jueves, 13 de mayo de 2021

TRILOGÍA MARROQUÍ. 1950-2020

Esta exposición se inscribe en uno de los ejes programáticos del Museo Reina Sofía, la investigación decolonial. Constituye una primera tentativa de ampliar el foco de estos análisis dirigiendo la mirada a la orilla sur del Mediterráneo, cuna de la civilización occidental. Y, de manera más específica, a Marruecos, un país milenario que dista apenas de 14 kilómetros de España.

La muestra ha sido organizada en el marco del programa de cooperación cultural entre España y Marruecos en el ámbito de los Museos, promovida por la Fundación Nacional de Museos del Reino de Marruecos y el Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno de España, en colaboración con Mathaf: Arab Museum of Modern Art- Qatar Museums y Qatar Foundation. Trilogía marroquí 1950-2020 ofrece un relato de las experiencias artística en Marruecos desde medianos del siglo XX centrándose especialmente en tres centros urbanos, Tetuán, Casablanca y Tánger. las 250 obras expuestas, producidas entre 1950 y 2020, junto con los documentos de archivo, describen una trayectoria histórica de profusa efervescencia cultural.

Comisarios de la muestra: Manuel Borja Villel, director del Museo Reina Sofía y Abdellah Karroum.

Tras cuarenta años de protectorado francés y español, el primer periodo abarca una fase extremadamente agitada, que se extiende desde los años de la independencia hasta 1968, durante la cual el campo artístico se articula en torno a los debates suscitados por la aparición de la corriente nacionalista y la imperiosa construcción de un discurso identitario. Estos dos aspectos constituirán el trasfondo conceptual de la modernidad artística marroquí durante las décadas de 1960 y 1970. El planteamiento de estos artistas consistía en cuestionar el academicismo artístico tradicional transmitido a través de la enseñanza del arte en Marruecos.

Tras la independencia

La exposición tiene tres secciones, comienza con la primera centrada en los años 1950-1969, en la etapa pre y postcolonial de Marruecos, un país que desde 1912 hasta 1956, estuvo dividido en un protectorado francés y otro español. Después de cuarenta y cuatro años, cuando se declaró un estado independiente, se abrió en la nación un periodo de esperanza. la generación de artistas marroquíes nacidos entre 1930 y 1940 se empapó del espíritu de la lucha por la independencia y, tras ella, se situó en la vanguardia de la apertura cultural.

Su deseo de dar un salto hacia adelante implicaba el cuestionamiento del academicismo, así como el replanteamiento de una innovación basada tanto en elementos autóctonos como en referencias internacionales. Algunos artistas eran autodidactas, pero las carreras de la mayoría de las figuras destacadas estaban vinculadas a uno de los dos centros artísticos fundamentales del país (y en algunos casos a ambos): Las escuelas nacionales de Bellas Artes de Tetuán y de Casablanca.

En concreto en la de Tetuán se formó a la primera generación de pintores marroquíes, como Ahmed Amrani, Mohamed Ataallah, Mohamed Chabaa y Mohamed Melehi, algunas de cuyas obras pueden verse en esta primera sección. Algunos de ellos prosiguieron su preparación en instituciones españoles como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid e incluso estudiaron también en Italia, Francia y los Estados Unidos.

Amrani, por ejemplo, durante sus estudios en España, pasaba horas en el Museo del Prado donde estudió las obras de Goya y de Velázquez, acabo desarrollando una expresividad que debe mucho a la influencia del pintor aragonés, como se observa en Protesta (1969). Por su parte, Mohamed Melehi, gracias a una beca que recibió de la Fundación Rockefeller en 1962, viajó a Estados Unidos y estudió en la Universidad de Columbia, donde conoció artistas locales como Jasper Johns y Frank Stella. Este fue el momento en que su práctica artística dio un giro estético caracterizado por la introducción del color, en un esfuerzo por equilibrar la expresión y el minimalismo. En IBM (1962), Alunizaje (1963) y Nostalgia solar (1962) trata de entablar un diálogo entre el arte, la ciencia y la tecnología.

Otro de los autores importantes de aquel momento es Ahmed Cherkaoui, que aunó las tradiciones iconográficas marroquíes y lo estético modernista, lo que lo convirtió en un precursor clave del Grupo de Casablanca, que estuvo activo a mediados de la década de 1960. En los lienzos de Cherkaoui, como Las tres hermanas (1963) y Talismán nº3 (1966), están presentes los tatuajes amazigh que adornan los rostros y cuerpos de las mujeres imazighen en Marruecos. también pueden observarse en esta primera sección de la muestra la abstracción y la caligrafía árabe características del arte islámico que predominan en la obra de Jilali Gharbaoui o la neofiguración que se aleja de las representaciones clásicas del cuerpo que refleja Torturas (1961) una pintura de Farid Belkahia.

Aquí en esta sección también se recoge el momento en el que los actores culturales marroquíes de diversos ámbitos trataron de utilizar las revistas como medio para descolonizar la historia y convencionalismos del país. Gracias a publicaciones señeras como Souffles (1966-1972), Lamalif (1966-1988) e Intégral (1971-1978), se crearon espacios en los que era posible debatir la modernidad, la construcción nacional y otras cuestiones fundamentales.

Trilogía Marroquí. 1950-2020. Revista Souffles (1966 - 1972).

Trilogía Marroquí. 1950-2020. Revista Intégral (1971 - 1978).

Desarrollo multidisciplinar de las artes

La segunda sección de la trilogía abarca un periodo complejo, conocido como los años del plomo (1970-1999), marcado por los conflictos internos, la arabización gradual de la vida cultural, la anexión del Sáhara occidental y el incremento del control estatal. Se abre con la película Antes del ocaso (2019), de Ali Essafi, un documental sobre la vida cultural de los años setenta que reúne una importante selección de materiales de archivo -obras de arte, películas, música, voces etc. -para recrear el ámbito de aquellos momentos de la historia de Marruecos.

La producción cultural marroquí de entonces experimentó un increíble desarrollo en todos los campos (arte, literatura, teatro. cine música, etc.) que condujo a la colaboración entre actores clave. Nuevos festivales, bienales, exposiciones, colectivas temporales y una constelación de publicaciones independientes y representaciones teatrales llenaron la región de efervescencia creativa.

De aquella época se muestran aquí trabajos como La ceremonia del matrimonio (1983), de Chaïbia Talal, artista que retrata a las mujeres en muchas de sus obras. Con gruesas pinceladas de colores vivos, saca a la luz escenas de compromiso social. A Chaïbia no le gusta la expresión naif, que a menudo se utiliza para describir la obra de las artistas autodidactas, entre los que se encuentran muchas mujeres no occidentales, como Fatíma Hassan, cuya obra Escena (1992) se puede ver en este espacio, comparten esa petición.

En esta sección dos, seguimos descubriendo el cine, la película Sobre algunos sucesos sin importancia (1974), de Mostafa Derkaoui, otro documental, en este caso de ficción, que solo llegó a proyectarse una vez, en París en 1975. En ella, la ciudad de Casablanca es el plató en el que Derkaoui y otros jóvenes cineastas entrevistan a poetas, artistas, actores y gente anónima por la calle. El cuestionario sobre cómo podría ser un cine nacional marroquí emergente pasa por muy diversos registros. Al tratar de encontrar la verdadera función del cine, la película reflexiona sobre una sociedad en construcción.

En los años ochenta, las artes marroquíes empezaron a respirar los aires renovados de prácticas vanguardistas como la instalación artística y el uso de materiales modestos y objetos encontrados. En este apartado se puede ver Mi vida (1984-2021), una obra autobiográfica de Mohamed Larbi, pescador, artista y ciudadano de Tetuán. Sus obras contienen mundos en miniatura que abordan cuestiones relativas a su vida personal, la cosmología y diversas preocupaciones sociales.

La generación 00

La tercera sección denominada Generación 00 -artistas en activo en la primera década del siglo XXI- sería testigo del ascenso del populismo y de la aceleración de la innovación tecnológica, y también de los ataques terroristas de Casablanca y de la Primavera Árabe. Esta generación de artistas trabaja tanto en Marruecos como en el extranjero, y se servía de internet y medios de alcance planetario para centrar la atención en las realidades sociales locales y globales.

Así, en esta tercera sección de la exposición figuran obras como Al Jazeera (2007), de Mounir Fatmi quien trabaja con diversos medios, sobre todo la cultura y la instalación, a fin de cuestionar la información que trasmiten las imágenes. Junto a otras obras como la película Beau geste (2009) de la artista Yto Barrada, que a través de fotografías, películas, esculturas e instalaciones explora las circunstancias sociales y políticas, junto a algunos acontecimientos históricos de su ciudad natal, Tánger, y otros lugares de Marruecos, la exposición muestra propuestas artísticas como El espectáculo ha terminado (2011) de Karim Rafi.

Acabamos el recorrido de Trilogía Marroquí con la película (Bab Sebta Puerta de Ceuta 2019), de Randa Maroufi, producida en un “garaje” que la artista convirtió en estudio para captar los movimientos coreográficos de las personas que cruzan la frontera de Ceuta.

En este recorrido se muestra la diversidad de las expresiones artísticas del Marruecos moderno poniendo de relieve las figuras destacadas de cada época, desde la transición a la independencia (1950-1969) y los denominados Años del plomo (1970-1999) hasta la actualidad (2000-2020).

© Mariví Otero. 2021.
Manuel Otero Rodríguez. 

Fuente: Trilogía Marroquí. 1950-2020. Museo Reina Sofía. Madrid. 30 de marzo al 27 de septiembre de 2021.  Documentación y fotografías: Gabinete de Prensa del Museo Reina Sofía.

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