martes, 1 de abril de 2025

HUGUETTE CALAND: Una vida en pocas líneas

 

Nos encontramos en el Museo Nacional Reina Sofía, visitando la primera gran retrospectiva en Europa de esta artista libanesa cuya vida y obra supuso un constante desafío a las convenciones estéticas, sociales y sexuales de su tiempo y de los diferentes lugares en los que trabajó. La muestra está organizada en colaboración con Deichtorhallen, Hamburgoi, reúne aproximadamente 300 obras, muchas inéditas, entre dibujos, punturas, textiles y collages, procedentes de Europa y Estados Unidos. La exposición está comisariada por la historiadora del arte contemporáneo Hannah Feldman, de la Cátedra Keith L. y Katherine Sachs de Historia del arte Contemporáneo de la Universidad de Pensilvania. El objetivo, es según la comisaria proponer un nuevo relato de la producción de la artista que supere las narrativas basadas exclusivamente en su actitud transgresora, su desarraigo cosmopolita y lo que se malinterprete como posturas manifiestamente apolíticas.

Huguette Caland (Beirut, 1931-Beirut, 2019), hija única del primer presidente de la República Libanesa independiente, Berchara El Khoury. Allí inició sus primeros estudios de arte, aunque vivió gran parte de su vida adulta en París y los Ángeles, retornando a su Beirut natal en sus últimos años.

Huguette Caland: Una vida en pocas líneas está organizada de forma cronológica y recursiva, de forma que avanza y vuelve, una y otra vez, a tiempos pasados ocupando un total de 12 salas. En las que los visitantes descubrimos progresivamente las diferentes fases artísticas y personales por las que travesó la artista. Comienza y termina en Beirut, pasando desde sus primeras obras de los años sesenta y setenta hasta la segunda década del siglo XXI.

Las obras que se muestran en relación con los lugares en los que Caland desarrolló su prolífica obra:

Los tumultuosos años de Beirut posterior a la independencia, pero anterior a la Guerra Civil, el liberalismo utópico del París de los años setenta y ochenta y la decadencia bohemia de la escena artística de Los Ángeles, concentrada en Venice Beach, en los años noventa y primeros dos mil Huguette Caland vivió en estrecho contacto con la política a gran escala, y aunque personalmente se mantuvo al margen, siempre estuvo expuesta, y no necesariamente por el hecho de que su padre fuera el primer presidente tras la independencia del país, y su marido con quien tuvo tres hijos, era hijo de una figura, de la oposición que favorecía el mandato francés.

En 1969 fue fundadora de Inaash, una ONG que hasta hoy continúa ayudando a las mujeres palestinas de los campos de refugiados libaneses a sacar provecho de las labores tradicionales del bordado palestino, llamado tetreez, que, junto con otras formas de bordado, están presentes como motivo en muchas de sus obras.

La artista consideraba que su medio de expresión no residía en las herramientas convencionales del artista, es decir, pintura o lápices, sino en sus encuentros con amantes, amigos, familiares, culturas artistas y escritores, animales, insectos e incluso paisajes inanimados.

Caland trasmitió en su obra y en sus hábitos cotidianos los imperativos de la libertad y liberación sexuales, el desprecio lúdico de las normas sociales y legalistas conservadoras. Sus obras de arte, que abarcan múltiples géneros y formatos -pintura, dibujo, escultura, collage, escritura y diseño-, trazan un cuidadoso recorrido entre la comunicación y la sublimación provocadora. La artista, que una vez quiso se escritora, dominaba el árabe, el francés y el inglés, así como su propio lenguaje de formas y configuraciones pictográficas.

Caland luchó por su libertad en cada momento de su vida, ya fuera la libertad de vestirse como quisiera, de vivir como quisiera, de hacer arte como quisiera, de amar a quien y como quisiera, o ser madre como quisiera. Sus actitudes no eran convencionales, pero estaban motivadas por una búsqueda más amplia de la libertad y una comprensión de la interacción social en la que todos tenían derecho a un mismo espacio dentro del colectivo. Como otras muchas mujeres, tardó en que se aceptada su lugar como artista, pero su obra se encuentra hoy ampliamente reconocida y presente en las colecciones de los grandes museos de arte contemporáneo del mundo:

Hammar Museum y LACMA de Los Ángeles, el MoMA y el MET de Nueva York, la Tate Modern o el British Museum de Londres, entre otros. De ellos proceden muchas de las obras que componen esta exposición. Sin embargo, treinta y tres de ellas, presentes en colecciones y museos de Beirut, las primeras de su época de juventud en el Líbano, y las últimas de su trayectoria, no han podido formar parte de esta exposición porque el conflicto que ha sufrido recientemente el país, tras su invasión por parte de Israel, ponía en peligro el traslado de las obras. Precisamente de las que se ha quedado allí. Una vida en pocas líneas es la que da título a esta exposición.

Desde sus más célebres series, como Bribes de corps, pasando por sus particulares caftanes, hasta otras obras menos conocidas como su nutrida producción de autorretratos, la exposición revela, más que una evolución estilística de los diferentes momentos formales de la obra de Caland, una serie de recursos y estrategias plásticas construidas sobre colores y formas, líneas, y retículas, o repetición de figuras, pero también sobre las palabras y letras que pueblan su obra.

El recorrido lo hemos realizado a través de las 12 salas:

Devenires. Ser carne. Bribes de corps. Seducciones. Interioridades. Criaturas de ensueño. Exterioridades. Espacios Blancos. Juego. Retiros. Cuadriculas. Finales, regresos, nuevos comienzos: o, hacia el mar.

En los últimos años de vida, su obra alcanzó un gran reconocimiento internacional, como lo confirma su participación en la 57ª Bienal de Venecia en 2017.

Mariví Otero

Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Huguette Caland: Una vida en pocas líneas. Museo Nacional Reina Sofía. Se puede visitar hasta el 25 de agosto de 2025. Documentación y fotografía: Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía.