martes, 10 de noviembre de 2020

EXPRESIONISMO ALEMÁN: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Erich Heckel Cabeza de mujer (Retrato de Siddi Heckel), 1913. (Female Head (Portrait of Siddi Heckel) Óleo sobre lienzo, 70 x 60 cm. Thyssen-Bornemisza Collections.

En 1993, el Estado español adquirió la mayor parte de la colección del barón Thyssen-Bornemisza y una significativa selección de obras del expresionismo alemán paso a pertenecer al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, un arte hasta entonces inexistente en las colecciones españolas. Por primera vez en décadas, la exposición reúne estas obras con el conjunto de pinturas expresionistas que quedó en manos de su mujer, Carmen Thyssen-Bornemisza, y de sus hijos, ofreciendo además una mirada renovada sobre los cuadros que cambia su habitual distribución cronológica en las salas.


Franz Marc El sueño, 1912. (The Dream) Óleo sobre lienzo, 100,5 x 135,5 cm Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

Con esta muestra, arranca la conmemoración en el museo del centenario del nacimiento de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (Scheningen, Holanda, 1921-San Feliu de Guixols, 2002), que se celebra en 2021, A lo largo del próximo año están previstas otras reinstalaciones y presentaciones temáticas de la colección del barón, como las de pintura norteamericana o una selección de obras del depósito de la colección Thyssen en el Museo Nacional de Arte de Catalunya, ambas programadas para el otoño de 2021, o un conjunto de esculturas, pinturas y piezas de orfebrería adquiridas por el barón y actualmente en las colecciones de la familia, que podrá verse en primavera. 

Erich Heckel Casa en Dangast (La casa blanca), 1908. (House in Dangast (The White House)) Óleo sobre lienzo, 71 x 81 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

En 1961 el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza adquirió Joven pareja, de Emil Nolde, iniciaba un cambio de rumbo en el coleccionismo de la saga Thyssen. Si durante el periodo de entreguerras su padre Heinrich Thyssen, había reunido una extraordinaria colección de maestros antiguos, entre los años setenta y noventa del pasado siglo él desarrolló una intensa actividad coleccionista de los principales movimientos artísticos del siglo XX, entre los que el expresionismo ocuparía un lugar primordial.

Expresionismo alemán en la colección del barón Thyssen-Bornemisza está comisariada por Paloma Alarcó Jefe de Pintura Moderna del museo, quien ha articulado esta nueva visión de las ochenta obras en torno a tres conceptos: el proceso de creación de las pinturas, su temprana recepción por parte de la crítica y el público, hasta su denigración por el régimen nazi y su ulterior rehabilitación en la posguerra, y por último, la relación del barón con sus marchantes y los proyectos expositivos que organizó para difundir su colección en el contexto internacional. Las pinceladas expresivas, los colores antinaturales y contrastantes de los expresionistas atrajeron de inmediato la mirada del barón Thyssen, un espíritu de libertad que rompía totalmente con la tradición académica.

Su interés se centró en primer lugar, en las obras del grupo Die Brücke (el Puente), de Dresde, y más tarde en los componentes del Blaue Reiter (el Jinete azul), activos en Murnau y Múnich y en otros expresionistas que desarrollaban su actividad paralelamente.

Los expresionistas del Brücke aspiraban tender un “Puente” entre las esencias del sado germánico y el futuro utópico, pero también entre la vida y el arte.

Emil Nolde Joven pareja, hacia 1931-1935. (Young Couple) Acuarela sobre papel,. 53,5 x 36,9 cm. Thyssen-Bornemisza Collections.

El taller fue para ellos un laboratorio de nuevas ideas, decorado con esculturas cercanas a las de los pueblos primitivos, batiks estampados o muebles rústicos fabricado por ellos mismos, para reivindicar una era preindustrial pura y sin contaminar. También fue esencial para este movimiento de vanguardia la relación entre el hombre y la naturaleza. Y el paisaje se transformó en su estudio al aire libre. Obras como Fränzi ante una silla tallada (1910) y Desnudo de rodillas ante un biombo rojo (1911-1912), de Ernest Ludwig Kirchner o Ante la cortina roja (1912), de Erich Heckel, ilustran en la primera sala de la exposición, Talleres, ese papel protagonista del estudio del pintor en sus cuadros.

Ernst Ludwig Kirchner Fränzi ante una silla tallada, 1910. (Fränzi in front of Carved Chair) Óleo sobre. lienzo, 71 x 49,5 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Mientras que Verano en Nidden (1919-1920) de Max Pechstein, Puente en la marisma (1910) de Emil Nolde o Fábrica de ladrillos (1907), de Eric Heckel, forman parte entre otras de Exteriores, tercera sala de la muestra. Entre ambas, un espacio dedicado a los Referentes culturales, en el que las pinturas de los jóvenes expresionistas cuelgan junto a Les Vessenots en Auvers (1890), de Van Gogh, Atardecer (1888), de Munch, o Idas y venidas (1887), de Gauguin, para mostrar el interés que despertaron estos pioneros de la modernidad, cuya obra pudieron conocer de primera mano a través de publicaciones y exposiciones organizadas en diversas ciudades alemanas. 

Max Pechstein Verano en Nidden, hacia 1919-1920. (Summer in Nidden) Óleo sobre lienzo, 81,3 x 101 cm Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

La conexión entre tradición y modernidad a través de la abstracción de las formas es una de las características que muchos de ellos tuvieron en común y que se recogen en la cuarta sala de la exposición Aires populares, con obras de Kandinsky como Bagatella n. 2 (1915), Casa giratoria (1921) de Paul Klee, Húsares al galope (1913) de August Macke o El velo rojo (1912) y Niño con muñeca (1910) de Jawlensky, quien años más tarde afirmó: “Mi alma rusa estuvo siempre cercana al arte ruso antiguo, a los iconos, al arte bizantino, a los mosaicos de Rávena, Venecia y Roma y el arte románico. Todas estas formas artísticas causaron en mi alma una profunda vibración, pues sentía en ellas el verdadero lenguaje espiritual”.

Alexej von Jawlensky Niño con muñeca, 1910. (Child with Doll) Óleo sobre cartón, 61 x 50,5 cm. Thyssen-Bornemisza Collections.

En la quinta sala Difusión se reúnen algunas de las obras que acabaron formando parte de la colección Thyssen y que fueron incluidas en las primeras exposiciones tanto colectivas como individuales del Jinete Azul; entre ellas, Visita de una plaza (1912) de Paul Klee, Pintura con tres manchas (1914) de Kandinsky, Circo (1913) de Macke y Barcos (1917) de Lyone Feininger.

Wassily Kandinsky Pintura con tres manchas, n. 196, 1914. (Picture with Three Spots, No. 196) Óleo sobre lienzo, 121 x 111 cm Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Entartete Kunst (Arte degenerado)

Los expresionistas sedujeron al barón Thyssen por su colorido y por su fuerza expresiva, pero también por razones políticas. El coleccionismo era para él una forma de recuperar la memoria de un cuadro, una manera de salvarlo del peligro olvidado.

Desde la subida al poder de Hitler, el régimen nacionalsocialista puso en práctica su política de depuración artística y organizó diversas exposiciones de condena entre las que Arte degenerado es la que más ha quedo marcada en la memoria histórica del arte del siglo XX. Se abrió en Múnich, la capital del nazismo, en julio de 1937, y recorrió diversas ciudades del país.

Varias pinturas hoy en las colecciones Thyssen y que entonces formaban parte de los fondos de los museos alemanes fueron requisadas y denigradas por los nazis. Entre ellas, la más destacada sin duda es Metrópolis (1916-1917), de George Grosz. El cuadro adquirido en 1924 por la Kunsthalle de Mannheim, fue confiscado e incluido en la mencionada exposición difamatoria de 1937, en la que, sobre las pinturas de Grosz, podía leerse: “Arte como herramienta de propaganda marxista contra el servicio militar”.

Cuando todavía no había terminado la itinerancia de esta muestra, los nazis decidieron sacar al mercado algunas de las obras incautadas para recaudar fondos para la guerra. Así fue como salieron a la venta, por ejemplo. Nubes de verano (1913) de Nolde o Retratro de Siddi Hackel (1913) de Erich Heckel, que más tarde serían adquiridas también por el barón Thyssen y que ahora se reúnen de nuevo en la sexta sala de esta muestra.

George Grosz Metrópolis, 1916-1917 Óleo sobre lienzo, 100 x 102 cm Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

La colección: una imagen global / Internacionalización

Pero, al margen de la innegable pasión por el arte que siempre guio su espíritu coleccionista, la ambición de Hans Heinrich Thyssen fue la construcción de una imagen global para la colección, con una clara vocación pública. Con este propósito, a partir de 1960 puso en marcha una frenética actividad expositiva por todo el mundo para mostrar los diferentes aspectos de su enciclopédica colección. Esta política expansiva le desvinculaba del anterior nacionalismo alemán que había guiado a su padre y le identificaba con los valores de la nueva identidad alemana no belicista, más moderna e internacional.

En la séptima sala de esta exposición, se pueden ver algunas de las primeras adquisiciones expresionistas incluidas en las exposiciones internacionales dedicadas al arte moderno, la primera y única muestra monográfica dedicada al expresionismo alemán en la colección Thyssen se inauguró en 1989 en Villa Favorita, en Lugano, antes de viajar al año siguiente a Washington, Fort Worth y San Francisco. La Ludwigskirche en Múnich (1908) de Wassily Kandinsky.

Wassily Kandinsky La Ludwigskirche en Múnich, 1908. (The Ludwigskirche in Munich) Óleo sobre cartón, 67,3 x 96 cm Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

© Mariví Otero. 2020
Manuel Otero Rodríguez

Fuentes: Expresionismo alemán, en la colección del barón Thyssen-Bornemisza. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid. 27 de octubre 2020- 14 de marzo 2021. Prensa e imágenes del Museo.

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