Autorretrato en el estudio Sofonisba Anguissola
Lavinia Fontana Óleo
sobre
cobre 1579
Florencia,
Galleria degli Uffizi, Galleria delle statue e delle pitture
En
el marco de la celebración de su Bicentenario,
el Museo del Prado presenta esta exposición reivindicando el papel de la
mujer en el arte. En 2016 fue Clara
Peeters, pionera en el género del bodegón en el siglo XVII, con quien
comenzó la andadura femenina el museo.
Sofonisba
Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras,
una muestra que reúne por primera vez los trabajos fundamentales de dos de las
mujeres más notables de la historia del Arte de la segunda mitad del siglo XVI.
A través de un total de sesenta y cinco obras –cincuenta y seis de ellas,
pinturas- procedentes de más de una veintena de colecciones europeas y
americanas, el Museo del Prado recorre la trayectoria artística de estas dos
pintoras, que alcanzaron reconocimiento y notoriedad entre sus contemporáneos,
pero cuyas figuras se fueron desdibujando a lo largo del tiempo.
Comisariada
por Leticia Ruiz, Jefe del Departamento de Pintura Española del Renacimiento.
Judith y Holofernes
Lavinia Fontana. Óleo sobre lienzo h. 1595
Bolonia,
Fondazione di culto e religione Ritiro S. Pellegrino
Recorrido por los ámbitos de la
exposición:
Damas y pintoras
Sofonisba
Anguissola (Cremona, h. 1535- Palermo, 1625) y Lavinia Fontana (Bolonia, 1552-
Roma, 1614) fueron dos pioneras de la pintura que
alcanzaron reconocimiento y notoriedad entre sus contemporáneos. Ambas supieron
romper con los estereotipos sociales asignados a las mujeres en relación con la
práctica artística, en la que imperaba un arraigado escepticismo sobre sus
capacidades.
Sofonisba perteneció a una
familia numerosa de origen noble cuyo padre, Amilcare Anguissola (h.1494-1573)
promovió la formación artística de sus
hijas como parte de la educación humanista que consideraba para las jóvenes. Sofonisba
practicó sobre todo el retrato, y alcanzó una fama, que gracias a sus
orígenes aristocráticos y su aureola de mujer virtuosa, propició su llegada a
la corte española, donde fue dama de la reina Isabel de Valois; un encargo que
ensombreció su papel como pintora, pero que la convirtió en referencia para
otras artistas.
La reina Ana de
Austria
Sofonisba Anguissola. Óleo sobre lienzo h. 1573
Madrid, Museo Nacional del Prado
Lavinia Fontana entronca con el perfil
de la mayor parte de las mujeres artistas. Era hija de Prospero Fontana
(1512-1579), pintor de prestigio en Bolonia, con quien se formó y colaboró. Las
favorables condiciones económicas y sociales de la ciudad explican el papel
destacado de las mujeres en su vida cultural, religiosa, social y artística. Lavinia
fue la primera mujer en abrir un taller propio y desarrolló una notable
actividad que se extendería a Florencia y a Roma, donde se trasladó en la etapa
final de su vida.
Noli me tangere
Lavinia
Fontana. Óleo sobre lienzo 1581
Florencia, Galleria degli Uffizi, Galleria delle statue
e delle pitture
La creación del mito “Sofonisba
Anguissola”
Entre
los once y los trece años, Sofonisba Anguissola inició su
educación artística siguiendo las recomendaciones formativas de las clases
aristocráticas. Recibió lecciones de música, danza, literatura, dibujo y
pintura; en estas dos últimas materias por parte de los pintores Bernardino
Campi (1522-1591) y Bernardino Gatti (h. 1495-1576). Destacó como dibujante y
sobre todo como retratista, practicando repetidamente con su propio rostro y
los de su familia.
Gracias al despliegue
diplomático de su padre, sus autorretratos se convirtieron en cartas de
presentación y raras piezas de coleccionistas que forjaron su temprana fama
como dama pintora. Surge así un mito femenino que quisieron emular otras
mujeres; la más relevante, Lavinia Fontana, quien en su
autorretrato de 1577 recuperó el modelo de Sofonisba para subrayar esa misma
condición de mujer culta y artista.
Autorretrato tocando la espineta
Lavinia Fontana. Óleo
sobre
lienzo
1577
Roma, Accademia Nazionale di San Luca
Sofonisba Anguissola en la corte de
Felipe II
En
los años que pasó en la corte española. Sofonisba ejerció como profesora de
dibujo y pintura de Isabel de Valois, además de retratar a casi todos los
miembros de la familia real. Ninguno de los retratos realizados en España está firmado.
Su posición oficial en la corte no era la de pintora, y de hecho, sus cuadros
fueron recompensados con ricos textiles o joyas. En los ejemplares que en la
actualidad se reconocen de su mano, se advierte su adaptación a los modos del
retrato de corte español.
Por entonces, la figura
más significativa en la corte era Alonso Sánchez Coello (h. 1531-1588),
“retratista del rey” que fijó las convenciones del retrato cortesano. Además de
los rasgos físicos, se debía mostrar el carácter dinástico y las virtudes de la
familia: distancia, quietud y severidad habsbúgica. Sofonisba siguió estas
pautas aunque atemperadas por su propio bagaje artístico: su gusto por la
descripción minuciosa de los detalles, una percepción psicológica que atenúa la
distancia y contención de los Austrias españoles, así como una atmósfera
envolvente y tamizada que suaviza los contornos de las figuras.
Retrato de familia
Sofonisba Anguissola. Óleo sobre lienzoh. 1558
Niva (Dinamarca),
The Nivaagaard Collection
Lavinia Fontana: retratista de Bolonia
Los
retratos fueron la principal ocupación de Lavinia Fontana en Bolonia y más
tarde en Roma, género en el que destacó por la variedad de tipologías
utilizadas. Fue sin duda la pintora preferida de las damas, cuyas pretensiones
de mundanidad y sofisticado lujo quedaron bien reflejadas en sus retratos.
También representó a los niños de las familias más notables de la ciudad en
composiciones religiosas destinadas a capillas privadas, retratados junto al
padre o la madre o formando parte del grupo familiar.
Retrato de familia de la Pinacoteca de Brera
es un excelente ejemplo de la evolución de Lavinia a finales del siglo, pues ofrece un “retrato relato” de un grupo
familiar captado con cierto aire cotidianidad. Una idea que se prolonga en Dama con cuatro jóvenes, donde la
pintora muestra una instantánea doméstica, vinculada muy probablemente al
casamiento de la protagonista.
Costanza Alidosi
Lavinia
Fontana. Óleo sobre lienzo c. 1595
Washington D.C., National Museum of Women in the Arts,
Washinton D, Gift of Wallace and Wilhelmina Holladay
Pintura religiosa
La
producción religiosa de Sofonisba Anguisola es muy escasa;
de hecho está reunida en esta sala, a excepción de la Madonna dell’Itria que se conserva en Paternò (Sicilia). Son obras
de pequeño formato pensadas para ámbitos privados de devoción y sus
composiciones se inspiran siempre en creaciones de otros pintores.
Por su parte, Lavinia
Fontana desarrolló una producción religiosa totalmente profesional que
abarcó tanto obras devocionales de pequeñas dimensiones y soportes variados
(cobres, tablas y telas) como grandes lienzo de altar. Obras marcadas por la
espiritualidad de la Contrarreforma, donde se aprecian influencias de
Correggio, Denys Calvaert (h. 1540-1619), Niccolò dell’Abate (h. 1509-1571) y
los Carracci.
Autorretrato
ante el caballete
Sofonisba Anguissola. Óleo sobre lienzo h. 1556-57
Polonia, The Castle – Museum in
Łańcut
Lavinia Fontana y la pintura mitológica
Fue
la primera artista que realizó composiciones mitológicas, donde además de
desarrollar su capacidad de invención, tuvo que adentrarse en la representación
del desnudo, un terreno vetado a las mujeres.
La sofisticada sociedad
boloñesa fue capaz de conciliar el seguimiento de los postulados religiosos
contrarreformistas y disfrutar de las representaciones mitológicas, con el
desnudo, principalmente femenino, como protagonista. Un gusto coleccionista que
se extendió a Roma, donde figuras ligadas al papado encargaron a Lavinia
este tipo de obras. No son muchos, pero conforman un elocuente conjunto que
manifiesta la sugestiva habilidad de la artista para seguir las estimulantes
estrategias eróticas de la escuela de Praga y Fontainebleau.
Marte y Venus
Lavinia Fontana. Óleo sobre lienzo 1600 –
1610
Madrid, Fundación
Casa de Alba
Memoria
Este
espacio cierra la exposición con algunas piezas que dan cuenta de la fama
alcanzada por las dos pintoras.
Una
prueba de la notable fama de Sofonisba fue la visita que recibió
unos meses antes de morir en Palermo del joven Antonio van Dyck. Una página del
diario de viaje de este pintor y su retrato de la anciana dama recuerdan el
emotivo encuentro entre ambos artistas.
Lavinia también inspiró
textos y objetos laudatorios. Aquí se ofrece uno de lo más elocuentes: una
medalla acuñada en Roma en 1611 con su efigie en relación directa con la
práctica de la pintura por una cara y la alegoría de la Pintura por otra.
©
Mariví Otero. 2019
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente: Sofonisba Anguissola y Lavinia
Fontana. Historia de dos pintoras. Museo Nacional del Prado. Del 22 de
octubre 2019 a 2 febrero 2020. Área de Comunicación del Museo.
Con motivo de la exposición de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Instalación de la artista María Gimeno realiza “Habitando ausencias” intervención plástica y performativa. Hace sitio a las creadoras y las coloca justo en el lugar que les corresponde, dentro de una historia del arte sin censuras de género. A través de un reflejo, las artistas crean una potente metáfora: La escasa visibilidad de las artistas y la dificultad de acceder a sus obras.
Vista de las piezas Bordando ausencias. Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana 2019. Museo Nacional del Prado 2019. ©mariagimeno
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