martes, 29 de octubre de 2024

SOLEDAD SEVILLA. Ritmos, tramas, variables

 

En Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, nos paseamos por la gran exposición retrospectiva de la artista SOLEDAD SEVILLA (Valencia, 1944), reúne más de un centenar de obras que recorren toda la trayectoria de la artista. Abarca desde sus comienzos a finales de los años 60, ligados al Centro de Cálculo de Universidad Complutense de Madrid, hasta la actualidad con una serie de trabajos muy recientes, algunos de ellos realizados específicamente para esta muestra, relacionados con sus orígenes y su admiración por su referente Eusebio Sempere.

A lo largo de sus 60 años de carrera desarrolla un lenguaje basado en la pureza de la línea y el color y en la construcción de formas a partir de módulos geométricos. La trama, la línea, los ritmos y las variaciones son elementos constantes en todas sus etapas, conforman el cuadro que, según ella misma dice, siempre está pintando: “Es una teoría que compartimos muchos artistas, que estamos pintando siempre el mismo cuadro, y aunque podría parecer que son diferentes etapas unas y otras, es una unidad que se repite” Junto con el gran formato, que desarrolla a partir de los años 70, la expresión de las emociones a través de la luz y la oscuridad son también señas de identidad del trabajo de esta artista PREMIO VELÁZQUE en 2020.

El recorrido por la exposición es cronológico y circular, a través de 10 salas del edificio Nouvel, comenzando con sus primeras obras geométricas de finales de los años 60 y terminando con sus últimas creaciones de 2023 y 2024 en las que retorna a sus orígenes. Según la comisaria de la muestra, Isabel Tejada, la exposición se aborda como un relato circular: “He intentado generar un relato que atravesara todas las piezas, conectando las últimas con la primera, el módulo, la línea, geometría de Soledad Sevilla que yo considero no fría sino emocional, Porque se trata de una artista que busca crear un vínculo emocional con la obra como el propio Sempere, Yturralde, Agnes Martin o Rothko”.

La primera etapa es Mondrian (1973), donde juega con la geometría del color para conseguir una imagen tridimensional una ilusión especial. Sobre esta base desarrolla una nueva concepción basada en el color y en la búsqueda de la profundidad, una pintura que vibra y que plasma en grandes telas sin título, con superposición de módulos pentagonales o hexagonales que podemos ver en la segunda sala. También una serie de obras blancas y ligeras de 1978 y 79.

El carácter instalativo de estas dos series, que podemos ver en las salas tres y cuatro, se aprecia la disposición de las obras de Las Meninas se exponen en ocho pinturas muy juntas que dialogan entre sí, envuelven al espectador y le hacen participe de la atmósfera que crea a través de la línea. Las doce obras de la Alhambra están montadas en pareja, ambas con una misma imagen, una con luz nocturna y otra diurna, con títulos poéticos sacados de los poemas nazaríes inscrito en las yeserías de la Alhambra.



 Conectando la tercera y cuarta sala, en la sala quinta, se documenta algunas de las intervenciones históricas de Soledad Sevilla: Lecha y sangre (1986), un montaje de claveles rojos en hileras paralelas que recorren el espacio y que construye el origen de sus instalaciones de hilo. Y la instalación Mayo 1904-1992 (1992), que se realizó en el castillo de Vélez Blanco (Almería) recreando su claustro renacentista, actualmente en le Metropolitan Museum de Nueva York, mediante una proyección de luces que se encendían al atardecer y se desvanecían al alba.

En la sesta sala la serie Insomnios (2002-2003), cuatro obras de gran formato, de hasta 8 metros, que destacan por su longitudinalidad y semejanza con las tapias cubiertas de vegetación, donde conjuga el blanco y el negro con matices rojos y negros.

En contraste con la oscuridad de Insomnios, pasamos a la sala siete donde nos encontramos un conjunto de pinturas luminosas de los años 90 que exploran también el motivo de las vegetaciones colgantes sobre muros, donde aplica Soledad Sevilla otra nueva pincelada, como una hoja diminuta. La luz del día se refleja en la naturaleza cobrando protagonismo en obras como Díptico de Valencia (1996).


Pasamos a la sala ocho, continuamos con este acercamiento a la naturaleza y llegamos a la primera instalación física que podemos ver en la exposición. Es El tiempo vuela (1998). Consiste en 1.500 mariposas azules de papel, posadas en las paredes de la sala y montadas sobre un mecanismo de reloj que hacen que giren segundo a segundo, genera un ambiente sonoro de movimiento que evoca el pasado del tiempo. La instalación debe su título a un poema de Antonio Machado evocando el fragmento: “Y es hoy aquel mañana de ayer”.

Fotografía de la exposición: SOLEDAD SEVILLA. "El tiempo vuela" (1998)

En la sala nueve Secaderos de tabaco de la Vega de Granada. En esta serie de pinturas, rescata de su memoria los secaderos de tabaco, o los plásticos de los invernaderos cuyos movimientos, velando la realidad, reproduce. A través del color y la luz filtrándose, trabaja en estas obras la trama del plástico, lo efímero y las huellas del transcurso del tiempo.

También encontramos en esta sala, saliendo de la pared, una de las pocas incursiones que hace en el mundo de la escultura, una reproducción de los secaderos de tabaco en neopreno, papel y metal.

Fotografía de la exposición: SOLEDAD SEVILLA. "Secaderos de tabaco de la Vega de Granada" 

Llegamos a la sala diez donde está la Soledad Sevilla más actual, sus series más recientes, de 2022 a 2024: doce bocetos de Horizontes, dos Horizontes Blancos, y las ocho obras de Esperando a Sempere, que la artista ha creado para esta retrospectiva, y que suponen un reencuentro con sus orígenes y algunos de sus primeros referentes. Como Eusebio Sempere, del que se puede ver un pequeño gouache propiedad de la artista que fue la inspiración y el génesis de estos últimos trabajos.

Fotografía de la exposición: SOLEDAD SEVILLA. "Serie esperando a Sempere" 

Finalizamos la espléndida retrospectiva con la instalación “Donde estaba la línea” creada por Soledad Sevilla, entre los edificios de Sabatini y Nouvel. A través de 160 hilos paralelos de algodón, crea una trama traslúcida donde juega con la luz que entra por las ventanas y la arquitectura de la sala, haciendo surgir un nuevo espacio.

Mariví Otero

Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Soledad Sevilla. Ritmos, tramas, variables. Comisaria: Isabel Tejeda. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 25 de septiembre 2024- 10 de marzo de 2025. Documentación y fotografías: Gabinete de prensa Museo Reina Sofía.

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