Alejandrina García Faure
Feliz 2014. Comienza el año muy activo repleto de
propuestas expositivas, conferencias, música, teatro en el ámbito de las
galerías madrileñas, de la periferia o internacionales, la gente se arriesga en
estos momentos, diría que difíciles.
El
pasado día siete estuve en la inauguración de esta exposición, Insectos y Paisajes, de la artista
Alejandrina García Faure. ¡Sorprendente trabajo!, sí, digo sorprendente, porque
he conocido el principio de este proyecto, pero no conocía el resultado final.
Disfruto
de la exposición, de los mosaicos de plantas naturales invadidas por insectos
como si de la “estufa” del Jardín Botánico se tratase, ¡naturaleza y arte bajo
el mismo techo!
El
género de paisaje es un invento, por excelencia, moderno. El que una
perspectiva histórica, privilegiada en cuanto a información, nos permita
adivinar paisajes en las huellas
artísticas de un pasado más remoto, desde un relieve cinegético asirio a una escena
de laboriosidad campesina de un libro de horas medieval, no significa sino que
podemos proyectar y descubrir asuntos
ajenos a la voluntad de sus creadores originales: las representaciones
animalísticas están cargadas de intenciones mágicas para el hombre prehistórico
y una idílica escena de recolección agrícola representa para el hombre del
Medievo el arquetipo simbólico del paso de las estaciones.
El arte del siglo XX ha
dejado de ser una copia naturalista, aún teniendo en cuenta las desviaciones
interpretativas que se han producido en cualquier época y todos los ensayos que
se hayan efectuado. Conceptos, filosofía y demás pruebas de fuego han impreso
en el trabajo del artista una serie de actitudes nuevas entre las que no deben
olvidarse los caracteres emanados de la idiosincrasia de cada momento.
Pero una cosa es el arte como campo de experimentación y otra la pintura
en sí, con la magia de la atemporalidad. Ahí es precisamente donde hay que
situar el trabajo de Alejandrina.
Escribe,
Víctor Nieto Alcaide, en el tríptico dedicado
a la exposición: […] Son siempre paisajes pictóricos, plásticos, sin
referencias a la identidad de los componentes naturales que aparecen en ellos,
aunque siempre palpiten las vivencias y el sentimiento de un entorno: la sierra
de Madrid, concretamente la de Guadarrama. Sus cuadros aparecen siempre como una caligrafía realizada con la
tinta de los colores y las luces de la sierra, reduciendo el paisaje a una
abstracción sintética […]
Buscar
ideales ha sido durante mucho tiempo tarea a la que han dedicado sus fuerzas
gran número de artistas. Para Alejandrina el ideal está marcado por la
interpretación de las formas naturales y por la consideración poética de su
advertencia. De su continua conversación con la realidad extrae la carga
energética suficiente para conseguir la parte de misterio que ésta contiene, no
en cuanto es imagen, sino discurso espiritual, místico y lírico.
Alejandrina con Marta, Chiti y Paula..
Alejandrina,
ha creado un dialogo entre plantas e insectos, ya lo había hecho anteriormente
entre estatuas, jardines y fuentes.
Espléndida
exposición, con un inmejorable trabajo técnico, en diferentes soportes.
Insectos y Paisajes. Alejandrina García Faure.
Víctor Nieto Alcaide: La vida en el paisaje. Texto tríptico
de la exposición.
Galería
de Arte Orfila, Madrid. Del 7 al 27 de enero 2014.
© Mariví Otero 2014
© Mariví Otero 2014
Fotografía: Mariví Otero.
Tener una madre artista como Alejandrina Garcia, oler y ver sus pinturas desde la infancia, deja huellas profundas en el alma y en el linaje. Amar a la madre tierra y todas su expresiones hasta el punto de poder plasmarla y transmitirla de una manera sutil y al mismo tiempo elaborada, con un saber hacer de años de experiencia, conseguir que las desnudas telas y soportes se conviertan en un espacio etéreo y orgánico en el que podríamos perdernos si miramos en profundidad los miles de trazos de sus pinturas. Alejandrina única en su especie.
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