El
Museo Nacional del Prado dedica, por primera vez, una exposición a Paret, un
artista del siglo XVIII de singular ingenio y personalidad.
Esta
muestra reúne la mayor parte de sus pinturas y una escogida selección de
dibujos. Su recorrido a un mismo tiempo cronológico y temático permite disfrutar
de una obra llena de diversidad y belleza.
Luis
Paret y Alcázar (Madrid, 1746-1799, Madrid) compartió año de
nacimiento con Francisco de Goya, cuya estelar trayectoria e influencia
posterior acabarían por ensombrecer su papel en el arte español del siglo
XVIII. A ello contribuiría también su particular biografía, marcada por un
largo destierro en Puerto Rico y Bilbao motivado por su vinculación un tanto
especial con su principal protector, el infante don Luis, condenado a vivir
lejos de la corte por su hermano, Carlos III.
Sin embargo, Paret terminó su sólida formación artística, además de humanista, unos años antes que Goya, y sorprendió también antes que él con sus vivaces escenas de temas contemporáneos y novedosos. En ellas reflejó de manera sutil la vida de una sociedad que avanzaba lentamente hacia la modernidad; pinturas que propiciaban una mirada atenta y que, al tiempo que producían deleite, invitaban a la reflexión. Pero Paret fue también un audaz creador de pintura religiosa y alegórica, un delicado retratista y un sensible pintor de paisajes, como muestran sus espléndidas vistas del Cantábrico, en las que captó la naturaleza de una manera casi científica. A sus composiciones complejas y originales, a su estilo ecléctico y personal, se une el empleo de un colorido limpio e irisado y un magistral manejo en sus dibujos del lápiz la pluma y la aguada.
El rezo del rosario Luis Paret Óleo sobre cobre, 56,5 x 39 cm Hacia 1784-1795 Colecciones Reales, Patrimonio Nacional, Palacio Real, MadridI. La formación de la personalidad artística: el asunto de Aníbal en Paret y en Goya, en esta sección se ofrece la oportunidad especial de comparar un dibujo clave de su etapa inicial con la primera pintura documentada de su celebre compatriota Francisco Goya, nacido el mismo año que Paret. Ambos artistas iniciaron su carrera -Paret incluso cinco años antes que Goya- después de haber sido reconocidos en unos concursos convocados por las distintas academias de Bellas Artes, Paret por la de San Fernando de Madrid, Goya por la de Parma. Se exponen precisamente las dos obras que les reportaron ese reconocimiento -ambos, además, sobre un asunto de la historia de Aníbal- de la Real Academia de San Fernando y del Prado. Estas obras muestran en general la importancia de los concursos académicos y de la formación en Italia para la carrera de los artistas. Permiten particularmente conocer la gran calidad técnica y compositivas de Paret ya en esta etapa temprana y de compararla con la de Goya, así como distinguir la fuerte personalidad artística de cada uno a través de los distintos estilos de estas obras.
II. Paret, pintor de asuntos novedosos de la sociedad y la corte
Tras
ser premiado por la Academia de San Fernando en 1766, Paret inició una
prometedora carrera en la corte de Madrid que culminó en 1774, cuando el
infante don Luis lo nombró su pintor, un año antes de su destierro en Puerto Rico.
Las obras de este periodo dan testimonio
de una sorprendente modernidad.
Algunos
de los dibujos expuestos muestran su asimilación del nuevo estilo neoclásico
desarrollado en Roma en la década de 1760. También se muestran pinturas de
pequeño formato en las que reflejó la sociedad de su tiempo en su faceta más
variada, incluida la vida en la corte.
III.
Paret y el Gabinete de Historia Natural del infante don Luis
La relación de Paret con el infante Luis de Borbón (1727-1785), hermano del rey Carlos III, fue breve pero intensa en lo personal y en lo profesional. El artista fue pensionado por el infante para formarse en Italia entre 1763 y 1766, y tras su regreso realizó para él distintos encargos de pinturas y dibujos hasta que su supuesta involucración en los devaneos amorosos de su protector provocó su destierro a Puerto Rico en 1775.
Don
Luis formó un excelente gabinete de historia natural que contenía ejemplares de
aves, insectos, cuadrúpedos, minerales y vegetales. Instalado primero en el
Palacio Real de Madrid, se trasladó después a la residencia del infante en
Boadilla del Monte donde además había animales vivos. En 1774 don Luis
encomendara a Paret la labor de dibujarla para componer un álbum. Este
revelaría no solo la voluntad de preservar y documentar la colección, sino
también de crear un objeto en sí mismo preciso, en el que los dibujos se
valoran de forma autónoma.
IV.
Paret íntimo: retratos y composiciones de pequeño formato
Entre
sus creaciones más íntimas destacan sus cuatro autorretratos, pintados en
Madrid antes de su destierro, durante el mismo y a su regreso a España. Se
trata de un conjunto singular para su tiempo y en el que se reflejan los
distintos estados de ánimo que atravesó el artista. El virtuosismo que
caracteriza a todos ellos se advierte también en sus cuadros de flores,
elemento de gran relevancia en la obra de Paret, mientras que su
originalidad se precisa en asuntos en torno a la maternidad, como la Virgen con
el Niño o la imagen de una esclava de Puerto Rico, mostrada aquí en su versión
lapidaria realizada por el Laboratorio de Piedras Duras del Buen Retiro.
V.
Paret académico de mérito. Obras religiosas
En
abril de 1780, año y medio después de regresar de puerto Rico y de establecerse
en Bilbao, Paret fue nombrado académico de mérito de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando tras enviar su cuadro de la Circunspección de
Diógenes, Goya recibió igual nombramiento el mismo día, en su caso gracias al
Cristo crucificado (Madrid, Prado).
El
título de académico posibilitó a Paret el acceso a distintos encargos
públicos y privados, entre ellos varios de carácter religioso -incluyendo
trazas de altares, monumentos efímeros, etc.- que desempeñaron un importante
papel en su trayectoria.
VI. Asuntos de Amor y de amoríos: lo bello y lo engañoso
Las
pinturas y dibujos dedicados a asuntos mitológicos y bucólicos de origen
literario conviven así en esta etapa bilbaína (finales de 1778 a 1789) con las
centradas en el galanteo engañoso de la vida real. Apoyado en la complicidad de
criadas o celestinas, que reflejan el papel y el destino de la mujer de la
época. Existe en estas imágenes una crítica social más directa que en las
creadas en la década de 1770.
VII. Paret paisajista: las vistas de los puertos del País Vasco
En
1786 Carlos III encomendó a Paret la tarea de pintar dos panoramas al
año de puertos del Cantábrico, probablemente con el fin de completar el
proyecto encargado el 1781 a Mariano Sánchez para dar a conocer los enclaves portuarios
más relevantes de España. Ya antes de 1786, Paret había pintado varias
vistas vizcaínas y enviado algunas al Príncipe de Asturias, el futuro Carlos
IV, que tal vez inspiraran el encargo real.
VIII. La capilla de San Juan del Ramo en Santa María de Viana: pinturas y dibujos
Esta
sección se dedica a las pinturas sobre lienzo realizadas por Paret para
la capilla de San Juan del Ramo en la iglesia de Santa María de la Asunción en
Viena. La aparición del arcángel a Zacarias y La visitación de la Virgen a
Santa Isabel. En estas impactantes pinturas, unas de las últimas realizadas
por Paret durante su estancia bilbaína, la extraordinaria calidad y
complejidad técnica y compositiva de su obra alcanzan un máximo exponente.
La exposición se cierra con el cuadro, sin terminar, del Jardín Botánico desde el Paseo del Prado, que representa la vista de la entrada al jardín situado en las inmediaciones del Museo.
Este recorrido por la trayectoria de Paret ayuda a profundizar en su concepción artística y sus claves técnicas y a reconocerle como el artista español más importante del siglo XVIII junto a Goya.
La exposición cuenta con más de 80 obras, entre las que se encuentran la mayor parte de sus pinturas y una selección de dibujos.