jueves, 5 de marzo de 2020

REMBRANDT Y EL RETRATO EN ÁMSTERDAM, 1590-1670

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta esta gran exposición. La ciudad de Ámsterdam en el siglo XVII fue una metrópolis en crecimiento que experimentó un periodo de florecimiento sin precedentes. La muestra arranca con el comienzo de lo que se ha denominado el Siglo de Oro neerlandés, momento en el que se produce un desarrollo político y económico que convirtió a la ciudad en un centro de comercio internacional. Ámsterdam experimentó un gran crecimiento demográfico y una expansión urbana a gran escala donde miles de habitantes llegaban de otros países para asentarse como comerciantes.

La exposición nos permite admirar la faceta como retratista del pintor holandés más importante del siglo XVII. Contemplando el arte de Rembrandt (1606, Leiden - Ámsterdam, 1669) descubrimos que nadie ha tratado como él las emociones humanas de una manera tan directa y profunda. Junto a una veintena de sus pinturas, otras muchas de destacados artistas activos en Ámsterdam durante el mismo periodo dan idea de la gran diversificación que alcanzó este género.

El recorrido de la muestra sigue un orden cronológico a lo largo de varios capítulos.

Una nueva generación
Desde sus inicios en Ámsterdam a principio de la década de 1630, Rembrandt dio a sus modelos una libertad de movimiento poco usual. Como Frans Hals (1582/1583-1666) en Haarlem, Rembrandt abrió en Ámsterdam nuevos caminos, inmortalizando a sus clientes en poses dinámica que sugerían interacción con el espectador e incorporando al género del retrato aspectos que había desarrollado ya en sus escenas mitológicas, religiosas o de historia, como las cualidades narrativas, el uso del claroscuro o la representación de las emociones humanas.

Uno de los géneros más demandados por la sociedad civil holandesa fueron los retratos de grupo de los que a lo largo de la exposición encontramos varios ejemplos. De temática exclusivamente civil, el retrato de grupo tiene una tradición en Holanda que se remonta al siglo XVI. Representa el orgullo de una sociedad que concentra en sus instituciones civiles el emblema de su identidad.

Cada retratado pagaba individualmente al pintor por aparecer en el cuadro, de ahí que los personajes de los retratos corporativos en ocasiones aparezcan como entidades autónomas con poca interacción entre ellos. Artistas como Cornelis van der Voort (1576-1624), Werner van den Valckert (h.1580-1627/1644) seguidos de Nicolaes Eliasz. Pickenoy (1588-1650/ 1656) y Thomas Keyser (1596-1597/ 1667) fueron los primeros en beneficiarse de la creciente demanda de retratos que existió entre 1590 y 1630.

Primeros retratos de Rembrandt
Cuando Rembrandt fue invitado a la ciudad por el pintor y marchante Hendrick Uylenburgh cuyo estudio de pintura dirigió hasta 1636, el joven artista de Leiden se convirtió en un competidor de peso. Bien relacionado, Uylenburgh le introdujo en los círculos sociales de la ciudad, lo que sin duda le permitió entrar en contacto con nuevos contactos y mecenas. Su matrimonio con Saskia Uylenburgh, hermana del marchante, en 1634, supuso igualmente un importante ascenso en la escala social. En mayo de 1635 la pareja dejó el taller de Uylenburgh para ocupar una casa alquilada, donde el artista estableció su propio estudio. Rembrandt seguía experimentando y practicando con varios géneros y mostrando una gran diversidad de estilos. Fueron años de prosperidad económica que le permitieron comprar en 1639 una vivienda definitiva, actualmente sede del museo Rembrandthuis.


Rembrandt y sus competidoras
Al mismo tiempo, otros pintores llegaban a Ámsterdam con la ambición de beneficiarse de la insaciable demanda de retratos: Bartholomeus van der Helst desde Haarlem, Jacob Backer desde Frisia, Joachin von Sandrart y Jürgen Ovens desde Alemania. Incluso Frans Hals tenía clientes de Ámsterdam, aunque nunca se trasladó a vivir a la ciudad.


La exposición permite tener una visión global del conjunto de estos artistas que irrumpieron en las décadas sucesivas y reconocer sus contribuciones al género. Comparar sus obras con las del maestro nos ayuda a hacer justicia a su figura, entender las circunstancias de su declive económico, así como la influencia en el arte de su tiempo, la revalorización de su pintura en el siglo XIX y su posterior consideración como un genio intemporal.

De los muchos alumnos y colaboradores de Rembrandt, algunos llegaron a ser también retratistas de éxito, como Ferdinand Bol, Gerbrand van den Eeckhout y Govert Flinck, quien le sucedería en el estudio de Uylemburgh.


Cambios de estilo
Para apreciar el modo en que Rembrandt se mantiene alejado del nuevo estilo de sus contemporáneos, podemos detenernos frente al “Autorretrato con gorra y dos cadenas”, que forma parte de la colección del museo. El artista comenzó a pintar este cuadro aproximadamente el mismo año que finalizó “La ronda de noche”, obra cumbre de su producción artística y de la historia del arte universal. A grandes rasgos las pinturas de Rembrandt en esta época contrastan con las del resto de pintores, que tienen como característica común un mayor colorido y la pincelada más lisa. Rembrandt se aleja conscientemente de estos aspectos distanciándose así del estilo cortesano cada vez más demandado en la Europa occidental.

En 1642 fallece Saskia, dejando a Rembrandt solo a cargo de su hijo Tito, de apenas un año de edad. Fueron momentos difíciles para el pintor, su ritmo de trabajo se ralentiza y empieza a atravesar dificultades financieras. En 1647 ingresa al servicio de la casa Hendrickje Stoffels, que acabó convirtiéndose en su compañera y madre de su hija Cornelia, nacida en 1954.

Las dificultades financieras por las que Rembrandt atravesó en aquellos años le llevaron a la venta de su colección de pinturas a la venta de su colección de pinturas y objetos valiosos en subasta pública, tras declararse insolvente en 1656, tema aún en proceso de estudio por los especialistas. La familia se trasladó a vivir al distrito de Jordaan, un barrio de clase trabajadora y, junto a su hijo Tito y Hendrickje, creó una nueva empresa artística que le permitiría seguir trabajando de manera independiente.

Acaba la exposición con su trabajo como grabador, con una destacada selección de retratos privados y autorretratos.

La muestra ha sido comisariada por Norbert E. Middelkoop y cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el apoyo de JTI. Las obras proceden de museos y colecciones de todo el mundo, con préstamos destacados del Amsterdant Museum, el Rijksmuseum de Ámsterdam, el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Washington y The National Gallery de Londres, buena parte de ellos nunca vistos en España y, en algún caso, que dejan su museo prácticamente por primera vez, como el retrato de un joven procedente del Nelson Atkins Museum de Kansas. Destaca también el conjunto de grabados procedentes de la Biblioteca Nacional de España.



© Mariví Otero 2020
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670. Del 18 de febrero al 24 de mayo de 2020. Información e Imágenes, Departamento de Prensa del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

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