En la Fundación Juan March de Madrid, la exposición Depero Futurista (1913-1950) dedicada a la obra y la figura de Fortunato Depero (Fondo, provincia de Trento, 1892 – Rovereto, 1960) y que, a través de ella, quiere plantear una visión renovada de la que ha sido llamada -la vanguardia de vanguardias-: el futurismo italiano.
El
futurismo italiano:
Es el primer movimiento de vanguardia.
Se denomina así al movimiento que confiere al arte un interés ideológico y que deliberadamente prepara y
anuncia una alteración radical de la cultura y las costumbres, al negar en
bloque todo el pasado y al sustituir la búsqueda metódica por una audaz
experimentación estilística y técnica.
El movimiento se abre con el manifiesto
literario de F.T. Marinetti (1878-1944) en 1909; le sigue un año después, el
manifiesto de la pintura futurista, firmado por G.Balla (1874-1958), C. Carrà
(1881-1966) U. Boccioni (1882-1916) –que será también el teórico del
movimiento-, G. Severini (1883-1966) y L. Russolo (1885-1947). Se adhirió al
movimiento en 1913, pero se separo bruscamente de él dos años después. A.
Soffici (1879-1964), que había estado en
París en contacto con los cubistas. También en el 13 de incorporo al movimiento
E. Prampolini (1894-1956), a quien se debe la unión del Futurismo con los demás
movimientos vanguardistas de entreguerras. En 1914 publicó A. Sant’Elia (1888-1916)
el manifiesto de la arquitectura futurista. A. Prampolini, Bragaglia, F. Depero
y Dudreville se debe la extensión de la poética futurista al campo de la
escenografía y la dirección teatral y al cine. Momentáneamente, fueron atraídos
a la órbita del Futurismo -que entre 1910 y 1916 recogió y coordinó todas las fuerzas vivas del arte
italiano –algunos jóvenes artistas que después evolucionaron en otras
direcciones, como G. Morandi, O. Rosai,
A. Martini, P. Conti y R. Melli.
[…] En los manifiestos futuristas se
pide la destrucción de las ciudades históricas (por ejemplo, Venecia) y de los
museos, y se ensalza la ciudad nueva, concebida como una inmensa máquina en
movimiento. La revolución que se auspicia
es en realidad la revolución industrial o tecnológica, o sea, una revolución
todavía burguesa. En la nueva civilización de las máquinas, los
intelectuales-artistas deberán representar el impulso espiritual del “genio”.
Bajo el gusto por el escándalo y el desprecio hacia la burguesía se oculta un inconsciente
oportunismo, y esta contradicción explica todas las demás. Los futuristas se
llaman anti-románticos y predican un arte fuertemente emotivo que exprese
“estados de ánimo”; exaltan la ciencia y la técnica, pero las quieren
íntimamente poéticas o “liricas” Se proclaman socialistas pero no se preocupan
por las luchas obreras e incluso ven en los intelectuales vanguardistas a la
aristocracia del futuro. Son internacionalistas, pero anuncian que el “genio
italiano” salvará la cultura mundial. En
el momento de su elección política prevalece el nacionalismo; quieren la guerra
como “higiene del mundo” y participan en ella como voluntarios (Boccioni y
Sant’Elia perdieron la vida en el campo de batalla); tras la guerra, el
movimiento se desintegra y algunos de sus mayores exponentes se pasan al bando
opuesto, a movimientos anti-futuristas como el “metafísico” […]
Después
de repasar los manifiestos futuristas, entenderemos mejor el mundo de Fortunato Depero.
La exposición: Depero
futurista (1913-1950), pretende
mostrar, a través de casi 300 obras –objetos, documentos y fotografías de Depero
y otros artistas- que proceden de colecciones públicas y privadas de Italia,
Europa y Estados Unidos, entre las que destacan por su número e importancia las
de la Colección Mattioli, Suiza y el MART, el Museo di arte moderna e
contemporánea di Trento e Rovereto –el museo del que forma parte la Casa de
Arte Futurista fundada por Depero- además de las valiosas
aportaciones de los Musei Civici de Milan, Brescia y el Archivo Depero.
Por una parte, se muestra al “Tutto Depero” (así tituló el propio
artista uno de los últimos balances personales de su obra), y, por otra,
presentar a Depero como la figura esencial que es para entender tanto la
evaluación del movimiento futurista hasta final de los años cuarenta como su
actualidad en el siglo XXI.
Depero se
aplicó la proclama trasformadora de su Ricostruzione
futurista dell’universo como quizá ningún otro futurista: fue mucho más que
un pintor que abrazara con entusiasmo el credo futurista y dejase atrás sus primeros pasos en la pintura de clara
raíz simbolista. Fue un artista constructor de todo un universo futurista,
artista polifacético, multimedial, total y global: fue incansablemente pintor,
escultor, dramaturgo y escenógrafo, escritor, poeta, ensayista, diseñador
gráfico y publicitario, creador de arquitecturas tipográficas y pabellones de
ferias, de libros, revistas y logotipos comerciales, creador de juguetes y
tapices, empresario cultural –creador de uno de los primeros museos de artista
del mundo, la Casa d’Art Futurista en Rovereto- e inventor de uno de los
primeros libros de artista de la historia, el célebre “libro atornillado” de 1927, el “museo
portátil”.
Experimentó
con todos los géneros y soportes, invento algunos –como los célebres quadri in stoffa, cuadros-tapiz hechos
con tejidos- y los mezcló todos: pintura, grabado, dibujo, escultura,
tipografía, libros ilustrados, collages y fotocollages, escenografías y
figurines y “conjuntos plásticos
motorruidistas” (un verdadero antecedente, ya en 1916, de lo que hoy
llamamos “instalaciones”); tablas onomalingüísticas y poesía parolibre y lírica
para declamar en la radio, además de intentar (sin conseguirlo) producir una
summa de todas las artes en su proyecto New York, film vissuto (Nueva York, película
vivida), el libro su experiencia neoyorquina que incluiría textos,
reproducciones e imágenes en movimiento.
Vivió en su Rovereto natal, pero también en Capri, Viareggio, Roma y París. Abandonó Italia para conquistar Nueva York, a la que llamó “nuova Babele”, en la que vivió y trabajó entre 1929 y 1931, y a la que volvería en 1947. Depero fue durante décadas una especie de director y guionista de una película, la de su vida, que convirtió en una extraordinaria conjugación de biografía y arte.
Depero es,
sin duda, un artista enormemente contemporáneo. Verdadero precursor de una
serie de rasgos tan propios del artista actual como el arte concebido como
trabajo multimedia y colectivo, la “autopublicidad”
del artista en los medios o la práctica
del diseño gráfico, entre otros.
Espléndida
exposición, acompañada de un buen catálogo, con ensayos interpretativos de su
obra e incluso a los importantes textos históricos que la encuadran y la ilustran
© Mariví Otero 2014
© Mariví Otero 2014
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Bibliografía:
Giulio Carlo Argan. El Arte Moderno. Tomo 2. Edición castellana: Fernando
Torres-Editor, Valencia 1975.
Depero Futurista 1913-1950. Dossier de prensa, Fundación Juan March.10
de Octubre 2014- 18 de Enero
2015. Madrid.
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