domingo, 10 de mayo de 2015

PEDRO CASTRORTEGA: Sobre-vivir

Espectacular entrada en la nueva exposición del artista Pedro Castrortega (Piedrabuena, Ciudad Real, 1956), en la Galería Theredoom.

Quienes se interesan por la pintura habrán, sin duda, observado que las obras de un gran artista tienen en común ciertas cualidades, ausentes, a su vez, en las obras de otros artistas, siendo estos rasgos los que posibilitan la identificación  de la mano o del espíritu del maestro, lo que hoy llamaríamos su estilo. Sin embargo, cuando se trataba de la formulación  de una teoría, casi ninguna época tuvo en consideración estas observaciones. Las respuestas a la pregunta de cuáles podrían ser estas cualidades, eran siempre confusas y ambiguas. Cuando se deseaba alabar una obra de arte en particular, o la manera de un artista, se empleaba con frecuencia el término singularidad. Sin embargo, la singularidad  no se refiere necesariamente a su naturaleza; puede también entenderse como alabanza de su habilidad y absoluta maestría. 


Como espectadora, una vez más Castrortega me sorprende con esa gran maestría del manejo de las técnicas, da igual que sea grafito, carboncillo, pintura, sobre lino, cartón o papel u otros materiales. También nos encontramos ante un pintor-poeta, sí, y no sólo en el sentido figurativo, metafórico. También cuentan, aquí, las palabras, Castrortega hace años que escribe versos y textos que desarrollan su trabajo, para una mayor comprensión del espectador.

Bajo el titulo Sobre-vivir, Pedro Castrortega  ha trabado un discurso contundente que invita a la reflexión:

Con mi último trabajo, dibujo, pintura y escultura, pretendo la relación del hombre con el planeta, trato la desaparición de la vida salvaje, el abuso que el Humano tiene con respecto a nuestro planeta, la responsabilidad que tenemos que asumir con respecto a la sobrevivencia compartida.

Pretendo proporcionar una reflexión sobre la vida y sobre nuestra responsabilidad para con el mundo. Es una reflexión de sentimientos, pero también, biopolítica. Es decir, que en ella el hombre está pensando como animal en el entorno y la convivencia con otros animales, en relación con el poder y la violencia que ejerce sobre ellos.

Se trata de reflexionar sobre la legitimación de la violencia entre los hombres, la violencia del Estado para con sus súbditos, la violencia que el hombre ejerce sobre los otros animales, como si esta violencia originaria fuese el último y verdadero fundamento del poder.

Quiero acercarme a esta representación de la violencia y del poder. Sé que hay violencia entre el hombre y el animal, pero sé también que hay una forzosa y necesaria convivencia. No sólo no podemos destruirnos unos a otros, sino que la supervivencia de la especie depende también  de la convivencia entre las especies. Pretendo hacer una cosmología, de armónicas y disfuncionales, en las que lo humano, lo animal, la belleza y lo terrible se encuentran inexorablemente entremezclados.

Se trata de algún modo de la imagen de una crisis económica, política y ecológica, una crisis de identidad, en la que nos hemos sumido, de la que intentaremos salir como de un naufragio.


Miguel Cereceda, comisario de la muestra, y gran conocedor de la obra de Castrortega, hace un análisis del texto y los trabajos, muy bueno, diría más, es una unión sincronizada con el maestro que pocas veces se da. 

Un dibujo de gran formato, pintado de un tirón, en un único día de entusiasmo, ejemplifica perfectamente el élan característico  de toda esta exposición de Pedro Castrortega. Se trata de la serena imagen de un hombre de un hombre que sostiene entre sus brazos una masa asombrosa de animales, pájaros y peces. Podrían ser trofeos de caza, o la pintura de alguien  que lleva animales al mercado, pues algunos aparecen atrapados en sus cepos o en sus espetos. Podría tratarse también de un hombre desnudo, vestido solamente con un traje de animales. El título del dibujo, Naufragios, nos sorprende, pues sugiere la idea de un hundimiento y de fracaso. Sin embargo el artista insiste en que no quiere mostrar con ello algo negativo, sino más bien un momento de renovación y de ilusión.

El naufragio no como una derrota, sino como una ocasión de nuevas oportunidades. “Naufrago es el que emprende una aventura –escribe el artista-. Esto es lo que me interesa. Podemos ser derrotados, pero solo es posible esto, si antes hemos emprendido una aventura, en donde el riesgo existe, pero también la esperanza y el deseo”. Podría tratarse entonces de una especie de Noé, saliendo de su arca, después del diluvio, cargado de animales, como emblema o representación de un momento de regeneración espiritual y material.


La figura del elefante reaparece de múltiples maneras en esta exposición, es el objeto de una escultura central, atrapado en un gran cepo […]

Los cuadros y esculturas de Pedro Castrortega caminan así hacia la creación de un cosmos, en el que se presentan las fuerzas de la naturaleza en relación  con lo humano, y en el que la vida renace y se renueva después del cataclismo. No se trata aquí  de ningún cataclismo postnuclear, ni tampoco de una imagen apocalíptica. Las actitudes relajadas y amables de sus personajes, los colores suaves y delicados de los lienzos, y algunas flores voladoras pintadas sobre ellos así aparecen atestiguarlo. Además, el artista insiste en que sus trabajos hablan en realidad del momento que estamos viviendo […]


Es cierto que lo que el artista desea es propiciar una reflexión sobre la vida y sobre nuestra responsabilidad para con el mundo. Pero esta reflexión es también política  y biopolítica. Es decir, que en ella el hombre está pensando como animal  en el entorno y la convivencia con otros animales, en relación con el poder y la violencia que ejerce sobre ellos. Por eso nos encontramos también mujeres pájaro, hombres mono y animales antropomorfos. Ensayo entonces sobre la bestia y  el soberano [...]

Se trata de algún modo de la imagen de una crisis. Una crisis económica, política y ecológica,  en lo que nos hemos sumido y de la que, de algún modo y con estupefacción estamos saliendo, como de un naufragio. Realismo social entonces, sin esperanza y sin miedo.


Hace mil años… (¡qué lejos he puesto la referencia! ), hace mil años, los iluminadores mozárabes de los “Comentarios de Apocalipsis” que hizo aquel abad de Liébana llamado Beato, vieron, de manera angustiada, cómo se cernían sobre los pueblos de aquel tiempo los males que traían los cuatro fatídicos jinetes: las plagas, el hambre, la peste…

Quiero decir, simplemente, que entonces una visión acongojada del presente y del futuro pasó desde la vida al arte y creó esa visión alucinada de nuestro mozarabismo que se refleja en las ilustraciones a los comentarios de los “beatos”.  Quiero decir que el estilo pictórico  de Castrortega se desprende evidentemente de una visión del mundo. Lo que ocurre es que en el fondo de la  pintura de Castrortega, no se esconde un mesianismo. Se esconde, simplemente, una propuesta moral.


Esta exposición se puede ver en la Galería Theredoon de Madrid. Hasta el 16 de Mayo, 2015. 

Bibliografía: Cereceda, M. Naufragios. Texto catálogo, exposición Sobre-vivir. Pedro Castrortega. Galería Theredoom. Madrid.


© Mariví Otero 2015
Fotos: Mariví Otero
Asistente: Manuel Otero Rodríguez 

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