jueves, 3 de octubre de 2019

BOLDINI. El espíritu de una época

Giovanni Boldini
Scialle rosso [El mantón rojo], c. 1880
Óleo sobre tabla, 55,5 × 45 cm
Colección particular. Cortesía de Galleria Bottegantica, Milán

La Fundación Mapfre en Madrid, presenta por primera vez en España la obra del pintor Giovanni Boldini (Ferrara, 1842-1931, París), el  más importante y prolífico de los artistas italianos que viven en París en la segunda mitad del siglo XIX; junto a ella se han reunido también, piezas de algunos de los pintores españoles que se encontraban en la capital francesa en el mismo período y que mantienen a través de su obra, un diálogo  con la del farrarés. La influencia de Mariano Fortuny y las escenas de carácter dieciochesco sobre el trabajo del italiano es una las conexiones, pero no la única: El gusto por la pintura de género con escenas amables y anecdóticas; por el discurrir de la ciudad moderna; el disfrute del paisaje y, sobre todo, las ideas compartidas sobre la renovación del género del retrato, son aspectos que hacen que la pintura de uno y otros caminen de la mano en el cambio de siglo.

Giovanni Boldini
Place Clichy, 1874
Óleo sobre lienzo, 60 × 98 cm
Colección particular

Instalado en París desde 1871, Boldini fue conocido como uno de los primeros pintores de Montmatre, aquel barrio que se convertiría pronto en lugar de residencia de gran parte de la bohemia tanto nacional como internacional, así que reflejada en pinturas como Place de Clichy, lugar que también representaron artistas tan destacados como Signac, Van Gogh, Degas, Renoir, Ramón Casas o León Garrido. A pesar de coincidir en fechas con el nacimiento del impresionismo, la llegada a París del artista italiano no cambió su manera da pintar, un estilo único que mantendrá a lo largo de toda su vida, basado en la intuición del instante y el movimiento, reflejado con rápidas pinceladas, pero sin perder nunca de vista la figura y la expresión del retratado, apodado “The Little Italian” por la alta sociedad británica, dedicó cada instante de su vida a construir su imagen profesional, pues quería vivir dignamente de su trabajo y no ser “ni siervo, ni cortesano, ni bufón, ni ser considerado un artista loco”, un planteamiento muy moderno y la antítesis de la figura del artista típico del XIX. Se trata de un punto de vista de Boldini comparte con otros pintores españoles como Mariano Fortuny, Raimundo de Madrazo o Román Ribera así como con Joaquín Sorolla o Ignacio Zuloaga, por citar solo algunos.

Giovanni Boldini
Mary Donegani, 1869
Óleo sobre tabla, 40 × 25 cm
Istituto Matteucci, Viareggio

La exposición, está compuesta por cerca de 120 obras, se articula en seis secciones. Comisariada por: Francesca Dini y Leyre Bozal Chamorro.

Boldini en Florencia: La invención del Retrato Macchiaiolo (1864-1870)

Siguiendo la estela velazqueña, así como la de la retratística holandesa de los siglos XVII y XVIII y con la pintura de Edouard Manet presente, Boldini realiza el retrato de Esteban José Andrés de Saravalle de Assereto, -El General español-, personaje muy próximo a Isabella Falconer, una de las más conocidas protectoras del pintor ferrarés. También comienza a apreciarse la influencia de Mariano de Fortuny en obras como Paje jugando con un lebrel, que recoge el preciosismo y el gusto decorativo de la pintura fortuniana.

Giovanni Boldini
Il generale spagnolo [El general español], 1867
Óleo sobre lienzo, 62 × 48 cm
Colección Gaetano y Pietro Marzotto

La primera manera francesa de Boldini (1871-1879)

A su llegada a París, en 1871, Gionanni Boldini abandona durante casi una década el retrato para dedicarse con éxito al cuadro –a la moda-. Una de sus modelos preferidas, retratada en distintos contextos de la vida urbana, fue Berthe, su amante durante diez años. Esta joven encarnaba una belleza peculiar, a medio camino entre la picardía, la sensualidad y el recato. Berthe se convirtió en un pequeño icono de la burguesía parisiense, expresión del bienestar alcanzado por algunas capas de la sociedad durante la Tercera República. En estos pequeños cuadros, ya sea con ropajes dieciochescos (un gusto vintage en la pintura de época) o con indumentaria contemporánea, los protagonistas se mueven  a veces por regios jardines –En el parque de Versalles- o por interiores de ricas y suntuosas estancias – Elegante o En el Banco del Bois-.

Giovanni Boldini
Sulla pachina al Bois [En el banco del Bois], 1872
Óleo sobre tabla, 46 × 34 cm
Colección particular

Ecos de Boldini en la pintura española de fin de siglo

Durante la segunda mitad del S. XIX, un número considerable de artistas extranjeros con congregaron  en París considerada entonces epicentro cultural. Los pintores que, como Eduardo Zamacois, Raimundo de Madrazo o Mariano Fortuny llegan a la capital francesa lo hacían con la intención de completar su formación  y participar de este laboratorio cultural en el que se había convertido la ciudad. Pronto comenzaron a ser conocidos por sus pequeños cuadros o tableautins que hacía las delicias de la burguesía. Predominan las escenas de interior –La elección de la modelo- de Fortuny- así como las escenas de interior  -Ensueño durante el baile, de Egusquiza-, o de divertimento, como –Salida del baile de Máscaras de Raimundo de Madrazo-.

Mariano Fortuny
La elección de la modelo, 1868-1874
Óleo sobre tabla, 53,3 × 82,6 cm
National Gallery of Art, Washington, Corcoran Collection (William A. Clark Collection)
INV. 2015.143.12

Boldini, pintor de la vida moderna (1880-1890)

Desde principios de los años 1880, Boldini retrata la ciudad de París en todo su esplendor: Plazas y calles que se suceden a las terrazas de sus cafés y el tránsito de los carruajes, hasta llegar a la libertad de estilo que demuestra en pinturas como –Regreso del mercado-.

En 1882 el pintor italiano expone en la parisina galería Georges Petit, en la primera exposición de la Sociéte de Peintres et Sculpteurs de la que forma parte – junto con Ramón Ribera, John Singent, Rogelio de Egusquiza o Julius Le Blanc Stewart-, y en 1886 se instala en la casa de Sargent en el Boulevard Berthier, sustituyendo al pintor estadounidense, que se ha marchado de París. En este espacio realiza los primeros retratos de la condesa Gabrielle de Rasty, así como los de las hermanas Concha de Ossa, que fueron definidos como el ejemplo de “femineidad suprema, irresistible, arrebatadora y al mismo tiempo ingenuamente correcta y púdica, de la auténtica señora, de la gran dama”.

Giovanni Boldini
La Señorita Concha de Ossa, 1888
Pastel sobre lienzo preparado
Colección particular.

Los Pintores españoles y el retrato: El espíritu de una época

El espectador ha dejado de ser un voyeur, como sí lo es cuando contempla buena parte de los desnudos de Boldini, pues ahora  la figura femenina ya no es un objeto de deseo, sino una compañera. Pero no solo cambia la forma de representación del desnudo, también ha cambiado el género del retrato. La imagen de las distintas clases sociales, y en concreto la de la clase burguesa dominante, adquiere durante el fin de siglo popularidad.

En el jardín de la Granja de Segovia presentaba Joaquín Sorolla a su hija María mientras Ignacio Zuloaga pinta caminando, en un paraje que no somos capaces de descifrar, a la moderna doña Adela de Quintana Moreno elegantemente vestida.

Joaquín Sorolla
María mirando los peces, 1907
Óleo sobre lienzo, 81 × 105,5 cm
Colección particular

Tanto Zuloaga como Sorolla se especializan en este tipo de retratos elegantes. Partiendo de la estela dejada por Velázquez, fueron –junto con John Singer Sargent, James Abbott McNeill Whistler, Antonio de la Gándara, Jacques-Émile Blanche y Giovanni Boldini- algunos de los artistas más impotantes de la Belle Époque, qué llegará a su fin con la Primera Guerra Mundial.

Ignacio Zuloaga
Retrato de doña Adela de Quintana Moreno, 1910
Óleo sobre lienzo.
Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Boldini, retratista de la Belle Époque (1890-1920)

En 1897, cuando Giovanni Boldini desembarca en Nueva York para exponer en la filial de la galería francesa Boussod et Valadon, en la Quinta Avenida, ya era conocido por su primera “manera francesa”. El reciente regreso de John Singer Sargent al país sensibilizó al público estadounidense sobre el moderno refinamiento de la retratística europea, de la que Boldini es ya el maestro indiscutible.

Giovanni Boldini
James Abbott McNeill Whistler, 1897
Óleo sobre lienzo, 170,8 × 94,6 cm
Brooklyn Museum, Nueva York. Donación de A. Augustus Healy
INV. 09.849

En su retrato de James Abbott McNeill Whistler, Boldini identifica al ya maduro pintor con el tipo de dandi cosmopolita, al que viste con elegante traje de etiqueta oscuro y chistera. Análoga es la pintura de Madame Veil-Picard que aparece sentada, con el codo colocado en el respaldo de una chaise longue y la cabeza apoyada en la mano, la silueta, elegantemente vestida de seda negra y brillante que la envuelve con sensualidad, contrasta con su “mirada de golondrina”, que encuentra la complicidad del observador.

Giovanni Boldini
Cléo de Mérode, 1901
Óleo sobre lienzo, 97,8 × 81,3 cm
Colección particular

Esta sección, da fin a la magnífica muestra Boldini y la pintura española a finales del siglo XIX.


© Mariví Otero. 2019.
Manuel Otero Rodríguez

Fuente: El espíritu de una época. BOLDINI y la pintura española a finales del siglo XIX. Fundación Mapfre. Madrid. Del 19 de septiembre 2019 al 12 de Enero 2020. Dirección Corporativa de Comunicación Nota de Prensa y documentación Grafica: Alejandra Fernández.

1 comentario:

  1. Después que dejamos el Cafe Gijón visité la exposición. Magnifico Boldini.

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