En CaixaForum, Madrid, se puede visitar
esta espléndida muestra a partir de más de doscientos objetos procedentes del British Museum, Lujo. De los asirios a
Alejandro Magano describe lo que supuso el lujo en un momento de la historia –entre el 900 y el 300
a.C., una época sin precedentes en el desarrollo de objetos suntuosos- en el
que la opulencia definió el poder económico y político de estos antiguos
imperios.
Los
objetos de esta exposición, dividida en siete ámbitos, no solo tienen un gran
valor artesanal, sino que también fueron realizados con exquisito gusto y gran
refinamiento. Asimismo, permiten percibir el contexto político en el que fueron
creados y las redes donde se comerciaba, unas redes que se extendían desde la
India hasta la península Ibérica. La exposición presenta 217 piezas de las
destacadas colecciones que atesora el British
Museum. Los objetos van desde delicadas piezas de marfil y joyas, pasando
por ornamentos de mobiliario, vidrios, cerámicas y metales preciosos, hasta
relieves asirios de gran tamaño.
Una era de lujo
La estabilidad política y económica fue crucial
para la producción de artículos de lujo y, a partir del 900 a. C. importantes
cambios políticos dieron paso a una era nueva y excepcional. Surgidos en una
“Edad Oscura” de 300 años, en la que la civilización se había hundido en el
Mediterráneo oriental, los reyes asirios guerrearon por construir un imperio
que abarcaba desde el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico. Su dominio reavivó
las rutas comerciales y la demanda de artículos de lujo. Los imperios fuertes,
tanto el asirio como, más tarde, el babilónico y el aqueménida, crearon un
entorno en el que podía florecer la artesanía, se valoraba la diversidad de
gustos y era posible comerciar con artículos y materiales por todo Oriente
Medio y más allá.
Frasco para aceite perfumado. Takht-i Kuwad (Tayikistán).
500–400 a.C. Oro. © The Trustees of the British Museum.
Guerra, pillaje y tributos
Se formó en la región
que rodeaba la ciudad estado de Asur, al norte del actual Irak. Esta zona de
llanuras abiertas y cubiertas de hierba dispone de pocas defensas naturales,
por lo que, para proteger y expandir el Imperio, hacían falta ejércitos
formidables. A partir del 800 a. C., temibles gobernantes asirios conquistaron
territorios entre el golfo Pérsico y Egipto. Con las deportaciones de
habitantes de los países derrotados, sus ciudades se hicieron cada vez más
cosmopolitas. El poder de Asiria no empezó a decaer hasta el 630 a.C. El
hundimiento del imperio lo marcó la destrucción de su capital, Nínive, en el
año 612 a. C. por parte de los ejércitos aliados de los reyes de Media y
Babilonia.
Relieve de una mujer con flores. Palacio norte, Nínive
(Irak). 645-635 a. C. Yeso. © The Trustees of the British Museum
La fabricación y el comercio de
artículos de lujo
Los fenicios. A partir
del 850 a. C. mientras el Imperio asirio se expandía, los artesanos y los
comerciantes que vivían en ciudades como Tiro y Sidón también quisieron
acrecentar su poder y su influencia. Viajaron hacia el oeste desde los confines
de la costa oriental del Mediterráneo hasta las actuales Italia y España y el
norte de África, desarrollando sus redes de comercio marítimo y estableciendo
nuevos asentamientos, El estilo artístico híbrido que los caracterizaba
reflejaba la diversidad de influencias y de demandas de los diferentes mercados
en los que se movían. Sus artículos de marfil cortado, vidrio y metal eran
especialmente valorados, así como también un tinte púrpura que se obtenía de
caracoles de mar del género Murex. La palabra griega para referirse a este
color, phoinix, dio origen a un nombre: fenicios.
Copa en forma de cuerno Kahramanmaraş (Turquía). 500 a. C.
Plata y oro. © The Trustees of the British Museum
Aspiraciones de élite
En el mundo antiguo, los
artículos de lujo eran tan importantes como en el actual a la hora de demostrar
riqueza y estatus social. La posesión y el consumo de productos escasos,
exóticos y caros establecía y elevaba la posición social, de manera que
resultaban irresistibles para las personas con ambiciones sociales. El mercado
del lujo se renovaba y se revitalizaba constantemente con la búsqueda de nuevos
símbolos de estatus. Incluso cuando los estados estaban en guerra, los ricos
copiaban los estilos artísticos y las prácticas culturales de otras regiones.
La producción de productos para la élite favoreció la aparición de nuevos
mercados de falsificaciones e imitaciones; a su vez, el mobiliario, la ropa y
los estilos decorativos también se imitaban en materiales más económicos a fin
de abastecer a un mercado muy amplio que no se podía permitir artículos de lujo.
Bol. Roma (Italia). 175-75 a. C. Vidrio. © The Trustees of
the British Museum.
Lujos personales
Las élites de la
antigüedad gozaban de todo lo mejor. Tanto hombres como mujeres vestían ropa
bonita, se acicalaban con joyas caras, se embellecían con cosméticos y se
admiraban a sí mismo ante el espejo. Muy pocos de estos objetos han perdurado,
pero conocemos su magnificencia a través de las representaciones en esculturas
y textos, que nos ayudan a visualizar, por ejemplo los tejidos opulentos por
los que la isla de Chipre era famosa. También podemos imaginar el placer
efímero del maquillaje y de los perfumes cuando vemos los magníficos
recipientes que se elaboraban para contenerlos.
Azulejo asirio. Palacio noroeste, Nimrud (Irak). 845-850 a.
C. Azulejo de arcilla vidriada. © The Trustees of the British Museum.
Los placeres de los sentidos
Los babilonios. Hacia
finales del siglo VII a.C., el antes poderoso imperio asirio estaba en declive.
En el año 626 a.C., Babilonia expulsó a los gobernantes asirios y estableció
una alianza con el Imperio meda, al este, que condujo, en el 612 a.C., al
saqueo de Ninive, la capital asiria. Los gobernantes babilonios pasaron a
controlar la mayor parte del antiguo imperio asirio, y el rey Nabucodonosor II
(que gobernó del 505 al 562 a. C.) transformó la ciudad de Babilonia en una
capital espléndida y cosmopolita. La gloria del Imperio babilónico duró menos
de cien años. En 539 a. C., Babilonia fue conquistada y sus territorios se
incorporaron al creciente Imperio aqueménida.
Alejandro
Magno llegó al poder en Macedonia, un reino del norte de Grecia, en el año 336
a.C. Con solo 20 años de edad, tenía una enorme ambición militar, y la
increíble riqueza de los aqueménidas era para él un trofeo irresistible. Los 13
años que siguieron fueron extraordinarios, ya que conquistó inmensos
territorios desde la India, por el este, hasta Libia, por el oeste. El éxito de
Alejandro fue estar a la altura de su audacia: nunca perdió una batalla.
Su
triunfo permitió a las ciudades del Mediterráneo el acceso a cantidades
inimaginables de oro y también estableció el dominio de Grecia, con su cultura
y sus prácticas, por todo Oriente Medio, en un proceso conocido como helenización. La producción y el
disfrute de bienes suntuosos continuaron siendo numerosos y extendidos, pero el
éxito de Alejandro conllevó cambios significativos. Las diferentes culturas y
gustos artísticos que definían esta época perdieron fuerza ante la relativa
uniformidad, pero sus imponentes éxitos continuaron influyendo en la creación
de objetos preciosos en los placeres y en las comodidades, como un legado
transmitido por esta “era del lujo”.
Hebilla con «nudo de Hércules». Grecia. 400–300 a. C. Oro,
granates, esmalte. © The Trustees of the British Museum
© Mariví Otero. 2019.
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente: Lujo. De los asirios a Alejandro
Magno. Concepto y produción: exposición organizada por “la Caixa” en colaboración
con el British Museum. Comisariado: Alexandra Fletcher, conservadora del
Departamento de Oriente Próximo del British Museum. CaixaForum Madrid. Dosier
de Prensa. Del 20 de septiembre de 2019 al 12 de enero de 2020.
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