miércoles, 7 de mayo de 2014

Las Furias: Alegoría política y desafío artístico

De Tiziano a Ribera

Exposición temporal en el Museo del Prado a punto de clausurarse. Acudo a visitarla acompañada de un amigo, cuando entramos en la sala nos miramos y ambos comentamos ¡nos íbamos a perder semejante espectáculo! 




Las furias ofrecen múltiples lecturas. En primer lugar, son un instrumento idóneo para profundizar en la recepción de la Antigüedad  en el Renacimiento y en el Barroco, así como en el intercambio de artistas, obras e ideas entre distintas partes de Europa. De hecho, probablemente sea el único asunto mitológico  en cuya concepción y desarrollo se dio un excepcional y fascinante equilibrio entre las aportaciones de artistas y patronos de ambos lados de los Alpes. Las Furias plantean además dos nociones teóricas de gran relevancia; de un lado, la sucesión de obras obviamente relacionadas unas con otras invitan a pensar sobre los conceptos de imitación, emulación y originalidad; del otro, se impone reflexionar sobre por qué ciertas formas adquieren un significado que se transmite de generación en generación. La vigencia de estas pathosformeln viene simbolizada en la exposición por el Laocoonte, en su doble condición de exemplum artis y exemplum doloris tras su exhumación en Roma en 1506.

En España se conocieron como Furias cuatro moradores del Hades Greco-latino, al que habían sido condenados por haber desafiado a los dioses: Ticio, cuyo hígado devoraba un buitre por intentar violar a una amante de Zeus; Tántalo, castigado a procurarse en vano alimento por servir a su hijo de festin a los dioses; Sísifo, condenado a portar una enorme piedra por haber delatado las infidelidades de Zeus, e Ixión, castigado a dar vueltas sin fin en una rueda por querer  seducir a Hera.

Pese a su origen  clásico, Las Furias irrumpen como conjunto en la historia del arte en 1548, cuando María de Hungría solicito a Tiziano para su palacio de Brinche cuatro lienzos con estos personajes, identificados con los príncipes alemanes que se habían alzado contra su hermano el emperador Carlos V y a quienes éste había  derrotado un año antes en Mühlberg, (éste es el comienzo de la exposición y de la narrativa plástica de los encargos a los grandes artistas).

Fragmento Tiziano. (Sísifo 1548-1549)  Museo N. del Prado.

Las Furias disfrutaron de notable fortuna en los 120 años posteriores, durante los cuales asumieron  otros significados además del político inicial.

Desde finales del siglo XVI se consideró un asunto idóneo para ilustrar la dificultad máxima en el arte (eran enormes figuras desnudas en complicados escorzos) y representar el dolor  extremo. Esto último explica la popularidad de Las Furias en el Barroco, cuando se convirtieron en vehículo privilegiado para visualizar la estética del horror que se extendía entonces por Europa.

Estas y otras cuestiones son tratadas a través de 28 obras en distintos soportes firmadas por algunos de los grandes artistas de los siglos XVI y XVII, distribuidas en cinco secciones.
La primera trata sobre Miguel Ángel, autor de un Ticio que constituye el único precedente iconográfico  del conjunto encargado por María de Hungría a Tiziano, a quienes está dedicada la segunda sección.

La tercera se concentra en Haarlem y Amberes en el quicio de los siglos XVI y XVII, fue allí donde Las Furias tuvieron una recepción más temprana.

La cuarta  sección ilustra el “retorno” de Las Furias a Italia, el papel desempeñado por flamencos y holandeses, la importancia de Nápoles como “capital” barroca de Las Furias y de Ribera como máximo representante.

La quinta y última sección visualizada cómo el tema se diseminó por Italia, hasta finalizar en Venecia con Langetti y los –tenebrosi- , cerrando así un imaginario círculo iniciado más de un siglo atrás por Tiziano.

Ribera. (Ticio, 1632) Museo N. del Prado

El Museo Nacional del Prado, una vez más organiza una gran exposición temporal, espero que la haya disfrutado mucha gente sobre todo los jóvenes historiadores.

© Mariví Otero 2014

Bibliografía: Las Furias. Catálogo de mano y documentación en la propia exposición. Museo Nacional del Prado. Madrid. Del 21 de Enero al 4 de Mayo 2014.

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