viernes, 8 de febrero de 2019

MAN RAY: “Los sueños no tienen titulo”

Addy, Cuttoli, Picasso, Dora Maar and Man Ray in Antibes.

La Fundación Canal, presenta la exposición Man Ray. Objetos de ensueño. Incluye un total de 107 obras procedentes de diversas colecciones privadas españolas y europeas (sobre todo de Italia y Francia), reunidas en exclusiva para esta muestra que conjuntamente ofrecen un ambicioso y completo recorrido por los pensamientos del artista, por extraordinaria creatividad y por los temas que abordó y reflejó en sus trabajos durante su trayectoria profesional.

A la capital francesa había llegado en 1921, desde Nueva York, donde había comenzado en la pintura y escultura. Emmanuel Radnitsky (Filadelfia, Pensilvania, 1890 – París, 1976) nació en una familia de inmigrantes ucranianos que, cuando arreció el antisemitismo, decidió cambiarse el apellido por el anglo de Ray. Él además acorto su nombre, del “Manny” con el que era conocido, para crear una marca reconocible.

Man Ray.

Man Ray es el tercer artista del gran triunvirato dadaísta de Nueva York supone, con su nueva técnica del “fotocollage”, el rayograma, un aumento del abanico de posibilidades técnicas que en principio solo se limitan a las formas tradicionales de la pintura. Especialmente los dos artistas norteamericanos  Erico Baj (1924) y Joseph Cornell (1903) prosiguen la tradición de Man Ray y construyen excéntricas cajas de assenblage de diversos materiales que se presentan como la síntesis estética de un surrealismo poéticamente absurdo y una trivialidad pop-iconográfica. En 1922, ya en París, Man Ray ilustra con rayogramas  la revista Littérature y manifiesta con sus fantásticas ilusiones lumínicas sobre la placa fotográfica la nueva estética anti-estética creadora de ilusiones a partir de la negación de la pintura convencional y liberada totalmente de las normas del mundo exterior. Los pintores del grupo surrealista de París –Arp, De Chirico, Max Ernest, Klee, Masson, Miró, Picasso, Man Ray, Duchamp y Picabia- que en otoño de 1925 y primavera de 1926 organizan sus primeras exposiciones colectivas, logran en sus creaciones artísticas tan heterogéneas la exigencia de Breton de una libertad subjetiva de la imaginación.


En la exposición se puede ver una cuidada selección de fotografías y una gran representación de objetos que dibujan un singular viaje por el mundo onírico del artista. La muestra se divide en siete secciones temáticas: “Amigos, retratos y autorretratos”, “Objetos de ensueño”, “Rayogramas”, “Mujeres y Venus”, “Man Ray y Marcel Duchamp: máquinas poéticas”, “La realidad inquietante de los maniquíes” y “El azar y la mente: el ajedrez”. Comisaria de la muestra: Pilar Parcerisas, historiadora y crítica de arte.


En la primera sección, Amigos, retratos y autorretratos, incluye una selección de imágenes tomadas por el artista tanto autorretratos, como de  las personas que le rodeaban y que formaban parte de su particular y revolucionario entorno creativo, entre ellos artistas  -e íntimos amigos- como Picasso, Tristan Tzara, Gertrude Stein o Jean Cocteau.

Gertrude Stein.

Con el retrato y la fotografía de moda Man Ray alcanzó  la fama en París de los años 20 y 30 y contribuyó a revaluar unos géneros que habían sido devaluados. Realizó retratos de la aristocracia, la alta burguesía y la bohemia artística, atraídos por su delicada sensibilidad, imaginación y capacidad técnica. Sus sobrios retratos se concentran en la expresión del rostro sobre fondos limpios y vacios.

Dora Maar.

Dejó testimonios de amigos como Picasso, Marcel Duchamp, André Breton, Mina Loy, Gertrude Stain, Lee Miller, André Derain. Louis Aragon, Jean Cocteau y de muchos miembros del grupo surrealista. También dejó constancia del verano de 1937 en Mougins al lado de Picasso con Dora Maar, Paul y Nusch Eluard y su nuevo amor Ady Fidelin. En sus autorretratos jugó con el efecto del espejo cóncavo y se retrato como una naturaleza, siempre acompañado de sus objetos predilectos, su pipa, su cámara, el arte africano y sus propias pinturas objetos.

Ady Fidelin.

Objetos de ensueño “A mí lo que me interesa es un objeto que no parezca una obra de arte” Man Ray. Es la sección principal de la exposición y la que le da nombre. En este apartado se incluye una veintena  de objetos encontrados y otras tantas fotografías de sus –objetos imposibles-.

Cadeau 1921/1974.

Man Ray sintió desde siempre una atracción  hacia el objeto cotidiano, aquel al que no se le daba valor artístico alguno: By itself / Por sí mismo (1918), que valora la existencia del objeto en sí mismo, y Lampashade/ Pantalla (1921) convierte una simple espiral de papel en una lámpara. Los objetos están imbuidos de un carácter autobiográfico. Representan la construcción de un mundo interior, el espejo donde se refleja. Los llamó Objets de mon affection. André Breton definió a Man Ray como “el gran escrutador de la decoración de la vida cotidiana”. A diferencia del ready-made (arte encontrado) de Marcel Duchamp, que elige un objeto fabricado por la industria y lo eleva a la categoría de obra de arte.

Lampshade, 1919/1959.


La tercera sección alberga sus revolucionarios Rayogramas o fotos sin cámara. Consistían en registrar la silueta de pequeños objetos cotidianos que tenía en el cuarto oscuro –tijeras, fósforos, espirales de metal, botones, plumas, lápices directamente sobre el papel por medio de la incidencia aleatoria de la luz.

En 1922 publica un conjunto de rayogramas bajo el título Les Champs délicieux (Los campos deliciosos) con prologo del poeta Tristan Tzara donde éste anota: “Estas son las proyecciones, las sorpresas en transparencia a la luz de la ternura, los objetos que sueñan y hablan en su sueño”.



Mujeres y Venus esta sección está dedicada a la otra gran inspiración en la obra de Man Ray. Contempla a la mujer como un objeto de deseo. En el retrato de Lee Miller, su asistente y amante, su cámara fragmenta el cuerpo y convierte su cuello estirado en una anatomía de connotaciones fálicas. Sus manos se transforman en objetos en sí mismos.

Los desnudos de Meret Oppenheim en el taller del grabador Louis Marcoussis equiparan la belleza del cuerpo femenino a la belleza de la máquina. La modelo asoma su torso por entre el tórculo, que hace girar con la mano, mientras que la otra aparece entintada. Al colocar el cuerpo desnudo en un lugar de trabajo Man Ray aviva el deseo que tan bien supo transmitir  en el campo de la moda con sus juegos de transparencias. Veinticinco fotografías de sus musas (y en muchos casos, también amantes) como Ady, Lee Miller y Meret Oppenheim, acompañadas de la proyección de Le retour a laraison, una de las muchas películas con las que Man Ray expandió su visión surrealista al lenguaje cinematográfico.

Erotic Voileé, 1933.

La quinta sección Man Ray y Marcel Duchamp (1887-1968): máquinas poéticas, es muy interesante, alude a la estrecha relación y gran amistad entre ambos artistas. Se conocieron en 1915 en los EE.UU. Man Ray ya había visto en Nueva York, en el Armony Show de 1913, su famosísimo “Un descendant un escalier” (Desnudo bajando una escalera de 1912) obra que tuvo efecto no sólo sobre Man Ray, sino sobre toda la Historia del Arte del siglo XX. Man Ray fotografió el estudio de Duchamp con sus pinturas cubistas, los ready-made (arte encontrado) y sus sombras, esta sección recoge  algunas de estas fotografías con las que Man Ray documentaba las obras de Duchamp, así como los retratos que tomaba de él, de su familia o de su alter ego Rrose Sélavy. La amistad entre ambos fue una de las más fructíferas del siglo XX. Su curiosidad por comprender la modernidad marcó su interés por los instrumentos ópticos, el ilusionismo visual y el cine, juntos crearon máquinas cinéticas pioneras como Rotary Glass Plates/ Placas de vidrio rotativas (1920) entre otras.

Rrose Sélavy, 1921.

Con La realidad inquietante de los maniquíes llegamos a la sexta sección, en 1938 se celebró en París, en la Galerie des Beaux-Arts, la Exposición International del Surrealismo, con forma de calle y dedicada a los maniquíes, Duchamp, Man Ray y Dalí participaron activamente en esta exposición en la que participaron quince artistas con la finalidad de metamorfosearlos y cada uno de ellos ilustró una calle parisiense. Man Ray se ocupó de la iluminación de la exposición y de su testimonio fotográfico. Su maniquí, desnudo, lucía en el cabello dos pipas transparentes, objeto que tituló en su día “Ce que manque á nous tous” Lo que nos falta a todos (1935), cita de Engels asociada a su imaginario, y pegó lagrimas de cristal en su rostro. Veintiocho años más tarde imprimió y publico una edición limitada de estas fotografías a las que añadió un texto descriptivo titulado “Résurrection des mannequins” La resurrección de los maniquíes (1966).

Mannequin de Man Ray, 1938.

 El azar y la mente: el ajedrez,  la última sección de la muestra está dedicada a  otra de sus pasiones y de los surrealistas. En 1934 Man Ray compuso un tablero de ajedrez con los retratos de los miembros del movimiento surrealista, entusiastas de este juego. En 1944 la Galería Julien Levy de Nueva York organizó la exposición “Imagery of Chess” Imágenes del ajedrez. Man Ray diseño varios  juegos de ajedrez que comercializó en distintas tiendas y almacenes, sobre todo durante los años 40. Cuando se refugió en Hollywood huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Personalmente se identificaba con la figura del rey por la proximidad con su pseudónimo Ray. Es un hecho bien conocido que durante sus estadías de verano en Cadaques en la década de 1960, se veía con frecuencia a Duchamp y Man Ray jugar en el Bar Meliton, en clubes ajedrecistas o participando en campeonatos de distintos pueblos del Ampurdan.

Chessboard, 1920.

© Mariví Otero 2019
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: Man Ray. Objetos de ensueño. Fundación Canal. Del 31 de enero al 21 de abril 2019. Documentación: Prensa, Leticia Monreal, Fundación el Canal. Madrid.

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