En 1993, el Estado español adquirió la mayor parte de la colección del barón Thyssen-Bornemisza y una significativa selección de obras del expresionismo alemán paso a pertenecer al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, un arte hasta entonces inexistente en las colecciones españolas. Por primera vez en décadas, la exposición reúne estas obras con el conjunto de pinturas expresionistas que quedó en manos de su mujer, Carmen Thyssen-Bornemisza, y de sus hijos, ofreciendo además una mirada renovada sobre los cuadros que cambia su habitual distribución cronológica en las salas.
Con
esta muestra, arranca la conmemoración en el museo del centenario del
nacimiento de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (Scheningen, Holanda, 1921-San
Feliu de Guixols, 2002), que se celebra en 2021, A lo largo del próximo año
están previstas otras reinstalaciones y presentaciones temáticas de la
colección del barón, como las de pintura norteamericana o una selección de
obras del depósito de la colección Thyssen en el Museo Nacional de Arte de
Catalunya, ambas programadas para el otoño de 2021, o un conjunto de
esculturas, pinturas y piezas de orfebrería adquiridas por el barón y
actualmente en las colecciones de la familia, que podrá verse en primavera.
En
1961 el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza adquirió Joven pareja, de
Emil Nolde, iniciaba un cambio de rumbo en el coleccionismo de la saga Thyssen.
Si durante el periodo de entreguerras su padre Heinrich Thyssen, había reunido
una extraordinaria colección de maestros antiguos, entre los años setenta y
noventa del pasado siglo él desarrolló una intensa actividad coleccionista de
los principales movimientos artísticos del siglo XX, entre los que el
expresionismo ocuparía un lugar primordial.
Expresionismo
alemán en la colección del barón Thyssen-Bornemisza está
comisariada por Paloma Alarcó Jefe de Pintura Moderna del museo, quien
ha articulado esta nueva visión de las ochenta obras en torno a tres conceptos:
el proceso de creación de las pinturas, su temprana recepción por parte de la
crítica y el público, hasta su denigración por el régimen nazi y su ulterior
rehabilitación en la posguerra, y por último, la relación del barón con sus
marchantes y los proyectos expositivos que organizó para difundir su colección
en el contexto internacional. Las pinceladas expresivas, los colores
antinaturales y contrastantes de los expresionistas atrajeron de inmediato la
mirada del barón Thyssen, un espíritu de libertad que rompía totalmente con la
tradición académica.
Su
interés se centró en primer lugar, en las obras del grupo Die Brücke (el
Puente), de Dresde, y más tarde en los componentes del Blaue Reiter (el Jinete
azul), activos en Murnau y Múnich y en otros expresionistas que desarrollaban su
actividad paralelamente.
Los
expresionistas del Brücke aspiraban tender un “Puente” entre las esencias del
sado germánico y el futuro utópico, pero también entre la vida y el arte.
El
taller fue para ellos un laboratorio de nuevas ideas, decorado con esculturas
cercanas a las de los pueblos primitivos, batiks estampados o muebles rústicos
fabricado por ellos mismos, para reivindicar una era preindustrial pura y sin
contaminar. También fue esencial para este movimiento de vanguardia la relación
entre el hombre y la naturaleza. Y el paisaje se transformó en su estudio al
aire libre. Obras como Fränzi ante una silla tallada (1910) y Desnudo de
rodillas ante un biombo rojo (1911-1912), de Ernest Ludwig Kirchner o Ante la
cortina roja (1912), de Erich Heckel, ilustran en la primera sala de
la exposición, Talleres, ese papel protagonista del estudio del pintor
en sus cuadros.
Mientras
que Verano en Nidden (1919-1920) de Max Pechstein, Puente en la marisma
(1910) de Emil Nolde o Fábrica de ladrillos (1907), de Eric Heckel, forman
parte entre otras de Exteriores, tercera sala de la muestra. Entre
ambas, un espacio dedicado a los Referentes culturales, en el que las
pinturas de los jóvenes expresionistas cuelgan junto a Les Vessenots en
Auvers (1890), de Van Gogh, Atardecer (1888), de Munch, o Idas y venidas
(1887), de Gauguin, para mostrar el interés que despertaron estos pioneros
de la modernidad, cuya obra pudieron conocer de primera mano a través de
publicaciones y exposiciones organizadas en diversas ciudades alemanas.
La conexión entre tradición y modernidad a través de la abstracción de las formas es una de las características que muchos de ellos tuvieron en común y que se recogen en la cuarta sala de la exposición Aires populares, con obras de Kandinsky como Bagatella n. 2 (1915), Casa giratoria (1921) de Paul Klee, Húsares al galope (1913) de August Macke o El velo rojo (1912) y Niño con muñeca (1910) de Jawlensky, quien años más tarde afirmó: “Mi alma rusa estuvo siempre cercana al arte ruso antiguo, a los iconos, al arte bizantino, a los mosaicos de Rávena, Venecia y Roma y el arte románico. Todas estas formas artísticas causaron en mi alma una profunda vibración, pues sentía en ellas el verdadero lenguaje espiritual”.
En la
quinta sala Difusión se reúnen algunas de las obras que acabaron
formando parte de la colección Thyssen y que fueron incluidas en las primeras
exposiciones tanto colectivas como individuales del Jinete Azul; entre
ellas, Visita de una plaza (1912) de Paul Klee, Pintura con tres manchas (1914)
de Kandinsky, Circo (1913) de Macke y Barcos (1917) de Lyone Feininger.
Entartete
Kunst (Arte degenerado)
Los
expresionistas sedujeron al barón Thyssen por su colorido y por su fuerza
expresiva, pero también por razones políticas. El coleccionismo era para él una
forma de recuperar la memoria de un cuadro, una manera de salvarlo del peligro
olvidado.
Desde
la subida al poder de Hitler, el régimen nacionalsocialista puso en práctica su
política de depuración artística y organizó diversas exposiciones de condena
entre las que Arte degenerado es la que más ha quedo marcada en la memoria
histórica del arte del siglo XX. Se abrió en Múnich, la capital del nazismo, en
julio de 1937, y recorrió diversas ciudades del país.
Varias
pinturas hoy en las colecciones Thyssen y que entonces formaban parte de los
fondos de los museos alemanes fueron requisadas y denigradas por los nazis.
Entre ellas, la más destacada sin duda es Metrópolis (1916-1917), de George
Grosz. El cuadro adquirido en 1924 por la Kunsthalle de Mannheim, fue
confiscado e incluido en la mencionada exposición difamatoria de 1937, en la
que, sobre las pinturas de Grosz, podía leerse: “Arte como herramienta de
propaganda marxista contra el servicio militar”.
Cuando
todavía no había terminado la itinerancia de esta muestra, los nazis decidieron
sacar al mercado algunas de las obras incautadas para recaudar fondos para la
guerra. Así fue como salieron a la venta, por ejemplo. Nubes de verano (1913)
de Nolde o Retratro de Siddi Hackel (1913) de Erich Heckel, que más tarde
serían adquiridas también por el barón Thyssen y que ahora se reúnen de nuevo
en la sexta sala de esta muestra.
La
colección: una imagen global / Internacionalización
Pero,
al margen de la innegable pasión por el arte que siempre guio su espíritu
coleccionista, la ambición de Hans Heinrich Thyssen fue la
construcción de una imagen global para la colección, con una clara vocación
pública. Con este propósito, a partir de 1960 puso en marcha una frenética
actividad expositiva por todo el mundo para mostrar los diferentes aspectos de
su enciclopédica colección. Esta política expansiva le
desvinculaba del anterior nacionalismo alemán que había guiado a su padre y le
identificaba con los valores de la nueva identidad alemana no belicista, más
moderna e internacional.
En la séptima sala de esta exposición, se pueden ver algunas de las primeras adquisiciones expresionistas incluidas en las exposiciones internacionales dedicadas al arte moderno, la primera y única muestra monográfica dedicada al expresionismo alemán en la colección Thyssen se inauguró en 1989 en Villa Favorita, en Lugano, antes de viajar al año siguiente a Washington, Fort Worth y San Francisco. La Ludwigskirche en Múnich (1908) de Wassily Kandinsky.
Fuentes: Expresionismo alemán, en la colección del barón Thyssen-Bornemisza. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid. 27 de octubre 2020- 14 de marzo 2021. Prensa e imágenes del Museo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario