lunes, 2 de diciembre de 2013

Paisajes imaginados

Esta semana comienzo visitando el Círculo de Bellas Artes de Madrid, inauguraba una buena exposición, mi amigo y compañero de taichí, Jesús G. Vicente ¡años que nos conocemos, maestro!

El Círculo de Bellas Artes de Madrid está en un edificio obra del arquitecto Antonio Palacios, al cual se deben edificios tan emblemáticos de Madrid como el Palacio de Comunicaciones (hoy Ayuntamiento), el Banco Central en la propia calle de Alcalá  o el Palacio de Maudes, entre otros. Fue inaugurado por Alfonso XIII en noviembre de 1926 con una exposición del pintor Ignacio Zuloaga en la Sala Goya.

Subo a la sexta planta donde están los talleres de dibujo, pintura y grabado, los artistas pueden acceder a trabajar una vez matriculados y realizar sus exposiciones, recuerda el París de principios del siglo XX, ¡bello lugar! El ascensor me deja dentro de la muestra. Rodeados de compañeros, amigos y visitantes, están  Jesús y Mercedes su mujer que también  es artista.
  



Escribe Jesús, el título Paisajes Imaginados resume la creación de varios dibujos de la exposición como juego de realidades.

Todo comienza con un reflejo, un charco en la calle, lluvia de primavera. Asomarse a un mundo diferente, la mirada en lejanía se convierte en mirada hacia la profundidad. La luz que define la forma se trastoca en juego de grises, de negros, la entrada en un mundo al revés.

Y luego a la hora de dibujar esas sugerencias, interviene la fascinación del material, la textura del papel, su capacidad de humectarse o resistirse. El trazo tangible del carboncillo, el escurridizo de la tinta proponiendo alternativas diferentes. Como en un juego de niños las nubes se convierten en montañas, en acantilados cuando se acercan.

40,5x85 acrilico y collage sobre fotografia en offset

Diría que los caminos de la expresión contemporánea son tan complejos, que resulta difícil clasificar el tipo de expresividad a la que responde Jesús G. Vicente. Evidentemente, esa es una expresión que está en la misma línea de la que, en los comienzos de la modernidad, se rebeló contra el predominio exclusivo de la forma, la misma que prescribió la validez de una realidad algo más formal en la identificación de la obra de arte, para comprender su carácter  expresivo –expresionista-

53x100 carboncillo , tinta y collage sobre papel

La obra de arte expresionista ya no se contenta con ser contemplada, sino que pretende ser la expresión de una realidad fatal exponiéndose así a la inseguridad  cuestionable de una resonancia crítica.  A causa de esta postura antiformalista resulta del todo consecuente que el expresionismo concentre su objetivo artístico  no tanto en el refinamiento de la técnica pictórica, como en el agotamiento de los resultados de la práctica pictórica expresionista, que, en cuanto a perfección técnico-científica, había llegado a la máxima  aproximación plástica a la imagen real, es decir que ha conseguido la ilusión total de la reproducción. La pintura de Jesús G.Vicente vive conscientemente inscrita en la órbita de esa manera de expresar el drama contemporáneo –la realidad-

He disfrutado  con las obras de Jesús G. Vicente, técnicamente son deliciosas, llenas de matices, cuando las miras te olvidas de expresionismo, abstracción o realidad, pero, no, de un toque de “japonismo” ¡él, me lo confirmo!

29x168 cm. carboncillo, tinta , collage y pastel sobre carton.



© Mariví Otero 2014
Fotos: Mariví Otero

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