Con el arte abstracto empezamos a
liberarnos de las viejas formulas pictóricas.
Pero la verdadera pintura nacerá cuando se entienda que el color tiene
una vida propia, que las infinitas combinaciones del color tienen su poesía y
su lenguaje poético, que son mucho más expresivas que lo que se hacía con los
medios antiguos.
Sonia
Delaunay 1949
Sonia
Delaunay. Arte, diseño, moda. En el Museo Thyssen-Bornemisza, primera exposición en solitario en España
de esta artista, en la que se destaca no sólo su importante papel como pintora de
vanguardia, sino también, la exitosa aplicación de su ideario artístico a la
vida cotidiana.
Nacida
en Ucrania en una modesta familia judía, Sonia Delaunay (1885-1979) fue
acogida por sus tíos maternos en San Petersburgo cuando era tan solo una niña,
de quienes recibió una educación cosmopolita. Su formación artística comenzó en
1904 en Karlsruhe (Alemania), dos años después la continuó en París. Para no
abandonar Francia, contrajo matrimonio de conveniencia con el marchante alemán
Wilhelm Uhde, en cuya galería expuso por primera vez en 1908. Gracias a él
conoció a artistas de vanguardia como Picasso, Braque y al propio Robert Delaunay, con quien se casó en
1910, tras su divorcio de Uhde.
A
partir de entonces, el intercambio artístico entre ambos sería constante,
aunque, ya desde los comienzos de su relación, pero Sonia se diferencia de su
marido por compaginar los pinceles con las agujas de bordar, la decoración de
interiores o el diseño de moda, convirtiéndose en una artista multidisciplinar,
interesada en plasmar el lenguaje vanguardista sobre los más variados soportes,
con vivos colores y técnicas diversas que recuerdan su orígenes rusos.
Me atrae el color puro. Colores de mi
infancia, colores de Ucrania. Recuerdos de las bodas campesinas de mi país en
los que los vestidos rojos o verdes, con muchas cintas que los adornaban,
volaban en los bailes.
Sonia
Delaunay 1978
París
era, para ellos, la ciudad simultánea por excelencia y se convirtió en su
fuente de inspiración, en el lugar en el que empezaron a analizar el impacto de
la luz sobre los colores. Pero fue en Madrid, en 1917, donde sus experimentos
por trasladar el ideario del simultaneísmo a la vida cotidiana dieron paso
definitivo a la escena pública. En la capital española, Sonia no solo comenzó sus
colaboraciones con las artes escénicas, sino que inauguró una boutique en la
que vendía sus creaciones de moda y de interiores. Esta etapa madrileña, de la
que se cumplen ahora 100 años, supuso para ella un momento de gran
experimentación y libertad que marcaría todo su desarrollo artístico posterior,
a partir de la década de 1920 y ya de regreso a París.
La
exposición reivindica esos años de Madrid como hito fundamental en su carrera,
por lo que este periodo ocupa el capítulo central de la muestra, el recorrido
está organizado en cuatro apartados cronológicos que incluyen también las
etapas inmediatamente anterior y posterior
a su estancia en España. Comisaria: Marta
Ruiz del Árbol, conservadora de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza.
Primeros años de París
A
comienzos de la década de 1910, sus primeras creaciones revelan la búsqueda de
un arte total e ilustran su voluntad de conseguir que la estética llegue a la
cultura popular. El piso de los Delaunay, donde se reúnen los domingos artistas e intelectuales, es el
primer espacio donde se exhiben estas creaciones simultáneas, como si fuera una
galería de arte. Sonia se reafirma en su intención de abordar sin distinción
todos los soportes, considerando equiparables
y dignas de ser expuestas todas las expresiones artísticas. Así lo hizo,
por ejemplo, en el famoso Salón de Otoño de Berlín de 1913, donde expuso
pinturas, proyectos de carteles encuadernaciones y objetos domesticos junto a
obras de Robert Delaunay, Marc Chagall, Max Ernest, Lyonel Feninger, Franz Marc
o Paul Klee, entre otros.
Los de la Delaunay
se visten con sus creaciones y convierten salones de baile, como el parisino
Bal Bullier, en laboratorios en los que experimentar con el simultaneísmo, en
un primer intento de renovar la estética
urbana a través del color. Con su provocadora asociación del color y
mezcla de tejidos, causan sensación y se convierten en “reformadores de la
manera de vestir”, según Apollinaire.
Primera estancia en Madrid y Portugal
La Primera Guerra
Mundial estalla mientras la familia Delaunay se encuentran de vacaciones
en España por lo que, a finales de 1914, deciden instalarse en Madrid. Les
fascina la luz de la ciudad, que les lleva a alcanzar un momento clave en sus
investigaciones en torno al color. Aislados de la vanguardia, buscan inspiración
entre los maestros clásicos y Sonia se inscribe en 1915 como
copista en el Museo del Prado. Sus lienzos y vestidos simultáneos para el Bal
Bullier dan paso a un interés por el arte popular, los cantantes y bailaores de
flamenco, donde se puede reconocer un cierto retorno a la figuración. En el
verano de de ese año, son invitados por un grupo de artistas futuristas
instalándose en Vila do Conde, un pequeño pueblo en el norte de Portugal, y
deciden trasladarse allí durante un tiempo. Aun así, Sonia sigue inspirándose con
frecuencia en España, como puede apreciarse en las obras como “Gran flamenco, 1915-1916” y “Pequeño
flamenco, 1916” expuestas en las salas junto a varios dibujos, acuarelas y
diseños realizados en esa época.
Segunda estancia en Madrid y el arte
total
Con
el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia, en 1917, Sonia dejó de recibir
las rentas familiares que la habían
permitido una estabilidad económica hasta entonces y decide llevar a la
esfera pública sus creaciones.
De vuelta Madrid, el
matrimonio Delaunay coincide con Serguéi Diághilev, refugiado también en
España, y Sonia empezó a colaborar en el diseño de escenografías y vestuario para los Ballets Rusos, una relación
que marcaría el inicio de la estrecha vinculación con el mundo de las artes
escénicas a lo largo de su carrera. En las salas se pueden algunos figurines y
diseños de decorados para la representación del ballet ruso Cleopatra (1918), que creó en Sitges y
se estrenó en Londres, así como fotos de la reforma completa que realizó para
la conversión del antiguo Teatro Benavente de Madrid en un novedoso teatro-concert, y que se inauguró como
Petit Casino en 1919.
“Abro una Casa Sonia de decoración de
interiores” –recordaba la artista en sus memorias- “En las casas ricas, en los
palacios históricos, mando los alambicados pastelones, los tonos lúgubres, las
mortuorias cursilerías”. La inauguración de este negocio, que
también dedicó al diseño de complementos y de moda, supone un hito en la
carrera de la artista, es un importante precedente de su intensa dedicación al
diseño de interiores, tejidos y prendas de vestir de la década de 1920.
Recortes de periódicos y
fotografías de la época permiten
reconstruir este periodo, a la vez se acompañan de una selección de
bocetos de moda y una chaqueta de lino (1928), pintada y bordada, que evoca el
espíritu de lo que la prensa madrileña dio a conocer como “el estilo Sonia”
En estos años en Madrid se relacionaron también con poetas
vanguardistas, como Ramón Gómez de la Serna o Guillermo de la Torre. Regresan a
París en 1921, París, estaba imbuida por el espíritu dadaísta, Sonia decidió decorar las paredes de su casa con poemas de
sus amigos poetas, como el mural, “abanico-poema” de Gómez de la Serna (1922).
En su deseo de rebasar los límites de las artes, también diseñó
“vestidos-poema”, de los que se pueden ver dos bocetos en la exposición.
Regreso a París
Este apartado está
dedicado a su polifacética y versátil manera de enfocar el proceso artístico,
ya fuera en lienzos, tejidos, tapices, litografías, escenografías o incluso en
encargos murales. Se presentan una chaqueta (1924), dos vestidos (1926) que
nunca antes se han mostrado en una exposición, un traje de baño y un conjunto
de sombrilla y bolso de playa (1928) junto a varios de sus diseños previos, y
el óleo “Vestidos simultáneos” (1925), en
el que la vestimenta de la figura central es similar al abrigo creado para la
actriz Gloria Swanson ese mismo año y que se puede ver en la sala, con
fotografías de moda que hizo la propia
artista y un vídeo coloreado realizado también por ella para promocionar sus
diseños de 1925. Además se puede ver un amplio apartado dedicado a sus diseños
textiles para ver como era el proceso creativo de las piezas, desde el dibujo
sobre papel o cartulina al producto final, como
la correspondencia que mantenía con los almacenes Metz & Co, a los
que enviaba muestras de tela para la producción de sus creaciones.
En
1937 participará, junto a Robert Delaunay, en la decoración de dos grandes
pabellones de la Exposición Universal de París, se presentan tres de estos
bocetos. La artista evocará en el Pabellón del Ferrocarril su viaje a la
península ibérica, demostrando, una vez más, la significativa huella que esta
época dejo en ella.
Después
de fallecer su marido en 1941, Sonia Delaunay continuó trabajando, y
colaborando en la promoción del arte abstracto. En 1964, tras la donación de un
centenar de obras suyas y de Robert, se convirtió en la primera mujer a la que
se le hizo una exposición en el Museo del Louvre.
La muestra se cierra con
tres espléndidas composiciones abstractas, de su etapa final, “Ritmo Coloreado nº694”, “Ritmo color” y
“Mosaico horizontal”
La exposición reúne más de 210
piezas procedentes de Instituciones públicas como el Centro Pompidou, la
Biblioteca Nacional de Francia, el Museo de la Moda de París o el Museo Reina
Sofía, y de colecciones privadas.
© Mariví Otero 2017
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Fuentes:
Sonia
Delanuay. Arte, diseño y moda. Hasta el 15 de octubre de 2017. Madrid.
Información e imágenes, Museo Thyssen- Bornemisza - Oficina de Prensa.
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