picasso-París y la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para Arte, con la colaboración de “La Caixa”, el Museo Estatal de Artes Plásticas A.S. Pushkin de Moscú y el Museo Picasso Málaga. Los comisarios de la muestra son Emilia Philippot, conservadora de Pinturas y dibujos del Musée national Picasso-París; Joachim Pissarro, profesor de Historia del Arte y director del Hunter College Art Galleries de la City University of New York, y Bernard Ruiz-Picasso, copresidente de la Fundación Almine y Bernard Ruiz- Picasso para Arte.

© Mariví Otero. 2019.
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: OLGA PICASSO. CaixaForum Madrid. Del 19 de junio al 22 de septiembre de 2019. Dosier de Prensa y documentación gráfica. CaixaForum Madrid.

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