Caminamos
por el Parque del Retiro hacia el Palacio de Velázquez, para encontrarnos con
las obras del artista estadounidense James Lee Byars (Detroit, 1932- El Cairo,
1997), uno de los artistas conceptuales y performativos más llamativos de la
segunda mitad del siglo XX. Exposición que tras su paso por el Pirelli
HangarBicocca de Milán la podemos disfrutar en Madrid acogida por el Museo
Nacional Reina Sofía comisariada por Vicente Todolí.
La
muestra está formada por una selección de diecisiete obras, se completa con
algunas piezas anteriores como Self-Portrait (ca. 1959), que
permiten apreciar el uso del humor por parte del autor, además de con un
espacio en el que encontramos una extensa documentación y audiovisuales sobre
sus acciones, material documental expuesto, se incluyen números libros y
correspondencia, que para Byars conformaban una extensión de su práctica
artística.
En este sentido, la muestra recuerda la
desaparecida instalación La esfera de oro que el artista presentó en
Granada en 1992, y para cuya inauguración organizó una acción en colaboración
con el artista y poeta Miguel Benlloch (Granada, 1954-Sevilla, 2018). Benlloch
desarrolló, a partir del devenir posterior de la obra, su instalación O
donde habite el olvido (2000), también presente en la exposición. Se tiene
en cuenta el planteamiento metodológico del artista a la hora de abordar el
montaje de sus propias exposiciones. En particular se ha considerado la marcada
simetría del Palacio de Velázquez, que pone de relieve la monumentalidad y la
simplicidad geométrica de las piezas. Hay trabajos de gran formato realizados
en materiales como mármoles, seda, pan de oro y cristal, que combinan con
geometrías mínimas, como prismas, esferas o cilindros, para proponer juegos de
referencias entre formas y contenido.
Considerado
como uno de los artistas más inclasificables del siglo pasado. Su obra abarcó
la escultura, la instalación la performance, el dibujo, la palabra o el montaje
de sus propias exposiciones, que el artista concebía como instalación en sí
mismas.
Una de
las características que influenciaría en el trabajo y la trayectoria de James
Lee Byars fue su contacto con otras culturas. Entre 1958 y 1967 vivió durante
largos periodos en Japón, quedando notablemente influenciado por esa cultura.
En la década de los setenta realizó numerosas estancias en Europa,
especialmente en Alemania, Bélgica y Suiza. Posteriormente en Alemania, Bélgica
y Suiza. Posteriormente, residió y trabajó en Italia, en la ciudad de Venecia,
donde estuvo establecido casi toda la década de los años ochenta.
Esta
convivencia con otras culturas estuvo reflejada en su obra, en la que combinó
un profundo conocimiento del arte y la filosofía occidentales con motivos con
conceptos y símbolos de la cultura oriental, como elementos del teatro noh y
el budismo zen.
Byars
buscó a menudo la implicación del público a través de acciones temporales o
intervenciones a gran escala en las que planteaba diferentes preguntas de
manera directa o indirecta. Desde su muerte, este aspecto suscita interrogantes
sobre las conexiones tanto visuales como simbólicas que se establecían de forma
clave entre una obra y la presencia del artista, conocido por sus gestos,
rituales e indumentaria.
La
primera retrospectiva del artista en nuestro país tuvo lugar en 1994 en el IVAM
de Valencia y estuvo comisariada por Kevin Power y programada por Vicente
Todolí, comisario de su última exposición en vida en la Fundación Serralves de
Oporto en 1997.
James
Lee Byars. Perfecta es la pregunta se centra en los principales
temas tratados en toda la obra Byars, como la búsqueda de la perfección, el
cuestionamiento plural como material artístico, la duda como planteamiento
existencial o la finitud del ser humano. Es una invitación a reflexionar sobre
el potencial del arte para desencadenar experiencias estéticas especialmente
atentas a las entidades físicas y espirituales.
© Mariví Otero 2024
Manuel Otero Rodríguez
Fuente:
James Lee Byars. Perfecta es la pregunta. Palacio de Velázquez (Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía) Madrid. Del 10 de mayo al 1 de septiembre 2024.
Documentación y fotografías: departamento de Prensa del Museo.
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