Veintiún
años después de su antológica en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
de Madrid. En 2014, Granada celebra el centenario de su nacimiento con una
exposición monográfica de sus años americanos José Guerrero. The Presence of Black, en las salas del
Centro José Guerrero y en el Palacio de Carlos V en la Alhambra.
Esta
exposición inicia su itinerancia a Madrid, se inauguró el pasado 29 de Enero en
la Sala de las Alhajas de Fundación Montemadrid, en el mismo espacio, en 1980,
se hizo la primera gran antológica que se podía
ver en España de José Guerrero, revolucionó a una
generación de jóvenes artistas.
Yolanda
Romero, exdirectora de centro Guerrero y comisaria de la
exposición, asegura que la diferencia de esta muestra respecto a la de Granada
es que en Madrid se resucita el encuentro que los jóvenes artistas de los
setenta y ochenta tuvieron con Guerrero, para ellos la encarnación
absoluta de la modernidad en una España en la que no se había visto nada
parecido. “En aquellos años predominaban la llamada Escuela de Madrid y había
pocas referencias del exterior. Guerrero alteró su percepción del arte”.
Vista de la exposición en la Casas de las Alhajas
La
exposición dividida en cinco secciones, ocupa dos plantas completas del
edificio. Como señala Yolanda Romero, en los grandes formatos de las obras se ve que Guerrero utilizaba en general tres colores y uno de ellos, era el negro.
La
Abstracción Biomórfica
Pintura
y Arquitectura
De
las Bioformas al gesto
El
Expresionismo abstracto
La Memoria
Revisada
Un
lugar especial en la muestra está
dedicado a Federico García Lorca y al
cuaderno de dibujos que Guerrero realizó en 1965 en el
Barranco de Viznar, el lugar en el que fue asesinado el poeta. La revista LIFE
había encargado un reportaje a su mujer la periodista americana Roxana Whittier
Pollock, a propósito del 30 aniversario de la muerte del autor de Bodas de Sangre, ella publico 15
páginas. Guerrero encontró un
nuevo motivo para la experiencia.
Un
gran documental acompaña la exposición recoge la sensación que esa marea de
colores le produjo: “Necesité cinco años para reponerme. Contemplar aquellas
exposiciones era como arder interiormente.
A través de las imágenes
se puede ver como el artista se integró muy pronto en Estados Unidos. James
Johnson Sweeney, director del Guggenheim, es de los primeros en interesarse por
su obra, se convierte en coleccionista de su obra, le organizó sus primeras exposiciones en Nueva York. La
galerista Betty Parsons, dedicada a promover a los expresionistas abstractos,
le fichó para formar parte de una nómina
en la que estaban estrellas como Rothko, Still, Pollock o Newman.
Black cries, 1953, óleo sobre lienzo, 130,5 x 238 cm, Colección Lisa Guerrero Depósito en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, MNCARS, Madrid.
Recorriendo
la exposición y leyendo el catálogo de mano, recordé a José María Moreno Galván (1923-1981) gran amigo y paisano de José
Guerrero.
Guerrero, es el primer ejemplo que aparece en el capítulo VIII La
apertura pictórica del aformalismo (La Última Vanguardia, 1969):
[…]
José Guerrero, por ejemplo, es uno de esos hombres que
participan de la aventura pictórica del aformalismo sin haber sido nunca un
aformalista. Claro está que si nunca fue aformalista, vivió paralelamente al aformalismo –aun cuando con
distintos presupuestos- la aventura crítica de la pintura contra la forma. Y si
nunca llegó a ser aformalista es porque él era –para decirlo con palabra
académica- demasiado pintor; porque
las razones de la pintura eran tan fuertes en él que nunca admitió
conscientemente entrar en una conspiración que, al menos en su horizonte
secreto, trataba de destruirla. Y eso que él muy lucidamente, dentro de las
filas de la vanguardia pictórica, los tiempos de la vanguardia aformal. Y que,
además vivió una doble cercanía con el mandato aformalista: En primer lugar,
por su condición de español, por ese atavismo que extrae de lo contradictorio
los elementos primarios de la condición
antiformal; en segundo lugar, por su residencia en Nueva York, capital
universal del aformalismo en el tiempo cenital de la tendencia […]
[..] José Guerrero es un pintor a caballo entre un panorama pictórico
americano y otro español. Aquí participó, antes de su primer viaje a Estados
Unidos –junto con Lago, con Lara y con Valdivieso-, en la formación de una
nueva conciencia de vanguardia, en los años inmediatamente posteriores a nuestra
guerra civil. Pero no fue aquel vanguardismo buscado y deliberado lo que le concedió su patente de pintor, sino su
realización de su libertad pictórica en
esa especie de “aformalismo abierto” que lo caracteriza.
Moreno Galván, nos recuerda, como las conquistas del arte son siempre conquistas del tiempo, las
aspiraciones del arte circulan siempre por el aire del tiempo. ¡Sabio, José
María! gran crítico de arte y teórico de
la estética del siglo XX en España.
La brecha de Viznar, 1966, óleo sobre lienzo 196 x 238 cm, Centro José Guerrero, Diputación de Granada
Esplendida
exposición, más de un centenar de obras, entre lienzos, grabados, dibujos y
algunos “frescos portátiles”. También se muestra un importante conjunto
documental que incluye catálogos, fotografías, documentos y escritos.
José
Guerrero, es uno de los más destacados artistas del
siglo XX. Pintor clave del expresionismo abstracto, de gran proyección
internacional.
© Mariví Otero 2015
Fotos: Mariví Otero y Manuel Otero Rodríguez
Bibliografía:
José Guerrero. “The Presence of Black,
1950-1966”. Catálogo de mano de la exposición monográfica. Casa de las
Alhajas Fundación Montemadrid. Del 29 de Enero al 26 de Abril 2015. Madrid.
Moreno
Galván, J.Mª: La Última Vanguardia.
Editorial Magius, S.A. (Colección Pintura Española) Madrid. Primera edición, Enero
1969.
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