Gran retrospectiva de Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) en el Museo Reina Sofía, Premio Velázquez de artes plásticas 2017, tiene como principal eje vertebrador el concepto de la memoria, una cuestión que ha ocupado gran parte de su trayectoria. Con esta temática de fondo, la artista recupera y revisa su trabajo desde los años setenta hasta la actualidad desde una perspectiva en la que se entrecruza su propia memoria personal con la memoria colectiva para abordar de forma crítica asuntos relativos a la represión de la libertad, la censura política y artística o la marginación de determinados colectivos sociales.
Instalaciones
multimedia (video, audio, fotografía) que pueden verse en la muestra
-organizada por el Museo Reina Sofía con la colaboración de la Comunidad de
Madrid- aparecen a menudo dos de los elementos utilizados por Concha Jerez
desde los inicios de su carrera; las noticias de prensa y los escritos
autocensurados como caligrafía ilegible. A ellos ha incorporado temas
actualidad, especialmente aquellos relacionados con el feminismo y la
inmigración y su olvido o maltrato en los medios y en las políticas oficiales.
Concha Jerez ha tomado las cuatro escaleras de piedra como soporte para crear para esta ocasión nuevas intervenciones como espacios de memoria: la Memoria olvidada, la Memoria autocensurada, la Memoria escrita y oralizada, y la Memoria silenciada.
Esta
es la primera vez que una exposición utiliza estos cuatro lugares singulares a
la vez, que para Concha Jerez
definen el tránsito por ellos de los diversos tiempos de memoria de los que ha
sido testigo el edificio, de antiguo hospital de beneficencia al museo de hoy.
Para
reforzar el aspecto unitario de la obra realizada en cada escalera, en todas
ellas se ha realizado una intervención mediante vinilos que desarrolla como
tema de dicotomía entre los conceptos de Paisaje Interior y Paisaje Exterior
de Memoria.
En el
acceso a la sala de Bóvedas, obras anteriores de Concha Jerez como Limite
de la cotidianidad (1986) o Diario Limite (1996). En Retrato interior de
Rosario (1997) Concha Jerez parte de una fotografía -tomada de la
prensa inglesa- del rostro de una madre salvadoreña anciana, nacida en 1898,
forzada a huir, con los nombres y fechas de nacimiento y muerte de los quince
miembros de su familia asesinados a lo largo de su vida entre dos parrillas de asar.
El recorrido por la sala de Bóvedas, (espectacular espacio) Medida Límite (1986-1996), Muro de Silencio (1986) o Jardín de Ausentes (2002), es una instalación con vídeo en el que aparecen, sobre los restos de un viejo barco abandonado que la cámara recorre, fotos de algunos personajes relevantes del siglo XX y cuya banda sonora incorpora las voces de algunos de ellos -Marinetti, Orson Welles. James Joyce o Gertrude Stein-.
En la
planta tercera del edificio Sabatini, Concha Jerez ha realizado también
intervenciones que comienzan en el corredor, que parten de su definición del
silencio como aspecto complementario de la memoria y -Carta a sus dos amigos
ausentes, John Cage y Juan Hidalgo- (dos grandes maestros).
En tres espacios, de esta tercera planta del edificio Sabatini, uno de ellos alberga la instalación El Lado Oscuro del Espejo (1997), que tuvo su origen en las acciones que con el título de Paréntesis de interferencias que fueron llevadas a cabo por Concha Jerez durante dos semanas en el Centro Penitenciario de Carabanchel -sección de hombres- en 1994 cuando todavía funcionaba como cárcel, a partir del día 6 de diciembre, día de la Constitución Española.
Esta
pieza visual y sonora, está integrada por seis pupitres de hierro con flexos y
con libros de artista y luces giratorias de alerta situadas debajo de los
mismos. Esta sala está vigilada por una cámara de seguridad cuyas imágenes en
tiempo real se pueden ver de forma continuada en un monitor fuera de la misma.
Siguiendo
por el corredor en otro de los espacios encontramos diferentes instalaciones,
como Página del New York Times, cien páginas de estéticas (1981). El
magma vertiginoso y, con frecuencia, banal de la prensa puede ser sometido a
revisión crítico-estética. En esta obra una parte de un periódico importante,
el New York Times, se utiliza para elaborar una obra combinatoria. Concha
Jerez sustituye los textos originales de la primera página del periódico
por líneas rectas del mismo tamaño que los del “material informativo” -en la
que hay tanto de crítica conceptual cuanto de estrategia “minimalista”- que
pone en cuestión la urgencia de los acontecimientos.
En el
interior de esta sala también se encuentra otra gran instalación Caja de
Memoria (1988-2020), un contenedor de memoria unas veces reconocidas y
otras anónimas cuyas necrológicas han aparecido en periódicos diarios. En una
caja transparente se recogen vasos de cristal transparentes en cuyo interior se
sitúan fotocopias intervenidas en acetato transparente -procedentes de la
prensa diaria- de necrológicas de mujeres que han sido relevantes o que han
permanecido anónimas precisamente por su condición de ser mujer.
En
otra de las salas, instalaciones como Jardín de signos (1984-2001), juego
infantil de la rayuela. Estrellas doradas (1994). Mesa de conflictos móviles
(1994-2014). Espectros de silencios (A la memoria de las víctimas de Jinámar)
instalación intermedia. Fragmento (2001-2017).
Finalmente,
en la planta primera la Sala de Protocolo: en esta sala se presenta el archivo
personal de Concha Jerez para ilustrar el recorrido que en el contexto
del arte ha venido realizando la artista a lo largo del tiempo. En él se
incluyen, de forma selectiva materiales diversos pertenecientes a la artista,
recopilados desde comienzos de los años setenta hasta 2020. El archivo está
compuesto por proyectos de instalaciones un enlace virtual a la Base de
Datos Ideas Instaladas y a la Base de Datos de Concha Jerez y el músico José
Iges Expanded Radio: bocetos de experimentaciones con diversas
materias (1972-1973). Bocetos, dibujos, pequeñas obras, libros de artista y
obras de Mail Art.
Con
motivo de esta muestra, el Diario ABC hace una entrevista a Concha
Jerez donde ella cuenta la toma del Reina.
[…] Desde
que se inauguró este museo yo he tenido los ojos puestos en esos espacios. No
entiendo cómo no los han usado hasta ahora, ¡Me han encantado siempre! ¡Poder
subir y bajar! ¡Mirar las cosas de un lado u otro! Y sí que es cierto que tengo
cierta obsesión por las escaleras, las cosas como son, porque sitio al que voy,
escalera que me apropio. Lo que he pretendido aquí es hacer un traje a medida
para estas centrándome en distintos tipos de memoria: en algunos casos,
sirviéndome de obras anteriores, que dejan de serlo, para convertirse todo el
conjunto en una única pieza. El tiempo de la pandemia sí que me dio la
oportunidad de ajustar aquí muchas cosas, de quitar elementos, porque yo soy
muy invasiva […]
Sobre Concha
Jerez, escribía José María Moreno Galván en enero de 1975 […] Yo
considero muy importante lo que Concha Jerez realiza y más aún,
lo que Concha propone. Porque el resultado de su obra no puede
ser positivo solamente para ella. Si consigue realizarse y realizarla, será
positivo para el arte contemporáneo en general y hasta para un conjunto
sociológico de arte y público en general.
Que
nos roban la memoria, es una forma de conocimiento que mueve las
ideas del espectador.
Fuente: Concha Jerez. Que nos roban la memoria. Museo Reina Sofía. Comisario João Fernandes. 28 de julio de 2020 al 11 de enero de 2021. Gabinete de Prensa Museo Reina Sofía, documentación e imágenes.
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