viernes, 16 de enero de 2015

Luciano Fabro: un alfabeto de materiales.

Seguramente Luciano Fabro (Turín, 1936-Milán, 2007), hubiese disfrutado contemplando su obra, en este Palacio de Velázquez, situado el  Parque del Retiro de Madrid. Fue construido entre los años 1881 y 1883, con motivo de la celebración de la Exposición Nacional de Minería. El arquitecto Ricardo Velázquez Bosco (Burgos, 1843-Madrid, 1923) de quién toma el nombre el palacio, dirigió el proyecto entre  los que participaron  Alberto del Palacio (Sara (Lapurdi), 1856-Las Arenas, 1939)  arquitecto e ingeniero  y Daniel Zuloaga, (Madrid, 1852-Segovia, 1921) ceramista. En la actualidad se encuentra dedicado a sala de exposiciones temporales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.


Una vez hechas las presentaciones del lugar, veamos la exposición  de Luciano Fabro,  la entrada resulta espectacular.


Esta exposición, la primera de carácter antológico que se le dedica  tras su fallecimiento, reúne más de cincuenta trabajos que nos muestran la audacia, solidez y complejidad de la obra de Luciano Fabro. Una obra que es fundamental para comprender los nuevos caminos que ha explorado la escultura contemporánea.

En la Italia de la segunda mitad del siglo XX, emergió una generación de artistas italianos inmersos en la búsqueda de alguna legitimación más allá  del gesto pictórico encontraron la proclama sociopolítica. El espíritu militante de los futuristas resurgió de nuevo en estos artistas que se consideraban revolucionarios culturales en lucha contra las estructuras sociales anquilosadas, el sistema económico y el arte establecido. Fueron agrupados  en numerosas exposiciones bajo la denominación  de arte povera, donde se incluía a Luciano Fabro.

El escritor Umberto Eco difundió lo que él mismo describió como la obra de arte abierta, tan ambigua, incierta y fragmentada como la propia vida. El joven crítico Germano Celant, quien a partir de 1967 intentó agrupar a las fuerzas artísticas anti-institucionales y culturalmente críticas bajo el nombre de arte povera, también formó parte del círculo creado en torno al Grupo 63 de Umberto  Eco.

El término de arte povera derivaba del teatro povero de Jerzy Grotowski y sus referencias al uso de materiales pobres, como tierra, carbón, palos, periódicos, fieltro, cemento, puede inducir a error, no sólo porque estos artistas también  utilizaron oro,  mármol, seda y cristal de Murano, sino porque desmantelaron la jerarquía de materiales, dieron la espalda al consumismo  y se interesaron por la fuerza de la naturaleza sin renunciar a la modernidad industrial.

Propiamente hablando, jamás existió un grupo de arte povera como tal. ¿Significa esto que el término es el producto de una mediación estratégica e imprecisa de un solo crítico y que pronto cobró  vida propia en la escena artística? Es cierto que Luciano Fabro, Mario Merz, Pistoletto, Kounellis, Giovanni Anselmo, Giuseppe Penone y Gilberto Zorio, no se inscribieron en el grupo, pero todos ellos usaron el arte como punto de partida desde el que abordar la vida y que todos cargaron  su material con asociaciones con la historia cultural y la mitología italoeuropeas, reflejando el presente a través del pasado, […]



La exposición reúne trabajos fundamentales para la comprensión de la singularidad de Luciano Fabro, grupos de obras emblemáticas, iniciadas en 1968, con las que explora el contorno cartográfico  de la célebre bota de su país, a través de su asociación con una gran diversidad de materiales y creación  de metáforas de la situación cultural y política de Italia, desde finales de los 60 hasta principios  del siglo XXI. Manifestaba  Fabro: cuando tengo una idea, la pruebo sobre una Italia. Estas ideas van desde la Italia fascista, hasta la Italia de pelo, pasando por la Italia del dolor o la Italia de oro.


Entre los artistas de su generación, Luciano Frabro  es tal vez el que ha vinculado con mayor énfasis la emergencia de lo nuevo con la expresión del tiempo cronológico, consciente de las posibilidades que las ruinas del pasado han propiciado sin  cesar  a los artistas en una Italia que jamás dejo de inspirar nuevas perspectivas creativas de la revelación  de los tesoros de su cultura.

Series emblemáticas como la conformada por sus Italias, o sus Piedi, metamorfosis de la relación entre el objeto  y arquitectura, pedestal y escultura, son mostradas junto a sus primeros ejercicios de reflexión  sobre transparencia, como  Impronta o  Mezzo Specchiato e Mezzo Transparente y Tutto Transparente; su escultura yacente Lo Spirato (1972); los Attaccapanni de Napoli (1976-1977); Prometeo (1986) una de las piezas centrales de la exposición, es la centrada en la catástrofe de Chernóbil;  y 10 esculturas de finales de los 80 llamadas Computer, que dan paso a la última etapa creativa de Luciano Fabro.


Fabro va más allá de los géneros artísticos porque en su obra la pintura, la arquitectura, la escultura el dibujo…, van a convertir y a definir nuevas posibilidades para la obra de arte, asegura João Fernandes, comisario de la muestra, que ha contado con la colaboración de Silvia Fabro, hija del artista. 

Bibliografía: Ruhrberg, K.: Arte del siglo XX. Edición de Ingo F.Walther. Taschen. Köln, 2001.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Luciano Fabro. Palacio de Velázquez, Parque del Retiro. Madrid. Del 27 de Noviembre 2014 al 12 de Abril de 2015. Hoja de mano.

Fotos: Mariví Otero y Manuel Otero Rodríguez.


Mariví Otero

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