Exposición que trata de esclarecer la relación entre pintura y poesía que sobrevuela toda la obra del artista catalán. La Fundación Mapfre de Madrid, tras haber tenido el privilegio de albergar durante cinco años una amplia muestra de la obra de Joan Miró, centrada, fundamentalmente, en sus últimos años. Fundación Mapfre ha querido realizar un homenaje a este artista universal en su sala de Recoletos de Madrid. De forma paralela a la exposición Miró Poema, la institución abre de nuevo su espacio Miró a modo de despedida. Con este conjunto confiamos en poder ofrecer al visitante una visión más amplia y profunda de su trabajo, abriendo las puertas a apreciar una vez más su valor motivo concreto que recorre toda la trayectoria, abordada desde el paradigma de la literatura, Espacio Miró ofrece una visión general de su trabajo tardío desde una perspectiva más plástica.
La exposición
“No
hago distinción entre pinturas y poesía” declaro Miró en una ocasión.
Esta afirmación recorre toda la producción de un artista que siempre trató de encontrar
modos de trascender la pintura, de expandir sus límites. Y encontró en la
poesía la forma más profunda y duradera de hacerlo. Así ensayó a lo largo de
toda su carrera diversas maneras de incorporar la palabra poética a su trabajo,
de tratar de traducir los modelos de hacer los escritores a los lenguajes de la
pintura desde la convicción del “carácter extremadamente turbador de una
página de escritura”.
El
comisario, Carlos Martín, Conservador Jefe de Artes plásticas de la Fundación
Mapfre, escribe sobre la muestra: “La exposición transcurre a través de sus
línea distintas pero paralelas. Una más compleja y especulativa que trata de
desentrañar el papel de la escritura poética en su abordaje y práctica de la
pintura, tanto conceptual como literalmente, desde los años 1920 hasta su obra
más tardía. Otra más directa que se refiere a sus numerosas colaboraciones con
diversos poetas, en un constante juego de intercambio entre la palabra y la
imagen, entre el signo lingüístico y el trazo pictórico”.
La
exposición está formada por una sala introductoria donde los asistentes podrán
insertarse en las formas de abordar y disfrutar de la poesía del artista, que
contiene una selección de dibujos, poemas, la pintura Nord-Sud (1917) a
modo de manifiesto y una selección de libros de la biblioteca personal de Joan
Miró. Tras esa introducción, la muestra se despliega a través de las siguientes
cuatro secciones:
EN CAMINOS PELIGROSOS
El
artista llegó en 1920 a París, donde entró en contacto con el círculo surrealista
de André Breton a través del pintor André Masson, con quien compartía estudio
en la rue Blomet. Fue entonces cuando pasó de una pintura detallista y
minuciosa, la de los primeros años, a otra en la que se rompen las reglas de
una pintura representativa estricta. Su interés por la poesía se hace cada vez
más manifiesto. A partir de 1924 ensaya
un modelo de composición basado en figuras que flotas en un éter indeterminado,
con frecuencia de color azul. Miró puede llevar a cabo su vocación anhelada de
pintor-poeta al aplicar a estas obras el mecanismo de destilación del lenguaje,
de desnudez de las palabras, que ponen en práctica muchos de los poetas con los
que trata. El artista suele partir de detallados dibujos que va despojando
hasta la versión final llevada a la tela. Asimismo, sobre esas figuras que
parecen formar constelaciones sobrevuela la práctica de la escritura automática
y la relación aleatoria de ideas que André Breton y Philippe Soupault ensayaron
de manera pionera en su texto “Les Champs magnétiques (Los campos magnéticos).
EL
TRAZO COMO ESCRITURA Y REESCRITURA
La
grafía en los años 1960, a través del trazo, ya ha entrado de lleno en la
pintura de Miró, pero se trata de un lenguaje visual no ligado a idioma alguno,
libre y sin códigos, como puede verse en “Écriture sur fond rouge” que ilustra
(Escritura sobre fondo rojo, 1960). Tampoco desea que las convenciones de los
textos que ilustra condicionen por completo el dibujo o la estampa que realiza.
Aporta escenas y signos a “Parler seul” (Hablar solo, 1948-1950) de Tristan
Tzara, e imágenes que no sabemos si acompañan o subrayan en “À toute épreuve”(A
toda prueba, 1958) de Paul Éluard. Un libro que también se desarrolló a lo
largo de los años, al menos en su versión ilustrada definitiva (publicada en
1958) pues
Éluard
había fallecido seis años antes, en noviembre de 1952. Y es que Miró no quiere
meramente ilustrar, sino dar un significado más amplio al texto, expandirlo,
ofrecer una nueva mirada, que sus dibujos sean un verso junto a los versos de
los poetas.
PALABRAS
ENCADENADAS, LETRAS EN LIBERTAD
Con
las revueltas de mayo del 68, Miró recupera a uno de sus personajes más
importantes de querido Afred Jarry, Ubú, con su carácter y deslenguado. Lo saca
de contexto y se aleja del texto original de su creador. Realiza dos libros
escritos también por él, como si ya no hubiera diferencia entre pintor y poeta:
“L’enfance d’Ubu y Ubu aux Baléares”. Publicaciones basadas en la ironía,
juegos de palabras y una escritura automática con doble y triple sentido que
nos devuelve la poesía pura pero que dialoga con sus otros libros de artista;
por una parte, con el cuaderno fechado entre 1936-1939 y por otro con “Le
lézard aux plumes d’or”.
DE LA
POESÍA AL POEMA
“Poéme
III (1968) y Poéme à la gloire des étincelles” (poema a la gloría de las
chispas, 1969) así lo muestran, El primero, que forma parte de un tríptico,
viene precedido por una serie de bocetos y dibujos de gran sencillez a los que,
como señala Carlos Martín, podría aplicárseles uno de los fragmentos de la
carta que envía Joan Miró a Michel Leires en agosto de 1924. Esta misiva
resulta fundamental para entender la concepción que el artista catalán tiene
sobre los poetas y la literatura, así como el papel que ambas juegan en su
obra. Escribe:
“Insisto
en que mis cuadros más profundamente conmovedores son aquellos simplemente
dibujados, con algunos pequeños puntos de color o un arco iris. Estos nos
conmueven en el sentido elevado de la palabra, como el llanto de un niño en su
cuna”.
Al
seguir la trayectoria pictórica de Joan Miró, es impresionante descubrir como
su obra se va transformando en una escritura poético-plástica, de una gran
fuerza expresiva y extremadamente diferente de lo de sus contemporáneos.
Fuente: Miró poema. Fundación Mapfre Sala Recoletos, Madrid. Del 3 de junio al 29 de agosto 2021. Documentación y fotografías. Comunicación Fundación Mapfre. Alejandra Fernández Martínez.
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