Ya
estamos en temporada expositiva, la Galería Leandro Navarro nos abre sus
puertas con esta exposición dedicada a un gran artista, para mi especial DARIO
VILLALBA.
La
aproximación a la obra de Darío Villalba (San Sebastián, 1939-Madrid, 2018)
podemos hacerla desde una multitud de puntos de vista; prácticamente, desde
cualquier ángulo de la teoría de arte contemporáneo. Es decir, no es la suya
obra que nos obligue a la definición frontal.
Podría objetarse, sin duda, que el arte ya estaba instaurado en esta realidad. Y que, procediendo así, la pintura sólo descubría una especie de mediterráneo escultórico. La objeción sería válida siempre y cuando se tuviera en cuenta que el descubrimiento se efectuaba “desde la pintura”. Y que las obras resultantes mantenían el concepto, la visión y el lenguaje propio del pintor.
Una ojeada retrospectiva sobre la obra de Darío nos proporciona ciertas claves sobre la doble problemática que ha afrontado, sin renunciar a su inalienable condición de pintor. De un lado esta problemática a consistido en eliminar el soporte que tiraniza la pintura, impidiéndola acceder al espacio; de otro, ha consistido en dotar a sus figuras de corporeidad mediante el empleo de formas y materia idóneas para su propósito.
A
diferencia de otros artistas que varían en sentido evolutivo, Darío Villalba ha
procedido mediante inteligentes mutaciones. De ahí el considerable avance
experimentado por sus obras en un período aproximado de cinco años (Lo que
-dicho sea, entre paréntesis- le ha valido para alcanzar la primera línea del
arte en plena juventud).
Comisaria
de la muestra María Luisa Martín de Argila, ha realizado varios comisariados e
investigación sobre la obra de este artista.
Comenzamos
el recorrido de la muestra con el texto de Darío Villalba elegido por Martín de
Argila:
“Han
aparecido nuevos iconos en mi trabajo, como es la piedra, el pelo, el
mármol, el tejido gráfico de lo arbóreo, con resonancias
eléctricas, y especialmente el agua. También he usado el sexo como
cenefa simétrica del ornamento, jamás alcanzado. Mi visión del agua es utilizada
no sólo como liberación frente a lo inmutable de lo fosilizado (la piedra) o la
no realización del deseo, sino como manantial de luz”
Martín
de Argila, hace hincapié en el elemento emotivo, espontáneo y pasional que el
artista buscó entre la reflexión y azar que nace de su autodenominada
“promiscuidad visual”. A lo largo de su carrera, aparecen repertorios de temas
que se repiten, pero no de un modo frío o metódico, sino, como él mismo
escribía, de una forma que hace que esté “sacudido por la anarquía del deseo y
la estimulación acronológica de la imagen exterior”.
En el
prologo del catálogo de la exposición escribe Mariano Navarro: “De algún modo,
las cuatro series elegidas por la comisaria (la piedra, lo arbóreo, el pelo,
el agua) me remiten a otras tantas sensaciones y conceptos. Así lo pulido,
lo sólido y la atención a los volúmenes en las esculturas de mármol; lo fractal
e ingobernable en las ramas de los árboles; lo corporal y lo aéreo en las obras
con el motivo del pelo y, por último, la poderosa fuerza del agua, de lo líquido
y su doble sumergirse en la figura y la abstracción […]
En la muestra se combina una selección de obras de gran formato realizadas a lo largo de su carrera con algunos de sus autodenominados “documentos Básicos” (obras de pequeño formato que constan de una a seis fotos cada uno y que realizó en sus visitas estivales a Londres a partir de 1957). Tanto las de mayor como las de menor formato eran consideradas por Villalba como obras finales y fueron concebidas desde la visión de un artista que siempre trato: -la fotografía como pintura y que fusionó ambas de una manera pionera en el arte español de su momento-
Darío
Villalba es un claro exponente de lo ya conseguido en su momento e
internacionalmente.
Fuente: Darío Villalba. Espíritu de congelación impreso en carne. Galería Leandro Navarro. Del 14 de septiembre al 10 de noviembre de 2023. Catálogo digital. Documentación y fotografía de la Galería. Esther Rodríguez Cámara.