San Miguel triunfante sobre el demonio con Antoni Joan Bartolomé Bermejo Óleo y dorado sobre tabla de pino,
179,7 x 81,9 cm 1468 Londres, The National Gallery.
El Museo del Prado presenta esta muestra antológica que
organiza con el Museu Nacional d’Art
de Catalunya, y que nos permite
admirar por primera vez en toda su dimensión el virtuosismo técnico y el
sugestivo universo visual de Bartolomé
Bermejo, un maestro de origen cordobés que desarrolló su actividad
profesional en los territorios de la Corona de Aragón.
Con la colaboración de la Comunidad de
Madrid y el apoyo de la Fundación Banco Sabadell, se reúne por primera vez la
mayor parte de sus obras conservadas, repartidas por museos y colecciones de
España, Europa y Estados Unidos como San
Miguel triunfante sobre el demonio con Antoni
Joan de Tous,
procedente de la National Gallery de Londres o Piedad
Desplà de la Catedral de Barcelona,
entre otras.
Bartolomé de Cárdenas,
alias el Bermejo (h. 1445- h. 1501), es uno de los pintores más fascinantes del
siglo XV. Nacido en tierras cordobesas, es muy posible que su condición de
judeoconverso le encaminara a una vida itinerante que, cuando menos, le llevó a
residir en Valencia, Daroca, Zaragoza y, finalmente, Barcelona. Para sortear
las limitaciones gremiales de la época, a menudo se asoció con maestros locales
mucho menos cualificados. Pese a ello, la orgullosa utilización de su alias, el
Bermejo,
con el que firmó de manera particular algunas de sus obras más innovadoras,
certifica que nos hallamos ante un pintor con una personalidad acusada,
probablemente muy consciente y seguro de sus habilidades.
Cristo de la Piedad Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 94,8 x 61 cm h. 1470 - 1475 Museo del Castillo de Peralada.
A partir del dominio de la técnica
del óleo según la manera de los flamencos, Bermejo supo desarrollar
un personal lenguaje de signo realista, especialmente atento a los efectos
ilusionistas pero también a la
definición de espectaculares gamas cromáticas. Junto a su destreza tánica,
sorprende también su capacidad para desarrollar nuevas interpretaciones de todo
tipo de temas e iconografías. Su inquietud por seguir explorando nuevos terrenos,
especialmente en el ámbito del paisaje y el retrato, le permitió concebir
algunas de sus obras más complejas e innovadoras en el último periodo de su
trayectoria profesional. Todo ello fue advertido por una serie de selectos
comitentes, desde grandes eclesiásticos y nobles hasta distinguidos mercaderes,
así como por sus colegas de profesión, que a menudo imitaron sus composiciones.
Santo obispo (¿San Benito de Nursia?) Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla,
48,2 x 26,8 cm 1477 - 1485 Chicago, The Art Institute of Chicago, Mr. and Mrs. Martin A. Ryerson Collection, 1947.393.
La
exposición se divide en Ámbitos que se
van hilando.
Ámbito 1 Los inicio: entre Flandes y
Valencia
Los inicios de Bermejo son inciertos. Nada se sabe de su juventud y
formación excepto que nació en Córdoba. Su primera pieza documentada es el San
Miguel, fechado en 1468, una obra
realizada en Valencia para la parroquia de Tous que revela un excelente
conocimiento de la pintura flamenca. Gracias a la llegada de maestros
septentrionales y a la continua importación de pintura, dibujos y estampas,
Valencia se convirtió en un escenario ideal para que un joven e inquieto pintor
no solo se sintiese cautivado por los modelos de los maestros del norte, desde
Jan van Eyck a Hans Memling, sino también para que asimilase las claves de su
lenguaje […] Fue así como se empezó a cimentar la trayectoria de uno de los
pintores más virtuosistas del siglo XV.
Descenso de Cristo al Limbo Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla,
88,7 x 69,2 x 3 cm h. 1470 - 1475 Barcelona, Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Ámbito 2. Un pintor judeoconverso en
Daroca
La
mujer del Bermejo no se sabía el Credo y además practicaba ceremonias judaicas.
(Maestro Martín, inquisidor, 1486).
Tras su estancia en Valencia Bermejo se instaló
en Daroca en torno a 1472. La estrecha relación que mantuvo con algunos
miembros de su comunidad judeoconversa ha llevado a pensar que él mismo
compartía esta condición. Se casó con Gracia de Palaciano, una rica viuda que
años más tarde fue procesada por mantener prácticas judaizantes. Por su parte,
Juan de Loperuelo, un acaudalado mercader converso, también procesado por la
Inquisición, aparece vinculado directa o indirectamente con la mayoría de los
retablos que realizó en Daroca, por lo que se le puede considerar su factótum
profesional y personal. Resulta también indicativa la realización de pinturas
cuya temática parece concebida para satisfacer las expectativas y calmar los
temores de los nuevos cristiano. Además, Bermejo
encabezó sus firmas con las iniciales IHS (Ihesus), quizás una estrategia para
expresar, alto y claro su nueva fe cristiana y así poder sortear a las
autoridades religiosas en un momento, finales del siglo XV, especialmente
complicado para judíos y conversos.
Muerte y Asunción de la Virgen Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla,
65,2 x 42,4 cm h. 1468 - 1472 Berlín, Staatliche Museen zu Berlin, Gemäldegalerie
Ámbito.3. Lujo y sofisticación en el
retablo de Santa Engracia
Vestida
con sus telas de buenos colores como Santa Engracia de San Pedro de Daroca,
copiosa de oro. Contrato del retablo de la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad
de Romanos (Zaragoza, 1501).
La cita que preside esta sección,
incluida en el contrato del retablo de la parroquia de Romanos, localidad
próxima a Daroca, indicada hasta qué punto la sofisticación cromática de
algunas obras de Bermejo, en este
caso del retablo dedicado a Santa Engracia, suscitó la admiración de los
espectadores y clientes, que no dudaron en ver en ellas el modelo a seguir para
sus encargos.
Del retablo de Santa Engracia de San Pedro de
Daroca se conservan seis tablas, cinco de las cuales se han reunido en esta
sala. Uno de los rasgos que comparten todas ellas es, precisamente, la
espectacular y variada gama cromática que Bermejo
logró imprimir en sus obras gracias a su dominio de la técnica del óleo y de
una serie de fórmulas –como la aplicación de las lacas y transparencias- que le
permiten aumentar la sensación de profundidad y brillantez de los colores, en
especial de los rojos y verdes. Sin duda esta riqueza cromática fue una de las
claves del éxito de Bermejo.
Flagelación de santa Engracia Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla,
92,5 x 52 cm h. 1474 - 1477 Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Ámbito 4. Apoteosis del santo y
excomunión del pintor
Que
el dicho Bartolomé Bermejo tenga que jurar y jure, ante notario público, sobre
la cruz y los santos cuatro Evangelios, y que podrá recibir sentencia de
excomunión. Contrato del retablo de Santo Domingo de Silos, 1474.
Bermejo debió de ser un pintor de
personalidad difícil, que en diversas ocasiones incumplió los contratos que
firmó. Así sucedió en el caso del retablo para la parroquia darocense de Santo
Domingo de Silos, encargado en 1474. Desconfiados los comités encomendaron a
los pintores Juan Bonilla, primero, y Martin Bernat, después, que supervisaran
la actividad laboral de Bermejo.
Cuando en 1477 este abandonó el proyecto
después de haber pintado la apoteósica tabla central decidieron formar su
regreso al trabajo haciendo efectiva la cláusula de excomunión incluida en
contrato y que, más que penas espirituales, comportaba ciertas restricciones
laborales.
Santo Domingo de Silos entronizado como obispo Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla de conífera,
242 x 130 cm 1474 - 1477 Madrid, Museo Nacional del Prado.
Ámbito 5. Bermejo y sus socios
Cerrar
las puertas para que ninguno pudiese entrar a ver al Vermejo. Libro de fábrica
de la catedral de Zaragoza, 1482.
Bermejo tuvo que asociarse a menudo con
maestros residentes en las ciudades donde se asentó para sortear las
restricciones del sistema gremial. Así sucedió con Juan de Bonilla en Daroca,
Martín Bernat en Zaragoza o los Osona en Valencia. Pese a que los clientes
siempre confiaron a Bermejo el
diseño de las composiciones y la realización de las figuras principales, este
método de trabajo compartido afectó a la calidad del resultado final por
diversos motivos, como la menor destreza de los socios y la aplicación de
fórmulas -como el uso de los relieves en
yeso- opuestas al ilusionismo de impronta flamenca propia del pintor.
No obstante, el asociacionismo facilitó la
difusión de los modelos concebidos por Bermejo, especialmente a cargo del
taller aragonés de Martín Bernet y Miguel Ximénez. Ello confirma que fue un
artista de referencia, reputado y admirado por pintores y clientes por su
superioridad técnica y excepcional creatividad.
Virgen de la Misericordia Bartolomé Bermejo – Martín Bernat Óleo sobre tabla,
181 x 103 cm 1479 - 1484 Grand Rapids Art Museum, Gift of Friends and Familly of Eugene Masselink, 1965.1.1
Ámbito 6. Una obra internacional, un
pintor cosmopolita
Y
(enviar) un retablo para el altar de la capilla de Santa María de Montserrat en
la iglesia mayor de Acqui. Disposición testamentaria de Francesco dells Chiesa,
h. 1515.
Un tríptico de formato flamenco encargado por el
mercader italiano para la capilla de una catedral italiana y realizado en la
cosmopolita Valencia por tres pintores hispanos. Esta podría ser la carta de
presentación del Tríptico de la Virgen de Montserrat de Acqui Terme. Bermejo, con la colaboración de Rodrigo
y Francisco de Osona, firmó una pintura que revela su capacidad para asumir de
forma aún más intensa lo flamenco, desde el formato del tríptico y el uso de
madera de roble hasta la adopción de fórmulas próximas a Jan van Eyck, Dirk
Bouts y al Maestro de la Leyenda de Santa Lucía. Una obra que también
demostraba su asimilación de recetas de origen italiano, como la espectacular
marina del fondo, compartidas con los Osona […]
Tríptico de la virgen de Montserrat Bartolomé Bermejo y taller de los Osona Óleo sobre tabla, Central: 156,5 x 100,5 x 2,1 cm batiente izquierdo: 156,2 x 50,2 x 1,6 cm. Derecho: 156,2 x 50,2 x 1,6 cm h. 1483 - 1489 Cattedrale Nostra Signora Assunta, Aula Capitolare, Acqui Terme (Alessandria).
Ámbito 7. La Piedad Desplà, una obra
maestra a dos manos
Obra
de Bartolomé
Bermejo, cordobés, encargada por Lluís Deplà, arcediano barcelonés,
concluida el 23 de abril de 1490 de la Redención cristiana. Inscripción en el
marco de la Piedad Desplà, 1490.
En torno a 1490 el arcediano barcelonés Lluís
Desplà (1444-1524) promovió la última pintura conocida de Bermejo: Una piedad absolutamente única. En primer lugar por su
fantástico paisaje de carácter expresionista y simbólico, concebido para
propiciar una meditación sobre el significado del sacrifico de Cristo y su
papel redentor. En segundo lugar por la presencia de san Jerónimo, que evoca el
carácter humanista de Desplà, un eclesiástico de cultura y gustos
filoitalianos. Una tercera
particularidad es el texto all’antica grabado en la base de la pintura,
testimonio de la afición coleccionista de Desplà por las inscripciones
antiguas. Nos hallamos, por tanto, ante una obra concebida al alimón, a dos
manos, entre un poderoso humanista y el pintor hispano con más talento de su
época.
Piedad Desplà Bartolomé Bermejo Óleo sobre tabla, 175 x 189 cm 1490 Barcelona, Catedral de Barcelona
Ámbito 8. El renacimiento de Bermejo
Tras su muerte a comienzos del siglo XVI
la fama de Bermejo se apagó. Con el
paso del tiempo, muchas obras fueron arrinconadas en sacristías y desvanes o
sencillamente, se perdieron. Para la recuperación de su memoria hubo que
esperar hasta finales del siglo XIX e inicios del XX, cuando la pintura
medieval concitó un acentuado interés entre los especialistas y coleccionistas
internacionales.
En los años siguientes el estudio de su obra y
la elaboración de su catálogo pasaron a ser objeto central de un buen número de
estudios, encabezados por el historiador valenciano Elías Tormo; pero también
dio pie a la aparición de las primeras copias y falsificaciones de sus obras.
Toda una prueba de que Bermejo había pasado a ser reconocido como uno de los
mejores pintores del siglo XV. En este ámbito se pueden ver dos copias
anónimas.
Comisario
de la muestra: el profesor Joan Molina
(Universitat de Girona), una gran propuesta expositiva donde el visitante
va haciendo el recorrido y puede hacer una lectura fácil y atractiva de la obra
de este gran maestro ¡ya no tan desconocido El Bermejo!, gracias.
© Mariví Otero 2018
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente: Bartolomé
Bermejo. Museo Nacional del Prado. Del 9 octubre 2018- 27 enero 2019.
Área de comunicación, Museo del Prado. Madrid.
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