jueves, 10 de octubre de 2019

DE LOS ASIRIOS A ALEJANDRO MAGNO. LUJO


En CaixaForum, Madrid, se puede visitar esta espléndida muestra a partir de más de doscientos objetos procedentes del British Museum, Lujo. De los asirios a Alejandro Magano describe lo que supuso el lujo en un  momento de la historia –entre el 900 y el 300 a.C., una época sin precedentes en el desarrollo de objetos suntuosos- en el que la opulencia definió el poder económico y político de estos antiguos imperios.


Los objetos de esta exposición, dividida en siete ámbitos, no solo tienen un gran valor artesanal, sino que también fueron realizados con exquisito gusto y gran refinamiento. Asimismo, permiten percibir el contexto político en el que fueron creados y las redes donde se comerciaba, unas redes que se extendían desde la India hasta la península Ibérica. La exposición presenta 217 piezas de las destacadas colecciones que atesora el British Museum. Los objetos van desde delicadas piezas de marfil y joyas, pasando por ornamentos de mobiliario, vidrios, cerámicas y metales preciosos, hasta relieves asirios de gran tamaño.

Una era de lujo

La  estabilidad política y económica fue crucial para la producción de artículos de lujo y, a partir del 900 a. C. importantes cambios políticos dieron paso a una era nueva y excepcional. Surgidos en una “Edad Oscura” de 300 años, en la que la civilización se había hundido en el Mediterráneo oriental, los reyes asirios guerrearon por construir un imperio que abarcaba desde el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico. Su dominio reavivó las rutas comerciales y la demanda de artículos de lujo. Los imperios fuertes, tanto el asirio como, más tarde, el babilónico y el aqueménida, crearon un entorno en el que podía florecer la artesanía, se valoraba la diversidad de gustos y era posible comerciar con artículos y materiales por todo Oriente Medio y más allá.


Frasco para aceite perfumado. Takht-i Kuwad (Tayikistán). 500–400 a.C. Oro. © The Trustees of the British Museum.

Guerra, pillaje y tributos

Se formó en la región que rodeaba la ciudad estado de Asur, al norte del actual Irak. Esta zona de llanuras abiertas y cubiertas de hierba dispone de pocas defensas naturales, por lo que, para proteger y expandir el Imperio, hacían falta ejércitos formidables. A partir del 800 a. C., temibles gobernantes asirios conquistaron territorios entre el golfo Pérsico y Egipto. Con las deportaciones de habitantes de los países derrotados, sus ciudades se hicieron cada vez más cosmopolitas. El poder de Asiria no empezó a decaer hasta el 630 a.C. El hundimiento del imperio lo marcó la destrucción de su capital, Nínive, en el año 612 a. C. por parte de los ejércitos aliados de los reyes de Media y Babilonia.

Relieve de una mujer con flores. Palacio norte, Nínive (Irak). 645-635 a. C. Yeso. © The Trustees of the British Museum

La fabricación y el comercio de artículos de lujo

Los fenicios. A partir del 850 a. C. mientras el Imperio asirio se expandía, los artesanos y los comerciantes que vivían en ciudades como Tiro y Sidón también quisieron acrecentar su poder y su influencia. Viajaron hacia el oeste desde los confines de la costa oriental del Mediterráneo hasta las actuales Italia y España y el norte de África, desarrollando sus redes de comercio marítimo y estableciendo nuevos asentamientos, El estilo artístico híbrido que los caracterizaba reflejaba la diversidad de influencias y de demandas de los diferentes mercados en los que se movían. Sus artículos de marfil cortado, vidrio y metal eran especialmente valorados, así como también un tinte púrpura que se obtenía de caracoles de mar del género Murex. La palabra griega para referirse a este color, phoinix, dio origen a un nombre: fenicios.

Copa en forma de cuerno Kahramanmaraş (Turquía). 500 a. C. Plata y oro. © The Trustees of the British Museum

Aspiraciones de élite

En el mundo antiguo, los artículos de lujo eran tan importantes como en el actual a la hora de demostrar riqueza y estatus social. La posesión y el consumo de productos escasos, exóticos y caros establecía y elevaba la posición social, de manera que resultaban irresistibles para las personas con ambiciones sociales. El mercado del lujo se renovaba y se revitalizaba constantemente con la búsqueda de nuevos símbolos de estatus. Incluso cuando los estados estaban en guerra, los ricos copiaban los estilos artísticos y las prácticas culturales de otras regiones. La producción de productos para la élite favoreció la aparición de nuevos mercados de falsificaciones e imitaciones; a su vez, el mobiliario, la ropa y los estilos decorativos también se imitaban en materiales más económicos a fin de abastecer a un mercado muy amplio que no se podía permitir artículos de lujo.

Bol. Roma (Italia). 175-75 a. C. Vidrio. © The Trustees of the British Museum.

Lujos personales

Las élites de la antigüedad gozaban de todo lo mejor. Tanto hombres como mujeres vestían ropa bonita, se acicalaban con joyas caras, se embellecían con cosméticos y se admiraban a sí mismo ante el espejo. Muy pocos de estos objetos han perdurado, pero conocemos su magnificencia a través de las representaciones en esculturas y textos, que nos ayudan a visualizar, por ejemplo los tejidos opulentos por los que la isla de Chipre era famosa. También podemos imaginar el placer efímero del maquillaje y de los perfumes cuando vemos los magníficos recipientes que se elaboraban para contenerlos.

Azulejo asirio. Palacio noroeste, Nimrud (Irak). 845-850 a. C. Azulejo de arcilla vidriada. © The Trustees of the British Museum.

Los placeres de los sentidos

Los babilonios. Hacia finales del siglo VII a.C., el antes poderoso imperio asirio estaba en declive. En el año 626 a.C., Babilonia expulsó a los gobernantes asirios y estableció una alianza con el Imperio meda, al este, que condujo, en el 612 a.C., al saqueo de Ninive, la capital asiria. Los gobernantes babilonios pasaron a controlar la mayor parte del antiguo imperio asirio, y el rey Nabucodonosor II (que gobernó del 505 al 562 a. C.) transformó la ciudad de Babilonia en una capital espléndida y cosmopolita. La gloria del Imperio babilónico duró menos de cien años. En 539 a. C., Babilonia fue conquistada y sus territorios se incorporaron al creciente Imperio aqueménida.


Alejandro Magno llegó al poder en Macedonia, un reino del norte de Grecia, en el año 336 a.C. Con solo 20 años de edad, tenía una enorme ambición militar, y la increíble riqueza de los aqueménidas era para él un trofeo irresistible. Los 13 años que siguieron fueron extraordinarios, ya que conquistó inmensos territorios desde la India, por el este, hasta Libia, por el oeste. El éxito de Alejandro fue estar a la altura de su audacia: nunca perdió una batalla.

Su triunfo permitió a las ciudades del Mediterráneo el acceso a cantidades inimaginables de oro y también estableció el dominio de Grecia, con su cultura y sus prácticas, por todo Oriente Medio, en un proceso conocido como helenización. La producción y el disfrute de bienes suntuosos continuaron siendo numerosos y extendidos, pero el éxito de Alejandro conllevó cambios significativos. Las diferentes culturas y gustos artísticos que definían esta época perdieron fuerza ante la relativa uniformidad, pero sus imponentes éxitos continuaron influyendo en la creación de objetos preciosos en los placeres y en las comodidades, como un legado transmitido por esta “era del lujo”.

Hebilla con «nudo de Hércules». Grecia. 400–300 a. C. Oro, granates, esmalte. © The Trustees of the British Museum

© Mariví Otero. 2019.
Manuel Otero Rodríguez


Fuente: Lujo. De los asirios a Alejandro Magno. Concepto y produción: exposición organizada por “la Caixa” en colaboración con el British Museum. Comisariado: Alexandra Fletcher, conservadora del Departamento de Oriente Próximo del British Museum. CaixaForum Madrid. Dosier de Prensa. Del 20 de septiembre de 2019 al 12 de enero de 2020.

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