Cézanne
site/non-site
Paul
Cézanne regresa a España, 30 años (1984) después de su última exposición, que
pude ver, en el antiguo Museo Español de
Arte Contemporáneo (MEAC) hoy Museo del Traje.
Una
vez más paseo entre las obras del gran maestro disfrutando de esa pincelada
corta y ágil. El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, acoge una esplendida retrospectiva, comisariada por
Guillermo Solana, incluye 58 pinturas -49 óleos y 9 acuarelas- procedentes de
museos y colecciones privadas (incluyendo Estados Unidos, Australia o Japón).
En
1969, el artista Robert Smithson propuso
una nueva interpretación de la obra de Paul Cézanne (1839-1906). Para Smithson,
la pintura de Cézanne había sido
tergiversada por los cubistas, reduciéndola a un juego de formas casi
abstracto. Frente a esa simplificación formalista, Smithon subrayaba la
necesidad de recobrar la referencia física en la obra del pintor; su fuerte
vinculación con ciertos lugares del territorio provenzal.
El
subtítulo de la exposición, site/non-site, evoca una pareja de
conceptos forjada por Smithson en su propia creación, planteando la dialéctica
entre el trabajo al aire libre y el estudio. Esta dialéctica se refleja a su
vez en la relación entre paisaje y naturaleza muerta. En la obra de Cézanne, el
paisaje es el género dominante, identificado (Como en sus compañeros
impresionistas) con la práctica de la pintura al aire libre. Pero, a diferencia
de los impresionistas, Cézanne otorga también una importancia decisiva a un
género propio del taller: la naturaleza muerta. Cézanne cultivará ambos géneros
pictóricos a lo largo de toda su carrera y establecerá una íntima conexión
entre ellos, introduciendo en sus bodegones elementos paisajísticos y,
recíprocamente, llevando a sus paisajes el orden de la naturaleza muerta […]
Paul
Cézanne, dos años más viejo que Renoir (1841-1919) y tan sólo siete más joven
que Manet (1832-1883). En su juventud, Cézanne tomó parte en las exposiciones
impresionistas pero quedo tan decepcionado por
la acogida que se les hizo que se retiro a su ciudad natal de Aix, donde
estudió los problemas de su arte, libre de las invectivas de los críticos. Fue
hombre de costumbres ordenadas que disfruto de independencia económica, sin
verse forzado a buscar compradores para sus obras. Así pudo consagrar toda su vida a resolver los
problemas artísticos que se planteó y
aplicar los criterios más exigentes a sus propias obras. No fue amigo de las conversaciones teóricas, pero cuando
empezó a aumentar su fama entre sus admiradores, trató algunas veces de
explicarles en unas cuantas palabras lo que se proponía. Una de estas
observaciones famosas fue la que quería
-rehacer a Poussin del natural- Lo
que quiso decir fue que los viejos maestros clásicos como Poussin consiguieron
un equilibrio y perfección prodigiosos en su obra. Cézanne perseguía un arte
que poseyera algo de esta gravedad y serenidad; pero no creyó que se pudiera
lograr imitando simplemente a Poussin. Los viejos maestros, a fin de cuentas
tuvieron que pagar un precio para lograr
su equilibrio y solidez: no pudieron respetar a la Naturaleza tal y como la
vieron.
¿Dónde
estaba aquel esfuerzo por conseguir una composición armónica, la sólida
simplicidad y el equilibrio perfecto que caracterizó a los grande maestros del pasado? La tarea
consistía en pintar –del natural-
hacer uso de los descubrimientos de los maestros impresionistas y, sin embargo,
recuperar el sentido de orden y de necesidad que distinguió el arte de Poussin.
Los
impresionistas habían abandonado el procedimiento de mezclar los colores sobre la paleta, aplicando éstos
separados sobre el lienzo en pequeños toques y pinceladas para expresar los
fluctuantes reflejos de las escenas al
aire libre. Sus cuadros fueron de
tonalidades muchos más brillantes que los de sus predecesores, pero el
resultado no satisfacía del todo a Cézanne. Los cuadros pintados de este modo
parecen esquemas planos y frustran la sensación de profundidad. Su deseo de ser
absolutamente fiel a sus impresiones frente a la Naturaleza pareció chocar con
su ambición de convertir –como dijo- al impresionismo en algo más sólido y
duradero, como el arte de los museos. No es de extrañar que a menudo
estuviera a punto de desesperarse, que permaneciera esclavizado frente a sus
lienzos sin dejar nunca de realizar experiencias. Lo verdaderamente extraño es
que triunfase, que lograra lo en apariencia imposible en sus cuadros. Si el
arte fuera una cuestión de cálculo no lo
habría conseguido; pero naturalmente no lo es.
La
muestra se compone de cinco secciones: Retrato
de un desconocido. La curva del camino. Desnudos y árboles. El fantasma de la
Sainte-Victoire. Juego de construcciones.
Cézanne
se concentró en realizar retratos, de sus familiares, conocidos y de las gentes
sencillas que lograba convencer para que posaran en las largas sesiones. Retrato de un desconocido, abre esta
gran retrospectiva del Museo Thyssen, es una obra de la colección del museo,
uno de los últimos lienzos en que trabajó antes de su muerte.
Bodegones,
desnudos al aire libre que se ha dado en denominar Bañistas. Tan mínima como parece la aportación de esos temas a este
respecto, tanto más vinculados estaban para Cézanne a una trascendencia
filosófica, siendo portadores de mensajes para una mejor organización del mundo
y de la vida. Cézanne deseaba pintar cuadros de objetos que él elegía, cuadros
que se sometían a la Naturaleza en tanto que, como Courbet y los impresionistas
habían dicho y hecho, se basaban en un meticuloso acto de percepción visual.
Es
difícil fechar con exactitud los cuadros de Cézanne. Como nunca daba un trabajo
por terminado, y la mayoría incluso muestran más signos de inacabados que los
permitidos por el carácter de boceto intrínseco al impresionismo, firmaba muy
pocos cuadros, y si lo hacía era para complacer al comprador. En algunos casos,
sirven como referencia objetos de recuerdo o empapelado, identificados por los
biógrafos de Cézanne en sus diferentes domicilios.
Un
incansable Cézanne recorría las
inmediaciones de Aix, a fin de plasmar en configuraciones orgánicas y
cristalinas la confluencia de las formaciones del terreno, de la vegetación y
las edificaciones sencillas, y para hacer alzarse sobre el valle su amada
montaña de Sainte-Victorie. En la exposición hay varias obras dedicadas a
Sainte-Victorie, elijo una acuarela La
montaña Sainte-Victorie, 1905-1906, la esencia misma de la pintura: Armonía
y Naturaleza.
© Mariví Otero 2014
Bibliografía:
Museo Thyssen-Bornemisza. Oficina de Prensa.
Expo. Cézanne Site/Non-site. Del 4 de
Febrero al 18 de Mayo 2014. Madrid.
E.H.Gombrich.
Historia del Arte. Traducción de
Rafael Santos Torroella. Ediciones Garriga, S.A. 1975. Barcelona.
Peter
H. Feist. El impresionismo en Francia.
Benedikt Taschen. 1996. Köln. Alemania.
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