Caminamos
por el Museo Nacional Reina Sofía, al encuentro del centenario del nacimiento
de Antoni Tàpies (1923-2012), el Museo Reina Sofía y la Fundación Tàpies han
organizado, con la colaboración de la Comunidad de Madrid, la muestra Antoni
Tàpies. La práctica del arte. Se trata de la mayor
retrospectiva celebrada hasta hoy del artista y toma el título de la primera
compilación de sus escritos, publicado en 1970.
Como escribe el comisario Manuel Borja-Villel en el catálogo de la muestra, para Tàpies el tiempo “era espiral. Hay mutaciones y cambios en su obra y desde las materias de los años cincuenta a los barnices de los ochenta hay una evolución. Pero esta no se fundamenta en una progresión, en un quemar etapas, en un desarrollo lineal, sino las superposiciones, repeticiones y ritornelos”.
La concentración de cerca de 220 obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, la colaboración de la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona y los préstamos de la familia del artista nos permiten a los visitantes obtener una formidable visión de la dilatada carrera artística de Tàpies -desarrollada entre 1943 y 2012-, en la que experimentó con las propiedades expresivas de la materia y del lenguaje sin dejar de reflexionar en ningún momento sobre la pintura y la representación.
El
recorrido de la exposición se abre con una serie de obras realizadas en sus
años iniciales como artista.
En 1948 fundó, junto con figuras como el poeta Joan Brossa, el teórico Arnau
Puig y otros pintores Joan Ponç, Modest Cuixart y Joan-Josep Tharrats, el grupo
catalán de vanguardia Dau al Set -creado en torno a la revista homónima-,
que desempeñó un papel relevante en la renovación artística de la España de
posguerra. Durante algo más de tres años, la pintura de Tàpies experimentó un
giro iconográfico acentuado por cualidades fantásticas y líricas, de
reminiscencias mágicas. El empleo de elementos geométricos y el estudio del
color pronto suscitaron el artista un interés por la materia que se hizo
visible en enigmáticas telas con espacios sugerentes y dinámicos.
Seguimos
la muestra en las siguientes salas: Materias, a partir de 1953 la obra
de Tàpies experimenta un punto de reflexión: abandona la figuración anterior y
se hace más matérico al alterar la concepción tradicional de la superficie
pictórica, incorporando texturas densas similares a las de una pared o tapia, a
las que aplica incisiones, marcas, huellas perforaciones. En este nuevo
lenguaje predominan las gamas ocres, grises y marrones.
Por
otro lado, el interés por la materia fue generalizado en el arte de posguerra
en ambos lados del Atlántico. La toma de conciencia de la bomba atómica y los
nuevos descubrimientos científicos influyeron en muchos artistas y Tàpies no se
quedó al margen.
Proyección internacional, una serie de exposiciones monográficas y colectivas, así como premios avalan el reconocimiento generalizado hacia su trabajo, que es mostrado en citas de primer orden como la del Carnegie International de 1950 y 1952, las ediciones de la Bienal de Venecia de 1952, 1954, 1956 y 1958, la Bienal de Sao Paulo de 1957, o la exposición colectiva titulada New Spanish Painting and Sculpture organizada por el MoMA de Nueva York en 1960. Con solo treinta y ocho años, su trabajo es objeto también de una importante antológica organizada en 1962, por el museo Guggenheim de Nueva York. Esta muestra fue muy bien recibida por el público y los medios.
La
obra de Tàpies estuvo representada por galerías internacionales de prestigio
como Martha Jackson en Nueva York o la Galería Maeght de París. Este
impulso comercial contribuyó a la difusión de su obra, que empezó a formar
parte de colecciones públicas y privadas de renombre radicadas en el exterior.
Papeles, cartones, objetos y cuerpos, a través del dibujo y del grattage, advierte, por ejemplo, que puede emprender una pintura exenta de pincelada, una pintura que se escribe e inscribe en el soporte. Tàpies también hacia uso del papel y del cartón para experimentar con la materia y probar nuevos efectos. Así, la rotura deliberada de ciertas partes, el arrugamiento del soporte o las incisiones son testados metodológicamente, como se aprecia en obras como Papel de embalar (1964) o Morado con ángulos negros (1963).
En las siguientes salas, contemplamos, por ejemplo, Materia en
forma de pie (1965) o Huevera y periódico (1970), cómo el artista, desde los 60,
le da una vuelta de tuerca a su producción a través de la representación e
incorporación de elementos de la realidad exterior, que confieren un marcado
carácter objetual a las obras de este período.
El
Tàpies político, el compromiso político de Tàpies frente al
franquismo se va haciendo más explícito. En 1959 el artista hace pública su
negativa a participar en exposiciones organizadas por el régimen y en 1962
emprende acciones legales en defensa de su derecho a decidir sobre la difusión
de su propia obra. La sentencia de un juicio celebrado en Londres fue favorable
a su causa y tuvo gran repercusión como gesto político.
Los
acontecimientos políticos entran a formar parte del catálogo de referencias del
artista mediante sugerencias en títulos más o menos explícitos y en las propias
obras, como los casos de A la memoria de Salvador Puig Antich, en
recuerdo del joven anarquista ejecutado en 1974, o 7 de noviembre, en
referencia a la Assemblea de Catalunya del 7 de noviembre de 1971, primera
plataforma de oposición a la dictadura del general Franco que obtendría un
apoyo popular masivo.
Cambios
conceptuales y formales y Últimos años, En la primera mitad de la
década experimentó con una técnica de diálogos austeros de ocres y negros. Sin
embargo, los barnices de la segunda mitad de los años 80 son los más
conocidos. El uso del barniz como base se remonta a las pinturas matéricas en
la práctica de Tàpies, pero no será hasta estos momentos cuando este material
de tonalidad áurea abre un mundo de posibilidades al artista y adquiere pleno
protagonismo.
Las
últimas salas de esta exposición se centran en el trabajo de Antoni Tàpies en
las dos últimas décadas de su vida, cuando se va impregnando de cierto
sentimiento de melancolía. El artista sigue gozando de gran reconocimiento,
pero las continuas referencias en su obra a la muerte, la enfermedad y el dolor
son predominantes. Su avanzada edad es una toma de conciencia de la proximidad
de la muerta. Además, acontecimientos como la caída del muro de Berlín y la
descomposición de la Unión Soviética hacen mella en un ánimo tocado por el fin
de las utopías.
Coincide
el Centenario del nacimiento de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012), con el
del crítico de arte José María Moreno Galván (La Puebla de Cazalla, Sevilla
1923-1981, Madrid) ambos eran amigos. El
Museo de Arte Contemporáneo José María Moreno Galván en la Puebla de Cazalla
(Sevilla) se hizo una gran muestra que finalizó el pasado mes de marzo.
Moreno
Galván (1) escribió: “[…]Pero con toda evidencia, después de
atraernos tercamente, la obra de Tàpies persiste en su hermetismo. ¿Por qué?
¿Por qué nos convoca en ella y, una vez dentro de ella, nos niega la última
palabra de su confidencia? Ese signo elíptico, esa rasgadura cruciforme,
intensifican nuestra vida tocando no se sabe qué resorte de nuestra
sensibilidad, pero no nos quiere revelar el secreto de nuestra vida
intensificada. ¿En dónde reside el germen de esa contradicción?
Somos
convocados por esa obra, respondemos sensitivamente a su llamada, luego, de
alguna manera, ese tocado resorte de la sensibilidad es, al mismo tiempo, arcanamente,
misteriosamente, el resorte de nuestra comprensión. O el de nuestra sorpresa:
“en la facultad de sorprenderse esta la raíz de todo conocimiento”. Comprender…
¿pero qué es comprender? No se comprende sino aquello en lo que previamente se
está comprendido. Comprender es conocer, reconocer, -reconocerse en- volver a
encontrar algo de nosotros en aquello que no está con nosotros. Regresamos otra
vez a la obra de Tàpies.
Ella atrae por algo que, por el momento, nos permanece hermético, pero en lo que, sin embargo, nos sentimos comprendidos; por algo que desconocemos, pero en lo que, paradójicamente, nos reconocemos. Sí, creo que ésa es la palabra: ella nos convoca. Pero para convocar hace falta la identificación mínima, en una palabra. “Ven”: eso lo comprendemos; en esa palabra están comprendidos, por lo menos, quién llama y quién responde. Se trata, comprender a Tàpies -es decir, comprendernos en Tàpies-, de reconstruir el esqueleto de un idioma a partir de la vértebra de una sola palabra, la palabra común de su llamada y nuestra respuesta, el mínimo punto de identidad entre él y nosotros. […]
Antoni
Tàpies. La práctica del arte, una gran exposición
antológica, diríamos que espectacular.
© Mariví Otero 2024
Manuel Otero Rodríguez.
Fuente: Antoni Tàpies. La práctica del arte. Museo Nacional Reina Sofía. 21 de febrero al 24 de junio de 2024. Documentación y fotografías: Departamento de Prensa del Museo.
(1) Moreno Galván, J.Mª. “La pintura de Tàpies: notas para empezar a escribir” TÀPIES. 1940 Galería Biosca 1965. Del 1 al 28 de febrero de 1966. Madrid. Depósito legal M 379. 66 Altamira. Madrid. Cit. p.4.
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