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Sí, estoy fascinada, de momento no por esta exposición (que mañana veré), si no por una película surrealista que acabo de ver dentro de las actividades que CaixaForum, ha programado para Japonismo: La fascinación por el arte japonés. The taste of tea (El sabor del té), costumbrismo japonés, del joven director Katsuhito Ishii, Japón, 2004. Perteneciente a la Nueva Ola Japonesa iniciada en 1997.
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Una vez visitada la exposición Japonismo: La fascinación por el arte japonés, considero que ¡sigo fascinada! Arranca en el siglo XVI, momento de los primeros intercambios comerciales y culturales entre España y Japón, y se alarga hasta la Guerra Civil. Así, pasa revista a los antecedentes de la relación entre Occidente y Japón, en la época de las misiones religiosas a Oriente, y pone el acento especialmente en el interés por Japón que se extendió durante la segunda mitad del siglo XIX y que dejó su huella en la obra de artistas del impresionismo, el postimpresionismo, el simbolismo e, incluso, la vanguardia. También reconstruye por primera vez el proceso vivido en nuestro país cuando artistas como Mariano Fortuny sintieron la atracción de aquel lugar y empezaron a dibujar y pintar fantasías japonesas.
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La muestra la componen más de 180 piezas, ofrece una visión panorámica de todas las manifestaciones artísticas que formaron parte de este fenómeno: pintura, grabado, dibujo, ilustración, joyería, decoración, literatura y cine (Tres cortos de 1907, están en una sala pequeña donde termina la exposición). Es el resultado de un extenso trabajo de investigación que ha permitido sacar a la luz el corpus de obras japonistas existente en España, muy abundante pero aún poco conocido. Se ha logrado reunir una selección única, con piezas procedentes de museos y colecciones privadas, muchas de ellas expuestas por primera vez.
Destacan pinturas de Mariano Fortuny, Santiago Rusiñol, Joan Miró dibujos de Apel-les Mestre, Isidre Nonell, Pablo Picasso, muebles de Gaspar Homar y Federic Vidal, Joyas de Francisco Durrio y Lluís Masriera y estampados de Alexandre de Riquer. Muy bellas las obras de arte japonés procedentes de la antigua colección Masana, que llego a contar con 3.200 piezas. Hasta hoy no se conocía el alcance de la principal colección de arte japonés del país, ni tampoco se reconocía la influencia del arte japonés en las artes del esteticismo del siglo XIX. Del mismo modo, nunca se había presentado la incidencia del arte japonés en el entorno de los artistas del novecentismo y las vanguardias. Se desconocía, por ejemplo, el alcance real de la participación japonesa en la Exposición Universal de 1888.
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Japonismo, elemento de renovación en un momento de crisis del arte europeo
Se inicia con una breve aproximación a los primeros contactos entre ambas culturas entre 1549 y 1624. Desde el primer momento, las muestras de fascinación fueron mutuas y múltiples; muestras de un interés lógico por descubrir la alteridad y lo desconocido. Sin embargo, poco a poco las relaciones fueron enturbiándose a medida que la persecución de los cristianos en Japón se intensificaba, especialmente después de que se alimentasen los temores de que los españoles utilizarían la evangelización como vía para acabar conquistando el archipiélago. Así, en 1624 fue prohibida la llegada de barcos españoles, y durante los siglos XVII, XVIII y primera mitad del siglo XIX Holanda fue la responsable de mantener una mínima conexión con el archipiélago.
Los contactos entre ambos países permanecieron suspendidos hasta 1868, coincidiendo con la restauración Imperial Meiji y la definitiva apertura de Japón al mundo. Fue en la década de los setenta cuando los artistas europeos empezaron a descubrir el arte japonés como una fuente de inspiración y de renovación estética altamente atractiva.
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Así, el japonismo dejó una importante huella tanto en el Art Nouveau y el modernismo como en otros movimientos y corrientes artísticas de 1900 como el impresionismo, el simbolismo y el Aesthetic Movement. Este extremo queda reflejado en la exposición en obras de algunos de los principales artistas del momento como Manet y Toulouse-Lautrec, así como también de los artistas e industrias artísticas más vinculados al japonismo desarrollado en España, como Stevens, De Nittis, Christofle y el eterno Le Chat Noir.
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La pervivencia del japonismo
Superado el modernismo, el descubrimiento de nuevas facetas del arte japonés continuó seduciendo artistas de las tendencias más dispares. Se producían aproximaciones orientalistas que veían en el arte japonés la expresión de un exotismo lejano y de origen incierto. En paralelo, y aparte de mantenerse vivo el japonismo desarrollado durante el modernismo, a partir de la década de 1920 un Japón nuevo, desconocido hasta entonces, despertó el interés tanto de poetas como de pintores, ceramistas, diseñadores y lacadores. Datan de ese momento la introducción de la laca japonesa urushi y la difusión del teatro no y kabuki, así como de la literatura, la poesía y el ensayo de autores japoneses, desde El libro del té de Okakura Kakuzo hasta los haikus. La delicadeza, el gusto por la sencillez, la austeridad poética y la imperfección de formas y texturas, elementos idiosincrásicos de la cultura japonesa, se convirtieron en fuente de inspiración para una nueva generación de artistas que descubrieron en las artes tradicionales de Japón un lirismo de cualidades únicas, de las que siguieron aprendiendo.
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La exposición, es de fácil lectura para el visitante, cuenta con los siguientes ámbitos: El descubrimiento de Japón. Japonismo, fenómeno internacional. La llegada del japonismo a España. Comercio y coleccionismo. El esteticismo. La exposición Universal de 1888. Japonismo y modernismo, una simbiosis. La pervivencia del japonismo.
Aunque el japonismo, entendido como una de las expresiones artísticas más ricas y poliédricas del siglo XIX, ha sido ampliamente estudiado a escala internacional, no ha sucedido lo mismo en España, donde sigue siendo en gran medida desconocido por el gran público. La muestra que organiza y produce la Obra Social La Caixa, presenta este fenómeno de alcance internacional y cómo arraigó en nuestro país. Comisariada por Ricard Bru, la muestra forma parte de la colaboración del Año Dual España-Japón (2013-2014), organizado por los ministerios de Asuntos Exteriores de ambos países.
Exposición espléndidamente diseñada. Actividades relacionadas con la muestra: conferencias, conciertos, talleres para familias y por supuesto el ciclo de cine japonés ¡que me gusta, lo oriental!
La muestra está, hasta el 16 de Febrero de 2014, en CaixaForum, Madrid.
© Mariví Otero 2014
© Mariví Otero 2014
Bibliografía: Dossier de Prensa. Departamento de Comunicación de la Obra Social “la Caixa”. CaixaForum, Madrid.