En la Galería Guillermo de Osma, se puede ver una exposición brillantemente construida, se desvelan por primera vez en esta muestra por separado la amistad y colaboración entre Palencia y Lorca, y contribuye a un mayor conocimiento de la vinculación de Federico con el arte y las vanguardias, una vinculación salpicada de su complicidad con artistas como Manuel Ángeles Ortiz, Dalí, Bergamín, Moreno Villa o el propio Palencia.
Comenzamos
la visita a la exposición, se muestran más de sesenta obras que arrancan con el
Palencia dibujante seguido de su etapa de La Barraca, así como documentación
que ilustra la amistad que surgió entre ambos artistas.
Alberto y Palencia compartieron durante los últimos años veinte muchas cosas, pero eran artistas muy distintos. Palencia se sentía orgulloso de haber enseñado a Alberto el arte de París, se sentía un artista internacional, sofisticado, y su falta de identidad unitaria era señal de esa condición. Alberto, mucho más homogéneo, lo era en gran medida por conservar prácticamente intacta la pureza del artista ingenuo. Como Federico, Palencia era sin embargo capaz de simultanear la producción de obras que bien podrían parecer salidas de las manos de artistas diversos, el frío realista, el rupestre, el abstracto, el surrealista…
La de
Federico y Palencia fue una amistad de siete años los que van de aquel 1925 de
las cartas (expuestas en vitrina, merece la pena ver, son graciosas y
plásticamente divertidas), al 1932 en que La Barraca se hizo a los caminos.
(José Corredor-Matheos, su biógrafo, decía haber oído contar al propio Benjamín
de su estancia por unos días en Granada, invitado en casa de Federico, con
ocasión de los actos que celebraban el IV Centenario de la Universidad). Pero, sí,
entre aquellas fechas, pasaron muchas cosas. Fueron sobre todo los siete años
en los que la relación de Federico con la pintura -y con el surrealismo- es más
estrecha: son, por supuesto los años con Dalí, a quien encarga los decorados de
Mariana Pineda; los años -1928, exactamente- en que proyecta la publicación de
un libro de dibujos y en que lee en el Ateneo de Granada su conferencia “Sketch
de la nueva pintura” (“… me dan una piedad infinita todos los viejos pintores
que diariamente, sin esfuerzo, ni alegría, ni dolor, se ganan el triste pan
nuestro de cada día copiando y recopiando a sus modelos (…) Yo les quemaría los
cuadros y les echaría a la calle, a la lucha, al fuego del hombre y al amor
apasionante de Dios”). (genial…).
El poeta
y el pintor vanguardista pasaron por épocas, por lenguajes, por formas y voces,
ninguna de todo apropiada, pero todas por un momento fértiles para encauzar su
deseo de expresión. Antes que Barthes, que Foucault, parecen sentir que también
la identidad personal es un mito.
Esta muestra se inauguró el pasado 23 de junio de 2021, en el Centro Federico García Lorca de Granada, hasta el 17 de octubre. Pasando más tarde a Inaugurarse en la Galería Guillermo de Osma el pasado 4 de noviembre de 2021 hasta el 30 de diciembre de este año.
[…] escribe Guillermo de Osma: Este es un paso importante para la normalización entre las galerías y las instituciones, al final todos salimos ganando y esta colaboración es un magnífico ejemplo. Se trata de aprender, de abrir nuestras mentes y nuestros ojos. Se trata de construir y mejorar como lo hicieron Benjamín Palencia y Federico García Lorca.
Exposición
comisariada por Enrique Andrés Ruiz y Guillermo de Osma, editado catálogo con
gran documentación de la época y las obras.
Fuente: Benjamín Palencia y Federico García Lorca. La amistad creadora. Galería Guillermo de Osma. Documentación y fotografías, prensa Galería. Hasta el 30 de diciembre 2021.