Addy, Cuttoli, Picasso, Dora Maar and Man Ray in Antibes.
La Fundación Canal,
presenta la exposición Man Ray. Objetos de ensueño. Incluye
un total de 107 obras procedentes de diversas colecciones privadas españolas y
europeas (sobre todo de Italia y Francia), reunidas en exclusiva para esta
muestra que conjuntamente ofrecen un ambicioso y completo recorrido por los
pensamientos del artista, por extraordinaria creatividad y por los temas que
abordó y reflejó en sus trabajos durante su trayectoria profesional.
A la
capital francesa había llegado en 1921, desde Nueva York, donde había comenzado
en la pintura y escultura. Emmanuel Radnitsky (Filadelfia, Pensilvania,
1890 – París, 1976) nació en una familia de inmigrantes ucranianos que,
cuando arreció el antisemitismo, decidió cambiarse el apellido por el anglo de Ray.
Él además acorto su nombre, del “Manny” con el que era conocido, para crear una
marca reconocible.
Man Ray.
Man Ray es el tercer artista
del gran triunvirato dadaísta de Nueva York supone, con su nueva técnica del
“fotocollage”, el rayograma, un aumento del abanico de posibilidades técnicas
que en principio solo se limitan a las formas tradicionales de la pintura.
Especialmente los dos artistas norteamericanos
Erico Baj (1924) y Joseph Cornell (1903) prosiguen la tradición de Man Ray y construyen
excéntricas cajas de assenblage de
diversos materiales que se presentan como la síntesis estética de un
surrealismo poéticamente absurdo y una trivialidad pop-iconográfica. En 1922,
ya en París, Man Ray ilustra con rayogramas
la revista Littérature y
manifiesta con sus fantásticas ilusiones lumínicas sobre la placa fotográfica
la nueva estética anti-estética creadora de ilusiones a partir de la negación
de la pintura convencional y liberada totalmente de las normas del mundo
exterior. Los pintores del grupo surrealista de París –Arp, De Chirico, Max Ernest, Klee, Masson, Miró, Picasso, Man Ray, Duchamp y Picabia- que en
otoño de 1925 y primavera de 1926 organizan sus primeras exposiciones
colectivas, logran en sus creaciones artísticas tan heterogéneas la exigencia
de Breton de una libertad subjetiva
de la imaginación.
En la exposición se puede ver una cuidada selección de fotografías y una
gran representación de objetos que dibujan un singular viaje por el mundo
onírico del artista. La muestra se divide en siete secciones temáticas: “Amigos,
retratos y autorretratos”, “Objetos de ensueño”, “Rayogramas”, “Mujeres y
Venus”, “Man Ray y Marcel Duchamp: máquinas poéticas”, “La realidad inquietante
de los maniquíes” y “El azar y la mente: el ajedrez”. Comisaria de la muestra: Pilar Parcerisas, historiadora y crítica de
arte.
En la primera sección, Amigos,
retratos y autorretratos, incluye una selección de imágenes tomadas por el
artista tanto autorretratos, como de las
personas que le rodeaban y que formaban parte de su particular y revolucionario
entorno creativo, entre ellos artistas
-e íntimos amigos- como Picasso, Tristan Tzara, Gertrude Stein o Jean
Cocteau.
Gertrude Stein.
Con el retrato y la fotografía de moda Man Ray alcanzó la fama en París de los años 20 y 30 y
contribuyó a revaluar unos géneros que habían sido devaluados. Realizó retratos
de la aristocracia, la alta burguesía y la bohemia artística, atraídos por su
delicada sensibilidad, imaginación y capacidad técnica. Sus sobrios retratos se
concentran en la expresión del rostro sobre fondos limpios y vacios.
Dora Maar.
Dejó testimonios de amigos como Picasso, Marcel Duchamp, André Breton,
Mina Loy, Gertrude Stain, Lee Miller, André Derain. Louis Aragon, Jean Cocteau
y de muchos miembros del grupo surrealista. También dejó constancia del verano
de 1937 en Mougins al lado de Picasso con Dora Maar, Paul y Nusch Eluard y su
nuevo amor Ady Fidelin. En sus autorretratos jugó con el efecto del espejo
cóncavo y se retrato como una naturaleza, siempre acompañado de sus objetos
predilectos, su pipa, su cámara, el arte africano y sus propias pinturas
objetos.
Ady Fidelin.
Objetos de ensueño “A mí lo que me
interesa es un objeto que no parezca una obra de arte” Man Ray. Es la sección
principal de la exposición y la que le da nombre. En este apartado se incluye
una veintena de objetos encontrados y
otras tantas fotografías de sus –objetos imposibles-.
Cadeau 1921/1974.
Man
Ray sintió desde siempre una atracción hacia el objeto cotidiano, aquel al que no se
le daba valor artístico alguno: By itself / Por sí mismo (1918), que
valora la existencia del objeto en sí
mismo, y Lampashade/ Pantalla (1921) convierte una simple espiral de papel en
una lámpara. Los objetos están imbuidos de un carácter autobiográfico.
Representan la construcción de un mundo interior, el espejo donde se refleja.
Los llamó Objets de mon affection. André
Breton definió a Man Ray como “el gran
escrutador de la decoración de la vida
cotidiana”. A diferencia del ready-made (arte encontrado) de Marcel Duchamp,
que elige un objeto fabricado por la industria y lo eleva a la categoría de
obra de arte.
Lampshade, 1919/1959.
La
tercera sección alberga sus revolucionarios Rayogramas
o fotos sin cámara. Consistían en registrar la silueta de pequeños objetos cotidianos que tenía en el cuarto
oscuro –tijeras, fósforos, espirales de metal, botones, plumas, lápices
directamente sobre el papel por medio de la incidencia aleatoria de la luz.
En
1922 publica un conjunto de rayogramas
bajo el título Les Champs délicieux (Los
campos deliciosos) con prologo del poeta Tristan Tzara donde éste anota:
“Estas son las proyecciones, las sorpresas en transparencia a la luz de la
ternura, los objetos que sueñan y hablan en su sueño”.
Mujeres y Venus
esta sección está dedicada a la otra gran inspiración en la obra de Man
Ray. Contempla a la mujer como un objeto de deseo. En el retrato de Lee
Miller, su asistente y amante, su cámara fragmenta el cuerpo y convierte su
cuello estirado en una anatomía de connotaciones fálicas. Sus manos se
transforman en objetos en sí mismos.
Los
desnudos de Meret Oppenheim en el taller del grabador Louis Marcoussis
equiparan la belleza del cuerpo femenino a la belleza de la máquina. La modelo
asoma su torso por entre el tórculo, que hace girar con la mano, mientras que
la otra aparece entintada. Al colocar el cuerpo desnudo en un lugar de trabajo
Man Ray aviva el deseo que tan bien supo transmitir en el campo de la moda con sus juegos de
transparencias. Veinticinco fotografías de sus musas (y en muchos casos,
también amantes) como Ady, Lee Miller y Meret Oppenheim, acompañadas de la
proyección de Le retour a laraison, una
de las muchas películas con las que Man Ray expandió su visión surrealista al
lenguaje cinematográfico.
Erotic Voileé, 1933.
La quinta sección Man Ray y Marcel Duchamp (1887-1968): máquinas poéticas, es muy interesante,
alude a la estrecha relación y gran
amistad entre ambos artistas. Se conocieron en 1915 en los EE.UU. Man Ray ya
había visto en Nueva York, en el Armony Show de 1913, su famosísimo “Un
descendant un escalier” (Desnudo bajando una escalera de 1912) obra que tuvo
efecto no sólo sobre Man Ray, sino sobre toda la Historia
del Arte del siglo XX. Man Ray fotografió el estudio de
Duchamp con sus pinturas cubistas, los ready-made (arte encontrado) y sus
sombras, esta sección recoge algunas de
estas fotografías con las que Man Ray documentaba las obras de
Duchamp, así como los retratos que tomaba de él, de su familia o de su alter
ego Rrose Sélavy. La amistad entre ambos fue una de las más fructíferas del
siglo XX. Su curiosidad por
comprender la modernidad marcó su interés por los instrumentos ópticos, el
ilusionismo visual y el cine, juntos crearon máquinas cinéticas pioneras como
Rotary Glass Plates/ Placas de vidrio rotativas (1920) entre otras.
Rrose Sélavy, 1921.
Con La realidad inquietante de los
maniquíes llegamos a la sexta sección, en 1938 se celebró en París, en la
Galerie des Beaux-Arts, la Exposición International del Surrealismo, con forma
de calle y dedicada a los maniquíes, Duchamp, Man Ray y Dalí
participaron activamente en esta exposición en la que participaron quince
artistas con la finalidad de metamorfosearlos y cada uno de ellos ilustró una
calle parisiense. Man Ray se ocupó de la iluminación de la exposición y de su
testimonio fotográfico. Su maniquí, desnudo, lucía en el cabello dos pipas
transparentes, objeto que tituló en su día “Ce
que manque á nous tous” Lo que nos
falta a todos (1935), cita de Engels asociada a su imaginario, y pegó
lagrimas de cristal en su rostro. Veintiocho años más tarde imprimió y publico
una edición limitada de estas fotografías a las que añadió un texto descriptivo
titulado “Résurrection des mannequins” La
resurrección de los maniquíes (1966).
Mannequin de Man Ray, 1938.
El azar
y la mente: el ajedrez, la última
sección de la muestra está dedicada a
otra de sus pasiones y de los surrealistas. En 1934 Man Ray compuso un
tablero de ajedrez con los retratos de los miembros del movimiento surrealista,
entusiastas de este juego. En 1944 la Galería Julien Levy de Nueva York
organizó la exposición “Imagery of Chess” Imágenes del ajedrez. Man
Ray diseño varios juegos de
ajedrez que comercializó en distintas tiendas y almacenes, sobre todo durante
los años 40. Cuando se refugió en Hollywood huyendo de la Segunda Guerra
Mundial. Personalmente se identificaba con la figura del rey por la proximidad
con su pseudónimo Ray. Es un hecho bien conocido que durante sus estadías de
verano en Cadaques en la década de 1960, se veía con frecuencia a Duchamp y Man
Ray jugar en el Bar Meliton, en clubes ajedrecistas o participando en
campeonatos de distintos pueblos del Ampurdan.
Chessboard, 1920.
© Mariví Otero 2019
Manuel Otero Rodríguez
Fuente:
Man
Ray. Objetos de ensueño. Fundación
Canal. Del 31 de enero al 21 de abril 2019. Documentación: Prensa, Leticia
Monreal, Fundación el Canal. Madrid.
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