Esta
semana comienzo visitando el Círculo de Bellas Artes de Madrid, inauguraba una
buena exposición, mi amigo y compañero de taichí, Jesús G. Vicente ¡años que
nos conocemos, maestro!
El Círculo
de Bellas Artes de Madrid está en un edificio obra del arquitecto Antonio
Palacios, al cual se deben edificios tan emblemáticos de Madrid como el Palacio
de Comunicaciones (hoy Ayuntamiento), el Banco Central en la propia calle de
Alcalá o el Palacio de Maudes, entre
otros. Fue inaugurado por Alfonso XIII en noviembre de 1926 con una exposición
del pintor Ignacio Zuloaga en la Sala Goya.
Subo
a la sexta planta donde están los talleres de dibujo, pintura y grabado, los
artistas pueden acceder a trabajar una vez matriculados y realizar sus
exposiciones, recuerda el París de principios del siglo XX, ¡bello lugar! El
ascensor me deja dentro de la muestra. Rodeados de compañeros, amigos y
visitantes, están Jesús y Mercedes su
mujer que también es artista.
Escribe
Jesús, el título Paisajes Imaginados
resume la creación de varios dibujos de la exposición como juego de realidades.
Todo
comienza con un reflejo, un charco en la calle, lluvia de primavera. Asomarse a
un mundo diferente, la mirada en lejanía se convierte en mirada hacia la
profundidad. La luz que define la forma se trastoca en juego de grises, de
negros, la entrada en un mundo al revés.
Y
luego a la hora de dibujar esas sugerencias, interviene la fascinación del
material, la textura del papel, su capacidad de humectarse o resistirse. El
trazo tangible del carboncillo, el escurridizo de la tinta proponiendo
alternativas diferentes. Como en un juego de niños las nubes se convierten en
montañas, en acantilados cuando se acercan.
40,5x85 acrilico y collage sobre fotografia en offset
Diría
que los caminos de la expresión contemporánea son tan complejos, que resulta
difícil clasificar el tipo de expresividad a la que responde Jesús G. Vicente.
Evidentemente, esa es una expresión que está en la misma línea de la que, en
los comienzos de la modernidad, se rebeló contra el predominio exclusivo de la
forma, la misma que prescribió la validez de una realidad algo más formal en la
identificación de la obra de arte, para comprender su carácter expresivo –expresionista-
53x100 carboncillo , tinta y collage sobre papel
La obra
de arte expresionista ya no se contenta con ser contemplada, sino que pretende
ser la expresión de una realidad fatal exponiéndose así a la inseguridad cuestionable de una resonancia crítica. A
causa de esta postura antiformalista resulta del todo consecuente que el
expresionismo concentre su objetivo artístico
no tanto en el refinamiento de la técnica pictórica, como en el
agotamiento de los resultados de la práctica pictórica expresionista, que, en
cuanto a perfección técnico-científica, había llegado a la máxima aproximación plástica a la imagen real, es
decir que ha conseguido la ilusión total de la reproducción. La pintura de
Jesús G.Vicente vive conscientemente inscrita en la órbita de esa manera de expresar
el drama contemporáneo –la realidad-
He
disfrutado con las obras de Jesús G.
Vicente, técnicamente son deliciosas, llenas de matices, cuando las miras te
olvidas de expresionismo, abstracción o realidad, pero, no, de un toque de
“japonismo” ¡él, me lo confirmo!
29x168 cm. carboncillo, tinta , collage y pastel sobre carton.
© Mariví Otero 2014
Fotos:
Mariví Otero
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