Autorretrato. Francisco de Goya
Pincel y aguada de tinta de hollín sobre papel verjurado, 233 x 144 mm. 1796
Nueva York, The Metropolitan Museum of Art, Harris Brisbane Dick Fund, 1935
El
19 de noviembre de 1819 el nuevo museo abría sus puertas al público aún como
museo real y con fondos procedentes de las ricas colecciones de pintura y de
escultura reunidas por los reyes de España durante más de trescientos años.
Cuando Goya vivía aún en Madrid, tres pinturas suyas colgaban ya en la sala que
daba acceso a la galería central, los dos retratos ecuestres de Carlos IV y
María Luisa de Parma y El Garrochista. Con el tiempo, el Museo del Prado iba a reunir, además,
la mejor colección de las obras de Goya,
cerca de ciento cincuenta pinturas, quinientos dibujos, sus series de estampas
y una documentación única como es la valiosa correspondencia con su amigo
Martín Zapater.
Esta gran muestra, que
se ha inaugurado el día en el que el Museo
Nacional del Prado celebra sus
doscientos años, es el resultado de los trabajos realizados para elaborar un
nuevo Catálogo razonado de los dibujos de Goya,
fruto del convenio de colaboración que en el año 2014 firmaron la Fundación Botín y el Museo del Prado.
Otra en la misma noche. Cuaderno C, hoja 39
Francisco de Goya Pincel y aguada de tinta de hollín, sobre papel verjurado, 205 x 142 mm
1808-14 Madrid, Museo Nacional del Prado
La
exposición reúne por primera vez, en una ocasión única e irrepetible, más de
trescientos de los dibujos de Goya,
procedentes de las propias colecciones del Prado y de colecciones públicas y
privadas de todo el mundo, ofreciendo un recorrido cronológico por su obra, con
presencia de dibujos de toda su producción, desde el Cuaderno italiano a los
álbumes de Burdeos. Además, aporta una visión moderna de las ideas que el
artista abordó de forma recurrente durante su vida, y pone de manifiesto la
pervivencia y actualidad de su pensamiento.
Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en la de Madrid. Francisco de Goya
Sanguina. Papel Verjurado ahuesado con filigrana. 1814-1816
Madrid, Museo Nacional del Prado
Al
recorrer cronológicamente la obra de Goya
por la exposición, se observan temas e ideas recurrentes durante su
carrera, algunas tan avanzadas como la defensa de la mujer.
Del retrato al maltrato a la mujer: las
temáticas de Goya.
Retratos
A este género artístico
dedicó gran parte de su actividad, lo que le reportó prestigio y dinero. Si
algo caracteriza sus retratos es la profundidad emocional, además del
obligatorio parecido físico y el decoro, entendido como la educación de la
imagen proyectada a la condición social y profesional. Sus rostros no solo
muestran la fisonomía del retratado, sino que revelan su más íntima personalidad.
Rembrandt y Velázquez fueron, como menciona la biografía del artista escrita
por su hijo Javier, sus maestros.
Joven bailando al son de una guitarra. Cuaderno de Sanlúcar [A], e. Francisco de Goya
Pincel y aguadas de tinta de hollín sobre papel verjurado, 172 x 101 mm. 1794-95
Madrid, Museo Nacional del Prado
Multitud
Un buen ejemplo de esta
inmersión en el pensamiento contemporáneo es la aparición recurrente de la
multitud, de la muchedumbre, y que en su
caso adquiere un matiz claramente negativo. También el artículo de la Encyclopédie de Denis Diderot y Jean
D’Alembert la juzgará desfavorablemente por carecer de razonamiento, ser
ignorante e ir en contra de lo humano. En numerosos dibujos Goya introduce grupos de personas que
contemplan o participan en escenas violentas o ridículas de forma acrítica.
Generalmente quienes forman parte de estas multitudes están privados de rostro,
o si tienen, es la viva expresión de la estulticia. El que puedan estar
manipulados no les justifica, pues su irracionalidad les hace cómplices, como
dice la Encyclopédie, de la maldad.
No son tanto víctimas sino verdugos. De este modo la multitud se convierte en
una masa informe, en un populacho que en sí mismo constituye el objeto de
censura.
Gran Disparate. Cuaderno de Burdeos I o cuaderno G, 9. Francisco de Goya
Lápiz, papel verjurado, agrisado, con filigrana. 1824-28
Madrid, Museo Nacional del Prado
Violencia contra la mujer
En este contexto de la
violencia merece un lugar destacado la ejercida por el hombre sobre la mujer.
La importancia de la mujer en la obra de Goya
es tal que ha merecido incluso exposiciones monográficas. Por ejemplo,
siempre se ha destacado que en los “Desastres de la guerra” los personajes
femeninos sean los únicos que merecen una valoración positiva, bien por
tratarse de víctimas inocentes, al igual que los niños y los viejos, bien por
mantener actitudes dignas y valerosas en defensa de su integridad y la de los
suyos. Sin embargo, aunque se ha reconocido en numerosas ocasiones que buena
parte de las mujeres que aparecen en las obras de la época de los Caprichos están relacionadas con la
prostitución, en el análisis que se ha hecho de estas obras no se ha tratado el
tema de la violencia contra la mujer. Entendida la prostitución en este
sentido, los bellos dibujos de prostitutas de los Cuadernos A y B, así como de las composiciones de los Caprichos, deben ser interpretados como
imágenes de dolor y abuso, cuando no de violación. La reiteración de escenas de
este asunto revela claramente la sensibilidad de Goya hacia la injusticia, y más concretamente hacia el sufrimiento
y los desasosiegos que genera en las
mujeres la práctica de la prostitución. Pero el artista también cuestiona el
matrimonio, tantas veces desigual, como ya pusieron de manifiesto los ilustrados,
y que en ocasiones se convierte en “una cárcel llena de penalidades”, como el
mismo Goya se encargó de mostrar. La
modernidad de este, tantas veces subrayada, radica en la novedad de sus
planteamientos al margen del encargo, donde da rienda libre a sus pensamientos,
pero también en su capacidad para ver de manera crítica aquellos
comportamientos masculinos que merecen ser reprobados, como hiciera la
revolucionaria Olympe de Gouges en su Declaración
de los derechos de la mujer y de la ciudadana de 1789, y que tristemente
siguen estando presentes en nuestros días.
Las camas de la muerte. Dibujo preparatorio para el Desastre de la guerra 62. Francisco de Goya
Lápiz rojo sobre papel verjurado, 148 x 206 mm
1812-14 Madrid, Museo Nacional del Prado
Vejez
La vejez es el último de
los grandes temas abordados por Goya.
La presencia de ancianos desfavorecidos será frecuente en los dibujos y
estampas que el artista elaboró, y su significado irá ganando en
transcendencia, hasta convertirse en verdaderas reflexiones sobre el destino
del hombre. Precisamente la exposición finaliza con su dibujo Aún aprendo, emblema de la capacidad de
progreso y resistencia frente a la adversidad. El espíritu emprendedor de este
periodo aparece elocuentemente representado en el dibujo.
Aun aprendo. Cuaderno de Burdeos I o Cuaderno G, 54. Francisco de Goya
Lápiz negro, Lápiz litográfico, papel verjurado, agrisado, con filigrana. h. 1826
Madrid, Museo Nacional del Prado
“Me he vuelto viejo con muchas arrugas,
que no me conocerías sino por lo romo y por los ojos hundidos… lo que es cierto
que ya voy notando mucho los 41”.
Carta
de Goya a Martín Zapater de 28 de
noviembre de 1787
“Agradézcame usted mucho estas malas letras,
porque ni vista, ni pulso, ni pluma, ni tintero, todo me falta, y solo la voluntad me sobra”.
Carta de Goya a Joaquín María Ferrer de 20 de
diciembre de 1825.
Comisariada por: José Manuel Matilla, Jefe de Conservación de Dibujos y
Estampas del Museo Nacional del Prado, y Manuela Mena, hasta enero de 2019 Jefe
de Conservación de la pintura del siglo XVIII y Goya del Museo Nacional del
Prado. Espléndido trabajo.
©
Mariví Otero. 2019.
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente: Goya. Dibujos. Solo la voluntad me sobra.
Museo Nacional del Prado. Área de Comunicación: documentación y grafica. Del 20
de noviembre 2019 al 16 de febrero de 2020.
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