Giovanni Boldini
Scialle rosso [El mantón rojo], c. 1880
Óleo sobre tabla, 55,5 × 45 cm
Colección particular. Cortesía de Galleria Bottegantica, Milán
La Fundación Mapfre en
Madrid, presenta por primera vez en España la obra del pintor Giovanni
Boldini (Ferrara, 1842-1931, París), el
más importante y prolífico de los artistas italianos que viven en París
en la segunda mitad del siglo XIX; junto a ella se han reunido también, piezas
de algunos de los pintores españoles que se encontraban en la capital francesa
en el mismo período y que mantienen a través de su obra, un diálogo con la del farrarés. La influencia de Mariano Fortuny y las escenas de
carácter dieciochesco sobre el trabajo del italiano es una las conexiones, pero
no la única: El gusto por la pintura de género con escenas amables y
anecdóticas; por el discurrir de la ciudad moderna; el disfrute del paisaje y,
sobre todo, las ideas compartidas sobre la renovación del género del retrato,
son aspectos que hacen que la pintura de uno y otros caminen de la mano en el
cambio de siglo.
Giovanni Boldini
Place Clichy, 1874
Óleo sobre lienzo, 60 × 98 cm
Colección particular
Instalado en París desde 1871, Boldini fue conocido como uno de los
primeros pintores de Montmatre, aquel
barrio que se convertiría pronto en lugar de residencia de gran parte de la
bohemia tanto nacional como internacional, así que reflejada en pinturas como Place de Clichy, lugar que también representaron
artistas tan destacados como Signac, Van
Gogh, Degas, Renoir, Ramón Casas o León Garrido. A pesar de coincidir en
fechas con el nacimiento del impresionismo, la llegada a París del artista
italiano no cambió su manera da pintar, un estilo único que mantendrá a lo
largo de toda su vida, basado en la intuición del instante y el movimiento,
reflejado con rápidas pinceladas, pero sin perder nunca de vista la figura y la
expresión del retratado, apodado “The Little Italian” por la alta sociedad británica,
dedicó cada instante de su vida a construir su imagen profesional, pues quería
vivir dignamente de su trabajo y no ser “ni siervo, ni cortesano, ni bufón, ni
ser considerado un artista loco”, un planteamiento muy moderno y la antítesis
de la figura del artista típico del XIX. Se trata de un punto de vista de Boldini
comparte con otros pintores españoles como Mariano
Fortuny, Raimundo de Madrazo o Román Ribera así como con Joaquín Sorolla o
Ignacio Zuloaga, por citar solo algunos.
Giovanni Boldini
Mary Donegani, 1869
Óleo sobre tabla, 40 × 25 cm
Istituto Matteucci, Viareggio
La
exposición, está compuesta por cerca de 120 obras, se articula en seis
secciones. Comisariada por: Francesca Dini y Leyre Bozal Chamorro.
Boldini en Florencia: La invención del
Retrato Macchiaiolo (1864-1870)
Siguiendo la estela velazqueña, así como la de
la retratística holandesa de los siglos XVII y XVIII y con la pintura de
Edouard Manet presente, Boldini realiza el retrato de Esteban José Andrés de
Saravalle de Assereto, -El General español-, personaje muy próximo a Isabella Falconer, una de las más conocidas
protectoras del pintor ferrarés. También comienza a apreciarse la influencia de
Mariano de Fortuny en obras como Paje jugando con un lebrel, que recoge el
preciosismo y el gusto decorativo de la pintura fortuniana.
Giovanni Boldini
Il generale spagnolo [El general español], 1867
Óleo sobre lienzo, 62 × 48 cm
Colección Gaetano y Pietro Marzotto
La primera manera francesa de Boldini
(1871-1879)
A su llegada a París, en 1871, Gionanni Boldini
abandona durante casi una década el retrato para dedicarse con éxito al cuadro
–a la moda-. Una de sus modelos preferidas, retratada en distintos contextos de
la vida urbana, fue Berthe, su amante durante diez años. Esta joven encarnaba
una belleza peculiar, a medio camino entre la picardía, la sensualidad y el
recato. Berthe se convirtió en un pequeño icono de la burguesía parisiense,
expresión del bienestar alcanzado por algunas capas de la sociedad durante la
Tercera República. En estos pequeños cuadros, ya sea con ropajes dieciochescos
(un gusto vintage en la pintura de época) o con indumentaria contemporánea, los
protagonistas se mueven a veces por
regios jardines –En el parque de Versalles- o por interiores de ricas y
suntuosas estancias – Elegante o En el Banco del Bois-.
Giovanni Boldini
Sulla pachina al Bois [En el banco del Bois], 1872
Óleo sobre tabla, 46 × 34 cm
Colección particular
Ecos de Boldini en la pintura española
de fin de siglo
Durante la segunda mitad del S. XIX, un número
considerable de artistas extranjeros con congregaron en París considerada entonces epicentro
cultural. Los pintores que, como Eduardo Zamacois, Raimundo de Madrazo o
Mariano Fortuny llegan a la capital francesa lo hacían con la intención de
completar su formación y participar de
este laboratorio cultural en el que se había convertido la ciudad. Pronto
comenzaron a ser conocidos por sus pequeños cuadros o tableautins que hacía las
delicias de la burguesía. Predominan las escenas de interior –La elección de la
modelo- de Fortuny- así como las escenas de interior -Ensueño durante el baile, de Egusquiza-, o
de divertimento, como –Salida del baile de Máscaras de Raimundo de Madrazo-.
Mariano Fortuny
La elección de la modelo, 1868-1874
Óleo sobre tabla, 53,3 × 82,6 cm
National Gallery of Art, Washington, Corcoran Collection (William A. Clark Collection)
INV. 2015.143.12
Boldini, pintor de la vida moderna
(1880-1890)
Desde principios de los años 1880, Boldini
retrata la ciudad de París en todo su esplendor: Plazas y calles que se suceden
a las terrazas de sus cafés y el tránsito de los carruajes, hasta llegar a la
libertad de estilo que demuestra en pinturas como –Regreso del mercado-.
En 1882 el pintor
italiano expone en la parisina galería Georges Petit, en la primera exposición
de la Sociéte de Peintres et Sculpteurs de la que forma parte – junto con Ramón
Ribera, John Singent, Rogelio de Egusquiza o Julius Le Blanc Stewart-, y en
1886 se instala en la casa de Sargent en el Boulevard Berthier, sustituyendo al
pintor estadounidense, que se ha marchado de París. En este espacio realiza los
primeros retratos de la condesa Gabrielle de Rasty, así como los de las
hermanas Concha de Ossa, que fueron definidos como el ejemplo de “femineidad
suprema, irresistible, arrebatadora y al mismo tiempo ingenuamente correcta y
púdica, de la auténtica señora, de la gran dama”.
Giovanni Boldini
La Señorita Concha de Ossa, 1888
Pastel sobre lienzo preparado
Colección particular.
Los Pintores españoles y el retrato: El
espíritu de una época
El espectador ha dejado de ser un
voyeur, como sí lo es cuando contempla buena parte de los desnudos de Boldini,
pues ahora la figura femenina ya no es
un objeto de deseo, sino una compañera. Pero no solo cambia la forma de
representación del desnudo, también ha cambiado el género del retrato. La
imagen de las distintas clases sociales, y en concreto la de la clase burguesa
dominante, adquiere durante el fin de siglo popularidad.
En el jardín de la Granja de Segovia presentaba
Joaquín Sorolla a su hija María mientras Ignacio Zuloaga pinta caminando, en un
paraje que no somos capaces de descifrar, a la moderna doña Adela de Quintana
Moreno elegantemente vestida.
Joaquín Sorolla
María mirando los peces, 1907
Óleo sobre lienzo, 81 × 105,5 cm
Colección particular
Tanto Zuloaga como
Sorolla se especializan en este tipo de retratos elegantes. Partiendo de la
estela dejada por Velázquez, fueron –junto con John Singer Sargent, James
Abbott McNeill Whistler, Antonio de la Gándara, Jacques-Émile Blanche y
Giovanni Boldini- algunos de los artistas más impotantes de la Belle Époque,
qué llegará a su fin con la Primera Guerra Mundial.
Ignacio Zuloaga
Retrato de doña Adela de Quintana Moreno, 1910
Óleo sobre lienzo.
Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Boldini, retratista de la Belle Époque
(1890-1920)
En 1897, cuando Giovanni
Boldini desembarca en Nueva York para exponer en la filial de la galería
francesa Boussod et Valadon, en la Quinta Avenida, ya era conocido por su
primera “manera francesa”. El reciente regreso de John Singer Sargent al país
sensibilizó al público estadounidense sobre el moderno refinamiento de la
retratística europea, de la que Boldini es ya el maestro indiscutible.
Giovanni Boldini
James Abbott McNeill Whistler, 1897
Óleo sobre lienzo, 170,8 × 94,6 cm
Brooklyn Museum, Nueva York. Donación de A. Augustus Healy
INV. 09.849
En su retrato de James
Abbott McNeill Whistler, Boldini identifica al ya maduro pintor con el tipo de
dandi cosmopolita, al que viste con elegante traje de etiqueta oscuro y
chistera. Análoga es la pintura de Madame Veil-Picard que aparece sentada, con
el codo colocado en el respaldo de una chaise longue y la cabeza apoyada en la
mano, la silueta, elegantemente vestida de seda negra y brillante que la
envuelve con sensualidad, contrasta con su “mirada de golondrina”, que
encuentra la complicidad del observador.
Giovanni Boldini
Cléo de Mérode, 1901
Óleo sobre lienzo, 97,8 × 81,3 cm
Colección particular
Esta
sección, da fin a la magnífica muestra Boldini y la pintura española a finales del
siglo XIX.
© Mariví Otero. 2019.
Manuel
Otero Rodríguez
Fuente: El espíritu de una época.
BOLDINI y la pintura española a finales del siglo XIX. Fundación Mapfre. Madrid.
Del 19 de septiembre 2019 al 12 de Enero 2020. Dirección Corporativa de
Comunicación Nota de Prensa y documentación Grafica: Alejandra Fernández.
Después que dejamos el Cafe Gijón visité la exposición. Magnifico Boldini.
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