El Museo Nacional
Thyssen-Bornemisza presenta esta gran exposición. La ciudad de Ámsterdam en el
siglo XVII fue una metrópolis en crecimiento que experimentó un periodo de
florecimiento sin precedentes. La muestra arranca con el comienzo de lo que se
ha denominado el Siglo de Oro neerlandés, momento en el que se produce un
desarrollo político y económico que convirtió a la ciudad en un centro de
comercio internacional. Ámsterdam experimentó un gran crecimiento demográfico y
una expansión urbana a gran escala donde miles de habitantes llegaban de otros países
para asentarse como comerciantes.
La exposición nos permite
admirar la faceta como retratista del pintor holandés más importante del siglo
XVII. Contemplando el arte de Rembrandt (1606, Leiden -
Ámsterdam, 1669) descubrimos que nadie ha tratado como él las emociones humanas
de una manera tan directa y profunda. Junto a una veintena de sus pinturas,
otras muchas de destacados artistas activos en Ámsterdam durante el mismo
periodo dan idea de la gran diversificación que alcanzó este género.
El recorrido de la muestra
sigue un orden cronológico a lo largo de varios capítulos.
Una nueva generación
Desde sus inicios en Ámsterdam
a principio de la década de 1630, Rembrandt dio a sus modelos una
libertad de movimiento poco usual. Como Frans Hals (1582/1583-1666) en
Haarlem, Rembrandt abrió en Ámsterdam nuevos caminos,
inmortalizando a sus clientes en poses dinámica que sugerían interacción con el
espectador e incorporando al género del retrato aspectos que había desarrollado
ya en sus escenas mitológicas, religiosas o de historia, como las cualidades
narrativas, el uso del claroscuro o la representación de las emociones humanas.
Uno de los géneros más
demandados por la sociedad civil holandesa fueron los retratos de grupo
de los que a lo largo de la exposición encontramos varios ejemplos. De temática
exclusivamente civil, el retrato de grupo tiene una tradición en Holanda que se
remonta al siglo XVI. Representa el orgullo de una sociedad que concentra en
sus instituciones civiles el emblema de su identidad.
Cada retratado pagaba individualmente
al pintor por aparecer en el cuadro, de ahí que los personajes de los retratos
corporativos en ocasiones aparezcan como entidades autónomas con poca
interacción entre ellos. Artistas como Cornelis van der Voort (1576-1624),
Werner van den Valckert (h.1580-1627/1644) seguidos de Nicolaes Eliasz.
Pickenoy (1588-1650/ 1656) y Thomas Keyser (1596-1597/ 1667) fueron los
primeros en beneficiarse de la creciente demanda de retratos que existió entre
1590 y 1630.
Primeros retratos de Rembrandt
Cuando Rembrandt fue
invitado a la ciudad por el pintor y marchante Hendrick Uylenburgh cuyo
estudio de pintura dirigió hasta 1636, el joven artista de Leiden se convirtió
en un competidor de peso. Bien relacionado, Uylenburgh le introdujo en
los círculos sociales de la ciudad, lo que sin duda le permitió entrar en
contacto con nuevos contactos y mecenas. Su matrimonio con Saskia
Uylenburgh, hermana del marchante, en 1634, supuso igualmente un importante
ascenso en la escala social. En mayo de 1635 la pareja dejó el taller de Uylenburgh
para ocupar una casa alquilada, donde el artista estableció su propio estudio. Rembrandt
seguía experimentando y practicando con varios géneros y mostrando una
gran diversidad de estilos. Fueron años de prosperidad económica que le
permitieron comprar en 1639 una vivienda definitiva, actualmente sede del museo
Rembrandthuis.
Rembrandt y sus competidoras
Al mismo tiempo, otros
pintores llegaban a Ámsterdam con la ambición de beneficiarse de la insaciable
demanda de retratos: Bartholomeus van der Helst desde Haarlem, Jacob Backer
desde Frisia, Joachin von Sandrart y Jürgen Ovens desde Alemania. Incluso Frans
Hals tenía clientes de Ámsterdam, aunque nunca se trasladó a vivir a la ciudad.
La exposición permite tener
una visión global del conjunto de estos artistas que irrumpieron en las décadas
sucesivas y reconocer sus contribuciones al género. Comparar sus obras con las
del maestro nos ayuda a hacer justicia a su figura, entender las circunstancias
de su declive económico, así como la influencia en el arte de su tiempo, la
revalorización de su pintura en el siglo XIX y su posterior consideración como
un genio intemporal.
De los muchos alumnos y
colaboradores de Rembrandt, algunos llegaron a ser también
retratistas de éxito, como Ferdinand Bol, Gerbrand van den Eeckhout y Govert
Flinck, quien le sucedería en el estudio de Uylemburgh.
Cambios de estilo
Para apreciar el modo en
que Rembrandt se mantiene alejado del nuevo estilo de sus contemporáneos,
podemos detenernos frente al “Autorretrato con gorra y dos cadenas”, que
forma parte de la colección del museo. El artista comenzó a pintar este cuadro
aproximadamente el mismo año que finalizó “La ronda de noche”, obra
cumbre de su producción artística y de la historia del arte universal. A
grandes rasgos las pinturas de Rembrandt en esta época contrastan con las del
resto de pintores, que tienen como característica común un mayor colorido y la
pincelada más lisa. Rembrandt se aleja conscientemente de estos aspectos
distanciándose así del estilo cortesano cada vez más demandado en la Europa
occidental.
En 1642 fallece Saskia,
dejando a Rembrandt solo a cargo de su hijo Tito, de apenas un
año de edad. Fueron momentos difíciles para el pintor, su ritmo de trabajo se
ralentiza y empieza a atravesar dificultades financieras. En 1647 ingresa al
servicio de la casa Hendrickje Stoffels, que acabó convirtiéndose en su
compañera y madre de su hija Cornelia, nacida en 1954.
Las dificultades financieras
por las que Rembrandt atravesó en aquellos años le llevaron a la venta de su
colección de pinturas a la venta de su colección de pinturas y objetos valiosos
en subasta pública, tras declararse insolvente en 1656, tema aún en proceso de
estudio por los especialistas. La familia se trasladó a vivir al distrito de
Jordaan, un barrio de clase trabajadora y, junto a su hijo Tito y Hendrickje,
creó una nueva empresa artística que le permitiría seguir trabajando de manera
independiente.
Acaba la exposición con su
trabajo como grabador, con una destacada selección de retratos privados y
autorretratos.
La muestra ha sido comisariada
por Norbert E. Middelkoop y cuenta con la colaboración de la Comunidad de
Madrid y el apoyo de JTI. Las obras proceden de museos y colecciones de todo el
mundo, con préstamos destacados del Amsterdant Museum, el Rijksmuseum de
Ámsterdam, el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Washington y
The National Gallery de Londres, buena parte de ellos nunca vistos en España y,
en algún caso, que dejan su museo prácticamente por primera vez, como el
retrato de un joven procedente del Nelson Atkins Museum de Kansas. Destaca también
el conjunto de grabados procedentes de la Biblioteca Nacional de España.
© Mariví Otero 2020
Manuel Otero Rodríguez
Fuente: Rembrandt y el
retrato en Ámsterdam, 1590-1670. Del 18 de febrero al 24 de mayo de 2020.
Información e Imágenes, Departamento de Prensa del Museo Nacional
Thyssen-Bornemisza.
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