viernes, 22 de febrero de 2019

DE CHAGALL A MALÉVICH: el arte en revolución

CAT 80. Marc Chagall. El paseo, 1917 [The Promenade]. Óleo sobre lienzo, 175,2 × 168,4 cm
Museo Estatal Ruso, San Petersburgo. INV. ЖБ-1726 / КП-93/1924.
© Museo Estatal Ruso, San Petersburgo. © VEGAP, Madrid, 2019. - Chagall ®.

La Fundación Mapfre presenta De Chagall a Malévich: el arte en revolución compuesta por 92 obras de 29 artistas y 24 publicaciones prestadas por coleccionistas particulares y entidades públicas como el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, la Galería Estatal Tretiakov de Moscú o el Museo Estatal de Nizhniy Novgorod, que dibujan un amplio fresco de las vanguardias rusas, con referencia tanto a casos individuales como a influyentes colectivos, donde Chagall y Malévich son bien la referencia o bien el contrapunto.

Comisario de la exposición: Jean-Louis Prat, presidente del Comité Marc Chagall y ex director de la Fundación Marguerite y Aimé Maeght. Nadia Arroyo nueva directora del Área de Cultura de Fundación Mapfre.


La muestra se articula en ocho secciones.

Comenzamos  con Clasicismo y Neoprimitivismo. Ya entrada la primera década del siglo XX, destacados artistas rusos, ucranianos y de ascendencia judía dieron vida al neoprivitimismo, movimiento nacional que combinaba un renovado interés en las formas tradicionales del arte popular ruso con las técnicas pictóricas del posimpresionismo, tan en boga en ese momento en París y Múnich. Aunque seguían practicando géneros  clásicos –tales como el paisaje, el desnudo, el retrato y la naturaleza muerta-, estos artistas aplicaban a sus escenas los vivos colores des expresionismo, así como las superficies planas y las texturas propias del cubismo. La nueva tendencia alcanzó visibilidad gracias a la exposición La Sota de Diamantes, organizada en diciembre de 1910 por Mijaíl Lariónov, Aristarj Lentúlov y David Buliuk tras su expulsión de la Academia de Bellas Artes de Moscú. Como resultado de dicha muestra, se creó una sociedad artística del mismo nombre. Integrado entre otros, por Natalia Goncharava, Piotr Konchalovski, Iliá Mashkov y Kazimir Malévich, todos ellos interesados en liberar a la pintura de las convenciones académicas decimonónicas.

11. Marc Chagall. Autorretrato delante de la casa, 1914 [Self-portrait in front of the House]
Óleo sobre cartón adherido a lienzo, 50,7 × 38 cm. Colección particular
© VEGAP, Madrid, 2019. - Chagall ®. © Archives Marc et Ida Chagall, Paris.

En esta sección se señala esa tensión visual entre los dos autores que en marcaron la muestra mediante la presencia de una serie de obras de Malevich en dialogo con otras de Marc Chagall.

103. Kazimir Malévich. La segadora, 1912 [The Reaper]. Óleo sobre lienzo, 71 × 69,5 cm
Museo Estatal de Arte de Astracán en Honor a P. M. Dogadina, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO. INV. АГКТ КП-3060 Ж-469
© Museo Estatal de Arte de Astracán en Honor a P. M. Dogadina, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO.

Mientas el primero se fijo en imágenes arquetípicas del campesinado, Chagall demuestra una personal asimilación del  lenguaje visual vanguardista del fauvismo y  del cubismo aplicado a temas locales en su caso a las formas de vida y costumbres de las comunidades judías en la Europa del Este. Esta estética se mantuvo en los trabajos de Chagall de finales de la década, especialmente en los decorados que diseño para el teatro Judío de Moscú.

Marc Chagall. Composición con círculo y cabra (teatro judío). 1920.

El resto de secciones se encuentran en la primera planta.

Cubofuturismo y Rayonismo. Creadoras como Liubov Popova y Nadiezhda Udaltsova fueron pioneras de esta síntesis creativa de estilos de la Europa occidental en el contexto ruso. Ambas estudiaron en París con el pintor cubista Jean Metzinger cuyo famoso tratado Du “Cubisme”, escrito junto a Albert Gleizes en 1912, se publicó en ruso al año siguiente. El texto, que circuló ampliamente en los ambientes artísticos europeos, señalaba las principales innovaciones  cubistas, entre ellas, la combinación de múltiples  puntos de vista, que permitía la representación pictórica de la simultaneidad. También en 1913 se publicaron traducciones al ruso de diversos tratados futuristas italianos  sobre pintura y escultura que enfatizaban la relación dinámica  y de igualdad entre sujeto artístico y su entorno, frente a la anterior concepción del fondo como un elemento secundario.

El teórico más destacado del movimiento, Mijail Lariónov, resumió el estilo como una fusión del cubismo, el futurismo y el orfismo, este último en alusión a la concepción por parte del poeta Apollinaire de una abstracción pura, una noción que será muy influyente en los años siguientes. Para Lariónov, el rayonismo se había liberado de las formas concretas y se basaba, por el contrario, en los haces de luz que emanan de objetos diversos.

49. Liubov Popova. Sin título, 1915 [Untitled]. Técnica mixta sobre papel coloreado, 35,4 × 26,7 cm
Colección Ekaterina & Vladimir Semenikhin, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO
© Colección Ekaterina & Vladimir Semenikhin, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO

Camino a la abstracción. Una de las aportaciones fundamentales de la vanguardia rusa a la historia del arte moderno es la apuesta por las formas más radicales de abstracción. En esta sección se puede comprobar cómo hay diversas vías hacia ese arte no representativo: por un lado el expresionismo y su liberación de formas y colores; por otro, cubismo con reducción geométrica  de la naturaleza. Así, mientras que Marc Chagall se encuentra a medio camino entre las culturas francesas y rusa, Vassily Kandinsky marca el contacto entre su origen ruso y el sustrato cultural alemán, en particular con el expresionismo. Kandinsky, conocido como uno de los padres de la abstracción, participó en 1911, junto a Franz Marc, en la creación en Murnau del grupo Der Blau Reiter (El Jinete Azul). Las innovaciones del expresionismo alemán influyeron sobremanera en la pintura rusa, en buena medida gracias a Kandinsky. Entre 1909 y 1914, la filosofía  musical y espiritual de Kandinsky le llevó cada vez más lejos, hasta alcanzar la abstracción.

122. Vassily Kandinsky. Dos jinetes y figura reposando, 1909-1910 [Two Riders and Figure at Rest]. Óleo sobre cartón piedra, 70,4 × 70,1 cm.
 Merzbacher Kunststiftung, Suiza. 
© Vassily Kandinsky,VEGAP, Madrid, 2018. © Merzbacher Kunststiftung, Suiza.

Del otro lado, la abstracción de raíz cubista tiene su mejor expresión en las Arquitecturas pictóricas de Liubov Popova (1916-1917), que guardan cierta relación con la práctica del papier callé, desarrollado ampliamente por Picasso y Braque durante la fase sintética del cubismo.

50. Liubov Popova. Arquitectura pictórica, 1916 [Pictorial Architecture]. Óleo sobre lienzo, 98,5 × 77 cm.
Colección Ekaterina & Vladimir Semenikhin. Cortesía Colección Ekaterina & Vladimir Semenikhin.

Suprematismo.Para el suprematista, los fenómenos visuales del mundo objetivo carecen, en sí mismos, de sentido; lo significativo es el sentimiento como tal, algo totalmente distinto del entorno”  Con estas palabras –recogidas en su libro de 1927 Die Gegenstandslose Welt (El mundo no objetivo)- Malevich realizaba toda una declaración de intenciones al nuevo movimiento artístico que crea en 1913, “intentando desesperadamente liberar el arte del lastre del mundo de la representación”.

104. Kazimir Malévich. Suprematismo, 1915-1916 [Suprematism]. Óleo sobre lienzo, 80 × 80 cm.
Museo Regional de Arte de Krasnodar en Honor a F. A. Kovalenko, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO.
INV. КП-10432 Ж-358.
© Museo Regional de Arte de Krasnodar en Honor a F. A. Kovalenko, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO

Malevich había asimilado por completo los principios del cubismo, referente imprescindible para comprender  el suprematismo, pero trató de dar un paso adelante sobre él hasta llegar a la destilación máxima de la pintura, impulsado por la necesidad de generar nuevos iconos que sustituyeron a aquellos que habían marcado milenios de pintura rusa: Tal es la misión que cumplió Cuadro negro, pieza clave a la que siguen Cruz negra y Círculo negro. Que se presentan en esta sala.


Constructivismo. En 1921 se celebró en Moscú la muestra 5 X 5 = 25, así llamada porque contribuía con cinco obras cada uno de sus cinco participantes: Liubov Popova, Alexandr Vesnín, Alexandra Exter, Alexandr Ródchenko y Varvara Stepánova. Con ocasión  de esta muestra, los artistas constructivistas proclamaron el rechazo a la pintura de caballete y el paso a un arte de producción, de impulso colectivo y lejano de veleidades individuales.

Alexandr Ródchenko y Varvara Stepánova, aparecen como los lideres de una nueva generación, para ellos, la pintura de caballete anterior –hasta 1921- vendrá a ser una suerte de laboratorio experimental a partir del cual pudieron crear nuevas formas y aplicarlas racionalmente a muebles, vestidos, tejidos y diseños teatrales basados en una nueva concepción arquitectónica: es, de alguna manera, la declaración de la muerte de la pintura.  En 1918 y 1921, Ródchenko producirá lo más relevante de su obra constructiva pintada, lo que le interesaba al artista en sus pinturas tenía más que ver con la intención de crear un “monocromo” un objeto con valor por sí mismo, carente de toda retórica.

111. Alexandr Ródchenko. Composición, 1918 [Composition]. Óleo sobre lienzo, 71 × 62,3 cm.
Galería Estatal de Bellas Artes, Perm, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO. INV. Ж-616. ПГХГ КП-1628.
© Galería Estatal de Bellas Artes, Perm, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO.
© Alexandr Ródchenko, VEGAP, Madrid, 2019.

El constructivismo es así la mejor ilustración de ese momento inicial de erección de un nuevo modelo de estado (y de una nueva visión del mundo) desde una perspectiva estrictamente visual y objetual que llegará a todos los ámbitos, desde el diseño industrial, al escénico  como muestran los figurines firmados por El Lisitski  presentes en la exposición.

102. El Lisitski. El hombre nuevo. Folio 10 de Figurines. Diseño tridimensional del espectáculo electromecánico «Victoria sobre el sol», 1923.
[‘The New Man.’ Sheet 10 of ‘Figurines. Three-dimensional Design for the Electro-mechanical show “Victory over the Sun”’]
Litografía en color sobre papel, 53,3 × 45,5 cm. Galería Estatal Tretiakov, Moscú. INV. ГPC-1430/10. © Galería Estatal Tretiakov, Moscú.

La Escuela de Matiushin.  Mijail Matiushin fue compositor, violinista, teórico, editor, pintor y profesor asociado a la llamada “escuela organicista” de la vanguardia rusa. Al igual que para la mayor parte de artistas rusos de vanguardia de su generación, el cubismo y el futurismo, tuvieron una gran influencia en el pensamiento de Matiushin. A él se debe la partitura de la opera futurista de Alexéi Kruchónij “Victoria sobre el sol”, estrenada en 1913, así como, en el mismo año, la traducción al ruso del influyente tratado de Metzinger y Gleizes Du “Cubisme”. Al igual que los cubistas, Matiushin quería transcender la tridimensionalidad para acceder a una cuarta dimensión, algo que desde su punto solo podía conseguirse potenciando la conciencia respecto al entorno. Para ese proyecto hacía falta un artista visionario que mediante la práctica de sus capacidades perceptivas, fuera capaz de recocer la complejidad y la simultaneidad del espacio y expresarlo de forma visible.

28. Mijaíl Matiushin. Movimiento en el espacio, c. 1921 [Movement in Space]. Óleo sobre lienzo, 124 × 168 cm
Museo Estatal Ruso, San Petersburgo. INV. ЖБ-996 / КП-90/1928. © Museo Estatal Ruso, San Petersburgo.

Hacia una nueva representación. Tras la creación de la Unión Soviética en 1922, diversos artistas acometieron la tarea de crear obras de arte adecuadas a una nueva sociedad. A mediados de la década  de 1920, los mandatarios del Partido Comunista apostaron por el realismo socialista, un estilo concebido para ofrecer imágenes que promovieran una lectura fácil, inmediata y optimista de la vida soviética. Estas élites del poder empezaron a condenar las experimentaciones de la vanguardia tildándolos de elitistas. El respaldo explicito de Stalin a la nueva estética realista supuso que numerosos artistas se vieran sometidos a presiones políticas para adoptar este, en especial después de 1934, cuando el realismo socialista cobra carta de naturaleza como base de la política artística oficial de la Unión Soviética. Hasta ese año, la experimentación creativa siguió contando con cierto margen de actuación. Las obras realizadas por Pável Filónov y Kazimir Malévich a partir de la década de 1920 representan dos caminos distintos a la hora de intentar conciliar el fervor revolucionario, la admiración por las tradiciones artísticas locales y la integridad creativa aun dentro de un contexto crecientemente hostil hacia su trabajo.

Pável Filónov vio cómo su individualismo recibía severas críticas que, sin embargo, parecían olvidar su compromiso con la noción del “artista-proletario”. Filónov consideraba que la misión de este artista-proletario era la de poner en práctica formas de arte que se identificaran con su momento histórico  pero que, al mismo tiempo, fueran capaces de trascenderlo abriendo nuevas vías de investigación para el futuro.

VR.06. Pável Filónov. Cabeza, 1925-1926 [Head]. Óleo, acuarela y gouache sobre cartón, 86,7 × 60,7 cm.
MOMus, Museo de Arte Moderno - Colección Costakis, Tesalónica. INV. 59.78-87
© MOMus, Museo de Arte Moderno - Colección Costakis, Tesalónica.

Por su parte, Malévich emprendió un proyecto de reconversión de su trabajo anterior a la Revolución de Octubre aplicando los tropos visuales de la abstracción suprematista a la pintura figurativa. Esto fue la base para un giro estilístico que el propio artista definió como “supranaturalismo”, cuyo nuevo lenguaje empleó en motivos de tradición socialista como los arquetipos del obrero o el campesino. Sin embargo, estas obras, más que celebrar el trabajo rural o industrial, parecen querer acentuar las dificultades que este comparta en la nueva encrucijada histórica marcada por la modernización y la colectivización. Existe poco consenso en torno al significado político de la obra tardía de Malévich.

VR.24. Kazimir Malévich. Deportistas, 1930-1931 [Sportsmen]. Óleo sobre lienzo, 142 × 164 cm
Museo Estatal Ruso, San Petersburgo INV. Ж-9439 / КП-132379 © Museo Estatal Ruso, San Petersburgo.

Nuevos libros para nuevos lenguajes, Esta sección está dedicada al extraordinario avance creativo en el campo de las publicaciones. Recoge algunos de los trabajos clave en el ámbito literario y editorial de los poetas y artistas visuales asociados con los movimientos de vanguardia que la exposición recoge, en especial con el futurismo, el suprematismo y el constructivismo.
Kazimir Malévich. Litografías para suprematizm. 34 risúnka [suprematismo. 34 dibujos]. Vítebsk, Unovis, 1920. Bibliothèque Paul Destribats, París.

Esta exposición supone un recorrido por una de las páginas más influyentes en la evolución del arte moderno y un viaje a través de un tiempo convulso marcado por la experimentación, la tentativa, el temor y el entusiasmo ante la llegada de un nuevo orden. Y se presenta en un momento como el actual, en el que la nueva posición de Rusia en el tablero internacional está generando un interés renovado hacia su historia, cultura y legado artístico de sus creadores. En el elenco de creadores es destacable la presencia de una importante nómina de mujeres artistas, cuyo trabajo resultó fundamental en el desarrollo de las vanguardias rusas previo y posterior a la Revolución de Octubre, en una experiencia de feminización de las artes que tardaría años en repetirse.


Mariví Otero
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: De Chagall a Malévich: el arte en revolución. Sala Fundación Mapfre, Recoletos. Madrid. Del 9 de febrero al 5 de mayo 2019. La muestra ha contado con la colaboración del Grimaldi Forum Monaco. Dirección Corporativa de Comunicación: Alejandra Fernández Martínez.

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