viernes, 10 de abril de 2015

RAOUL DUFY: LA COMPOSICIÓN Y EL COLOR

Raoul Dufy (El Havre, 3 de Junio de 1877- Forcalquier, 23 de marzo de 1953) Toda su invención desemboca a la vez en un mundo mágico y razonable, mucho más cerca de la poesía que de una imitación servil. El concepto realista, fotográfico, incluso cuando se engalana con los encantos del impresionismo, se ha tornado completamente extraño desde que Dufy comenzó a tomar conciencia de lo que buscaba.

El Museo Thyssen-Bornemizsa presenta la primera gran retrospectiva de Raoul Dufy  en Madrid desde la muestra celebrada en la Casa de las Alhajas en 1989. La exposición, que cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid, ofrece una visión  del conjunto de la trayectoria del artista francés a través de 93 piezas procedentes de colecciones primadas y museos como el Musée d’Art Moderne de la Ville de París, la National Gallery of Art de Washington, el Art Institute of Chicago, la Tate de Londres, y el préstamo excepcional de 36 obras del Centro Pompidou de París. Se trata de una selección de óleos principalmente, también dibujos, acuarelas y grabados, así como diseños en tela y cerámica, realizados a lo largo de toda su extensa  y prolífica carrera de algo más de medio siglo.


El comisario de la exposición, Juan Ángel López-Manzanares, propone un recorrido que se organiza cronológicamente, siguiendo la evolución de su pintura en cuatro apartados: sus primeros pasos; la época en la que bajo la influencia de Cézanne su pintura se acerca al cubismo; sus creaciones vinculadas a la estampación de tejidos y ornamentación de cerámicas; y por último, su etapa de madurez. Cada apartado va encabezado con  textos del propio Dufy, lo que hace muy especial el recorrido por las salas.

Del Impresionismo al Fauvismo: Los Impresionistas buscaban las relaciones de las manchas del color entre sí, lo cual estaba bien; pero nosotros necesitábamos algo más que únicamente esa satisfacción de la visión, hay que crear también el mundo de las cosas que no se ven. Raoul Dufy.

[…] Ante aquel cuadro [“Lujo calma y voluptuosidad, de Henrry Matisse”], comprendí todas las nuevas razones que justificaban la pintura, y el realismo impresionista perdió para mí su encanto al contemplar el milagro de la imaginación introducido en el dibujo y el color. Raoul Dufy.

Periodo constructivo: Tenemos el árbol, el banco, la casa. Pero lo que interesa, lo más difícil, es lo que  hay a su alrededor ¿Cómo mantenerlo todo junto? Nadie lo ha hecho como Cézanne; lo que hay entre sus manzanas es tan bello o importante como las manzanas mismas. Raoul Dufy.

Decoraciones: En la composición existen dos maneras igualmente útiles a la industria,  de dibujar modelos: la que consiste en componer a partir de las ideas y el material propio aún  no adaptado al tejido;  y la que consiste en acudir a las composiciones ya realizadas, y mejorarlas, combinarlas o extraer parte de ellas. Raoul Dufy.

Sus trabajos de ilustración y grabado fueron la antesala de la nueva aventura creativa que tomaría forma cuando en 1909 entra en contacto con el modista Paul Poiret y, más tarde al firmar un contrato con la empresa de textiles Blanchini-Férier, entre 1912 y 1928. Encuentra en el diseño de tejidos una prolongación de sus experiencias con el grabado, así como un campo de libre experimentación con el color. Sus primeras composiciones vinculadas a sus grabados, le suceden diseños florales y de animales en los que se libera de su estética constructiva.

Desde 1924 DUFY se interesa también por la cerámica, En colaboración con Llorens Artigas (Barcelona 1892- Barcelona 1980), decora jarrones y azulejos. En jardines de salón –ideados junto a Artigas y el arquitecto catalán Nicolau María Rubio.



La luz de los colores: Seguir la luz solar es perder el tiempo. La luz de la  pintura es otra cosa muy distinta: es luz de distribución, de composición  una luz-color. Raoul Dufy.

Sería por tanto interesante que hiciese un cuadro lo bastante verdadero, lo bastante profundo, lo bastante “interior” para provocar en el público el goce de la vista que acabo de experimentar, y las ramificaciones del pensamiento de los que ese espectáculo ha sido para mí, el punto de partida. Raoul Dufy.

Cabe datar 1902 como año de la ruptura con el pasado tradicional y la iniciación de su nueva senda, a pesar de que él mismo haya declarado que tal viraje lo determinó su descubrimiento en 1905  de Lujo, calma y voluptuosidad de Matisse (referenciado en una de sus citas en la exposición). De hecho, en noviembre de 1902, el pintor Maurice Delcourt le presenta a Berthe Weil la cual posee una Galería en la calle de Victor Massé y acoge con suma benevolencia  las obras de los jóvenes artistas de las que  se escandalizan las esferas sociales. Matisse y Marquet exponen en dicha galería  en el curso de 1902. Dufy es invitado a participar en las exposiciones colectivas de los grupos formados por Berth Weil. Y fue también  es esta galería donde tuvo lugar en 1906 la primera exposición personal de Dufy.

Un viaje con Braque a l’Estanque en 1908 y otro con Friesz a Munich en 1909, corresponden a las épocas en que las recientes experiencias cubistas- tentación de la austeridad- atraen a Raoul Dufy, le incitan a preocuparse de la forma y a contentarse con una paleta de colores menos vivos.

En 1910, se instala en Orgeville (Eure), en una vasta  morada puesta a disposición de los artistas por un  magistrado, el Presidente Beaugon, Raoul Dufy graba  en madera las ilustraciones para Le Bestiaire de Guillaume Apollinaire. Una de las primeras obras maestras dentro del género del libro de artista.

En la exposición se muestran por primera vez los dibujos preparatorios, además  de varios de los grabados, que Dufy realizó para ilustrar Le Bestiaire de Guillaume Apollinaire. Dufy se inspiró en obras medievales y renacentistas para crear una combinación  de elementos paganos y cristianos que contribuyeron a descifrar  el significado profundo de la poética de Apollinaire.


En Raoul Dufy, poco importa el color real de este o del otro objeto; lo que cuenta es el valor de un tono en su relación  con los otros que le rodean, la veracidad y la intensidad de un conjunto y no la exactitud de un detalle. […] Jacques Lassaigne lo ha explicado perfectamente en un importante estudio; para Dufy el color no es nada en sí y no vale más que por su relación con  la luz. Y a este propósito cita un texto muy característico del propio Dufy: “Cuando hay objetos semejantes en gran número, por ejemplo árboles, no hay que dividir la sombra y la luz sobre cada uno de ellos, sino hacer partes de conjunto con color de la sombra y otras con el de la luz. Así, con tres naranjas, si se ven  en los mismos tres colores, la luz anaranjada, la sombra parda y el reflejo amarillo, píntese una de ellas naranja, otra con tierra de sombra y la tercera amarilla. Se obtendrá  así el mismo total de sombra y de la luz que con una reparto proporcionado sobre cada naranja. Si se tiene en cuenta la proporción de la luz, de sombra y de reflejo es: luz 3, sombra 2, y reflejo 1, habrá que restablecer esas proporciones en la superficie del grosor de las naranjas” […] Esta libertad tan absoluta permite a Dufy componer sin prestar atención al tono local.


Exposición muy bien planteada.

Bibliografía: Raoul Dufy. Museo Thyssen-Bormenisza. Oficina de Prensa. Exposición del 17 de Febrero al 17 de mayo de 2015. Madrid.
Cogniat R.: Raoul Dufy. Ediciones Daimon, Manuel Tamayo. Madrid-Barcelona- México-Buenos Aires, sin fechar la edición.

© Mariví Otero 2015
Asistente: Manuel Otero Rodríguez.

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