Espectacular
entrada en la nueva exposición del artista Pedro Castrortega (Piedrabuena, Ciudad Real,
1956), en la Galería Theredoom.
Quienes
se interesan por la pintura habrán, sin duda, observado que las obras de un gran
artista tienen en común ciertas cualidades, ausentes, a su vez, en las obras de
otros artistas, siendo estos rasgos los que posibilitan la identificación de la mano o del espíritu del maestro, lo que
hoy llamaríamos su estilo. Sin embargo, cuando se trataba de la
formulación de una teoría, casi ninguna
época tuvo en consideración estas observaciones. Las respuestas a la pregunta
de cuáles podrían ser estas cualidades, eran siempre confusas y ambiguas.
Cuando se deseaba alabar una obra de arte en particular, o la manera de un
artista, se empleaba con frecuencia el término singularidad. Sin embargo, la singularidad no se refiere necesariamente a su naturaleza;
puede también entenderse como alabanza de su habilidad y absoluta maestría.
Como
espectadora, una vez más Castrortega me sorprende con esa
gran maestría del manejo de las técnicas, da igual que sea grafito,
carboncillo, pintura, sobre lino, cartón o papel u otros materiales. También nos
encontramos ante un pintor-poeta, sí, y no sólo en el sentido figurativo,
metafórico. También cuentan, aquí, las palabras, Castrortega hace años que
escribe versos y textos que desarrollan su trabajo, para una mayor comprensión
del espectador.
Bajo
el titulo Sobre-vivir, Pedro
Castrortega ha trabado un
discurso contundente que invita a la reflexión:
Con mi último trabajo, dibujo, pintura y
escultura, pretendo la relación del hombre con el planeta, trato la
desaparición de la vida salvaje, el abuso que el Humano tiene con respecto a
nuestro planeta, la responsabilidad que tenemos que asumir con respecto a la
sobrevivencia compartida.
Pretendo proporcionar una reflexión
sobre la vida y sobre nuestra responsabilidad para con el mundo. Es una reflexión
de sentimientos, pero también, biopolítica. Es decir, que en ella el hombre
está pensando como animal en el entorno y la convivencia con otros animales, en
relación con el poder y la violencia que ejerce sobre ellos.
Se trata de reflexionar sobre la legitimación
de la violencia entre los hombres, la violencia del Estado para con sus
súbditos, la violencia que el hombre ejerce sobre los otros animales, como si
esta violencia originaria fuese el último y verdadero fundamento del poder.
Quiero acercarme a esta representación
de la violencia y del poder. Sé que hay violencia entre el hombre y el animal,
pero sé también que hay una forzosa y necesaria convivencia. No sólo no podemos
destruirnos unos a otros, sino que la supervivencia de la especie depende también de la convivencia entre las especies.
Pretendo hacer una cosmología, de armónicas y disfuncionales, en las que lo
humano, lo animal, la belleza y lo terrible se encuentran inexorablemente
entremezclados.
Se trata de algún modo de la imagen de
una crisis económica, política y ecológica, una crisis de identidad, en la que
nos hemos sumido, de la que intentaremos salir como de un naufragio.
Miguel
Cereceda, comisario de la muestra, y gran conocedor de la obra de Castrortega,
hace un análisis del texto y los trabajos, muy bueno, diría más, es una unión
sincronizada con el maestro que pocas
veces se da.
Un dibujo de gran formato, pintado de un
tirón, en un único día de entusiasmo, ejemplifica perfectamente el élan
característico de toda esta exposición
de Pedro Castrortega. Se trata de la
serena imagen de un hombre de un hombre que sostiene entre sus brazos una masa
asombrosa de animales, pájaros y peces. Podrían ser trofeos de caza, o la
pintura de alguien que lleva animales al
mercado, pues algunos aparecen atrapados en sus cepos o en sus espetos. Podría
tratarse también de un hombre desnudo, vestido solamente con un traje de
animales. El título del dibujo, Naufragios, nos sorprende, pues sugiere la idea
de un hundimiento y de fracaso. Sin embargo el artista insiste en que no quiere
mostrar con ello algo negativo, sino más bien un momento de renovación y de
ilusión.
El naufragio no como una derrota, sino
como una ocasión de nuevas oportunidades. “Naufrago es el que emprende una
aventura –escribe el artista-. Esto es lo que me interesa. Podemos ser
derrotados, pero solo es posible esto, si antes hemos emprendido una aventura,
en donde el riesgo existe, pero también la esperanza y el deseo”. Podría
tratarse entonces de una especie de Noé, saliendo de su arca, después del
diluvio, cargado de animales, como emblema o representación de un momento de
regeneración espiritual y material.
La figura del elefante reaparece de
múltiples maneras en esta exposición, es el objeto de una escultura central,
atrapado en un gran cepo […]
Los cuadros y esculturas de Pedro Castrortega caminan así hacia la
creación de un cosmos, en el que se presentan las fuerzas de la naturaleza en
relación con lo humano, y en el que la
vida renace y se renueva después del cataclismo. No se trata aquí de ningún cataclismo postnuclear, ni tampoco
de una imagen apocalíptica. Las actitudes relajadas y amables de sus
personajes, los colores suaves y delicados de los lienzos, y algunas flores
voladoras pintadas sobre ellos así aparecen atestiguarlo. Además, el artista
insiste en que sus trabajos hablan en realidad del momento que estamos viviendo
[…]
Es cierto que lo que el artista desea es
propiciar una reflexión sobre la vida y sobre nuestra responsabilidad para con
el mundo. Pero esta reflexión es también política y biopolítica. Es decir, que en ella el hombre
está pensando como animal en el entorno
y la convivencia con otros animales, en relación con el poder y la violencia
que ejerce sobre ellos. Por eso nos encontramos también mujeres pájaro, hombres
mono y animales antropomorfos. Ensayo entonces sobre la bestia y el soberano [...]
Se trata de algún modo de la imagen de
una crisis. Una crisis económica, política y ecológica, en lo que nos hemos sumido y de la que, de
algún modo y con estupefacción estamos saliendo, como de un naufragio. Realismo
social entonces, sin esperanza y sin miedo.
Hace
mil años… (¡qué lejos he puesto la referencia! ), hace mil años, los
iluminadores mozárabes de los “Comentarios de Apocalipsis” que hizo aquel abad
de Liébana llamado Beato, vieron, de manera angustiada, cómo se cernían sobre
los pueblos de aquel tiempo los males que traían los cuatro fatídicos jinetes:
las plagas, el hambre, la peste…
Quiero
decir, simplemente, que entonces una visión acongojada del presente y del
futuro pasó desde la vida al arte y creó esa visión alucinada de nuestro
mozarabismo que se refleja en las ilustraciones a los comentarios de los
“beatos”. Quiero decir que el estilo
pictórico de Castrortega se desprende
evidentemente de una visión del mundo. Lo que ocurre es que en el fondo de la pintura de Castrortega, no se
esconde un mesianismo. Se esconde, simplemente, una propuesta moral.
Esta
exposición se puede ver en la Galería Theredoon de Madrid. Hasta el 16 de Mayo,
2015.
Bibliografía:
Cereceda, M. Naufragios. Texto
catálogo, exposición Sobre-vivir.
Pedro Castrortega. Galería Theredoom. Madrid.
© Mariví Otero 2015
Fotos:
Mariví Otero
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
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