Con
esta exposición Metapintura. Un viaje a la idea del arte. EL Museo del Prado continúa con la
tradición que comenzó en 2010 con Rubens y que continuó con Belleza encerrada en 2013 o Las Furias en 2014. “Son muestras nutridas con las colecciones del propio museo a las
que se agregan obras de otras instituciones y que suponen una reflexión del
Prado sobre sí mismo” destaca Javier Portús, comisario de la exposición y Jefe
de Conservación de Pintura Española (hasta 1700) del museo. Pero al contrario que las anteriores, Metapintura es una muestra “doblemente introspectiva” porque no
solo invita al espectador a visitar las obras ya conocidas en otro contexto,
“sino también por el tema que recoge:
las ocasiones en las que los pintores se miran al espejo. Y de esa mirada salen
autorretratos pero también obras que reflejan problemas artísticos. Nos hablan
de los usos de las imágenes, del sistema de las artes, es decir, de los
artistas y de su público, sus clientes, los críticos” […]
magen de la exposición “Metapintura. Un viaje a la idea del arte”. Foto © Museo Nacional del Prado
A través de una selección de 137
piezas, entre pinturas, dibujos, escultura, estampas, libros, medallas y piezas
de artes decorativas, de las cuales 22 han sido prestadas por 18 museos y
coleccionistas diferentes como la Fundación Casa de Alba, la National Gallery
de Londres, el Museo de Bellas Artes de Sevilla, el Banco de España o el Museo
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
La exposición hace un
recorrido por diferentes temas que acercan al visitante a las múltiples formas
que, desde finales de la Edad Media y hasta los inicios de la Contemporánea,
adoptó la convivencia con las imágenes y en las que expresó el concepto de
“arte”. Con obras de Tiziano, El Greco, Durero, Rubens, Velázquez, Zurbarán,
Murillo, entre otros.
Autorretrato. Tiziano. Óleo sobre lienzo, 95 x 71 cm. h.
1562. Madrid, Museo Nacional del Prado.
El viaje que propone esta
exposición es progresivo. Se inicia con los relatos y leyendas de la mitología
y la religión a través de los cuales se trató de explicar el impulso artístico,
y culmina en 1819, con la creación del Museo del Prado, que significo para
España la plena asunción de que la pintura
o la escultura eran meterías intelectuales, que debían ser protegidas por el Estado, y muy capaces
de estimular el orgullo colectivo.
La muestra se divide en etapas. Quince etapas que hablan de la relación
entre el arte, el artista y la sociedad, y cada una de las cuales aborda un
asunto específico: los poderes atribuidos a la imagen religiosa, el papel
desempeñado por el cuadro dentro del
cuadro, el intento de los artistas por romper el espacio pictórico y
prorrogarlo hacia el del espectador, los orígenes y el funcionamiento de la
idea de tradición artística, los retratos y autorretratos de artistas, los
lugares de la creación o del coleccionismo artístico, el origen del concepto
moderno de la historia del arte, la subjetividad que irrumpe en los
autorretratos desde la Ilustración o la importancia que el debate artístico
moderno tuvieron los conceptos de amor, muerte y fama.
Huyendo de la crítica. Pere Borrell y del Caso. Óleo sobre
lienzo, 76 x 63 cm. 1874. Madrid, Colección Banco de España.
Además,
en esta exposición el Museo del Prado rinde homenaje a Cervantes en el IV centenario de su fallecimiento ya que reserva un
espacio al Quijote, como hito
universal de la literatura autorreferencial, poniéndolo en relación con Las
meninas. Así como la obra de Cervantes es una novela sobre la novela, la de Velázquez
es una pintura sobre la pintura, en
la que el autor no solo representa lo pintado, sino que aborda varias
cuestiones importantes sobre la
posibilidad del arte de la pintura y el papel del pintor.
Las meninas permanece en la sala 12 del edificio
Villanueva, donde se expone habitualmente, pero está represente en la
exposición a través de una reproducción actual de un fragmento del grafoscopio
de Laurent frente a primeras ediciones de las dos partes del Quijote, para recordar al visitante que
dos de las obras maestras del Siglo de Oro en España son puntos de referencia
para la historia de metaficción.
Arte infinito
Las Hilanderas sí, han dejado su sitio
habitual.
En las Hilanderas, Palas y Arecne discuten ante un tapiz con el Rapto de Europa de Tiziano, lo que supone incorporar al contenido
del cuadro una cita “histórico-artística”.
Cuando
Rubens estuvo en Madrid, con más de cincuenta años, copió la obra de Tiziano en
un acto de homenaje y competencia. En esa época la fábula de la mortal Aracne
compitiendo con la diosa Palas se interpretaba como prueba de que la pintura
era un arte liberal, y que como tal podía progresar infinitamente. A esa
competencia entre Tiziano y Rubens, y entre Palas y Aracne, se incorpora
Velázquez a través de su obra, que también es un homenaje y una emulación.
A su vez, Carducho en su
estampa firma esa capacidad infinita del arte, y Valdés Leal en su vánitas parece burlarse de tanto
optimismo.
Las hilanderas o La fábula de Aracne. Diego Velázquez. Óleo
sobre lienzo, 167 x 252 cm. 1655-60. Madrid, Museo Nacional del Prado.
Hacia un nuevo artista: entorno afectivo
y subjetividad
Durante
el siglo XVIII, los “rostros” del arte” se diversificaron considerablemente en
España. Aparecen con una frecuencia creciente retratos de los artistas y a sus
clientes, pero también de sus amigos y a sus familiares, de manera que podemos
reconocer, mucho mejor que en cualquier época anterior, el entorno efectivo de
los pintores.
Se
aprecia en esta sección en el caso de Paret, o en el de Goya, muy aficionado a
plasmar la palabra “amigo” en sus retratos. Los mismos artistas, cuando se
representan, lo hacen de una forma más variada que anteriormente, introduciendo
en ocasiones elementos que nos hablan de su mundo más personal, y que son consecuencia de un intenso
ejercicio introspectivo.
Algunas de estas obras,
en las que el “yo” invade la esfera del arte, anuncian la llegada de una nueva
era en la relación entre los artistas y su arte.
Gaspar Melchor de Jovellanos. Francisco de Goya. Óleo sobre
lienzo, 205 x 133 cm. 1798. Madrid, Museo Nacional del Prado.
El final de este viaje
En los años en los que
Goya creaba algunas de las obras de la sección anterior, se inauguró el Museo
del Prado. Fue en 1819, y el hecho se relaciona con el impulso que se dio tras
la Revolución Francesa a la creación de estas instituciones.
Este
museo, ubicado en uno de los hitos arquitectónicos de la ciudad, suponía la
definitiva entronación del “arte” como materia altamente merecedora del interés
público, y capaz de excitar el orgullo colectivo.
En su fachada, unos
medallones con artistas españoles incorporaban definitivamente a este tipo de
profesionales en el parnaso nacional. Con carácter de “templo de las artes”, su
acceso público y su vocación pedagógica, y el museo marcará un ates y un
después en la relación entre la sociedad y el arte.
Metapintura.
Un viaje a la idea del arte, está libre de los corsés
cronológicos y de escuelas nacionales. Es un recorrido que empieza con el
pintor reivindicando su figura de autor.
© Mariví Otero 2017
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Bibliografía: Metapintura.
Un viaje a la idea del arte. Comisario: Javier Portús. Exposición en el
Museo Nacional del Prado. Del 15 noviembre 2016 al 19 febrero 2017. Nota de
prensa y material grafico. Folleto de mano
de la exposición.
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