jueves, 18 de julio de 2019

VELÁZQUEZ, REMBRANDT, VERMEER. Miradas afines

6. Vista del jardín de la Villa Medici en Roma. Diego Velázquez (1599-1660)
Óleo sobre lienzo, 48,5 x 43 cm. h. 1630
Madrid, Museo Nacional del Prado.
6B. Vista de casas en Delft (“La callejuela”). Johannes Vermeer
Óleo sobre lienzo, 54,3 x 44 cm. h. 1658
Ámsterdam, Rijksmuseum.

El Museo del Prado a la exposición “Fra Angelico y los orígenes del Renacimiento en Florencia” ha sumado en el marco de la celebración de su Bicentenario la espléndida muestra “Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines”.

La exposición, compuesta por 72 obras procedentes del Prado, el Rijksmuseum y 15 prestadores más –el museo Mauritshuis de la Haya, la National Gallery de Londres o el Metropolitan de Nueva York, entre otros- propone una reflexión sobre las tradiciones pictóricas de España y los Países Bajos. Si bien la historiografía artística ha considerado a estas tradiciones como esencialmente divergentes, la exposición confronta los mitos históricos y las realidades artísticas de ambos ámbitos para reflexionar sobre los numerosos rasgos que les unen.

“Ni Velázquez, ni Vermeer, ni otros pintores de la época expresaron en su arte la esencia de sus naciones, como se ha confirmado frecuentemente, sino unos ideales estéticos que compartían con una comunidad supranacional de artistas”. Alejando Vergara, comisario de la exposición, (Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado).

3A. Menipo. Diego Velázquez (1599-1660)
Óleo sobre lienzo, 179 x 94 cm. h. 1638
Madrid, Museo Nacional del Prado.
3B. Autorretrato como el apóstol san Pablo. Rembrandt van Rijn (1606-1669)
Óleo sobre lienzo, 91 x 77 cm. 1661
Ámsterdam, Rijksmuseum Amsterdam.

Los pintores reunidos en esta exposición trabajaron en un contexto histórico y político poco conocido para muchos españoles, pero mítico en Holanda. En 1568 se iniciaron una serie de revueltas en los antiguos Países bajos contra el rey de España, Felipe II. Las rebeliones, lideradas por la nobleza local encabezadas por Guillermo de Orange, dieron origen a la Guerra de los Ochenta años (1568-1648). De ella surgieron dos territorios, precedentes de los cuales reinos de Bélgica y de los Países Bajos. El segundo, que solemos denominar Holanda, es el que nos ocupa en esta exposición.

Algunos cuadros pintados allí y en España en el siglo XVII trataron el conflicto, generalmente con intención propagandística. Entre ellos se encuentran La rendición de Breda, de Velázquez (h. 1634, Museo del Prado), y La ronda de noche, de Rembrandt (1642, Rijksmuseum). Las obras que se exponen en esta sala pertenecen a esa categoría. El nacimiento del nuevo país llevó a muchos historiadores a insistir en su excepcionalidad, y a afirmar que esta se manifestaba en su pintura.

Imagen de las salas de la exposición “Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines”. Foto © Museo Nacional del Prado.

La unidad de la pintura de Occidente es uno de los grandes hechos que hacen manifiesta la unidad de la cultura europea” José Ortega y Gasset.

El recorrido por la muestra es a través de cinco secciones, donde esta Velázquez, Rembrandt, Vermeer son cabezas de cartel, el lógico señuelo de esta magna exposición, pero contemplar las obras de otros artistas menos frecuentes, Frans Hals, Jan Steen, Ter Borch, Gabriël Metsu, Carel Fabritius, entre otros artistas holandeses; El Greco, Ribera, Zurbarán, Murillo y Van der Hamen, entre otros españoles, es uno de los atractivos de la visita.

Ámbito 1
Imagen, moda y pintura en España y los países bajos. Sobre la realidad de la vestimenta utilizada por los contemporáneos los pintores crearon las ficciones que constituyen sus retratos. No solo la ropa, sino también las posiciones de las figuras, sus gestos y los complementos que las acompañan, son similares en los retratos holandeses y españoles. Ello se debe a la tipología del retrato en ambos países se desarrolló a partir de modelos comunes credos en los siglos XV y XVI en Italia y en lo que entonces se conocía como Flandes (la actual Bélgica).


5A. Marte. Diego Velázquez (1599-1660)
Óleo sobre lienzo, 179 x 95 cm. h. 1638
Madrid, Museo Nacional del Prado
5B. Mujer bañándose en un arroyo. Rembrandt van Rijn (1606-1669)
Óleo sobre tabla, 61,8 x 47 cm. 1654
Londres, National Gallery

 Ámbito 2
Ficciones realistas. El realismo de la pintura holandesa y española fue parte de una corriente internacional que surgió como alternativa al idealismo renacentista en los últimos años del siglo XVI. Mientras que en Italia, Francia y otros lugares esta tendencia cedió pronto, en la década de 1620, en España y Holanda y pervivió hasta bien entrada la segunda mitad del siglo. Esa es la principal razón de la afinidad que existe entre muchos pintores españoles y holandeses. Ni Velázquez, ni Rembrandt, ni Vermeer pintaron sencillamente lo que veían. Aunque se esforzaron por conseguir que lo representado pareciese próximo, lo que nos ofrecen sus cuadros es arte, no realidad.

1A. Autorretrato. Carel Fabritius (1622-1654)
Óleo sobre tabla, 65 x 49 cm. h. 1645
Róterdam, Museum Boijmans Van Beuningen
1B. Jerónimo de Cevallos. EL GRECO
Óleo sobre lienzo, 64 x 54 cm. 1613
Madrid, Museo Nacional del Prado

Ámbitos 3 y 4
Pintura de naturalezas muertas en España y los países bajos. Numerosos escritores en España y los Países Bajos (el territorio que solemos denominar Holanda) han manifestado su orgullo por las naturalezas muertas o bodegones que en el siglo XVII pintaron Francisco de Zurbarán, Pieter Claesz y otros artista. Este género pictórico surgió a finales del siglo XVI a partir de un sustrato cultural común a toda Europa, y desarrolló simultáneamente en España, Francia, Italia, Los países Bajos del sur y del norte, y otros lugares.

Contactos directos entre artistas y mecenas de España y los Países Bajos. En otras secciones de esta exposición se reflexiona sobre la cultura artística que compartieron los pintores holandeses y españoles del siglo XVII. Se muestran tres casos en los que existieron contactos directos entre artistas y coleccionistas de esa misma procedencia.

Algunas fuentes afirman que Gerard ter Borch (1617-1681) viajó a España y que retrató a Felipe IV. Sabemos con seguridad que trabajó para el conde de Peñaranda en Münster, cuando este encabezo la delegación española que firmó el fin de la Guerra de los Ochenta años entre España y Holanda.

Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682) pintó algunas escenas de jóvenes humildes y traviesos, influido por cuadros holandeses que conoció gracias a comerciantes  de ese origen que residían en Sevilla.

Hacia 1633-41 el rey Felipe IV encargó un conjunto de cuarenta y cinco paisajes para decorar el palacio del Buen Retiro de Madrid a artistas que trabajaban en Roma. Entre ellos se encontraban tres holandeses: Herman van Swanevelt (1603-1655), Jan Asselijn (h. 1610-1652)y Jan Both (h. 1618-22-1652), de quien se muestran aquí dos cuadros.

Imagen de las salas de la exposición “Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines”. Foto © Museo Nacional del Prado.


Ámbito 5
Pintar golpes de pincel groseros. Muchos pintores españoles y holandeses del siglo XVII comparten una técnica de pincelada suelta y aspecto abocetado, que deja muy a la vista en la superficie de los cuadros las huellas de su creación –un crítico español de la época la describió como “pintar a golpe de pincel groseros”.

Esta forma de trabajar era heredera del arte de Tiziano y otros venecianos del siglo XVI, y trasgredía las normas anteriores, que favorecían una técnica más descriptiva y de aspecto más “suave y pulido”. La influencia de la pintura veneciana perduró en España y Holanda mucho más que en otros centros artísticos del continente. La técnica pictórica de los artistas cuyas obras se muestran en esta sección demuestran que los rasgos que comparten son, al menos, tan importantes como diferentes.

2A. Demócrito. Hendrick ter Brugghen (1588-1629)
Óleo sobre lienzo, 85,7 x 70 cm. 1628
Ámsterdam, Rijksmuseum.
2B. Demócrito. José de Ribera (1591-1652). 
Óleo sobre lienzo, 125 x 81 cm.1630
Madrid, Museo Nacional del Prado.

El catálogo que se ha publicado con motivo de esta exposición, con la comparte título y donde se reproducen todas las obras presentes en ella, incluye texto de Alejando Vergara, comisario de la muestra y de otros autores, que analizan la relación entre historia del arte y nacionalismo.

© Mariví Otero. 2019.
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: VELÁNQUEZ, RENBRANDT, VERMEER. Miradas afines. Museo del Prado.  Julio, agosto y septiembre. Sala A y B del edifico Jerónimos. Área Comunicación y documentación grafica del Museo del Prado.

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