viernes, 19 de octubre de 2018

DOROTHEA TANNING, detrás de la puerta, invisible, otra puerta.


Organizada por el Museo Nacional de Arte Reina Sofía con apoyo de The Destina Foundation y Fundación Museo Reina Sofía, cuenta también con la colaboración de la Comunidad de Madrid, esta exposición constituye la primera retrospectiva que se realiza de la artista surrealista Dorothea Tanning (Galesburg (Illinoes),1910-2012, Nueva York) y ofrece una nueva perspectiva de la extraordinaria carrera y visión de Tanning tras varios años de investigación de la comisaria Alyce Mahon.


Como figura central de la vanguardia internacional con una enorme influencia en el arte y el diseño contemporáneo, Dorothe Tanning creía en el poder del arte para crear espacios, sensaciones e ideas más allá de lo real. El motivo de la puerta simboliza esta ambición y regresa repetidamente en su obra. Es el concepto en torno al cual gira la exposición, cuyo título es una adaptación de una entrevista que realizó Tanning con el crítico francés Alain Jouffroy, en 1974 y en la que explicó que su primer arte exploraba “este lado” del espejo o de la puerta, mientras que su arte posterior se dirigía al “otro”, ofreciendo un “vértigo perpetuo” en el que la puerta, visible o invisible, conducía a “otra puerta”.

La puerta no es simplemente un umbral en el arte de Tanning, sino una invitación a aventurarse más allá de lo real y a entrar a un mundo de sueños y miedos. Asistimos a una perspectiva interminable que no pretende alienar sino seducir al espectador.


La muestra incluye más de 150 obras de arte creadas entre 1930 y 1997 –muchas de ellas nunca antes vistas por el público- procedentes de colecciones privadas y de instituciones como el Centro Ponpidou de París, la Tate Modern de Londres o el Museo de Arte de Filadelfia. Todo el conjunto permite documentar la gama de medios y expresiones utilizadas por Tanning: pinturas, dibujos, collages, esculturas e instalaciones.

La exposición comienza con las primeras obras de Dorothea Tanning, quien creció en la pequeña ciudad de Galesburg, Illinois, y luego viajó en los años a Chicago y Nueva York para desarrollar su carrera como artista. Tanning descubrió la “ilimitada extensión de posibilidades” del surrealismo al ver la exposición Fantastic Art Dada Surrealism de Alfred Barr en 1936 en el MoMA de Nueva York.

Pronto comenzó a explorar este sentido de “espacio e imaginación ilimitados” en su propio arte. En 1939 marchó a París con la esperanza de encontrar allí a los surrealistas, pero con el estallido de la guerra regresó rápidamente a Nueva York, donde colaboró como ilustradora independiente para diversos grandes almacenes como Macy’s. Algunos de estos trabajos se muestran aquí.

Su autorretrato Birthday –Cumpleaños- (1942) marcó una clara dirección surrealista. Fue Max Ernts quien tituló la pintura cuando la vio en el estudio de Tanning y la eligió para la histórica exposición de Peggy Guggenheim 31 Women de 1943 en la Art of the Century Gallery de Nueva York. Birthey supuso un doble hito en su vida al iniciar una relación sentimental con Ernst y al convertirse en una artista surrealista.

Tanning utilizó el mismo nombre para  autobiografía de 1986 (ampliada en 2004 a una memoria titulada Between Lives), en la que detalla la vida con Ernst y “recuerdos anécdotas, conversaciones, vuelos, capturas, voces y opiniones inútiles” en un estilo de escritura abierto e intuitivo. Y es que Tanning escribió  y publicó numerosos cuentos, novelas y poemas, desarrollando ideas en diversas revistas. En cuento Abyss (1947) acabó convirtiéndose en una novela que finalmente se publicaría en 2004 –cuando Tanning tenía ya noventa y cuatro años- con el título Chasm: Un fin de semana, que puede verse aquí en una  de las vitrinas. La escritura no sólo le sirvió como otra forma de autorretrato, sino también como un medio más para explorar mundos reales y alucinatorios.


Pasamos a la siguiente sala que se centra en la relación de Tanning con Max Ernst, con quien se casó en 1946, en una ceremonia de boda conjunta en Hollywood con Man Ray y Juliet Browner, y su amplio círculo de amigos, incluyendo a Joseph Cornell, Leonor Fini y Konstanty Jelenski, Marcel y teeney Duchamp, Julian Levy y Mueriel Streeter, Yves Tanguy y Kay Sage.

En esta sala se reúnen pinturas, colaboraciones cinematográficas y correspondencia relacionadas con el ajedrez, juego descrito por Tanning como “algo voluptuoso, cerca de los huesos” el ajedrez en un juego de habilidad y azar y Tanning y Ernst compartieron su pasión por el.

Tanning y Ernst colaboraron con Hans Richterm en la película 8 x 8: Chess Sonata in in 8 movimientos -8 x 8: Sonata de ajedrez en 8 movimientos- (1957), donde se ve a Ernst paseando por las calles de Nueva York con un tablero del juego en la espalda, buscando a su Reina, Dorottea. También aparecen en Dreams That Money Can Buy –Sueños que el dinero puede comprar- (1947), que a paso al próximo apartado.


El motivo central de la tercera sala es la femme-enfant, o niña-mujer, en las pinturas y escritos de Tanning. Comparable a Alicia en el país de las maravillas, esta niña vive en un “mundo de asombro perpetuo”.

La niña preadolescente de Tanning, a punto de alcanzar la conciencia de la sexualidad, aportó una nueva dimensión al surrealismo en un momento en el que André Breton aconsejaba que la sociedad desgarrada por la guerra, necesitaba buscar inspiración en lo femenino. Es el potencial erótico de la crítica en los interiores  domésticos  y las expectativas de la burguesía.

El elemento de terror gótico continúa en  Guest Room –Habitación de invitados- (1950-52) donde de nuevo encontramos una niña desnuda frente a una puerta que sirve como portal al oscuro mundo del sueño y el deseo. La puerta representa el umbral que separa la infancia de la edad adulta, la inocencia del conocimiento.


La novela familiar, aquí la exposición explora la subversión de la institución de la familia en Tanning y los códigos morales que representa. En sus obras, el mantel blanco adquiere un significado subversivo propio en las escenas domésticas donde la imagen distorsiona y expande el género de la naturaleza muerta.

Tanning explicó en el año 2000: “(Creciendo en Galesburgm Illinois) Había una larga mesa de comedor que el domingo, especialmente cuando el pastor vino a cenar, se cubrió primero, con un hule y luego el gran mantel blanco y reluciente. Lo sacudieron y lo colocaron, alisando los pliegues que formaban una rejilla suave de extremo a extremo. Esta red seguramente demostró que el orden prevalecía en esta casa”.

La figura materna también se representa en términos no convencionales, como lo demuestra Maternity – Maternidad- (1946-47) donde una madre, un niño y un perro se encuentran ante un paisaje apocalíptico en el que una fantasía criatura blanca, sin cabeza pero con pechos y útero bulbosos, es visible en el horizonte detrás de una puerta abierta.

Llegamos a Vida de tango, se exhiben los trajes y escenografías de Tanning  para los ballets del coreógrafo ruso George Balanchine Night Shadow –La sombra nocturna- (1946), The Witch –La bruja- (1950) y Bayou (1952) así como pinturas al óleo en las que surge un nuevo sentido del movimiento.

Llegamos a la sala Cuerpos y esculturas blandas. A mediados de los años 60, Tanning recurre a su máquina de coser para hacer “esculturas blandas”. Las formas eróticas son retorcidas en By What Love –De qué amor-(1969) y Étreinte (1969), mientras que en Emma (1970), la carne rosada y la falda de encaje hacen referencia a la célebre protagonista femenina en Madame Bovary (1856) de Gustave Flaubert, una mujer que escapa del aburrimiento de la vida matrimonial a través de la literatura y las aventuras clandestinas.

Tanning adelantó el objeto surrealista para que adquiriera nuevas cualidades al sentido del tacto y cierta condición fetichista.

Pasamos a la séptima sala La arquitectura de lo siniestro, es una instalación de Tanning, Hotel du Pavot, Chambre 202 (1970-73). Se trata de un espacio arquitectónico  misterioso en el que lo banal se convierte en pesadilla y extraño. Aquí encontramos “materiales vivos que se convierten en esculturas vivientes, su vida se parece a la nuestra”, como explicó la artista en su día.

Tanning tuvo la idea de esculturas vivas cuando escuchó los Himnen de Karlheinz Stockhausen –interpretados en la Maison de la Radio de París en 1969-, inspirándole una instalación surrealista en la que miembros femeninos carnosos atraviesan el papel pintado junto con muebles antropomórficos.

Solo una puerta medio abierta con el número -202- parece ofrecer alguna salida, pero esto también tiene un significado macabro, ya que alude a una canción popular de 1919 titulada In Room 202, que cuenta la historia de la esposa de un gánster, Kitty Kane, que se envenenó de manera consciente en la habitación 202 de un hotel de Chicago.


El final de la exposición El deseo dionisiaco, reúne muchos temas tratados  anteriormente: el autorretrato, la intimidad, el movimiento, el juego con la escala y el espacio y el deseo. Tanning se negó sistemáticamente a ser etiquetada como mujer artista, afirmando en 1990: “Puedes ser mujer y puedes ser artista; lo primero es un hecho y lo otro eres tú”.

Su último autorretrato, Woman Artist, Nude Standing (1985-87) ejemplifica esta postura, ya que rechaza el tradicional desnudo alargado por una figura que está casi blindada con su propia carne y coronada por una mantilla con una flor roja de amapola en llamas.

Dorothea Tanning. Detrás de la puerta, invisible, otra puerta recupera la visión única y audaz de la artista estadounidense. Ella misma habló en estos términos de su práctica artística: “Tú sacas el cuadro de su jaula junto con la persona […] Tú eres simplemente el visitante magníficamente invitado: Entra”

Esta exposición invita al espectador a adentrarse también en su mundo de revelaciones ocultas.


© Mariví Otero 2018
Manuel Otero Rodríguez


Fuente: Dorothea Tanning. Detrás de la puerta, invisible, otra puerta. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 2 de octubre 2018 – 7 de enero de 2019. Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía.

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